Lo ocurrido en las últimas horas en relación con la guerra de Ucrania es digno de estudio. Este país ha logrado anular prácticamente por completo el impacto mediático de la entrevista que Tucker Carlson ha hecho a Putin por una parte, al anunciarse la sustitución del general Valerii Zaluzhnyi por Oleksandr Syrskyi, hasta ahora jefe de las fuerzas terrestres. Por otra, al producirse una serie de ataques y sucesos, incluyendo un gran incendio en Moscú y el de una refinería en Krasnodar, que han desviado la atención sobre una entrevista en la que Putin aseguró que Rusia tenía derechos sobre partes del este de Ucrania, descartó cualquier plan de atacar a Polonia o las repúblicas bálticas y se esforzó, por encima de todo, por hacer mella en cualquier posible apoyo de los Estados Unidos a Ucrania, mientras en el Senado estadounidense se votaba -a la espera de una aprobación definitiva- a favor de ayudar tanto a este país como a Israel.
Decía el general Rubén García Servet que «[…] históricamente, los países en guerra han cuidado mucho el control de la información que llega a sus propios ciudadanos. Se trata de dar una imagen sólida de del argumento propio y desgastar el del enemigo. […] Pero en la guerra de Ucrania estamos ante un fenómeno nuevo, la utilización de la propia narrativa como arma de guerra contra el adversario, abriéndose paso el conflicto en un nuevo dominio de combate, el Dominio Cognitivo». Lo que hemos visto en las últimas horas ha sido un ejemplo claro de guerra en este dominio. Un dominio que, por cierto, todavía en Occidente no tratamos con el grado de atención que merece. Sí ucranianos y rusos.
Después de varios días de alimentar el «hype» mediático en relación con la entrevista del periodista estadounidense Tucker Carlson a Vladímir Putin y a pesar de la expectación creada al respecto, desde Ucrania han sabido anular a última hora buena parte de su impacto al aprovechar la ocasión para dar una noticia no por esperada, menos importante: la destitución del hasta ahora jefe de las Fuerzas Armadas, el general Valerii Zaluzhnyi y su sustitución por el que ha venido siendo responsable de la fuerza terrestre, Oleksandr Syrskyi.
Además de esto -y difícilmente podría tratarse de una coincidencia- se ha registrado un importantísimo incendio en la capital rusa, Moscú, que ha afectado a varios edificios residenciales en los alrededores de la estación de metro de «Aeroport». También, otro, en la refinería de Ilskiy, en el krai de Krasnodar (que ha sido objeto de diversos ataques en el pasado), a consecuencia seguramente de uno más de los ataques con drones que Ucrania está conduciendo últimamente contra la infraestructura de refino y exportación de hidrocarburos rusa, desde el Báltico hasta el mar Negro.
Así las cosas, la entrevista de Tucker Carlson a Putin, por lo demás relevante no porque el presidente ruso haya dicho nada inesperado, sino por el público al que se dirigía y la forma de lanzar un mensaje pensado para aumentar las divisiones en el electorado estadounidense, ha quedado en un inesperado segundo plano. Una entrevista en la que el líder ruso no ha dicho nada más allá de su discurso tradicional, ni sobre las motivaciones que le llevaron a invadir Ucrania, ni respecto a Trump -cuyo electorado era el consumidor objetivo de la misma-.
Aun así, en dos horas de entrevista, tocó muchos otros temas relacionados con la guerra de Ucrania, e incluso hizo referencias a que era posible llegar a un acuerdo para la liberación del periodista estadounidense Evan Gershkovich, detenido en Rusia desde hace casi un año. En cualquier caso, como decíamos, lo más relevante de la entrevista y el centro de su mensaje tenía que ver con el llamamiento a los EE. UU. a negociar, de ahí las continuas apelaciones a Trump y demás, pues en el Kremlin saben perfectamente a qué audiencia deben dirigirse y con qué mensaje (de ahí que los medios controlados por el Kremlin hayan hecho de caja de resonancia). Todo, curiosamente, en un momento en el que la figura de Biden está siendo más cuestionada que nunca a propósito de su memoria y agudeza mental, algo sobre lo que ha hablado él mismo en las últimas horas.
En relación con la entrevista, y para terminar, se está barajando la posibilidad, desde las instituciones europeas, de sancionar a Carlson Tucker. Así lo han pedido algunos eurodiputados, de hecho. Al respecto, podemos cerrar esta parte del informe con una reflexión del mismo autor con el que abríamos, el teniente general Rubén Servet, quien nos advertía, en relación con las formas de combatir en el citado dominio cognitivo, de lo siguiente:
“Nuestra victoria ha de ser la de la verdad y la libertad, lo que hace mucho más difícil el combate de narrativas. Quizá la receta pase por promover la capacidad de análisis crítica de las sociedades del siglo XXI, unida a una buena, detallada y honesta información. La clave de la lucha contra la desinformación no es la censura, sino la credibilidad de la información propia basada en la verdad”.
Pasando al tema que finalmente ha opacado a todos los demás, esto es, la decisión de Zelenski de cesar al hasta ahora jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, Valerii Zaluzhnyi, es obviamente, de todo menos sorpresiva. De hecho, una decisión que parecía tomada semanas atrás y que, según algunos como Podolyak, se debe al fracaso de la ofensiva estival, no se ha hecho pública hasta que se ha podido hacer un buen uso de ella en el plano mediático, lo que demuestra que, pese a que Rusia esté logrando imponerse en la batalla por el relato, Zelenski continúa manejando con habilidad los tiempos.
Dicho esto, casi más interesante que la salida de Zaluzhnyi, son el resto de cambios anunciados por Zelenski en su discurso. De hecho, el presidente ucraniano ha mostrado su descontento con la estrategia militar actual, por lo que pretende reequilibrar la apuesta entre defensiva y ofensiva. Además, ha hecho referencia a otros temas como la logística, el reclutamiento, la formación de las unidades, e incluso el número de cuarteles generales, que suponen un drenaje de recursos y ralentizan las decisiones.
Respecto al elegido para suceder a Zaluzhnyi, tampoco hay sorpresa alguna, pues Zelenski ha optado por Oleksandr Syrskyi, viejo conocido de todos nuestros lectores y personaje que despierta odios y amores por igual. De hecho, han sido muchos los mensajes criticando diversas partes de su figura, desde su ascendencia rusa -su padre reside en Rusia y es coronel retirado del Ejército ruso- hasta su falta de visión estratégica y sus carencias como militar.
Sus partidarios, por el contrario, han resaltado su historial por ejemplo en la defensa de Kiev o durante la contraofensiva de Járkov, entre otros. En cualquier caso, si supondrá o no un revulsivo para Ucrania, está por ver. Si bien es previsible que, de inicio, plantee una defensa más agresiva en lugares como Avdiívka o Bakhmut -concediendo de paso una mayor importancia al valor simbólico de ciertos emplazamientos– en donde Ucrania lleva meses perdiendo terreno, seguirá teniendo que lidiar con los mismos problemas de falta de medios y personal que su antecesor. Una realidad que podría obligar finalmente a que sea Syrskyi quien deba tomar decisiones desagradables para Ucrania en algunos sectores del frente, a la espera de que los problemas de fondo se vayan solucionando.
Dicho esto, son también muchos los que han cargado también contra el propio Zelenski, por su intromisión en los asuntos militares, a pesar de que Zaluzhnyi tampoco parecía contar con el respaldo de los principales aliados de Kiev. Al respecto, de hecho, desde la Casa Blanca han dejado claro que se trata de una decisión ucraniana, desligándose del asunto y asegurando que «trabajarán con quien Volodímir Zelenski elija para liderar su Ejército». Algunos medios, además, hablaban del inicio de una «nueva fase» en la guerra.
Así las cosas, e independientente de que el cambio sea o no acertado, el presidente ucraniano sigue y seguirá atrapado en su «trampa de máximos», mientras pelea porque sus aliados, especialmente los Estados Unidos, entiendan que la guerra de Ucrania y otros escenarios como Indo-Pacífico, están íntimamente ligados y aprueben una ayuda que será lo que, en última instancia -y más allá de quién lidere las Fuerzas Armadas-, determinará las posibilidades ucranianas. Un aspecto en el que se ha avanzado en las últimas horas ligeramente, como explicaremos en la parte internacional del informe.
Pasando ya a la actualidad sobre el terreno, nos encontramos en las últimas horas con nuevos ataques rusos con drones, aunque sin llegar a la intensidad de los de la jornada anteriores. Así, desde el Ministerio de Defensa ucraniano han hablado de 11 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) derribados de los 17 que supuestamente habría empleado Rusia. Entre otros, se han registrado impactos y daños en Járkov.
Del lado contrario, tenemos por una parte el gran incendio en Moscú al que hemos hecho referencia y cuyas causas no están del todo claras por el momento. El suceso, que se ha registrado en la calle Chernyakhovskogo, ha afectado a varios edificios residenciales, al pasar el fuego de unos a otros. Además, tenemos también lo ocurrido en la refinería de Krasnodar, que apunta, en este caso de forma clara, a una acción ucraniana.
Por cierto, en referencia al derribo del Il-76 ruso, y según el diario estadounidense New York Times, que cita como fuente a «funcionarios estadounidenses» , el aparato fue alcanzado por un misil antiaéreo Patriot suministrado por «un socio europeo» y disparado por Ucrania.
Más allá de esto, los movimientos en las últimas horas han sido una vez más, escasos, no así las pérdidas. Al norte, se ha producido un contraataque ruso en los bosques al sur de Kreminna. Como consecuencia, han podido recuperar algo de terreno en un lugar en el que, en realidad y salvo pequeños cambios, el frente se ha mantenido estático durante meses. Pese a ello, Rusia sigue atacando al oeste de Kreminna, hacia Yampolivka y Terny.
Sin novedades reseñables procedentes de Bakhmut, el otro punto importante del día nos lleva a la región a poniente de la ciudad de Donetsk, en la región del mismo nombre. En primer lugar, a Avdiívka, en donde el Ejército ruso sigue con sus intentos de avanzar hacia el centro de la urbe desde el norte, junto al lago, aunque en las últimas horas se ha enfrentado a un contraataque ucraniano.
Situación parecida se vive más al sur, en Novomykhailivka, en donde las tropas ucranianas intentan estabilizar el frente expulsando a los rusos del este de la localidad, en donde habían conseguido entrar en los últimos días.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, las noticias han sido escasas en las últimas horas. De entre todas, la más importante de la jornada ha tenido que ver con la votación favorable, en el Senado estadounidense, de un paquete de ayuda exterior de 95.300 millones de dólares que brinda asistencia a Israel y Ucrania después de que los republicanos bloquearon un proyecto de ley más amplio que incluía medidas de seguridad fronteriza a principios de esta semana.
A la espera de una votación final, es un paso importante, como ha señalado el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, mientras se especula con que la aprobación definitiva podría llevar menos de una semana. En relación con esto, y desde Europa, se advertía sobre las perspectivas sombrías para Ucrania si no se aprueba en los EE. UU. el nuevo paquete de ayuda.
También se ha pronunciado al respecto, como es lógico, Zelenski, quien ha agradecido la decisión de los senadores que han decidido votar a favor -entre ellos, unos cuantos republicanos-. Lo mismo ha hecho, además, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, quien considera que: «Esta es la señal correcta: la democracia y la libertad deben prevalecer sobre la agresión y el terror. Esperamos con interés nuevas medidas para fortalecer nuestra seguridad compartida».
Además de esto, en Washington están esperando la llegada de Olaf Scholz, que se producirá en cuestión de horas. Antes de tomar su vuelo, el canciller alemán ha hecho un nuevo llamamiento a la Unión Europea y a Estados Unidos a «hacer más», considerando «insuficientes» los compromisos adquiridos hasta ahora. En una columna de opinión publicada en el diario estadounidense The Wall Street Journal ¡, afirmó también que «debemos hacer todo lo posible para impedir que Rusia gane«, de lo contrario el mundo corre el riesgo de volverse «aún más inestable, amenazador e impredecible que nunca».
Respecto a Ucrania, y tras abandonar el país, también ha vuelto a compartir un mensaje el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, quien ha afirmado que «Los ucranianos están en la primera línea entre la democracia y la autocracia. Al proteger su soberanía, también protegen la seguridad de la UE. Debemos apoyarlos con todo lo necesario para ganar la guerra y lograr la paz». Además, al mismo tiempo, ha compartido su discurso ante la Rada Suprema, del que la cita anterior constituye un extracto.
Pasando a la diplomacia, Putin ha mantenido una conversación telefónica con el presidente chino, Xi Jinping. Ambos han denunciado lo que consideran una injerencia de Estados Unidos en los asuntos de otros países, acusando además a Washington de intentar contener a Rusia y China, según ha explicado el asesor diplomático del Kremlin, Yuri Ushakov, citado por la agencia oficial rusa Ria Novosti.
Además de esto, y del lado ucraniano, la viceministra de Relaciones Exteriores de Ucrania, Iryna Borovets, sostuvo una reunión online con la secretaria para Europa y América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, María Luisa Escorel de Moraes. La reunión se celebró en el contexto de la implementación de la Estrategia para el desarrollo de las relaciones de Ucrania con América Latina y el Caribe. Durante la reunión, las partes discutieron una amplia gama de temas de la cooperación Ucrania-Brasil y la agenda global, la profundización de la cooperación con la región latinoamericana, así como los contactos bilaterales de alto nivel para el futuro próximo.
En otro orden de cosas, y pasando al tema humanitario, se ha producido un nuevo intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, algo que ha compartido en las redes sociales el presidente de la Rada Suprema ucraniana, Ruslan Stefanchuk, quien se ha congratulado por ello. En total, han sido un centenar de militares y guardias de fronteras ucranianos los que han regresado a su país, 84 de los cuales habían participado en la defensa de Mariúpol.
Para terminar, y en relación precisamente con la batalla por esta ciudad, ha salido a la luz una investigación de las ONG Human Rights Watch (HRW) junto a Truth Hounds en la que se estima que al menos 8.000 personas murieron allí entre marzo de 2022 y febrero de 2023, cuando la ciudad cayó en manos de los rusos.