Desde la Unión Europea, el comisario de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, ha afirmado que los Veintisiete todavía podrían cumplir con su objetivo de producir un millón de proyectiles para Ucrania para ser entregados en la primavera de este año. Mientras esto ocurre en Bruselas, en Roma el ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, dice a los parlamentarios transalpinos que es la hora de la diplomacia entre Rusia y Ucrania, viendo una mayor voluntad por parte de Moscú de negociar y de salvaguardar su economía. Sobre el campo de batalla, en donde habría crecido el número de bajas ucranianas en los últimos días, a tenor de las noticias que llegan del hospital Mechnikov de Dnipró, continúa la guerra de posiciones, así como los ataques a larga distancia, confirmándose la destrucción el pasado sábado de parte de la base aérea rusa de Saky, en Crimea, a consecuencia de uno de ellos.
Hace unas horas Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, en el marco de un evento organizado por el grupo parlamentario Renew Europe, aseguró que la Unión Europea aún podría cumplir su objetivo de producir 1 millón de disparos de artillería para ser entregados a Ucrania hasta la primavera de 2024. El político galo, que ha sido uno de los máximos partidarios de esta iniciativa, además de pronunciarse a favor de la creación de un fondo de defensa europeo por valor de hasta 100.000 millones de euros que permita la adquisición conjunta de armas y aumentar la producción, aseguró que «Respetaremos nuestros compromisos «.
Ahora bien, como quiera que era un acto político, detrás de los titulares impactantes se podía ver la cruda realidad de las cosas, confirmando algunas de sus declaraciones anteriores o de las hechas por otros actores como el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, en sentido contrario a lo dicho ayer. Así las cosas, según Breton, para lograr este objetivo será necesario reducir las exportaciones a países que no son miembros de la UE y garantizar que los gobiernos de los estados miembros del bloque ejerzan presión sobre sus industrias de defensa para aumentar la producción, mientras echaba balones fueras aduciendo que «No somos más que la Comisión Europea».
Recordemos que, ya el pasado 15 de noviembre, el director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa, Jiří Šedivý, dudó de la posibilidad de que los Veintisiete pudiesen entregar el millón de disparos comprometidos antes de la fecha límite, que se había fijado para marzo, pues el «cronograma es demasiado ambicioso». Hasta entonces, de ese millón, se habían enviado alrededor de 300.000 disparos, procedentes no de la industria, sino en su mayor parte de los arsenales de los Estados miembros, que posteriormente debían rellenarse por razones obvias.
Estamos pues, dos meses después, en la misma situación que en noviembre, cuando el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, sugería que una de las formas de cumplir con los compromisos con Ucrania, pasaba por exportar menos a otros países, obviando que muchas de las empresas productoras (que no son tantas), tenían contratos comprometidos de antemano que habían de cumplir, bajo riesgo de perder clientes. Eso por no hablar de que, en vista del efecto sobre los precios provocado por el aumento de la demanda (y en esto el anuncio del envío de un millón de proyectiles fue crítico), ha hecho mucho más jugoso el mercado para los escasos oferentes, que tienen la tentación permanente de enviar su producción a aquellos destinos dispuestos a abonar un precio más alto.
Por otra parte, no hay que olvidar que a fecha del 6 de diciembre, los Estados miembros, que son una parte fundamental del esquema pergeñado para enviar el famoso millón de disparos a Ucrania, apenas habían hecho pedidos por alrededor de 60.000 unidades. Tampoco que, a falta de cuatro meses para agotarse el plazo, la producción había sido de unos 480.000 disparos, demostrándose así, a pesar de la disposición y buena voluntad de las partes, la dificultad de alcanzar objetivos meramente políticos y que, a pesar de las reuniones mantenidas con la industria -por ejemplo en Bruselas tuvo lugar una reunión de CEOs que reunió a representantes de algunas de las empresas más conocidas del sector con el propio Borrell y con Breton-, no atienden a la realidad de las cosas, incluyendo las tensiones en las cadenas logísticas, dada la falta de materias primas para fabricar semejante volumen de munición.
Ahora bien, como quiera que a pesar de los enormes problemas estructurales que lastran la política de Defensa de la Unión Europea, se avanza siempre de esta forma, en base a iniciativas y proyectos lanzados durante las «ventanas de oportunidad política» (en este sentido, al igual que ocurriera durante su anterior mandato, una victoria de Trump podría ofrecer el incentivo soñado por muchos europeístas) que si bien nunca se cumplen o triunfan al cien por cien, van dejando cierto «poso» y permitiendo la adopción de otras nuevas y más realistas, hay que quedarse con la parte buena de todo esto. En este caso, se cumpla o no con el objetivo marcado, la Unión Europea en su conjunto estará en mejor posición de lo que lo estaba un año atrás, habiendo aumentado su capacidad de producción.
No solo algunas de las principales empresas han dado pasos para incrementar sus líneas de producción o han abierto otras nuevas en distintos Estados miembros, sino que otras que no tenían experiencia en este segmento concreto, han dado muestras claras de querer beneficiarse de iniciativas como ASAP para abrir sus propias instalaciones. En el caso de España, por ejemplo, se están produciendo movimientos para implementar instalaciones de llenado de vainas en base a un proceso bastante novedoso y en alianza, entre otros, con un productor portugués.
Lamentablemente, las necesidades inmediatas provocadas por la guerra de Ucrania o la preeminencia de la artillería en este conflicto, no pueden hacernos perder la perspectiva. En este sentido, aun siendo muy necesario el aumento en la capacidad de producción de municiones, estamos dejando de lado muchos otros segmentos y capacidades igualmente -si no más- críticas, en relación con la guerra futura y con lo que, como consecuencia, necesitarán los Estados miembros de cara a su defensa. Y es que, como nos hemos cansado de repetir, las lecciones de la guerra de Ucrania son solo eso: lecciones de una guerra concreta, no siendo todas ellas extrapolables a otros contextos. De ahí que no debamos perder de vista que, más allá de la artillería, las armas de precisión de largo alcance, la drónica, todo lo relacionado con el mando y control o la necesidad de producir sistemas que permitan un mejor equilibrio entre masa y calidad, sean otros de los aspectos en los que hay que progresar y que, en términos europeos, parecen estar quedando en segundo plano, incluso a pesar de la multiplicación de los proyectos PESCO y demás iniciativas.
Dicho todo lo anterior, y pasando a lo ocurrido sobre el terreno, parece haber sido una nueva jornada tranquila en Ucrania, a pesar de las explosiones registradas en Krivói Rog y del ataque a un hotel de Jersón que ha dejado once heridos, incluyendo periodistas. Por supuesto, se espera que Rusia vuelva a lanzar oleadas masivas más temprano que tarde, aunque hay quien duda del aumento real en su capacidad de producción de misiles (aunque como hemos explicado, para solucionarlo están recurriendo precisamente a Corea del Norte). Mientras tanto se especula también sobre la introducción de nuevos sistemas por parte rusa. Así, si ayer hablábamos de los Shahed-238, más recientemente se ha hablado sobre el posible uso de otro modelo de esta familia, el Shahed-107, todavía por confirmar.
Lo que sí se han confirmado, gracias a las imágenes por satélite, son los efectos del ataque ucraniano sobre la base aérea rusa de Saky, en Crimea, que los primeros reclamaron el pasado sábado. A tenor de las imágenes, compartidas en las redes por Brady Africk, los daños son más que visibles, habiendo sido alcanzadas varias edificaciones. Más allá de esto, el Ministerio de Defensa ruso ha asegurado haber derribado un dron en la región de Volgogrado, así como otro sobre Voronezh.
En lo relativo a los combates, siguen sin producirse grandes cambios. Al norte del frente, si bien se han registrado bombardeos, como el que ha acabado con la vida de un civil ucraniano en Kupiansk, no se han producido movimientos importantes, siendo la única novedad el restablecimiento de algunas posiciones por parte ucraniana en Sinkiv’ka.
En el caso de Bakhmut, tenemos que Rusia ha retomado en las últimas horas sus esfuerzos por avanzar hacia el canal de agua dulce, atacando tanto al noroeste como al este y al sureste de la urbe. Los únicos avances rusos se habrían producido en esta última dirección, así como en Khromove.
Al oeste de la ciudad de Donetsk, se ha asistido a una continuación de las jornadas previas, con ataques rusos sobre Avdiívka, tanto al norte como al sur. Las Fuerzas Armadas de este país continúan además con su intento de tomar -o, en su defecto, flanquear– Novomykhailivka, aunque por el momento se han mostrado incapaces de romper las defensas ucranianas.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Pasando al plano internacional, la actividad ha sido particularmente intensa en las últimas horas. Por una parte, tenemos que la reunión entre la OTAN y Ucrania ha servido para remarcar el apoyo de los Estados miembros de esta organización al país agredido. Por una parte, se ha emitido un comunicado en el que la Alianza «condena enérgicamente los ataques rusos con misiles y drones contra civiles ucranianos, incluso con armas procedentes de Corea del Norte y de Irán», al tiempo que se muestran decididos a seguir aumentando las defensas antiaéreas de Ucrania. Por otra, y en relación con esto último, se han congratulado por el reciente anuncio relativo a la compra de un millar de misiles para los sistemas antiaéreos Patriot. Sin embargo, nada de esto ha evitado que Zelenski se queje de las vacilaciones occidentales que, según él, alientan a Putin.
Un Zelenski que ha ocupado la última jornada en fortalecer los lazos con Lituania, visitando su capital, Vilnius. Allí, se ha reunido tanto con el presidente, Gitanas Nauseda, como con la primera ministra del país, Ingrida Šimonytė. También con representantes de distintas instituciones y de la comunidad ucraniana en este país báltico. Entre otros temas, hablaron sobre la cooperación en materia de defensa entre los dos países, así como acerca de los distintos proyectos conjuntos en los sectores de la energía y la infraestructura, así como sobre defensa. No en vano, Ukroboronprom ha comenzado a cooperar con empresas lituanas. También tuvieron tiempo para discutir acerca de la necesidad de desbloquear la negociación destinada a conceder ayuda financiera por parte de la UE a Ucrania, por valor de 50.000 millones de euros. Una iniciativa hasta el momento bloqueada por Hungría.
Respecto a esto, después de la luz verde parcial de cara al inicio de negociaciones sobre dicho paquete, dada por los embajadores en el COREPER, se espera que pueda llegar a aprobarse el fondo la reunión extraordinaria del Consejo Europeo que se celebrará el próximo 1 de febrero, toda vez que por el momento Hungría parece no haber puesto trabas.
De lograrse, sería una importante señal para Rusia, pues permitiría el sostenimiento económico de Ucrania durante un año más. No olvidemos que, en las guerras de desgaste, como esta a la que asistimos, y más allá de la producción militar, es la supervivencia económica la que termina marcando en muchos casos el resultado final. En este sentido, y aunque desde Rusia siguen asegurando que su economía está resistiendo sin problemas las sanciones y haciendo gala de su autosuficiencia, esto no es tan evidente, siendo varias las noticias en los últimos días que apuntan a síntomas preocupantes para el Kremlin. Incluso Zelenski se ha referido, en sus últimos discursos, a los problemas de producción que Rusia estaría experimentando, aunque en este caso hay que tomar la fuente con todas las precauciones.
Los problemas económicos, entre otros, son uno de los indicativos que el ministro de Defensa de Italia ve en Rusia. Unidos al fracaso de la ofensiva estival ucraniana, le llevan a concluir que es el momento de iniciar negociaciones diplomáticas entre ambos países. Claro está, no a cualquier precio, pues Guido Crosetto, pese a sus palabras, ha sido siempre un firme partidario de Kiev, ha reafirmado el apoyo de su país a Ucrania y ha asegurado que «La integridad territorial total y las fronteras reconocidas de Ucrania siguen siendo el objetivo de la toda la comunidad internacional». De ahí que considere que la mejor baza para que estas negociaciones se produzcan y conduzcan al resultado deseado, pase por el apoyo occidental a Ucrania, mientras observa «señales importantes provenientes de ambas partes».
Casi al mismo tiempo que se producían las declaraciones de Crosetto, la Cámara de Diputados italiana votaba a favor de una resolución destinada a continuar el apoyo militar a Ucrania, así como la asistencia colectiva en el marco de la OTAN, la UE y los foros internacionales de los que Italia es miembro.
Pasando a España, en las últimas horas se ha anunciado el envío a Ucrania de dos BMR en su variante ambulancia, como puede verse en el siguiente tuit, en el que se recogen algunas de las imágenes publicadas por AECID
Y cambiando radicalmente de tercio, para finalizar, hablamos del opositor ruso Alexei Navalny, quien ha aparecido por primera vez en una serie de imágenes después de su traslado a una colonia penitenciaria en el Ártico, concretamente en Kharp. Las mismas corresponderían a fragmentos de un vídeo tomado durante una comparecencia del reo, en la que bromeó acerca de la vida en prisión.
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