Tras una nueva noche en la que las Fuerzas Armadas rusas han vuelto a poner a prueba las defensas antiaéreas ucranianas con el lanzamiento de dieciocho drones tipo Shahed y ocho misiles, Zelenski ha llegado a Washington, en donde se reunirá con los líderes del Senado y del Congreso, el demócrata Chuck Schumer y el republicano Mitch McConnell, respectivamente. También, por supuesto, con Biden. Todo mientras Dmytro Kuleba se ha visto con el ministro de Exteriores húngaro por primera vez desde el inicio de la guerra, a la vez que saludan el nombramiento de Donald Tusk como primer ministro de Polonia y en una jornada en la que Putin ha presidido el izado de bandera de dos nuevos submarinos de propulsión nuclear para la Marina de guerra rusa.
Aprovechando que el presidente Ruso, como hemos adelantado en la entradilla, ha presidido la ceremonia de entrega de bandera a los nuevos submarinos de propulsión nuclear, vamos a dedicar la primera parte del informe a la Marina de guerra rusa, seguramente la rama de las Fuerzas Armadas rusas que peor parada ha salido de esta guerra. Un conflicto en el que han sufrido la pérdida de numerosas unidades pero, mucho peor, el varapalo de ver cómo han sido expulsados de la zona occidental del Mar Negro gracias a las capacidades A2/AD desarrolladas por Ucrania con la ayuda de sus socios. Algo que no deja de ser un tanto irónico, después de años en los que la gran preocupación de la OTAN ha sido, precisamente, la burbuja anti-acceso/negación de área establecida por Rusia en la región.
Antes de entrar en materia, cabe decir que los dos submarinos que se incorporan ahora al servicio, el SSN «Krasnoyarsk», de la clase Yasen-M y el SSBN «Emperador Alejandro III», de la clase Borei, son buques modernos y capaces que, además, han sido construidos en un plazo de tiempo razonable. Esto demuestra que Rusia mantiene unas capacidades envidiables en este ámbito y que seguramente crecerán. En detrimento, eso sí, de la flota de superficie, condenada por diversas razones a operar o alejada del océano (aguas azules) o a dedicarse a tareas que nada tienen que ver con el dominio positivo del mar y sí con el apoyo a las operaciones terrestres y la disuasión estratégica.
Hasta el hundimiento del “Moskva”, Occidente seguía pensando que la Marina rusa, al menos, era más profesional que las fuerzas terrestres de Moscú. El temprano incidente, acaecido apenas dos meses después del comienzo de la guerra, puso de manifiesto posibles problemas en la preparación de la tripulación de este crucero a la hora de enfrentarse a amenazas imprevistas, ya que los ejercicios rusos tienden a estar diseñados para demostrar la efectividad de sus sistemas, en lugar de preparar a las tripulaciones ante escenarios reales. Una impresión que posteriormente no ha hecho sino reforzarse, a raíz de las numerosas bajas sufridas y, especialmente, de las circunstancias en las que se han producido muchas de ellas.
Cruceros de misiles guiados (1 hundido) |
1 Crucero de misiles clase Slava o Proyecto 1164: (“Moskva” hundido por misil Neptune antibuque) |
Submarinos (1 severamente dañado) |
1 Submarino clase Kilo mejorado o Proyecto 636.3: (“B-237 Rostov del Don” dañado sin posibilidad de repararlo por un ataque con misiles) |
Buques de desembarco (3 destruidos y 2 dañados) |
1 Buque de desembarco clase Tapir o Proyecto 1171: (“BDK-65 Saratov”, destruido con un misil Tochka-U). |
3 buques de desembarco clase Ropucha o Proyecto 775: (“Minsk” dañado sin posibilidad de repararlo por ataque con misiles), (Sin identificar, dañado por un misil balístico Tochka-U) (Olenegorsky Gornyak, dañado por USV) |
1 Lancha de desembarco clase Serna o Proyecto 11770: (Sin identificar, destruida por un drone Bayraktar TB2) |
Otras unidades (6 destruidas y 3 dañadas) |
1 Dragaminas clase Natya o Proyecto 266M: (Sin identificar, dañado por USV) |
5 Patrulleros clase Raptor o Proyecto 03160: (1 sin identificar, destruido por Bayraktar TB2), (2 sin identificar, destruidos por Bayraktar TB2), (1 sin identificar, dañado por Bayraktar TB2) (2 sin identificar, dañado por ATGM) |
1 Lancha de asalto de alta velocidad BK-16 o Proyecto 02510: (Sin identificar, destruido por Bayraktar TB2) |
1 Lancha patrullera pequeña Proyecto 640: (Sin identificar, destruida por TB2) |
1 Remolcador de rescate Proyecto 22870: (“SB-739 V’asily Bekh” destruido por un Bayraktar TB2 y misil Harpoon) |
1 Corbeta Proyecto 22800: (“Askold”, destruida por el impacto de tres misiles SCALP-NG o Storm Shadow mientras estaba siendo finalizada en las instalaciones de Zaliv en Kerch, Crimea) |
Pese a todo lo anterior, y máxime en un escenario de aumentos presupuestarios en materia de Defensa, Rusia continúa trabajando e invirtiendo en su marina, como demuestran las mejoras introducidas en buques como la fragata «Almirante Gorshkov», que ya puede operar los misiles hipersónicos (ya hablamos en su día sobre las dudas que generan) Tsirkon. Lo mismo a propósito de la construcción de nuevos diques flotantes en los que acometer la construcción de buques de un porte mayor al de corbeta. También de la modificación de los buques de desembarco de la clase Ivan Gren para operar helicópteros de ataque. Son muestras, todas ellas, de que hablamos de un ente vivo.
Sin embargo, después de más de dos décadas, básicamente desde la catástrofe del «Kursk», en las que la Marina rusa se aparecía a los ojos de Occidente como una gran amenaza tras numerosas inversiones, la recuperación de algunas capacidades constructivas y, especialmente, tras la botadura y puesta a flota de numerosas unidades, el papel de la fuerza naval dentro de las Fuerzas Armadas rusas ha cambiado, seguramente de forma definitiva. Así las cosas, si en algún momento buscaron volver a ser una marina de aguas azules, como en tiempos del almirante Gorshkov, parecen haber renunciado definitivamente a ello, concentrándose como decíamos al principio en el apoyo a las fuerzas terrestres y la disuasión estratégica, sea defensiva u ofensiva.
Al final, el hecho de que los mayores problemas de seguridad rusos vayan a seguir procediendo en los próximos años de sus fronteras terrestres, el enorme desgaste sufrido en Ucrania, que obliga a canalizar inversiones hacia el Ejército de Tierra y la conciencia de que un solo buque de gran porte permite equipar a varias divisiones acorazadas, confabulan para reducir el papel de la marina. Lo anterior, unido a la mala imagen ofrecida durante la guerra, que ha echado por tierra la influencia que los marinos pudiesen ejercer sobre las decisiones de gasto, obliga a pensar que volvemos a tiempos más parecidos a los anteriores a 1962 (Crisis de los misiles, en la que se demuestran las carencias navales), en los que era apenas un apéndice del Ejército de Tierra o un servicio cuya misión esencial era la disuasión, proporcionada por la disponibilidad de un gran número de vectores de ataque de largo alcance (misiles balísticos y de crucero), que a ningún momento posterior a esta fecha.
Además de lo anterior, y de cara al futuro, hay que tener en cuenta el peso de las sanciones y el hecho de que Rusia no está superando algunos cuellos de botella, como el de la motorización. Problemas que podrían llevar a la paralización completa de determinadas unidades o programas. También los quebraderos de cabeza a la hora de encontrar mano de obra especializada. En definitiva, a 10 a 15 años vista, la Marina de guerra rusa parece estar condenada a ser una marina costera con unidades capaces de apoyar al Ejército en acciones regionales, operando de nuevo bajo la cobertura aérea basada en tierra y necesitada de la presencia de un puerto cercano en el que recargar misiles de forma continuada, dado el escaso porte de la mayoría de sus unidades.
Pasando del futuro de la Marina rusa al presente de los combates y los ataques, tenemos que, en las últimas horas, las Fuerzas Armadas rusas habrían lanzado sobre Ucrania hasta 18 drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) y 8 misiles, de los que la defensa antiaérea ucraniana asegura haber derribado todos y cada uno de ellos. De hecho, a diferencia de otros días no hay ni registro de explosiones ni de nuevos problemas de suministro eléctrico.
En cuanto a los combates, que nos siguen dejando importantes pérdidas especialmente del lado ruso, nos encontramos al norte del frente con nuevos avances rusos en dirección a Kupiansk desde Pershotravneve, que se unen a los de la zona de Kreminna horas atrás.
En el caso de Bakhmut, están también logrando avanzar en dirección a Ivanisvke, al oeste de la ciudad. Lo mismo, aun más al norte de Bakhmut, en dirección a Bohdanivka. El esfuerzo ruso parece estar encaminado a llegar a la zona del canal de agua dulce de nuevo, pues con el actual grado de desgaste, incluso aunque lo consigan, parece muy complicado que puedan volver a aventurarse más allá al menos a corto plazo.
Es en Avdiívka, a pesar de las enormes pérdidas sufridas por las unidades rusas al ataque, en donde siguen concentrándose el grueso de los esfuerzos ofensivos, tanto a norte como a sur de la urbe. Pese a ello, no hay grandes cambios en las últimas horas, más allá de un posible avance al sureste.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, la actualidad viene marcada por cuatro aspectos. En primer lugar, por la visita de Zelensky a los Estados Unidos. En segundo lugar, por los contactos entre Ucrania y Hungría, en un intento de desbloquear las negociaciones previas al Consejo europeo de los próximos días 14 y 15 en Bruselas. En tercer lugar, por el anuncio de que las elecciones presidenciales en Rusia también se celebrarán en las zonas de Ucrania ocupadas. Por último, por la llegada al cargo de primer ministro en Polonia de Donald Tusk, celebrada por Ucrania.
En cuanto a la visita de Zelenski a los Estados Unidos, esta ha comenzado con una reunión con el secretario de Defensa, Lloyd Austin III, a la que también ha acudido el jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas estadounidenses, Charles Brown. Como es habitual en estos casos, la conversación ha girado en torno a los desafíos de seguridad globales, la cooperación en materia de defensa, etc.
Ha sido, en cualquier caso, un día apretado para Zelenski, quien también se ha dirigido a los alumnos y profesores de la Universidad de Defensa Nacional de Estados Unidos, ante los que ha hablado sobre el valor de la libertad y sobre cómo esta debe prevalecer siempre cuando es cuestionada.
Además de esto, ha tenido tiempo para encontrarse con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, con quien ha hablado sobre la financiación a largo plazo para Ucrania, y sobre la asignación de un tramo de ayuda de 900 millones de dólares procedente de los Estados Unidos.
Además de lo anterior, encontró espacio para reunirse con directivos de la industria de defensa estadounidense, a quienes intenta atraer para que realicen inversiones en su país, de forma que puedan aumentar la producción de armamento y municiones en su territorio en lugar de depende de los envíos de terceros.
Por último, Zelenski se ha reunido con el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, a quien agradeció el apoyo continuado de la institución y con quien discutió acerca de las formas de utilizar los activos rusos congelados para financiar la recuperación de Ucrania.
Más tensa será la situación en las próximas horas, ya que Zelenski debe encontrarse con los líderes de la mayorías demócrat y la minoría republicana en el Senado, Chuck Schumer y Mitch McConnell. Si bien ambos son partidarios de mantener la ayuda a Ucrania, lo cierto es que son conscientes de que el ala más dura del Partido Republicano sigue ejerciendo su bloqueo y de que ya han afirmado que no se moverán de esta posición, aunque se entiende que es una estrategia para conseguir más concesiones por parte de la Administración Biden en materia de inmigración. En cualquier caso Zelenski, que también se verá con el presidente republicano del Congreso, Mike Johnson y con el Joe Biden tras dirigirse a las cámaras, hará lo posible por desbloquear la situación política estadounidense.
Pasando a la «cuestión húngara», en las últimas horas el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, se ha visto en persona con su homólogo húngaro, Peter Szijjarto. Este último habría explicado al primero que, según su punto de vista, la Unión Europea no está lista para iniciar conversaciones de adhesión con Ucrania, pues «una decisión así tiene una importancia histórica para el futuro de la Unión Europea», a pesar de lo cual, según Szhijjarto «la Comisión Europea no tiene la menor idea del impacto que la adhesión de Ucrania tendría en toda la comunidad». Más allá de las declaraciones, han hablado sobre las medidas adoptadas por Ucrania en materia de protección de las minorías, uno de los temas que más preocupa en Hungría. Kuleba, por cierto, también se ha reunido en las últimas horas con su homólogo armenio, Ararat Mirzoyan, con quien ha hablado también de temas de seguridad y del desarrollo de las relaciones bilaterales.
No ha sido el único ministro polaco que ha hablado con un ministro húngaro en las últimas horas. De hecho, el ministro de Defensa, Rustem Umerov, ha mantenido una conversación telefónica con Kristóf Szalay-Bobrovniczky, en la que ha agradecido el apoyo en materia médica y de desminado y de quien espera una mayor colaboración en el futuro. Además, Rustem invitó al ministro húngaro a visitar Kiev en el futuro, aunque no hay una fecha cerrada por el momento.
Estos contactos, que se producen después de la breve conversación entre Zelenski y Orban en Buenos Aires, tienen como objetivo desbloquear las negociaciones previas al Consejo europeo de los próximos días 14 y 15 de diciembre, a celebrar en Bruselas. Al respecto, tanto el canciller alemán Olaf Scholz como el Alto Representante, Josep Borrell, han pedido unidad a los Veintisiete.
En otro orden de cosas, Ucrania ha saludado con esperanza la llegada de Donald Tusk al cargo de Primer Ministro en Polonia. Así lo ha expresado el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak, a través de las redes sociales, como Twitter, expresando además sus deseos de que esto permita superar diferencias y profundizar en la estabilidad y cooperación en la región. Lo mismo que ha hecho el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien cree que la noticia permitirá hablar del inicio de una «nueva página» en las relaciones bilaterales.
Por de pronto, la llegada de Tusk al puesto ha venido acompañada de una buena noticia para Ucrania: el levantamiento parcial del bloqueo fronterizo que hasta ahora ejercían los camioneros polacos al tránsito de camiones ucranianos. Así, según el ministro de Infraestructuras ucraniano, Oleksandr Kubrakov «El bloqueo del cruce Yahodyn-Dorohusk ha terminado. El tráfico estable de camiones se reanudó a las 14 horas». Aun así, pidió que el bloqueo se levantase por completo y que no se permita que la situación vuelva a repetirse.
Pasando a Rusia, en las últimas horas se ha sabido que las elecciones presidenciales se celebrarán también en los territorios ucranianos ocupados, según ha anunciado la comisión electoral e informado las agencias de prensa rusas. De hecho, no es la primera vez que esto ocurre, por lo que no tiene nada de sorprendente: Rusia ya ha organizado varias elecciones en las regiones de Zaporiyia, Jersón, Donetsk y Lugansk, cuya anexión proclamó en septiembre de 2022.
En otro orden de cosas, desde Estados Unidos, y en relación con Rusia, han mostrado su preocupación por la situación del opositor Alexey Navalny quien, según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, John Kirby, debe ser «puesto en libertad inmediatamente». Al parecer, y según sus abogados, Navalny estaría en paradero desconocido, después de varios días sin que hayan podido contactar con él. Respecto a esto, hay que decir que los traslados de una colonia penitenciaria a otra en Rusia pueden llegar a requerir varias semanas de viaje en tren, con etapas y casi siempre sin noticias para los familiares de los detenidos mientras el tránsito se produce.
Por último, finalizamos con la ayuda militar a Ucrania, ya que en las últimas horas los militares ucranianos han recibido un nuevo lote de vehículos blindados canadienses Gurkha, llegados al país gracias a la actividad de la plataforma United24. Vehículos que serán, en todos los casos, utilizados para el rescate y transporte de heridos en el frente.
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