Guerra de Ucrania – Día 664

Los senadores estadounidenses no votarán la concesión de ayuda a Ucrania hasta comienzos de 2024, después de que no se alcanzase un acuerdo definitivo en las últimas horas sobre el paquete de 61.000 millones de dólares para este país. Mientras tanto, en Ucrania sus Fuerzas Armadas han solicitado la movilización de entre 450.000 y 500.000 personas para continuar la lucha durante el próximo año, Zelenski se niega a establecer ningún tipo de negociación con Rusia, Italia prorroga su ayuda a Ucrania un año más y desde las Naciones Unidas condenan las violaciones de los derechos humanos llevadas a cabo en los territorios ocupados por este país. Todo ello mientras en el frente la situación sigue sin apenas cambios y se mantienen los ataques con drones a larga distancia por una y otra parte.

Continúa el reguero de malas noticias para Ucrania, en estos últimos días de 2023. A la situación sobre el frente, estable, pero sin posibilidades reales de lograr avances sino únicamente de mantenerse en defensiva estratégica para perder la menor cantidad de terreno posible mientras maximiza el número de bajas infligidas a rusas, se une la política, tanto interna –de la que hablamos ayer-, como externa. Si bien los aliados de Kiev continúan dando muestras públicas de apoyo, hay indicadores poco ortodoxos relativos al interés que genera la guerra de Ucrania en las sociedades occidentales que no deben ser pasados por alto.

Uno de ellos, tiene que ver con el impacto mediático de la guerra y la relación entre este y el «cansancio de guerra». Cualquier observador que haya seguido con atención el conflicto en estos casi dos años, habrá reparado en que cada vez son menos los diarios que mantienen una sección ad hoc sobre la guerra de Ucrania. Y de los que lo hacen, muchos han reducido notablemente la calidad y cantidad de noticias que se incluyen en ella, dejando estas secciones en segundo plano: la guerra ya no vende.

En lo que a nosotros concierne, aunque por fortuna no necesitamos vivir del clickbait, el número de visitas a los informes ha caído en los últimos meses alrededor de un 40%. Una caída que no es achacable al cambio de horarios, pues ya se había dejado de sentir anteriormente, lo que apoya la teoría de que, desde que la ofensiva estival ucraniana fallase, el interés despertado por la guerra ha disminuido considerablemente.

Claro está, la aparición de nuevas crisis, como la que se viene produciendo en los últimos meses en Israel, después del ataque de la organización terrorista Hamás y la consiguiente respuesta israelí, han eclipsado en parte lo que ocurre en Ucrania. Además, dado el papel que están jugando los hutíes y la gestación de una crisis en el Mar Rojo que ha requerido el establecimiento de una nueva coalición naval –en la que España por ahora parece que no participará-, y dado su potencial impacto sobre la economía mundial –aunque relativo– es lógico hasta cierto punto que así sea.

Ahora bien, como decimos, el declive del interés en la guerra de Ucrania, al menos en lo que a nosotros nos concierne, pero también en el número de noticias publicadas por muchos otros medios, es anterior. Y como quiera que la mayor parte de la prensa ya no vive tanto de las suscripciones como de las visitas brutas y los ingresos por publicidad que estas conllevan, es un indicador de lo más sugerente que, si bien no permite asegurar que el apoyo a Ucrania haya declinado –las estadísticas más bien dicen que se mantiene-, sí permite aventurar cierto hartazgo o aburrimiento.

Es, hasta cierto punto, el escenario soñado por Rusia después de sus recurrentes fracasos en 2023 (Hostómel, Kiev, Izium, Járkov y Jersón…) y se deriva, entre otras cosas, de la incapacidad de Occidente para trazar estrategias de salida clara no solo a este, sino a muchos otros conflictos. En cualquier caso, y volviendo sobre Ucrania, no parece que ninguno de los aliados de Ucrania esté en posición o tenga la ambición de hacer el tipo de esfuerzo que sería necesario para cambiar la situación sobre el terreno, por diferentes factores que ya hemos explicado suficientemente, desde la situación de los inventarios al hecho de que sea una guerra proxy y, también, a que hay razones para pensar que el estancamiento es estructural, por lo que romperlo requeriría de un plus de compromiso que nadie está dispuesto a asumir.

La otra alternativa, pasaría por hacer acopio de una gran «paciencia estratégica», de forma que no se conceda a Putin un final inmediato a la guerra que podría vender como una gran victoria, a pesar de las enormes pérdidas y de estar muy lejos de haber alcanzado sus objetivos estratégicos iniciales. Además, lo que está en juego no son solo unos kilómetros cuadrados de terreno, por muchos que estos sean, sino la lectura que Rusia haga del resultado de la guerra. Sea o no una victoria real, si Ucrania y Occidente ceden, desde el Kremlin interpretarán una vez más la debilidad de sus enemigos como una oportunidad de lanzar nuevos ataques en el futuro. Esto llevaría a una situación peligrosa, no tanto porque Rusia sea un rival para el conjunto de la OTAN -el diferencial, de hecho, es cada vez mayor a medida que en Occidente crece la inversión en defensa- como porque supondría poner en peligro la estabilidad estratégica, dada la probabilidad de que Rusia cometiese errores de cálculo en la creencia de que sus acciones no obtendrán respuesta y de que su retórica es, más allá de la propaganda interna, una realidad a alcanzar.

Así las cosas, mientras en Kiev se preparan para lo peor –es decir, para una pérdida mayor del apoyo por parte de sus aliados– y la necesidad de movilizar hasta medio millón de hombres para los próximos meses, sobre el terreno Rusia continúa lanzando ataques continuados, aprovechándose de las ventajas de su posición. Eso sí, hay que tener en cuenta una vez más que lo que realmente está atacando, el «centro de gravedad» en el que concentra la mayor parte de sus acciones, no son Kupiansk, Abdiívka o Bakhmut, sino la «voluntad política» de los aliados de Ucrania, como resumía hace unos días el profesor Jordán a partir de uno de nuestros informes. Una labor en la que su prensa está teniendo un papel clave, logrando poco a poco imponerse también en el terreno del relato.

Pasando ya al análisis de lo ocurrido en estas últimas horas sobre el terreno, tenemos que los drones rusos han vuelto a sobrevolar Ucrania, manteniendo a las defensas aéreas activas. Si bien según el Ministerio de Defensa de este país apenas han sido dos los drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) lanzados y ambos han sido abatidos, se han producido diversos incidentes, como apagones en la región de Vinnytsia, debido a problemas en la central eléctrica de Ladyzhyn, aunque no está claro si está o no relacionado esto último con los ataques rusos.

Del otro lado, los drones ucranianos han sobrevolado la región de Briansk y la óblast de Kaluga, alcanzando finalmente la región de Moscú. No se han registrado explosiones sobre ningún objetivo, asegurando el Ministerio de Defensa ruso haber derribado todos y cada uno de los aparatos ucranianos. Ahora bien, se han visto a obligados a interrumpir el tráfico aéreo en los aeropuertos de Domedodovo y Vnukovo, en la capital.

En cuanto a los movimientos, en las últimas horas las fuerzas rusas han lanzado nuevos ataques y ganado algo de terreno en el área de Sinkiv’ka, cercana a Kupiansk, al norte del frente, así como en dirección a Ivanivka. Las ucranianas hablan de una superioridad en hombres y armas por parte rusa en la zona, afirmando Oleksandr Syrsky que la situación es «complicada».

Más al sur, en este caso en torno a Bakhmut, la situación también continúa degradándose para Ucrania, que poco a poco va cediendo terreno en dirección al canal de agua dulce tanto al norte como al sur de esta urbe.

Situación parecida encontramos al oeste de la ciudad de Donetsk. Allí, en el caso de Avdiívka, se han producido pequeños avances rusos al sur, desde Vodiane en dirección a Severne y Tonenke, dos localidades clave a la hora de evitar el cerco de Avdiívka. Aun así, se constata la notable incapacidad rusa -aunque no solo, obviamente- a la hora de avanzar en terreno abierto, prefiriendo avanzar a cubierto de las edificaciones, como ocurre al sureste de esta ciudad. Más al sur, en el área de Mariínka, los combates en las últimas horas se han vuelto a concentrar en Novomykhailivka, aunque los cambios son mínimos.

Del sur, concretamente del eje de Orijiv, lo que tenemos son confirmaciones del avance ruso del que hablamos ayer entre Novoprokopivka y Verbove.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, es obligado comenzar un día más por los Estados Unidos, en donde desde el Senado del país han dejado claro que no se producirá votación alguna sobre la nueva ayuda a Ucrania antes de final de año, dado que no se ha alcanzado ningún acuerdo definitivo entre republicanos y demócratas a pesar del tiempo que se habían dado antes del tradicional descanso por Navidad.

Las conversaciones, si bien siguen estancadas por la política migratoria, continúan sirviendo para acercar posturas, aunque podrían verse interrumpidas o afectadas por problemas ajenos a la migración o a la propia Ucrania, como los relativos a la carrera presidencial de Trump, quien ha sufrido un reciente varapalo en Colorado, en donde la corte suprema de este estado lo ha considerado «no elegible» dada su actitud en relación con el asalto al Capitolio.

Pese a esto, y para terminar con Trump, cabe decir que Zelenski se ha pronunciado recientemente respecto de la posibilidad de que el ex-presidente estadounidense vuelva a imponerse en las próximas elecciones, asegurando su llegada tendría un «fuerte impacto» sobre la guerra de Ucrania pues «probablemente lideraría una política diferente».

Siguiendo con Zelenski, el presidente ucraniano ha afirmado en las últimas horas que continúa rechazando cualquier negociación con Rusia, pues considera que no hay ninguna predisposición por parte de Moscú a negociar, en tanto mantiene una posición arrogante. Las palabras exactas del líder ucraniano han sido «No veo una solicitud de Rusia. No lo veo en sus acciones. Sólo veo arrogancia y asesinato en su retórica». Además de esto, durante la rueda de prensa ofrecida como cierre de este 2023, Zelenski ha asegurado que la guerra terminará antes si Ucrania mantiene la moral alta, incluso a pesar de la complicada situación actual, que ha admitido.

Más allá de esto, Zelenski ha tenido también tiempo de conversar con el nuevo primer ministro de Polonia, Donald Tusk, con quien ha hablado sobre la cuestión del grano, que a su juicio no debe politizarse, en referencia al transporte de productos agrarios ucranianos a través del territorio polaco, una cuestión que sigue planteando problemas. De hecho, tanto los camioneros como los agricultores polacos han anunciado que retomarán las protestas y el bloqueo fronterizo, una situación a la que Tusk deberá hacer frente.

Además de Zelenski, en las últimas horas también se ha mostrado activo el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien ha hablado sobre la movilización de donantes exteriores para 2024 y de la labor, en este sentido, que deberá llevar a cabo la Plataforma de Coordinación de Donantes para Ucrania. Una organización que, en 2023, ha conseguido movilizar más de 40.000 millones de dólares y que se espera que siga jugando un papel clave en el futuro.

El presidente de la Rada Suprema ucraniana, Ruslam Stefanchuck, por su parte, ha mantenido un encuentro con su homólogo canadiense, Greg Fergus, con quien habló sobre el apoyo a Ucrania, la «Fórmula de paz» de Zelenski y la integración del país en la OTAN y en la Unión Europea.

También el ministro de Defensa, Rustem Umerov, ha tenido hoy su cuota de actividad, manteniendo un encuentro con James O’Brien, asistente de seguridad del Departamento de Estado de los Estados Unidos. El tema a tratar: el lanzamiento de la «Agencia de Adquisiciones No Letales» que será, según el ministro ucraniano, una parte fundamental de la nueva y transparente arquitectura de adquisiciones ucraniana. Además de esto, han hablado también sobre la producción de municiones y drones y la creación de empresas conjuntas.

Continuando con el tema militar, en las últimas horas se ha sabido que Francia se unirá al entrenamiento de los pilotos de combate ucranianos a principios de 2024. Si bien ya había noticias al respecto, lo que ha trascendido ahora es la confirmación por parte del Ministerio de Defensa galo, que llega a través de una publicación en su página web en la que se explica que “Los primeros pilotos llegarán a principios de 2024. Después de su formación inicial en Francia, continuarán su formación como caza en cursos organizados por nuestros socios”.

Al igual que Francia, Italia ha tomado una reciente decisión respecto a la ayuda a Ucrania. En este caso, el Ministro de Defensa ha anunciado que el Consejo de Ministros del país ha aprobado un decreto-ley que prorroga durante un año las transferencias de armas, vehículos y suministros a Ucrania, amparándose en que en el actual contexto internacional, Italia debe optar por la coherencia, manteniendo el apoyo a su aliado.

También se ha sabido que el fabricante de drones alemán Quantum Systems abrirá en el futuro un centro de investigación y desarrollo en territorio ucraniano, para el que piensa contratar empleados locales. Será una de las muchas empresas que traten de captar la mayor cantidad posible de talento en este área procedente de un país que seguramente cuente con el mayor saber hacer y experiencia posibles dado lo visto en esta guerra. Una competición para la que Quantum se está posicionando, aunque deberá competir con muchas otras compañías interesadas en reclutar a ingenieros, makers y pilotos ucranianos.

En otro orden de cosas, y para finalizar, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha adoptado hace escasas horas una resolución actualizada condenando las violaciones de derechos humanos por parte de Rusia en los territorios de Ucrania que mantiene bajo su control. Una decisión a la que se ha referido el Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, quien ha celebrado la adopción de este documento. Así, según ha escrito en Telegram: “La resolución actualizada de la Asamblea General de la ONU exige específicamente que Rusia ponga fin a las deportaciones forzosas y garantice el regreso seguro de todos los niños ucranianos y rehenes civiles. Este es uno de los crímenes más atroces y debe detenerse”.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *