Con una situación cada vez más crítica para los ucranianos en Avdiívka, la guerra de Ucrania continúa su curso en una jornada en la que el presidente de este país, Zelenski, ha anunciado la creación de un ejército o fuerza de drones independiente, en lo que sería un paso tan rompedor como lleno de interrogantes. Además de esto, ha sido noticia la concesión de una entrevista por parte de Putin al controvertido periodista estadounidense Tucker Carlson, las acusaciones de Biden a Trump de oponerse a ayudar a Ucrania o las declaraciones del director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Rafael Marinano Grossi, afirmando que tiene «muchas preguntas» que hacer a los rusos que controlan la central nuclear de Zaporiyia.
Hoy, posiblemente más que nunca desde que comenzara esta guerra, es necesario hablar sobre drones, sobre relaciones de costes y sobre la forma en que las fuerzas armadas en conflicto se adaptan a su uso. Una adaptación que requiere de cambios de mentalidad y de doctrina. También, en relación con esta, de las famosas tácticas, técnicas y procedimientos (TTP), que varían en función de las herramientas disponibles, esto es, del tipo de drones que tengamos «a mano» y de la forma en que el enemigo se adapte a la amenaza que estos representan. Por supuesto, y aquí viene el cambio más interesante de las últimas horas, es necesario hablar de orgánica, pues Zelenski ha anunciado la creación de una «fuerza de drones» dentro de las Fuerzas Armadas ucranianas (AFU por sus siglas en inglés).
El anuncio, dado que por el momento se ignora exactamente qué pretende Ucrania -más allá del hecho de crear un nuevo servicio o rama dentro de las AFU dedicado en exclusiva a la drónica-, plantea más dudas que certezas. Según el anuncio de Zelenski, las Fuerzas de Sistemas No Tripulados se centrarán específicamente en mejorar el trabajo de Ucrania con drones, creando unidades especiales específicas para drones, intensificando el entrenamiento, sistematizando su uso, aumentando la producción e impulsando la innovación. Todo, por cierto, en la línea de lo planteado hace unos días por el general Zaluzhnyi.
Claro está, la creación ex novo de una nueva rama de las Fuerzas Armadas supone un cambio mayor y, al menos a priori, muy difícil de implementar. Al menos en función de la entidad de la misma y de los roces que este tipo de decisiones suelen generar al restar recursos y competencias a las ya existentes. Ejemplos históricos existen muchos, sin ir más lejos, en los Estados Unidos, con el proceso de creación de la USAF, que hasta 1947, cuando inicia su andadura, no era sino parte del US Army. Lo mismo es aplicable a nuestro Ejército del Aire y del Espacio, que pasó a tener la consideración de ejército tras la guerra civil. O, más recientemente, con la aparición en diversas fuerzas armadas de mandos dedicados ex profeso al dominio espacial o al quinto dominio, el cibernético.
En este sentido, más allá de las palabras de Zelenski, lograr que esta nueva rama de las AFU sea un ente que aporte en lugar de restar y generar problemas no será sencillo. Ucrania tendrá que buscar una perfecta coordinación y delimitación de tareas entre el Ministerio de Innovación Digital –que ha tenido un papel clave a la hora de llegar a la situación actual-, el Ministerio de Defensa y cada uno de las ramas actualmente existentes. Todo ello teniendo en cuenta que el uso de drones afecta a los tres dominios tradicionales, pero tiene derivadas que afectan al cibernético, al electromagnético (EW) y al espacial (Starlink, GNSS). Lo consigan o no, en cualquier caso, es un primer paso que resulta lógico y del que ya habíamos hablado, adelantando su necesidad. De lo que Ucrania consiga, tomarán nota todas las demás fuerzas armadas. También -especialmente- de sus errores.
Siguiendo con los drones, aunque en otro orden de cosas, en las últimas horas se han publicado diversas informaciones relativas al coste de los mismos, en referencia a los Shahed-135 de diseño y producción iraní. Informaciones que hay que tomar con toda la cautela, pues habrían sido obtenidas por el grupo de piratas informáticos Prana Network. Grupo que supuestamente se habría introducido en los servidores de correo de la empresa iraní IRGC Sahara Thunder (dependiente de la Guardia Revolucionaria de Irán), haciéndose con datos relativos al coste de los Shahed-136, los más utilizados por Rusia en lo que va de guerra para atacar objetivos en el interior de Ucrania. Aparatos que, como hemos explicado en sucesivas ocasiones han tenido un papel relevante no tanto por su precisión o capacidad destructiva, como por trasladar los costes de la guerra a los aliados de Ucrania y cambiar la relación de costes entre el ataque y la defensa aérea a favor de Rusia.
El caso es que, según los datos publicados, la Federación Rusa estaría abonando a Irán 193.000 dólares por cada dron Shahed-136, cifra que multiplica prácticamente por 10 la estimación que se manejaba de un coste por unidad de 20.000 dólares (al menos, para el fabricante). Es más, Irán habría pedido inicialmente 375.000 dólares por unidad. Por otra parte, cuando se produzcan en Rusia y ya con dependencia mínima de los componentes iraníes, se estima que el precio se vea reducido hasta cifras ligeramente inferiores a los 50.000 dólares por unidad, lo que sigue siendo un precio en la parte más alta de la horquilla que se ha venido manejando, por más que esté sujeto a cambios.
Al hablar de la familia Shahed, a pesar de su utilidad innegable –recordemos que fue parte importante a la hora de cambiar el curso de la guerra-, hay que tener en cuenta que, en muchos sentidos, han nacido «muertos». Esta afirmación es, por supuesto, una exageración, pues todavía veremos cómo son usados y mejorados durante años. Es más, recientemente se han presentado mejoras, como la introducción de cargas termobáricas, así como posibles nuevos miembros para esta familia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que su origen y concepción proceden de una época anterior y que no hacen sino aprovechar procedimientos de diseño y producción, así como materiales, derivados de la industria aeroespacial, lo que encarece su precio y limita algunas de sus opciones.
Los ucranianos, por el contrario, forzados por la necesidad están desarrollando una industria propia que recurre a materiales y procesos bastante diferentes. Más artesanales en muchos sentidos, pero también, con toda seguridad, susceptibles de lograr producir drones con características comparables en cuanto a alcance y precisión, pero más baratos si cabe. Al no verse limitados por procedimientos ya existentes, ni por el hecho de haber adquirido un producto ya desarrollado, disfrutan de una mayor libertad creativa, logrando resultados notables, como hemos visto en los ataques por ejemplo a San Petersburgo y Moscú.
Pasando ya a la situación sobre el terreno, y aunque no se han ofrecido cifras exactas, tenemos que en las últimas horas Rusia ha vuelto a lanzar drones y misiles sobre Ucrania. Así las cosas, se han registrado explosiones en Járkov (al menos cuatro), en Leópolis y en Dnipró. Ciudad esta última visitada por la embajadora estadounidense en Ucrania durante la jornada. En cualquier caso, y a la hora de redactar este informe hay indicios de que Rusia estaría llevando un ataque a gran escala con drones y misiles, algo sobre lo que tendremos más datos en unas horas e incluiremos en el informe correspondiente a la 714ª jornada de guerra en Ucrania.
Del lado contrario se ha registrado un incendio en una subestación eléctrica en la aldea de Volokonovka, en la región de Bélgorod, causado por un ataque ucraniano llevado a cabo mediante drones.
En cuanto a los movimientos, y comenzando por el norte, tenemos que prosiguen los intentos rusos por alcanzar Yampolivka, a la altura de Kreminna, y con ello el río Zherebets, situado junto a la primera localidad. Los avances son escasos, pero en las últimas semanas han permitido acercar a Rusia tanto a Yampolivka como a Terny, al norte de esta. Además, aunque no hay cambios de posiciones, se continúa combatiendo en el bosque de Serebryanske.
En el caso de Bakhmut, apenas hay novedades, más allá de nuevos intentos rusos por avanzar hacia Bohdanivka.
Distinta es la situación en Ucrania, en donde según varios analistas habría llegado la hora de considerar seriamente, por parte de las AFU, una retirada hacia posiciones más defendibles. Propuestas que se entienden (a pesar del valor simbólico que ahora mismo tiene Avdiívka para ambos bandos), máxime teniendo en cuenta que, dada la sensorización del campo de batalla, los avances en campo abierto se están demostrando imposibles, no así en terreno urbano. No, al menos, para una Rusia que sigue dispuesta a sacrificar las vidas que sean necesarias para tomar esta urbe. Mientras tanto, progresan tanto al norte de la ciudad, en donde aprovechan las construcciones a este y oeste del lago para sus avances, como al sur, a pesar de los contraataques ucranianos.
Por último, pasando a Novomykhailivka, también allí, después de intensísimos bombardeos, tratan de alcanzar los rusos las primeras dachas al este de la población para sus avances.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, continúan los intercambios de acusaciones en los Estados Unidos, en esta ocasión con el presidente Joe Biden cargando contra Trump por hacer, según él, un uso partidista de la ayuda a Ucrania. Para ser exactos, Biden ha afirmado que Trump «preferiría convertir este problema en un arma, antes que resolverlo», en referencia a la guerra de Ucrania.
Además de esto, durante la última jornada se produjo la visita a Ucrania del Alto Representante de la Unión Europea, el español Josep Borrell, quien entre otras cosas ha acudido a un centro de formación financiado por la Unión Europea. Borrell, que estará 48 horas en Ucrania, asistió cerca de Kiev a una serie de ejercicios realizados por fuerzas ucranianas, entrenadas por la Fuerza de Gendarmería Europea, que incluye diez oficiales de gendarmería o guardia nacional de Francia, España, Portugal y Lituania.
Pasando a Rusia, en las últimas horas ha sorprendido el cambio de parecer de la Comisión Electoral. Esta, después de fallar positivamente, ha recomendado finalmente no validar la candidatura presidencial de Boris Nadezhdine. El organismo, que debía decidir sobre su candidatura, encontró al parecer un 15% de «firmas erróneas» entre las presentadas la semana pasada, tres veces más que el límite de error autorizado.
La noticia más interesante relacionado con Rusia, en cualquier caso, y también la más controvertida tiene que ver con la entrevista que Tucker Carlson -periodista afín a Donald J. Trump- va a realizar al mismísimo Putin. A pesar de que el periodista ha dado sus razones, el hecho de que le haya sido concedida mientras decenas de periodistas rusos viven amenazados o han tenido que huir al exilio -y que hay periodistas estadounidenses encarcelados en Rusia-, obliga a pensar que Putin pretende transmitir un mensaje concreto a la audiencia norteamericana. Máxime cuando, pese a asegurar que ningún periodista estadounidense «se ha molestado» en entrevistar a Putin, parecen haber sido muchas las solicitudes en esta dirección, sin que el Kremlin haya estimado ninguna de ellas.
Pasando a Ucrania, el ministro de Exteriores de este país, Dmytro Kuleba, ha recibido a su homólogo portugués, Joao Cravinho, con quien ha hablado sobre la «Fórmula de paz» de Zelenski, la pertenencia de Ucrania a la OTAN y a la UE o un posible incremento de la ayuda militar por parte de este país, una de las naciones europeas que menos ha destinado a este fin.
El jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, por su parte, ha mantenido una conversación telefónica con el asesor de Seguridad Nacional de Sudáfrica, Sydney Mufamadi, a quien ha agradecido su participación en todas las reuniones de asesores de seguridad nacional convocadas hasta la fecha con el objetivo de buscar formas de implementar la «Fórmula de paz» de Zelenski.
En el caso del primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, este se ha reunido con el secretario general de la OCDE, Mathías Comman, en Kiev. Le ha agradecido la aprobación de un programa específico sobre Ucrania y, además, han hablado sobre reformas económicas y administrativas, digitalización y lucha contra la corrupción, entre otros.
Cerrando la actividad diplomática ucraniana con Zelenski, el presidente del país se ha reunido con el director de la Organización Internacional de la Energía Atómica, Rafael Mariano Grossi, con quien ha hablado sobre la seguridad de las centrales nucleares. Este último lamentó que sus expertos, algunos de los cuales están presentes permanentemente en la central de Zaporiyia, sólo tengan un acceso «parcial» a las instalaciones, aunque éste se está «ampliando progresivamente». Además, aseguró que tenía «muchas preguntas» que hacer a los rusos que controlan dicha central.
En otro orden de cosas, el Defensor del Pueblo de Ucrania se ha pronunciado sobre el proyecto de ley de movilización, asegurando que contiene disposiciones que violan la Constitución de Ucrania. Según ha afirmado, aunque personalmente está de acuerdo con que hay que mejorar el sistema de movilización y reclutamiento, «esto debería estar en consonancia con la Constitución de Ucrania y los acuerdos internacionales de derechos humanos».
En relación con lo anterior, la Rada Suprema ucraniana ha aprobado una nueva extensión de la Ley Marcial. La decisión fue adoptada por 335 votos. Prorrogada por novena vez, la ley marcial estará vigente durante 90 días más, hasta el 13 de mayo de 2024.
Pasando a la ayuda militar, que se ha incrementado especialmente por parte europea en fechas recientes, hoy se ha sabido que Ecuador planea entregar un sistema antiaéreo Osa a través de los Estados Unidos, además de diversos repuestos y un paquete que incluye la capacitación de los operadores y el soporte.
Siguiendo con este tema, también han sido noticia los planes de la empresa germana Rheinmetall relacionados con las entregas de material a Ucrania a lo largo de este 2024, incluyendo decenas de vehículos blindados, cientos de miles de disparos de artillería tanto de campaña como antiaérea y veinticinco carros de combate Leopard 1A5.