Guerra de Ucrania – Día 660

Intercambio de golpes entre Rusia y Ucrania, con los primeros lanzando una jornada más drones sobre las ciudades ucranianas y los segundos atacando Crimea, Kursk o Donetsk. Al mismo tiempo que esto ocurría, sobre el terreno continúan produciéndose constantes ataques rusos que, sin embargo, siguen estando muy lejos de provocar un colapso ucraniano, a pesar de los pequeños y constantes retrocesos. En el ámbito diplomático, mientras tanto, destacan las palabras de Macron, dirigidas a Putin, el acuerdo entre Finlandia y los Estados Unidos de cara al uso de una quincena de bases militares y los intentos en la UE para buscar una alternativa que permita mantener la ayuda a Ucrania a pesar del bloqueo húngaro.

Uno de los grandes problemas a la hora de analizar un conflicto como el ucraniano, que se está librando mientras escribimos, y más en los tiempos que corren, tiene que ver con la sobreinformación. Son demasiadas fuentes, demasiadas noticias llegando a las redacciones a través de agencias, redes sociales e incluso testimonios personales, demasiada propaganda de guerra por uno y otro lado, cuando no directamente guerra informativa y, en definitiva, demasiados estímulos.

Al final, lo que toda esta exuberancia (des)informativa provoca, es una pérdida de perspectiva. Se dificulta sobremanera el análisis sosegado, pues el bombardeo de noticias, todas ellas urgentes y «definitivas», termina por distorsionar cualquier evaluación, al sobreponderarse casi siempre la información llegada en las últimas horas y días. Información que, además, las más de las veces es táctica y tiene que ver con la pérdida de una mísera calle o edificio, de una pequeña trinchera, de un sistema de armas determinado, o con las palabras de un político en el caso de la referente a la situación internacional.

Para el caso que nos ocupa, esta falta de perspectiva, máxime cuando uno dedica dos horas al día a leer decenas o cientos de mensajes y post, de noticias y de fuentes de todo tipo para escribir un informe, es un absoluto inconveniente. Por eso prestamos relativamente poca atención al análisis de lo que ocurre sobre el terreno y tratamos de explicar aspectos relacionados con la guerra, pero que van más allá de esta, como las que tienen que ver con la evolución de la tecnología bélica, las relaciones internacionales, la política interior, la doctrina, etc.

En este sentido, la guerra nos arroja lecciones que van a seguir siendo válidas a medio y largo plazo, como las derivadas de la sensorización del campo de batalla, la pérdida del factor sorpresa, el retorno de la artillería, el papel de las armas de precisión de largo alcance o las relaciones de costos entre unos y otros sistemas. Factores que, en muchos casos, son los responsables de un estancamiento que es estructural, tiene que ver tanto con esto como con las limitaciones de unos y otros a la hora de alistar ejércitos mayores y de producir más armamento, provocando una situación de equilibrio que, en lo fundamental, no parece que pueda cambiar en los próximos meses.

https://www.revistaejercitos.com/2023/11/26/fundamentos-sobre-tactica-ii/

Es cierto que Ucrania vive una situación crítica, pues depende absolutamente de la ayuda exterior, si lo que se pretende es que tenga alguna oportunidad de llegar a la mesa de negociaciones en una situación aceptable. Una ayuda que está flaqueando, lo que lleva, entre otras cosas, a que las AFU estén experimentando notables problemas dado especialmente el diferencial artillero con Rusia, el que existe en cuanto a aviación y también las dificultades a la hora de reclutar personal.

No obstante, si dejamos de lado la propaganda rusa, que tanto se esfuerza en incidir sobre la idea de que la derrota es inevitable, y si obviamos las noticias, casi diarias, relativas a ataques y pequeños avances rusos, fijándonos en la realidad fría pero mucho más explicativa, de los números, lo que tenemos es que las ganancias territoriales del Ejército ruso han sido y aspiran a ser mínimas. El máximo esfuerzo ruso se está realizando en Avdiívka, y tiene como objetivo no llegar al Dniéper, sino algo mucho más prosaico, como es crear una zona de seguridad alrededor de Donetsk que permita, en caso de congelamiento de la guerra o de salida negociada, que la capital regional quede fuera del alcance de la artillería ucraniana de menor alcance.

Por supuesto, también tienen otros objetivos, como los estratégico-políticos, que buscan facilitar la reelección (por otra parte, «cantada») de Putin el próximo mes de marzo, vendiendo una imagen victoriosa, a la vez que enrarecen las relaciones entre Ucrania y sus aliados, en tanto las AFU parecen en permanente retroceso y una mala inversión, algo que en absoluto es así por lo menos para los EEUU, como hemos venido viendo. De hecho, la principal apuesta rusa parece ser esta, lo que ya nos da una cierta idea de que no parecen confiar en sus posibilidades de lograr una victoria decisiva sobre el terreno.

Obviamente, los avances que logren podrán situar al Ejército ruso en una situación más favorable de cara a la próxima primavera, pues si Ucrania sigue sin recibir un gran volumen de ayuda y Rusia continúa aumentando su producción de sistemas y municiones, tendrá nuevas oportunidades de avanzar, aunque en ningún caso cumpliendo con lo que especulan algunos medios. No estamos en esa situación, y que se produzca un verdadero vuelco en el conflicto derivado de un cambio importante en el campo de batalla se antoja imposible, al menos por el momento. Rusia simplemente no tiene -todavía, esto es importante- medios ni capacidad para infligir a Ucrania derrotas decisivas, ni siquiera significativas en términos operacionales. Es más, el nivel de pérdidas que está experimentando, no es sostenible en el tiempo. Quizá sí unas semanas o meses más, pero no de forma indeterminada.

Lo contrario, por supuesto, y más con la reducción de la ayuda en los últimos meses, parece igualmente imposible. Además, la experiencia de este verano pesa en las filas ucranianas. Así, como en toda guerra de desgaste, y a falta de innovaciones tecnológicas o doctrinales que puedan romper el bloqueo, seguimos condenados a esperar que uno de los dos bandos colapse y solicite conversaciones por puro agotamiento.

https://www.revistaejercitos.com/2023/08/29/son-posibles-las-operaciones-de-ruptura-en-la-guerra-de-ucrania/

Dicho esto, lo que nos queda es, como estos días, el intercambio de golpes. En el caso de los ataques con drones y misiles, generalmente muy favorable a Rusia, aunque por el momento sin provocar un nivel de daño comparable al de la temporada pasada, a la espera de que puedan recrucederse, toda vez que el número de misiles producidos por Rusia cada mes se estima que ha venido creciendo. Durante la última noche, han sido una quincena los drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) lanzados por Rusia, de los que Ucrania asegura haber derribado catorce, una tasa altísima, que ha venido manteniendo de un tiempo a esta parte y da fe del buen funcionamiento de los sistemas enviados por sus aliados, por más que supongan un notable coste a la hora de ser mantenidas y municionadas.

Del otro lado se han registrado explosiones en Crimea, concretamente en Sebastopol y en Sinferopol, así como en Donetsk. Desde el Ministerio de Defensa ruso también han hablado de la llegada de cuatro drones ucranianos sobre su territorio, lo que ha mantenido a las defensas antiaéreas ocupadas en la región de Kursk.

Más allá de esto, sobre el terreno tenemos que, al norte de Bakhmut, las tropas rusas habrían seguido avanzando entre Vesele y Berestove. También en dirección a Chasiv Yar.

Al oeste de Donetsk, y en el caso de Avdiívka, si bien los ataques son generalizados, los avances siguen siendo mínimos y sigue sin apreciarse riesgo de cerco a corto plazo. Donde sí han logrado avances más importantes es más al sur, en Novomykhailivka, localidad que intentan rodear desde el sur.

Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 15 de diciembre de 2023. Fuente - @Majakovsk73
Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 15 de diciembre de 2023. Fuente – @Majakovsk73.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, como corresponde a los fines de semana y una vez concluido el EUCO con un resultado más agrio que dulce, las noticias son escasas. Mientras en los Estados Unidos continúan las negociaciones entre partidos para intentar lograr un acuerdo que permita continuar prestando ayuda a Ucrania durante el próximo año, la actualidad pasa nuevamente por el Viejo Continente y, más exactamente, por la UE. Aquí, Úrsula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea, ha asegurado que se encontrará una solución para liberar los 50.000 millones de euros de ayuda prometidos a Ucrania, a pesar del veto del primer ministro húngaro, Víktor Orban. Este, por cierto, ha exigido que se paguen a tu país todos los fondos europeos previstos para Hungría y bloqueados, antes de plantearse levantar el veto a la ayuda a Ucrania.

Sobre este particular, se ha pronunciado en las últimas horas el presidente francés, Emmanuel Macron, quien invitó a Orban a «comportarse como un europeo» y no tomar a la Unión Europea como «rehén» en relación a Ucrania. En concreto, sus palabras han sido las siguientes:

Espero que Viktor Orban en los próximos meses, siendo respetado, [que] se tengan en cuenta sus intereses legítimos, se comporte como un europeo y no toma como rehén nuestro progreso político.

No han sido las únicas declaraciones de Macron, quien también ha tenido unas palabras para Putin y para Rusia, después de que Putin se quejase de que el presidente francés había dejado de llamarle en su comparencia anual ante los medios. La respuesta del galo ha sido clara, diciendo que no ha cambiado su número de teléfono y que: «Si el presidente Putin está dispuesto a entablar un diálogo y realizar propuestas serias para avanzar, salir del conflicto y construir una paz duradera, es decir, una que respete el derecho internacional y, por tanto, los intereses y la soberanía de Ucrania», atenderá su llamada.

De Francia, pasamos a Alemania, en donde el vicecanciller Robert Habeck ha respaldado las recientes palabras de Scholz, diciendo que el país debe estar preparado para compensar la disminución de ayuda a Ucrania, pues «hemos de ser conscientes de que Putin quiere destruir el orden europeo de posguerra y amenaza nuestra seguridad». Además, ha manifestado, en relación con los Estados Unidos, que espera que Trump no vuelva a ser presidente.

Mientras tanto, como ha explicado el propio Zelenski en las redes sociales, la política exterior ucraniana seguirá siendo especialmente activa en todo lo relacionado con el mantenimiento de la unidad en el apoyo a su país tanto en Europa, como en América y en el resto del mundo. En relación con esto, en las últimas horas el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha conversado por teléfono con su homólogo español, José Manuel Albares, a quien ha agradecido su papel a la hora de lograr que el Consejo Europeo aprobase la apertura de negociaciones con Ucrania.

El ministro de Defensa, Rustem Umerov, por su parte, se ha reunido con el embajador de Turquía en Ucrania, Levent Bilgen, a quien presentó a los responsables ucranianos de la cooperación en materia de defensa y de adquisiciones y contrataciones. En el encuentro, tocaron temas como la cooperación en materia de producción de armamento, pero también sobre la seguridad en el mar Negro, invitando de paso a Turquía a unirse a la coalición promovida por el Reino Unido y Noruega.

Pasando a la ayuda, en este caso financiera, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, ha anunciado que el Banco Mundial proporcionará 1.340 millones de dólares en apoyo financiero adicional para Ucrania que se utilizarán para pagar los salarios de los profesores, apoyar a los desplazados internos y otros gastos prioritarios del presupuesto estatal. La mayor parte de este paquete de financiación cuenta con el apoyo del gobierno de Japón, así como de los EEUU y Suiza.

Además, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo facilitará a Ucrania 150 millones de euros que servirán para que la empresa estatal de energía, Ukrenergo, pueda hacer frente con mayores garantías a los retos que plantee la temporada invernal, incluidos por supuesto los ataques rusos contra la red eléctrica y energética ucraniana.

En cuanto a la ayuda militar, en este caso más orientada a lo humanitario, pues hablamos de equipos de desminado, el gobierno surcoreano ha proporcionado a Ucrania una decena de robots de desminado que tendrán como destino el Servicio Estatal de Emergencias ucraniano. Se unen así a otras dos unidades entregadas el pasado mes de septiembre.

En otro orden de cosas, el Servicio de Seguridad ucraniano, el SBU, ha añadido al patriarca ortodoxo ruso Cirilo I de Moscú a su lista de personas buscadas. Según ha trascendido, está acusado de violar el artículo 110 del Código Penal de Ucrania, que se refiere a aquellas acciones que infringen la seguridad territorial de este país y que resultan en la «muerte de personas u otras consecuencias graves». El cargo, de ser capturado y juzgado, podría conllevar una pena de cadena perpetua, aunque es cuanto menos improbable que Cirilo I quede al alcance de los servicios de seguridad ucranianos.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *