En las últimas horas, además de lo acaecido sobre el terreno y las consecuencias del ataque ucraniano al buque ruso de la clase Ropucha, se ha debatido acerca de lo que deparará la guerra durante el próximo año, de su duración en el tiempo y de las posibilidades de victoria ucranianas y rusas. Además de esto, ha sido noticia la conversación entre los ministros de Exteriores de Ucrania y de Hungría, previos a un posible encuentro entre Zelenski y Orban, así como el choque contra una mina de un buque granelero de bandera panameña que se dirigía a los puertos del Danubio, sufriendo importantes desperfectos y dos heridos, pero pudiendo ser rescatado.
Según se acerca el cambio de año, una vez más, proliferan las predicciones relativas a cómo evolucionará la guerra de Ucrania durante los siguientes doce meses. En nuestro caso, aunque hemos ido dejando retazos en diversos informes y consideramos que dependerá, en 2024, más que de lo que ocurra en el campo de batalla, de dos factores externos (capacidad occidental a la hora de continuar ayudando a Ucrania Vs capacidad rusa para influir sobre la voluntad de Occidente), todavía no hemos hecho un ejercicio de prospectiva al uso, como sí hicimos a finales de 2022.
No obstante, son cada vez más quienes dan su opinión (recordemos que los análisis prospectivos, si están bien hechos, buscan precisamente alejarse de las opiniones), como han hecho recientemente tres analistas para el medio británico BBC. En este caso, Barbara Zanchetta, del King’s College, Michael Clarke, de RUSI y el general Ben Hodges. Aunque podría decirse que sus posturas son complementarias hasta cierto punto, cada uno de ellos pone el acento en un aspecto clave. Así, tenemos que:
- Barbara Zanchetta considera que, dada la vacilación occidental y la situación en el campo de batalla, así como las perspectivas políticas en los Estados Unidos, la guerra se dirige -aunque no ofrece un plazo- hacia una salida negociada a la que, por el momento, tanto desde Rusia como desde Ucrania continúan oponiéndose.
- Michael Clark entiende que la guerra continuará durante todo 2024, siendo más un año de consolidación para ambas fuerzas armadas que un año de grandes cambios en el frente. Así, dado que asistimos a una guerra industrial en la que el resultado depende más del aguante de las economías y de la capacidad de producción, que de cualquier otro factor, tanto rusos como ucranianos intentarán consolidar sus ejércitos antes de lanzar nuevas ofensivas estratégicas -al menos en el caso ruso-, ya en 2025. En cualquier caso, considera también que la guerra se decidirá no en Ucrania, sino en «Moscú, Kiev, Washington, Bruselas, Beijing, Teherán y Pyongyang».
- Ben Hodges, antiguo SACEUR, cree que Rusia carece de la capacidad de completar la invasión de Ucrania y que aprovechará 2024 para seguir fortaleciendo sus defensas mientras espera a que Occidente pierda su voluntad de apoyo a Ucrania. Desde Kiev, por el contrario, utilizarán 2024 para reconstituir sus fuerzas, reclutar más hombres aumentando el tamaño de las mismas, mejorar la producción de armas y municiones, adaptarse al desafío que plantea la guerra electrónica rusa y, ya con los F-16 y todo lo anterior, mantener su presión sobre Crimea, que asimila al «centro de gravedad» ruso (atentos a las noticias sobre el posible suministro a Ucrania de variantes del Storm Shadow con alcance extendido por sus posibles efectos).
Por supuesto, estas tres no son las únicas opiniones válidas, ni las únicas posibilidades futuras. Michael E. O’Hanlon , Constanze Stelzenmüller y David Wessel también han escrito, aunque en este caso para Brookings, acerca de lo que cabe esperar de la guerra de Ucrania en 2024, considerando que este invierno puede suponer un punto de inflexión para el conflicto y que, de todos modos, el «centro de gravedad» de la guerra no está en el campo de batalla, sino en el grado de compromiso que demuestren los socios occidentales de este país, análisis que coincide con el del Kremlin.
Respecto al campo de batalla, consideran que el estancamiento proseguirá y que, a la espera de lo que ocurra con la campaña de ataques estratégicos rusos contra la infraestructura ucraniana (ataques que podrían buscar además objetivos psicológicos), será poco lo que cambie en este sentido.
Sí inciden, en lo relativo al compromiso de los distintos aliados occidentales con Ucrania, en el cambio de papeles que se ha producido en los últimos tiempos, con algunos estados europeos asumiendo la carga de sostener a este país, en detrimento de unos Estados Unidos en los que las negociaciones políticas no avanzan al ritmo esperado y en previsión de que, en las elecciones del próximo otoño, pueda producirse un cambio de gobierno de consecuencias difíciles de prever (aunque es poco probable, pese a todo, que Trump retirase todo su apoyo a Ucrania, como tampoco «rompió» la OTAN ni en 2016 ni en 2019).
También en un aspecto que los analistas consultados por la BBC obvian: la evolución de la política interior en la propia Ucrania, con los encontronazos recientes entre Zelenski y Zakuzhnyi, los problemas de reclutamiento y corrupción, pero también la resistencia demostrada por su economía que, pese a todo (incluida la dependencia a la hora de pagar pensiones y salarios), ha venido recuperándose en los últimos meses.
Hablando de política interior, aunque en este caso Brendan Cole para Newsweek, sí plantea la posibilidad de que también en Rusia puedan producirse acontecimientos «atípicos», como ya viéramos en verano de este 2023 con la asonada de Wagner. O, incluso, que la salud termine por jugar una mala pasada a Putin, a pesar de que desde el Kremlin hayan vuelto a negar recientemente la veracidad de los distintos rumores sobre la misma.
Son, en cualquier caso, solo una pequeña parte de las predicciones que se han venido haciendo en las últimas semanas. Análisis que abundan en la Red y que en ningún caso son demasiado concluyentes a pesar de proceder, en algunos casos, de voces autorizadas, sean académicos, militares o incluso políticos (en este caso con amplia experiencia militar). Aunque sería interesante hacer el ejercicio de registrar y clasificar todas estas opiniones, intentando establecer cuáles son las mayoritarias, por ahora nos es imposible, aunque invitamos a los lectores a hacerlo, aunque sea a vuelapluma, pues siempre es enriquecedor leer el mayor número posible de opiniones y, después, sacar nuestras propias conclusiones.
Por otra parte, y más allá de la opinión y el análisis llevado a cabo por expertos en los que se busca adelantarse a los acontecimientos, están aquellos otros escritos que lo que buscan es influir, en una u otra dirección. En este sentido, y como apunte, resulta interesante la controversia entre el ISW y el New York Times a propósito de un artículo de opinión aparecido en este último medio, en el que uno de los redactores llamaba a Ucrania a establecer negociaciones con Rusia. Polémica curiosa, cuanto menos, pues en el mismo medio también habían publicado, apenas unos días antes, un artículo de análisis con conclusiones en sentido contrario, haciendo de paso gala de la necesaria libertad de prensa. Todo lo cual nos llevaría a hablar del posicionamiento de tal o cual Think Tank -en este caso el ISW- y de su papel real, que suele ir más allá del mero análisis, al terreno de la influencia.
Volviendo sobre Ucrania, sean o no acertadas las previsiones, la guerra continúa su curso sobre el terreno, con numerosos ataques rusos mediante drones contra Ucrania, así como con intensos combates y enormes bajas, como puede verse en el siguiente vídeo, en el que una columna rusa es arrasada en su intento de avanzar hacia Kupiansk, al norte del frente. Como en cada ocasión en la que unos y otros han tratado de avanzar por terreno despejado en un ambiente sensorizado, en el que la artillería puede responder en cuestión de minutos, el resultado es indefectiblemente el mismo, dejándonos imágenes que recuerdan poderosamente a las de los ucranianos en Robotyne o los rusos frente a Vuhledar o cruzando el Donets a la altura de Bilohorivka, donde sufrieron un desastre mayúsculo en cuestión de minutos.
Más allá de esto, como decíamos, se ha vuelto a producir el lanzamiento de drones rusos contra Ucrania. A la hora de redactar este informe, desde este país hablaban de 7 de 8 drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) derribados, aunque posteriormente los ataques rusos se han intensificado, con lo que es posible que en el informe de mañana los datos sean muy diferentes, pues la acción está todavía en curso.
En lo referente a los movimientos, apenas se han producido en las últimas horas. Al fracasado ataque ruso en dirección a Kupiansk, han seguido otros más al sur, hacia Terny (al oeste de Kreminna), que en este caso sí habrían servido para retomar parte de los metros perdidos horas atrás, después del contraataque ucraniano del que hablamos en el informe de ayer.
En el caso de Bakhmut, la situación es similar a la de la jornada anterior, sin que se hayan producido cambios de consideración salvo en dirección a Spirne y Vyimka, al norte, y en donde las tropas rusas buscan también avanzar.
Al oeste de Donetsk, tenemos que los ataques rusos continúan alrededor de Avdiívka, hacia Stepove, al norte de la urbe. También más al sur, tanto en Mariínka como contra Novomykhailivka.
En cuanto al sur, continúan llegando noticias que confirman la retirada ucraniana del saliente entre Novoprokopivka y Verbove.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, y después de que ayer los Estados Unidos liberasen un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, hoy hemos visto los agradecimientos llegados desde este país, comenzando por la figura de su presidente, Volodímir Zelenski, quien ha elogiado a Biden por el apoyo prestado y por el liderazgo estadounidense, en relación con la coalición internacional formada por medio centenar de países y centrada en ayudar militarmente a su país.
Ahora bien, al mismo tiempo desde Ucrania han asegurado que, en previsión de que la ayuda estadounidense pueda disminuir o retrasarse si no se logra un acuerdo a corto plazo entre republicanos y demócratas, ya tienen un plan de respaldo. En concreto, ha sido la viceprimera ministra ucraniana y ministra de Desarrollo Económico y Comercio, Yulia Svyrydenko, quien ha hablado del tema en Facebook, asegurando que «Estamos trabajando en varias opciones (…) pero estamos convencidos de que No será necesario. Estamos viendo señales claras de los socios de que llegará la financiación».
Además de esto, el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, ha hablado con el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, continuando así con la conversación mantenida en el encuentro entre los presidente de ambos estados semanas atrás. Aunque no ha trascendido demasiado sobre el contenido de la misma, Yermak ha dicho que se está preparando un nuevo encuentro entre Orban y Zelenski, así como que se ha tratado el tema de la integración europea de Ucrania.
Sobre esta reunión no solo se ha pronunciado Yermak, sino también medios rusos como TASS, que han incidido en un mensaje muy diferente: la advertencia de Szijjarto acerca de que su país, Hungría, no cambiará su posición respecto a Ucrania. Ahora bien, no parece ser exactamente lo que se desprende de las palabras de Szijjarto, que recogen, y que son las siguientes: «Tal como acordamos hace unas semanas, hoy tuvimos otra llamada telefónica con Andrey Yermak. El mantenimiento del diálogo de alto nivel es muy importante, porque nos da esperanzas de mejorar nuestras relaciones, y estamos interesados en mantener el más alto nivel posible cooperación con todos nuestros vecinos. Por supuesto, no cambiaremos nuestra posición a favor del mantenimiento de la paz, pero anticipo nuestra reunión personal en enero, cuando podremos discutir los temas bilaterales más urgentes».
Cambiando de tercio, el Gobierno ucraniano ha anunciado su intención de distribuir 3.000 millones de grivnas (algo más de 70 millones de euros) en subvenciones adicionales para el mantenimiento de escuelas y hospitales, medida que afectará a 24 regiones de todo el país. También se realizarán pagos a aquellos ucranianos que hayan perdido su vivienda a causa de los ataques rusos. Cantidades que servirán para financiar la adquisición de una nueva vivienda.
Incluso más interesante resulta la decisión de conceder una subvención destinada a sufragar el material y equipamiento necesario para que en las escuelas pueda impartirse una nueva asignatura, denominada «Defensa de Ucrania». En la misma, según la web gubernamental: «A los niños se les enseñarán habilidades de defensa civil, atención médica, educación militar y patriótica, etc. Todo esto proporcionará a la generación más joven los conocimientos y habilidades más necesarios frente a amenazas extraordinarias a la seguridad».
En otro orden de cosas, funcionarios del Ministerio de Defensa de Ucrania y del Senado francés se han reunido recientemente en Berlín para tomar parte en la sesión inaugural de la Coalición para la Defensa Aérea y de Misiles de Ucrania, según ha anunciado el Ministerio de Defensa de este último país. Como consecuencia, se espera que Francia, además de proporcionar más medios antiaéreos, contribuya formando más pilotos y personal de apoyo en tierra.
También ha sido noticia en las últimas horas la explosión de una mina, tras chocar contra la misma un buque granelero de bandera panameña que se dirigía a los puertos del Danubio. Como consecuencia, aunque el buque se ha mantenido a flote, han resultado heridas dos personas, el buque quedó imposibilitado para maniobrar y sufrió un incendio en cubierta. Ya ha sido asistido.
Para finalizar, cerramos con las declaraciones de la portavoz de Exteriores rusa, Maria Zajárova, quien ha hablado sobre la UE y Lituania, pues a su juicio no cumplen con los acuerdos relativos al tránsito de mercancías ruso. Según sus palabras: «Como resultado del endurecimiento de los controles aduaneros por parte de Lituania, las cuotas para el transporte ferroviario de mercancías y las restricciones al tráfico de pasajeros, está surgiendo una grave congestión del tráfico en la frontera ruso-lituana. Consideramos que la situación actual es el [resultado de] la incapacidad de Vilnius y Bruselas cumplir con los acuerdos registrados en las declaraciones conjuntas de la Federación de Rusia y la Unión Europea en 2002 y 2004».
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