La última jornada de guerra en Ucrania hasta el momento nos ha dejado, como noticia principal la muerte más de una veintena de personas en la localidad de Lysychansk, ocupada por Rusia, tras un ataque que este país atribuye a Ucrania y que ha afectado a una concurrida panadería. También el ataque ucraniano sobre una importante refinería en la localidad rusa de Volgogrado. Además, se han producido encontronazos diplomáticos entre Rusia y Corea del Sur, detenciones periodistas en Rusia tras una protesta llevada a cabo por esposas de soldados y llamadas a firmar la paz por parte del candidato opositor Boris Nadezhdine, el único que en Rusia exige el final de la guerra.
En numerosos informes hemos hablado sobre cómo hay razones estructurales detrás del estancamiento en el frente. Un tema, además, al que hemos dedicado artículos enteros en nuestra revista. Los propios ucranianos reconocen, en los últimos tiempos, que incluso para hacer frente a las columnas de blindados rusos, les es más útil recurrir a drones comerciales letalizados tipo FPV que están disponibles en cantidad en el frente y son de uso inmediato, que sacrificar las valiosas municiones de 155mm.
También hemos hecho referencia a cómo Ucrania, a pesar de las palabras en los últimos días de Zaluzhnyi, hablando de recuperar la iniciativa confiando en la tecnología, ha pasado a la defensiva estratégica. Esto implica, además de conservar fuerzas y de mantener las relaciones favorables de bajas que estamos viendo últimamente, también una intensa labor de construcción. De ahí que se hayan embarcado en un esfuerzo por redoblar el número de posiciones defensivas a lo largo de todo el frente, desde Lugansk hasta Zaporiyia. Un trabajo considerable dada la extensión del mismo.
Ahora bien, en contra de lo que muchos creen, también en este aspecto se ha vivido una evolución en los últimos tiempos, provocada precisamente por la aparición de nuevas armas como los citados drones, que plantean una amenaza totalmente diferente a la vista hasta ahora. Si hacemos memoria, buena parte de las defensas construidas por Ucrania en zonas del Donbás no son recientes, sino que se comenzaron a construir después en 2014, por razones obvias.
Estas posiciones, se aprovechaban como es normal de la orografía, de las líneas de árboles, del trazado de caminos y carreteras y, en su mayoría, habían sido diseñadas para enfrentar dos posibilidades: 1) un intento de avance blindado ruso (y, del lado contrario, ucraniano); 2) la amenaza que planteaba la artillería enemiga, crecientemente apoyada por drones capaces de realizar tareas de reconocimiento y de proporcionar coordenadas precisas a los obuses enemigos. Ejemplos de este tipo de construcciones hemos visto cientos y, de hecho, quien navegue por nuestros informes, verá que hemos dado posiciones y análisis concretos de algunas de ellas en etapas pasadas de la guerra.
Como decíamos, desde entonces hay cosas que han cambiado. Las tradicionales trincheras excavadas en la tierra, de 1 a 2 metros de profundidad y en zig zag o con elaborados ramales, si bien siguen manteniendo una función, se están demostrando inútiles en muchos aspectos. No es ya que se empleen municiones incendiarias o cohetes dispersadores de submuniciones, es que no hay punto en ellas que no esté al alcance de las cámaras de los drones, ni de su acción. Es más, en muchos de los casos, ni siquiera las posiciones soterradas quedan fuera de su vista o alcance, como hemos visto en numerosas ocasiones.
En este sentido, tanto rusos como ucranianos están invirtiendo sumas considerables en modificar sus líneas defensivas, buscando defenderse de la acción de los drones. Un esfuerzo que pasa por construir cada vez más posiciones bajo tierra, pero además reforzadas por hormigón. También con diseños enrevesados, de forma que no haya manera de que un impacto directo de una granada o carga explosiva como las que portan los drones PFV sobre la entrada, afecte de lleno al interior. Al menos no a las zonas vitales.
En el caso particular de los ucranianos, además, están innovando pues parecen diseñar sus lineas defensivas con los drones como un elemento más, ya integrado de inicio en su concepción. Así, aunque es de esperar que lo que veamos solo sea el inicio de lo que está por venir, esto constituye una novedad interesante que seguramente no esté motivada únicamente por la escasez de artillería, sino que se adelanta al futuro.
Una medida complementaria, pasa por mejorar el camuflaje, aunque cada vez es más difícil que la posición de cualquier punto defensivo o el despliegue de cualquier tipo de plataforma o sistema no sea evidente a las cámaras, tanto diurnas como nocturnas o térmicas de los drones. Es cierto que se han generalizado las redes de camuflaje o el empleo de la vegetación para esta función, pero no se están demostrando demasiado efectivos. Por otra parte, la guerra de trincheras, como ha sido tradicional a lo largo de la historia, impone una serie de cargas para quienes las ocupan. De hecho, ya han sido noticia en varias ocasiones las situaciones de insalubridad tan comunes en estos espacios húmedos, llenos de restos de comida -cuando no de cadáveres- y tan propicios a la enfermedad y a la multiplicación de alimañas.
Y más allá de Ucrania, en tanto este tipo de guerra -que insistimos, obedece a factores estructurales que podrían no resolverse en años- parece que se generalizará, son cada vez más quienes están prestando atención a la misma, aunque sea por el momento de forma muy puntual. Eso mientras otros intentan sortear el estancamiento y devolver la movilidad a la guerra por diversos medios, aunque el resultado que puedan obtener en condiciones reales es, ahora mismo, dudoso.
Dicho todo lo anterior, a pesar del estancamiento del frente, esta guerra no deja de generar noticias, las más de ellas dramáticas. En las últimas horas, ha sido en Lysychansk, ciudad ucraniana ocupada por Ucrania, en donde la guerra se ha dejado notar con mayor intensidad, pues tras un bombardeo del que Rusia acusa a las Fuerzas Armadas ucranianas, habrían fallecido al menos una veintena de personas, según las autoridades de ocupación (la cuenta podría ascender ya a 28). Desde el Ministerio de Exteriores ruso, han asegurado esperar una «condena rápida e incondicional» de lo que consideran un ataque terrorista por parte ucraniana.
Del lado ucraniano, por el contrario, admiten el ataque pero hablan de más de una veintena de soldados rusos muertos en una acción exitosa llevada a cabo mediante un MLRS M-142 HIMARS.
Al mismo tiempo, durante las últimas horas la Federación Rusa ha continuado lanzando drones y misiles contra el territorio ucraniano. En concreto, desde el Ministerio de Defensa ucraniano hablan de 14 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) y de dos misiles Kh-59. Habrían logrado neutralizar 9 de los 14 drones.
Además, también ha sido noticia el incendio causado en una refinería de petróleo de Volgogrado por un ataque ucraniano con drones de largo alcance, contra las instalaciones de Lukoil en esta ciudad rusa. El ataque es importante, en tanto se trata de la mayor refinería del sur de Rusia, con una capacidad de producción anual de 14,8 millones de toneladas. Sigue pues Ucrania atacando a una de las principales fuentes de ingresos de Rusia, aprovechándose además de que este país no puede de ninguna manera cubrir todo su territorio frente a los drones ucranianos, a pesar de los intentos de introducir mejoras en sus sistemas antiaéreos.
En cuanto a los movimientos sobre el terreno, una jornada más han sido escasos. Se han producido algunos cambios en el área de Bakhmut, tanto al norte, con espacio recuperado al este de Hryhorivka, como al sur, en Klischiívka, en donde también han logrado retomar algo de terreno al este de la localidad.
En el caso de Avdiívka, que sigue siendo el punto donde se concentra el grueso de la acción, no se han reportado cambios en las últimas horas, a pesar de los continuos intentos rusos de romper las líneas ucranianas.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En este apartado y tal y como corresponde a los fines de semana, la actividad institucional y diplomática ha caído mucho. La noticia más importante de la jornada solo tiene que ver con Ucrania de forma indirecta, pues la Casa Blanca ha denunciado que en breve se llevará a cabo una votación en la Cámara de Representantes no sobre la ayuda a Kiev, sino a Israel. Un país al que se podría conceder un paquete de 17.600 millones de dólares de forma paralela al que sigue bloqueado y que contemplaba la ayuda a este país, así como a Taiwán y a Ucrania.
Más allá de esto, y pasando ya a Ucrania, en las últimas horas han recibido la noticia de una delegación polaca compuesta en buena medida por expertos en ciberseguridad y en ciberdefensa y con la que sus contrapartes ucranianas han tratado sobre la cooperación en la defensa del quinto dominio.
El jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, ha recibido a Emmanuel Bonne, uno de los principales asesores en materia de política exterior del presidente de la República Francesa. Durante su encuentro, han hablado sobre la implementación de la «Fórmula de paz» de Zelenski, así sobre las garantías de seguridad que Francia podría ofrecer a Ucrania si se cierra definitivamente el acuerdo que lleva meses negociándose.
Desde Japón, cambiando de tercio, se ha anunciado que está previsto que alrededor de un centenar de empresas tanto de este país como de Ucrania asistan a una conferencia sobre reconstrucción económica a finales de este mes. Una cita que tendrá como objetivo facilitar la colaboración público-privada en materia de energía, agricultura e infraestructura así como brindar apoyo a Kiev mientras continúa su reconstrucción económica en medio de la invasión a gran escala de Rusia.
En otro orden de cosas, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, ha declarado que el apoyo de este país a Ucrania es inquebrantable, después de que en fechas recientes afirmase no estar seguro de si su aliado lograría recuperar el control de Crimea, aunque sí que retomaría Donetsk y Lugansk. Unas palabras que habían sentado mal en Ucrania, país que sigue manteniendo al menos de cara al público, unas aspiraciones maximalistas.
También ha sido motivo de polémica, relacionada con la guerra, la decisión de HBO de apartar al actor serbio Miloš Biković del rodaje de la serie «El loto blanco», por sus vínculos con Rusia y sus declaraciones a favor de este país. En las últimas semanas, el actor se había enfrentado a una campaña mediática por parte ucraniana, pues desde este país se le acusaba de apoyar el «genocidio».
Pasando a Rusia, ha sido noticia la detención de al menos una veintena de periodistas mientras cubrían un acto de protesta protagonizado por mujeres de militares rusos desplegados en Ucrania cerca de la Plaza Roja de Moscú. El arresto, en cualquier caso, habría sido breve, pues a las pocas horas han vuelto a quedar en libertad tras recibir una advertencia por parte del Ministerio de Interior ruso.
También el encontronazo diplomático entre Rusia y Corea del Sur. De hecho, este país ha calificado de “groseros” los comentarios de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, atribuyendo la responsabilidad de las tensiones entre Corea del Sur y su vecino del norte “a las políticas descaradas de Estados Unidos y sus aliados, incluidos la República de Corea y Japón” .
Por último, desde Ucrania han asegurado durante esta última jornada que han logrado exportar ya casi 20 millones de toneladas de bienes de todo tipo -incluyendo 14,3 millones de toneladas de productos agrícolas- desde el establecimiento el pasado mes de agosto de un corredor marítimo en el Mar Negro. Al menos, esos son los datos aportados por el ministro de Infraestructuras de Ucrania, Oleksandr Kubrakov.