Guerra de Ucrania – Día 698

La actualidad de la guerra de Ucrania nos lleva, una vez más, fuera de las fronteras de este país, concretamente hasta Noruega, en donde las declaraciones del jefe de las Fuerzas Armadas sobre un posible ataque ruso en los próximos años han causado un gran revuelo. Más allá de esto, y mientras Rusia continúa con sus ataques sobre Avdiívka, han sido también noticia la visita de Donald Tursk a Ucrania, la comparecencia de Lavrov durante la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o la visita que el primer ministro eslovaco Robert Fico, muy favorable a Rusia, realizará a Ucrania el próximo miércoles.

A lo largo de la última jornada han sido noticia las declaraciones del jefe de las Fuerzas Armadas de Noruega, el general Eirik Johan Kristoffersen, pidiendo al gobierno del país «invertir más en defensa» al tiempo que alerta del riesgo de ataques rusos durante los próximos años y de que «hay poco tiempo» para prepararse frente a ellos. Sus palabras, a pesar de haber provocado un gran revuelo mediático, no tienen en realidad nada de particular, sino que se unen a las que ya hemos ido compartiendo en informes pasados, procedentes de otros países vecinos de Noruega o de instancias dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Lo que sí es particular es el clima de nerviosismo, las alertas constantes dirigidas a que Gobiernos y sociedades sean conscientes de la «ventana de vulnerabilidad» en la que los Estados miembros de la UE y otros países de Europa occidental se encuentran y el miedo a los incrementos en la producción de armamento por parte de la Federación de Rusia. Miedos que se ven acentuados además por algunos avances técnicos puntuales rusos, por ejemplo en forma de drones de ataque de largo alcance (aquí preocupa la masa mucho más que la calidad) y en cuanto a misilística, ya que darían a Rusia la oportunidad de atacar en profundidad incluso a algunos países OTAN sin que, ahora mismo, haya defensa posible ni respuesta convencional adecuada.

En cualquier caso, la situación actual n o es ni mucho menos nueva. De hecho, durante la Guerra Fría se escribió mucho sobre el tema y en distintos momentos de la misma llegó a ser noticia de forma casi recurrente. Hoy, además, se ve acentuada por lo visto en Ucrania, ciertamente, y por la situación de los arsenales europeos, totalmente exangües tras la ayuda prestada a este país y hasta que las capacidades de producción aumenten lo suficiente como para reponer las existencias e, incluso, ir más allá.

Ahora bien, a la hora de juzgar las declaraciones de militares como Kristoffersen, hay que tener en cuenta también que de estas suele tomarse, por parte de la prensa, la parte más polémica, entrando rara vez en el fondo del asunto. Sin embargo, a pesar de la sensación de urgencia y peligro inminente que este tipo de mensajes y el filtro que ejerce la prensa suelen transmitir, no es menos cierto que en última instancia suele tratarse de cuestiones que, más allá de los titulares, se traducen en la práctica en términos muy técnicos.

Para entender esto, y como recomendación a nuestros lectores, cabe citar la obra del autor británico Lawrence Freedman titulada «La evolución de la estrategia nuclear». Un libro en su día publicada por el Ministerio de Defensa de España y que explica a la perfección el porqué de las diferentes fases vividas durante la carrera de armas nuclear a lo largo de la Guerra Fría, la constante ansiedad entre los estrategas y decisores estadounidenses y soviéticos y cómo cada avance implicaba (y continúa implicando) un aumento de la sensación de vulnerabilidad y un esfuerzo en ocasiones exagerado por restablecer los equilibrios. Hay muchas otras obras del estilo, pero esta en particular destaca por lograr hacer ameno y comprensible un tema que, en manos de otros autores, sería demasiado árido, por no decir infumable.

En relación con lo anterior, y si bien hemos alertado en muchas ocasiones de la dinámica que sigue la Federación Rusa, que obedece a razones tanto internas como externas y que conduce a una posición más agresiva e impredecible, toca en esta ocasión poner un poco de cordura, tratando de mitigar el efecto de los titulares. En este sentido, que Rusia pueda llegar a atacar incluso Estados miembros de la OTAN -con el riesgo que ello supone para el propio agresor (y del que son conscientes, algo que se ha visto en varios momentos durante esta misma guerra)- no quiere decir, en ningún caso, que esté en posición de lanzar una invasión terrestre a gran escala; estamos en un escenario totalmente diferente.

De hecho, lo que pueda o no pasar, habría que interpretarlo más bien en un marco de competición y atendiendo a la propia doctrina militar rusa y a los escritos de autores como Kartapolov. Es decir, que más allá de que Rusia pueda o no ser imperialista, es un país que percibe su debilidad relativa frente a la OTAN y que está dispuesto a actuar de forma ofensiva puntualmente (y lo visto en Ucrania es una muestra de esto) si con ello cree que puede restablecer una situación que considera de desequilibrio, lo que implica un efecto negativo sobre sus intereses.

Lo que queremos decir con esto es que difícilmente en Moscú están pensando en lanzarse por tierra contra las repúblicas bálticas, Finlandia o Polonia, por citar algunos ejemplos. Más bien, en caso de llevar a cabo una acción militar, esta sería en base a armas de precisión de largo alcance y buscando cambiar la política de dichos Estados hacia Rusia, beneficiándose de una ventaja técnica y material puntual (subsanable en buena medida mediante el refuerzo de las defensas antiaéreas, la reposición de los stocks e inversión en drónica y misilística) que le permite retener el control de la escalada. De hecho, este es el fondo del asunto y sobre lo que hay que incidir, pues en la medida en que esté en manos de otros (y no solo de Rusia), será aprovechado tanto en la zona gris, como fuera de ella.

https://www.revistaejercitos.com/articulos/radares-aesa-para-el-eurofighter-typhoon-una-historia-abierta/

Pasando de la teoría a la práctica, nos encontramos con que Rusia ha conducido, en las últimas horas, nuevos ataques con drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) sobre Ucrania. No obstante, y según la defensa aérea de este país, los ocho aparatos empleados habrían sido neutralizados. Ahora bien, desde que publicaran su actualización se han venido produciendo distintos ataques más, por ejemplo sobre la capital del país, Kiev, de los que hablaremos en el siguiente informe, una vez hayamos podido recopilar más datos.

Del lado contrario, después de los ataques de los últimos días, apenas se ha hablado de una explosión sobre Briansk que podría deberse a la actividad de las defensas antiaéreas rusas.

En cuanto a los combates, nos encontramos, comenzando como siempre por el sector más septentrional del frente, con nuevos ataques rusos alrededor de Kupiansk, en dirección a Sinkiv’ka, Ivanivka y Pischane. Los únicos avances se habrían registrado en la carretera entre Kupiansk y Svatove, concretamente en los alrededores de Kotlyarivka. Además de esto, han trascendido nuevos combates en torno a la loclidad de Bilohorivka, al sur de Kreminna, aunque no se han traducido en cambios de posición.

Sin novedades procedentes del área de Bakhmut, pasamos al oeste de la ciudad de Donetsk, en donde continúan llegando informaciones que apuntan a un empeoramiento de la posición ucraniana en Avdiívka. Así las cosas, si bien han continuado presionando sobre el norte de la ciudad desde diferentes avenidas de aproximación, en donde están logrando mayores éxitos es en el sureste, en donde han incrementado el territorio bajo su control aprovechando las posibilidades que ofrecen las urbanizaciones de esta parte de la urbe para avanzar.

En cuanto al sur del país, continúa la guerra de posiciones sin que se hayan registrado cambios reseñables en las últimas semanas, a pesar de que algunos analistas hablen de pequeños movimientos que, en cualquier caso, no implican diferencias sustanciales.

Antes de pasar a la parte internacional, y como curiosidad, cabe hacer una referencia a un artículo publicado por el medio galo Le Monde, en el que se habla acerca del empleo de distintos tipos de gases, especialmente lacrimógenos, por parte de Rusia en el frente ucraniano.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y mientras la carrera hacia la presidencia en los Estados Unidos se va clarificando, con la renuncia de Ron DeSantis a las primarias republicanas, la noticia más importante del día tiene que ver con la visita del primer ministro polaco, Donald Tusk, a Ucrania en un día en el que el país celebraba el Día de la Unidad, pues hace 105 años, un 22 de enero, la República Popular de Ucrania y la República Popular de Ucrania Occidental se reunieron formando un solo Estado. Como es habitual en estos casos, se han concedido condecoraciones a los militares destacados en su lucha contra Rusia y se han realizado diversos festejos.

Volviendo sobre la visita de Donald Tusk, durante la misma este reiteró su apoyo a Ucrania, comprometida según él en una lucha «entre el bien y el mal» . Además de esto, el político polaco afirmó en una conferencia de prensa conjunta con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que Polonia «haría todo lo posible para aumentar las posibilidades de victoria de Ucrania «.

Durante la reunión que han mantenido, han hablado sobre la cooperación en materia militar, entre otros temas. Precisamente, y a colación, Zelenski ha agradecido el apoyo militar polaco y también ha hablado tanto sobre un nuevo paquete de ayuda como sobre un préstamo por parte de este país para que Ucrania pueda realizar compras masivas de armamento a Polonia. Curiosamente, no se han dado datos exactos sobre el contenido del paquete de ayuda militar prometido por Polonia.

Además de Zelenski, con Tusk se ha reunido el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien considera que se ha tratado de una reunión productiva, en la que se han tratado temas de interés común como la cooperación energética, la infraestructura fronteriza o el tránsito de mercancías a través de la frontera entre ambos países. Un asunto que, como sabemos, ha sido fuente de numerosas polémicas en los últimos meses dadas las huelgas y bloqueos iniciados por los camioneros y agricultores polacos.

También ha estado activo, en las últimas horas, el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, quien ha mantenido una conversación telefónica con su homóloga belga, Ludivine Dedonder, en la que han hablado sobre los últimos movimientos militares en el frente y sobre las perspectivas de la cooperación en defensa entre ambos estados. Además, Umerov ha agradecido a la ministra belga el apoyo del país y su participación en la formación de pilotos ucranianos, así como la ayuda militar prometida, que podría ascender en 2024 hasta los 611 millones de euros.

Del lado ruso, ha sido Lavrov, el ministro de Exteriores, quien ha tomado la palabra en las últimas horas. Así, por una parte ha pedido a Occidente que preste atención a la posición rusa sobre la solución del conflicto con Ucrania, asegurando en referencia a la «Fórmula de paz» de Zelenski que «Todas esas fórmulas son un camino a ninguna parte». Es decir, que la posición rusa, manifestada por Lavrov durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación en Ucrania continúa fundamentándose en la situación sobre el terreno.

Aprovechando su viaje a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, el diplomático ruso ha mantenido reuniones con su homólogo iraní, Hossein Amir-Abdollahian, así como con sus contrapartes de Indonesia, Retno Marsudi, y Líbano, Abdallah Bou Habib.

Pasando al tema de la ayuda militar, tenemos también que la fundación Come Back Alive Foundation, en colaboración con la empresa Ukrnafta, ha entregado tanto pick-ups como generadores, ópticas térmicas, reflectores y otros equipos a la defensa antiaérea ucraniana. En concreto, a las unidades especializadas en hacer frente a la amenaza que plantean los drones kamikazes tipo Shahed y que tienen como misión colocarse en las rutas de aproximación más probables, tratando de neutralizarlos antes de que alcancen sus objetivos.

Sobre la necesidad de continuar ayudando a Ucrania también se ha pronunciado en las últimas horas el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, quien ha escrito una columna de opinión en El País, en la que considera que «Frente a la tentación del apaciguamiento, debemos acelerar el gasto en defensa y apoyar a Kiev bajo el criterio de «lo que haga falta»». Considera Borrell, quien ha ido modificando su postura en los últimos dos años, que la UE no puede permitir que «Putin prevalezca».

Además de todo lo anterior, también es noticia la próxima reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, que será la décimo octava y que servirá para juntar a representantes de más de cincuenta países. Una cita que se produce cada mes y que está a la espera, entre otras cosas, de que en los Estados Unidos se desbloquee o no la ayuda a Ucrania, todavía en negociación dentro del Legislativo.

En otro orden de cosas, en las últimas horas se ha sabido que el primer ministro eslovaco, Robert Fico, visitará Ucrania y luego Alemania. Una visita que llegará apenas unos días después de que Fico, muy cercano a Moscú, asegurase básicamente que Ucrania era un títere de la OTAN al estar «bajo el control y la influencia total de Estados Unidos». Se espera que las reuniones sean tensas, toda vez que, en las últimas horas, el portavoz de Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko, ha asegurado que no puede haber ningún compromiso sobre la integridad territorial y que, sin Ucrania, no habrá seguridad «ni en Eslovaquia, ni en Europa en general».

Por último, tal y como hemos ido anunciando en los últimos días, se está produciendo en el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas la revisión del expediente ruso en lo relativo al traslado ilegal de niños ucranianos hacia su territorio. Así pues, los delegados rusos deberán responder a las preguntas que les formulen el resto de países. Mientras tanto, y durante la apertura de las sesiones, el representante ruso Alexei Vovchenko se dedicó, en la línea del propio Putin, a hacer un alegato relativo a la defensa de la «familia tradicional» y cómo esta es valorada en Rusia.

En relación con esto, Ucrania estima que 20.000 niños ucranianos han sido enviados por la fuerza a Rusia. Hasta el momento, sólo unos 400 han sido repatriados por las autoridades, y el año pasado la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el presidente ruso Vladimir Putin y la comisionada rusa para la infancia, Maria Lvova-Belova, para la “deportación” de miles de niños ucranianos.