La polémica de la jornada ha venido dada por la aparición de micrófonos en una de las oficinas utilizadas por el jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, Valeriy Zaluzhnyi, descubrimiento que ha provocado numerosas especulaciones acerca de la relación entre este y Zelenski, toda vez que no se ha acusado a Rusia por el momento. No ha sido, sin embargo, la única noticia en un día en el que la Unión Europea ha aprobado al fin el duodécimo paquete de sanciones, en el que siguen las negociaciones en los Estados Unidos para intentar alcanzar un acuerdo sobre la financiación de Ucrania y en el que nuevas encuestas indican que el apoyo en la UE a la causa ucraniana ha caído en los últimos meses.
En toda guerra se producen casos de espionaje, generalmente consecuencia del interés de uno de los contendientes en conocer los planes del contrario, sus próximas ofensivas, la situación de sus fuerzas o sus problemas de política interna. Ahora bien, tampoco es poco común que los líderes de cada uno de los Estados en liza decidan hacer un seguimiento estricto de las actividades de sus subordinados, especialmente cuando acumulan un nivel de poder que puede llegar a hacerlos peligrosos o cuando uno no se fía de su competencia. No hay más que recordar, en la Segunda Guerra Mundial, el intenso seguimiento al que un paranoico Stalin sometió a Gueorgui Zhúkov o lo que hacía Hitler con sus subordinados, con tal de mantener un control absoluto del poder.
Algo parecido es, a tenor de algunas fuentes, lo que podría haber pasado en Ucrania en las últimas horas, pues se ha descubierto la supuesta existencia de un dispositivo de escucha en una de las oficinas empleadas por el jefe de las Fuerzas Armadas del país, el general Valeriy Zaluzhnyi. Lo curioso del caso es que, una vez detectado el dispositivo y lejos de acusar directamente a Rusia de ello, aunque sea para lavar la cara del país y transmitir una imagen de unidad, desde el Estado Mayor ucraniano se han limitado a decir que «Se instalaron dispositivos de escucha en las oficinas designadas para el trabajo del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania y los empleados de su oficina» y que a fin de determinar el origen de los mismos, se ha involucrado al SBU, ya que el modelo encontrado no permite inferir quién está detrás de su colocación.
Una reacción que ha llevado a distintos medios a especular sobre las razones de Zaluzhnyi para reaccionar así y a incidir en el enfrentamiento entre este general y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, un tema acerca del cual se viene hablando desde que, hace algo más de un mes, el general hablase del paso a una nueva fase de la guerra y del estancamiento en el frente. Discurso que en su momento Zelenski llegó a enfrentar públicamente, acusándole de hacer declaraciones útiles para Rusia, pero al que poco a poco se ha ido sumando, especialmente a medida que le ha venido sirviendo para llamar la atención sobre la necesidad ucraniana de más ayuda militar y financiera.
El enfrentamiento entre ambos, aunque se desconoce hasta que punto es real, ha sido en varias ocasiones aireado en los medios, incluidos los ucranianos. Así, tenemos que hace apenas unos días Kiev Independent se hacía eco de las declaraciones de algunos miembros de las Fuerzas Armadas ucranianas, según las cuales Zelenski estaría haciendo un «bypass» a Zaluzhyi al comunicarse directamente con los responsables de algunas de las ramas de las AFU, como el jefe de las Fuerzas Terrestres, Oleksandr Syrskyi.
Desde entonces, como decimos, las especulaciones no han cesado, a pesar de que se ha intentado achacar a una campaña de desinformación rusa cualquier noticia relativa a la existencia de diferencias entre dos de los hombres más poderosos de Ucrania. Buena parte de ellas, además, tienen que ver más con las posibles aspiraciones políticas del general Zaluzhnyi que con una verdadera discordia personal entre ambos o con un diferente enfoque en lo relativo a la conducción de la guerra o la estrategia general del país.
En relación con esto, hay que recordar también que en fecha reciente Zelenski anunció que no se celebrarían por el momento elecciones presidenciales, ya que consideraba que no era ni el momento adecuado para llevarlas a cabo, ni podrían tampoco celebrarse con garantías. Un anuncio hecho en un clima enrarecido, tanto por el giro negativo que ha venido dando la guerra para Ucrania, debido al fracaso de la ofensiva estival a la hora de cumplir con el enorme «hype» creado desde el propio país, como por declaraciones como las del ex-asesor Oleksi Arestovich, devenido en opositor y quien considera que Zelenski ha «llegado a su techo de competencia».
Lo que es más interesante si cabe, momentos después de que se descubriese el supuesto dispositivo de escucha en las instalaciones que Zaluzhnyi debía utilizar en las horas siguientes, aparecían en las redes los resultados de una encuesta de los que se deducía que la población ucraniana mantenía una gran confianza en Zaluzhnyi, con una aprobación del 88%, pero no así sobre Zelenski, quien después de alcanzar máximos del 84% en fases anteriores de la guerra, veía cómo su aprobación había caído hasta el 62%. Una encuesta de la que, en realidad, se pueden sacar muy pocas conclusiones sobre las divisiones internas o las posibilidades (y se desconocen las ambiciones reales) políticas de Zaluzhnyi, pero que algunos se apresuraban a analizar, concluyendo que la situación interior en Ucrania está «hirviendo».
Por el momento, como decimos, es muy difícil formarse un juicio unívoco sobre la situación tanto en el interior de Ucrania, como entre Zelenski y Zaluzhnyi. Es seguro que existen diferencias entre ambos, pero es mucho más difícil concluir que estas sean tales que uno de los dos pueda estar planteándose quitar al otro de la ecuación. Lo que sí está claro es que todos estos encontronazos, por otra parte inevitables cuando las cosas no marchan como deberían, solo favorecen a una Rusia ansiosa de explotar no solo las brechas entre Ucrania y sus aliados, sino también las que se produzcan en el interior del país, ya que podrían derivar en un colapso súbito o en negociaciones, aun cuando la situación en el frente no sea crítica, aunque sí complicada.
Como quiera que la guerra, además de en la retaguardia, se libra sobre todo en el frente, en las últimas horas ha vuelto a ser noticia el lanzamiento de drones rusos contra Ucrania, aunque a menor escala en comparación con lo visto en las jornadas previas. Así, Rusia habría lanzado sobre Ucrania cinco drones Shahed-131/136 (Geran-1/2), de los que las defensas aéreas de este país aseguran haber derribado todos y cada uno de ellos.
Dicho esto, en las últimas horas no se han producido novedades dignas de mención en el norte del frente, coincidiendo con la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna.
Sí en el área de Bakhmut, en donde las Fuerzas Armadas ucranianas continúan retrocediendo de forma ordenada, perdiendo posiciones por ejemplo en dirección a Chasiv Yar, al norte o en Klischiívka, al sur, pero solo tras ser sometidos a fuertes bombardeos e intensos combates. Ahora bien, donde logran más avances es, como cabía esperar, en las zonas urbanas, en tanto fuera de ellas y una vez al descubierto, quedan al alcance de los drones y de la artillería ucraniana, aunque esta sufra una importante escasez de municiones.
En el caso de la zona al oeste de la ciudad de Donetsk, no se han registrado nuevos avances rusos en el área de Avdiívka. De hecho, las únicas noticias tienen que ver con un pequeño avance ucraniano en la zona de Nevels’ke, al sur de Pervomaíske.
Al sur, por último, tenemos que las tropas rusas podrían haber logrado un importante avance -entendido en los términos de esta guerra y del estancamiento- entre Robotyne y Verbove, en el eje de Orijiv. Además, aunque en este caso desde la orilla oriental del Dniéper, han seguido llegando testimonios del uso hecho por parte de la aviación rusa de las bombas planeadoras FAB-1500M54, que se están convirtiendo en una de sus mejores herramientas, especialmente ahora que cada Su-34 puede transportar y lanzar hasta cuatro de ellas en cada salida, una cifra que se espera crezca pronto.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, la noticia del día es sin duda la aprobación definitiva, por parte de la Unión Europea, del que es el duodécimo paquete de sanciones a Rusia hasta la fecha, llegado medio año después del anterior y, como sabemos, con recortes en su ambición inicial. Sobre el mismo se ha pronunciado el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, quien considera que se trata de un «conjunto sólido» de medidas que «debilitarán aún más la maquinaria de guerra de Rusia».
Entre otros, este nuevo paquete prohibirá el comercio con diamantes y joyas naturales o sintéticos procedentes de Rusia a partir de enero, así como de los diamantes rusos tallados en otros países a partir de septiembre de 2024. También incluye medidas para evitar la reexportación a Rusia de componentes que puedan ser aprovechados por sus fuerzas armadas, intentando así limitar las formas que tiene este país de obviar las sanciones, recurriendo a terceros.
Desde Ucrania, como no podía ser de otra forma, han dado una calurosa bienvenida a la decisión de los Veintisiete, pronunciándose al respecto tanto Zelenski, como su ministro de Defensa, Rustem Umerov o el de Exteriores, Dmytro Kuleba. También el asesor presidencial, Mykhailo Podolyak, quien ha puesto el foco en la necesidad de seguir reforzando cualquier mecanismo que contribuya a «agotar la economía rusa».
Desde Rusia, siguiendo la tónica de días anteriores, han incidido en la inutilidad de este tipo de medidas. Así las cosas, los medios recurrían a expertos nacionales para hablar sobre los limitados efectos de las mismas, secundando de esta forma lo dicho en jornadas anteriores por los portavoces tanto del Gobierno, como de Exteriores.
Una Rusia, que, por cierto, ha celebrado la reciente victoria lograda por el partido del presidente serbio, Aleksandar Vucic en las elecciones parlamentarias del país balcánico, lo que ayuda a consolidar la posición de un líder que desde Moscú consideran un «amigo» y del que esperan que continúe «la trayectoria de fortalecimiento de la unidad y la cooperación».
Pasando a la diplomacia, Andriy Yermak, el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, se ha reunido con el asistente de la Secretaría de Estado de los EEUU para Eurasia, Jim O’Brien, en el marco de su visita a Kiev. Con él ha discutido los resultados del reciente viaje de Zelenski a los Estados Unidos y la situación política en el país, dado que todavía no se ha llegado a un acuerdo que permita desbloquear la ayuda a Ucrania, sobre la que la Casa Blanca ha alertado de que está pronta a terminarse, metiendo así mayor presión a los senadores.
El segundo de Yermal, el jefe adjunto de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andrii Sybiha, se ha reunido con Barbara Woodward, representante permanente del Reino Unido ante las Naciones Unidas, que se encuentra de visita en Ucrania. Como es habitual en estos casos, además de agradecer el apoyo del Reino Unido a la causa ucraniana y de informar sobre las necesidades del país y la situación en el frente, solicitó ayuda adicional. En este sentido, y aunque no haya relación directa entre este encuentro y el anuncio británico, desde el Reino Unido han hecho público que aumentarán la ayuda naval proporcionada a Ucrania en los próximos años. Para ello, en unos días se firmará un memorando de entendimiento según el cual el Reino Unido se comprometerá a «mantener a Kiev en la lucha» contra Rusia, proporcionando apoyo militar centrado en el dominio marítimo, así como ayuda financiera e inteligencia.
Siguiendo con la ayuda militar, se ha sabido que las Fuerzas Armadas ucranianas han recibido recientemente 27 vehículos de transporte blindados M113, llegados al país gracias a la plataforma United24. El destino de los mismos será la Guardia Nacional.
También, en relación con este tema, se ha publicado que Dinamarca participará en la donación de vehículos de combate de infantería suecos CV90 a Ucrania, confirmándose así algo de lo que se venía hablando desde tiempo atrás. La donación, que tendrá un valor de 241 millones de euros, ha sido anunciada por las autoridades danesas: “El gobierno, junto con el gobierno sueco, ha decidido cofinanciar la donación ya en curso de vehículos de combate de infantería CV90, así como la producción de carros de combate adicionales”.
Además, también se ha conocido que el Ministerio de Defensa alemán ha suscrito un nuevo acuerdo con la empresa germana Rheinmetall, especializada entre otros en la producción de municiones. En virtud del mismo, valorado en alrededor de 100 millones de euros, esta empresa producirá varias decenas de miles de disparos de artillería de 155mm para Ucrania, cuya entrega está prevista para 2025.
Por último, es obligado hacer una referencia al acuerdo alcanzado entre los Estados Unidos y Finlandia, destinado a reforzar los lazos militares entre ambos estados y que llega apenas unas horas después de que Putin advirtiese sobre la entrada del país escandinavo en la OTAN. Según el ministro de Defensa finés, Antti Hakkanen, el acuerdo ofrece «una fuerte señal del compromiso de Estados Unidos en la defensa de Finlandia y de todo el norte de Europa”.
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