Guerra de Ucrania – Día 652

Durante las últimas horas, Rusia ha conseguido no solo alcanzar las instalaciones portuarias ucranianas en el Danubio, sino provocar cortes eléctricos en siete regiones del país. Esto ha motivado un llamamiento por parte del gobierno para que la ciudadanía modere el consumo eléctrico, en vista de la dificultad de abastecer la demanda y la necesidad de no sobrecargar la red. Además de esto, y mientras los combates siguen su curso, Putin se ha reunido con el presidente iraní, Ebrahim Raïssi, el Reino Unido ha convocado al embajador ruso tras haber descubierto supuestos intentos de ciberinterferencia en su política y se ha sabido que las promesas de ayuda a Ucrania han caído a su nivel más bajo desde que comenzara la invasión.

El Instituto Kiel, al que hemos hecho referencia en numerosos informes desde el comienzo de la invasión y cuyos especialistas han tenido a bien ayudarnos, suministrando datos, de cara a la redacción de nuestros dos primeros libros sobre la guerra de Ucrania, ha publicado en las últimas horas una gráfica en la que se recogen las promesas de ayuda a Ucrania hechas por parte de sus aliados. Los datos son demoledores, pues después de alcanzarse un máximo en noviembre y diciembre del pasado año, en preparación de la ofensiva de primavera (finalmente, estival), estamos ahora en cifras de mínimos.

Es cierto que las promesas de ayuda plurianual han alcanzado su máximo, pero dado que estas no se ejecutarán hasta pasado un tiempo y que, además, se implementarán en varios años y no de un solo golpe, su impacto sobre el devenir del conflicto será muy distinto al que tuvieron los grandes paquetes de ayuda aprobados anteriormente. Además, en muchos casos planea sobre ellos la duda de la situación política, como ocurre en el caso de los Países Bajos pese a las palabras de su ministra de Exteriores, o la financiera, como en el de Alemania.

Lo más interesante de la gráfica, además de las dudas que plantea respecto a las posibilidades futuras de Ucrania es que demuestra algo que hemos venido explicando desde los primeros meses de la guerra: que la ayuda nunca ha sido totalmente gratuita, sino que ha respondido a la situación sobre el terreno, el análisis que los socios y aliados de Kiev han hecho sobre sus opciones militares y los logros alcanzados por las Fuerzas Armadas ucranianas. Datos que, por otra parte, avalan más si cabe la teoría de que se trata, en el caso ucraniano, de una guerra por delegación.

En relación con esto, se observa perfectamente cómo se alcanza un primer pico tras la exitosa defensa hecha en los tres primeros meses de guerra, en los que Moscú se vio obligada a cambiar de planes y recortar sus objetivos estratégicos, retirándose de Kiev y probando suerte -con lamentable resultado- a través del saliente de Izium. El siguiente pico, el más alto hasta la fecha, llegaría después de los notables resultados cosechados por Ucrania en sus ofensivas de Jersón y Járkov. Estas, además de para recuperar una fracción nada desdeñable del terreno tomado anteriormente por Rusia, sirvieron para convencer a sus aliados de que hacer un esfuerzo mayor -preparando la ofensiva de 2023- tenía sentido, de ahí las cifras de noviembre y diciembre (recordemos que las promesas se producen en estos meses, pero se ejecutan en los siguientes).

Compromisos de ayuda a Ucrania. Fuente - Kiel Institute.
Compromisos de ayuda a Ucrania. Fuente – Kiel Institute.

El otro dado fundamental que confirma la gráfica y que se aprecia al observar las columnas naranjas, tiene que ver con el hecho de que los aliados hayan optado, cada vez más, por prometer ayuda plurianual, lo que tiene tres explicaciones diferenciadas: 1) dan por hecho que la guerra, en la que es difícil que la línea de frente cambie de forma dramática, se librará a largo plazo, con lo que consideran necesario demostrar a Rusia que están dispuestos a seguir financiando a Ucrania durante años, ante la perspectiva de un conflicto congelado o casi; 2) la situación de los stocks y el lento aumento de las capacidades productivas tanto en los Estados Unidos, como especialmente en la Unión Europea hacen imposible el envío de grandes cantidades de ayuda de forma inmediata; 3) en el caso estadounidense, a pesar de contar todavía con grandes reservas de municiones, armamento y sistemas, la situación política impide su envío a Ucrania.

Lamentablemente, no disponemos por el momento de una gráfica en la que figuren, por un lado, los recursos que han ido empeñando Ucrania y sus aliados desde el inicio de la guerra y, por otro, los que ha ido empeñando la Federación Rusa. En este caso veríamos cómo, de inicio, Rusia partiría con una notable ventaja frente a una Ucrania que apenas habría recibido armas ligeras. También cómo, durante el verano y el otoño de 2022, tras las enormes pérdidas rusas acumuladas y gracias a la llegada masiva de ayuda a Ucrania, la situación cambiaba de forma dramática. Por último, esta gráfica -insistimos en que no se ha hecho, con lo que estamos especulando-, demostraría que tras la movilización humana e industrial de finales de 2022 y la recepción de ayuda por parte de aliados como Irán o Corea del Norte, las tornas volvieron a cambiar, siendo Rusia, de ambos contendientes, el que más cerca está de alinear medios, modos y fines (lo que no quita para que en algunos aspectos, dado el enorme desgaste, tenga dificultades).

Cambiar de nuevo la situación, de cara al futuro, implicaría de parte de los aliados de Ucrania estar dispuestos a realizar un esfuerzo que han demostrado ser incapaces de acometer bien por falta de compromiso, de acuerdo político o por las dificultades que entraña poner en marcha nuevas líneas de producción cuando no se controlan recursos tan básicos como la pólvora, algo que ha arrojado importantes lecciones. De hecho, se ha llegado a una situación en la que, al parecer, Corea del Sur habría suministrado a Ucrania (a través de adquisiciones hechas por sus aliados norteamericanos y europeos) más disparos de 155mm que todos los países europeos juntos, sumando posiblemente varios centenares de miles de unidades. Al mismo tiempo, se buscan proyectiles en los pocos arsenales que podrían albergar todavía cantidades significativas de ellos, como en el caso de Grecia, a donde los Estados Unidos habrían acudido para negociar la adquisición de 50.000 disparos de 105mm, 20.000 de 155mm y 5.000 de 203mm, cantidades que, en cualquier caso, solo aseguran unos días de operaciones si es que el negocio se lleva a efecto.

Curiosamente, y mientras tanto, las peticiones de ayuda ucraniana parecen ser mayores que nunca, con Kiev solicitando a los Estados Unidos no solo munición, sino también cazabombarderos F-18 «Hornet», helicópteros de combate AH-64 «Apache» y UH-60 «Blackhawk» y sistemas de defensa antiaérea THAAD, de los que el coste de cada sistema, posiblemente, fuese el equivalente a la cantidad de dinero necesaria para equipar no una, sino varias brigadas de infantería. Más sorprendente si cabe, habrían solicitado aviones de transporte táctico C-130 y estratégico C-17 y drones MQ-9B Sky Guardian. Esto es, al menos, lo que ha trascendido de la reunión a puerta cerrada celebrada el día 6 por delegaciones de EEUU y Ucrania en Washington, en la que el tema a tratar, en principio, era el aumento de las capacidades productivas de la industria bélica ucraniana.

Más allá de lo anterior, la guerra continúa, hoy con la noticia de apagones en siete regiones de Ucrania, consecuencia de los últimos ataques con drones llevados a cabo por Rusia. Así, en la última noche, desde Kiev aseguran haber abatido una quincena de Shahed 131/136 (Geran-1/2) de los 18 supuestamente lanzados por Rusia, lo que no ha evitado que varios puntos del país hayan sido alcanzados. Entre ellos, instalaciones portuarias en el Danubio, en la región de Odesa, y una central eléctrica.

Así las cosas, 408 localidades ucranianas se han quedado sin luz. En la provincia de Donetsk, casi 17.000 personas quedaron temporalmente privadas de electricidad, mientras que, en Zaporiyia se encuentran en la misma situación más de 26.000 personas. Además, los cortes se extienden también a Jersón y Sumy. Esto ha motivado que, por primera vez en lo que llevamos de temporada fría, el Gobierno ucraniano haya pedido a la población que modere el consumo de electricidad, especialmente a determinadas horas, para no sobrecargar la red. De hecho, incluso Zelenski se ha referido al tema en su discurso diario.

En cuanto a los movimientos, no hay novedades al norte del frente, excepto porque más fuentes dan por hecha la recuperación de una franja mínima de terreno por parte de las Fuerzas Armadas ucranianas entre Ivanivka y Yahidne, de la que habláramos ayer. Por cierto, que en relación a Kupiansk, amenazada por la cercana presencia rusa -aunque el frente está en lo básico estancado-, se ha sabido que alrededor de 5.500 civiles continúan residiendo en la localidad, pese a los llamamientos del gobierno en meses pasados a abandonarla.

De Bakhmut, las únicas novedades reseñables provienen del sur, concretamente de Klischiívka, en donde el Ejército ruso habría tomado el control sobre las colinas al norte de la localidad, a la espera de un contraataque.

En cuanto a Avdiívka, el Ejército ruso continúa lanzando ataques en diversas direcciones desde Krasnohorivka, al norte, generalmente con muy poco apoyo blindado, como demuestran los vídeos que van trascendiendo. También se combate al sureste de la ciudad.

Sin novedades procedentes del sur del frente.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, comenzando por Rusia, se ha conocido ya la fecha exacta en la que se celebrarán los próximos comicios presidenciales: el 17 de marzo de 2024. No se espera que haya una oposición real a Putin, quien tras los cambios realizados en las leyes rusas, podría volver a concurrir. No obstante, queda en el aire si finalmente se presentará -algo que se da por hecho-, dado que todavía no se ha pronunciado al respecto.

Además, ha sido noticia como no podía ser de otra forma, la reunión entre Putin y el presidente iraní, Ebrahim Raïssi, que se produce tras el regreso del presidente ruso de su viaje relámpago a Oriente Medio, en el que ha visitado tanto los Emiratos Árabes Unidos como Arabia Saudita. Durante el encuentro, Putin el alcance de los vínculos entre Moscú y Teherán asegurando que «Nuestras relaciones se están desarrollando muy bien». En su reunión hablaron, además de sobre la situación en Gaza y en Ucrania, sobre distintos proyectos de cooperación en materia energética y de infraestructuras, así como sobre la creación de una zona de libre comercio entre Irán y la Unión Económica Euroasiática.

Pasando a Ucrania, Zelenski ha publicado un tuit en el que felicitaba al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, por su reelección y explicaba que en su llamada habían hablado sobre cuestiones tanto de seguridad, como relativas a las recomendaciones de la Comisión Europea a Ucrania de cara a su entrada en la UE.

Además de esto, tanto Zelenski como varios de sus ministros han hecho referencias a la comunidad judía, que comienza la celebración de la Hanukkah. Además, se ha reunido con representantes de dicha comunidad, a los que ha expresado sus mejores deseos.

En otro orden de cosas, y más allá de la reunión mantenida en Washington por ucranianos y estadounidenses, de la que ya hemos hablado y que ha dejado sorprendentes peticiones, además de acuerdos concretos de colaboración, cabe decir que los dos principales integrantes de la delegación ucraniana, Rustem Umerov y Andriy Yermak se han visto también con los generales Christopher Cavoli y Antonio Aguto, a quienes han agradecido su labor. El primero de ellos es el actual SACEUR, mientras que el segundo desempeña el puesto de comandante del Grupo de Asistencia de Seguridad para Ucrania desde diciembre de 2022.

El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, por su parte, ha anunciado hace unas horas que Japón proporcionará a Ucrania 1.000 millones de dólares adicionales en ayuda humanitaria, aumentando el total proporcionado hasta los 4.500 millones de dólares. Como es lógico, ha agradecido al Gobierno nipón la decisión tomada.

Cambiando de tercio, en las últimas horas ha generado numerosos titulares la supuesta ciberinterferencia rusa en la política británica, denunciada por este último país. Según el secretario de Exteriores británico, David Cameron: «Si bien algunos ataques han dado lugar a la filtración de documentos, los intentos de interferir en la política y la democracia británicas no han tenido éxito». Por el momento, Londres ha convocado al embajador de este país para pedirle explicaciones. Al parecer, piratas informáticos rusos habrían tratado de avivar el escándalo sobre el Brexit y de impedir que las ONGs europeas que investigan los crímenes de guerra rusos en Ucrania puedan realizar su labor.

Sobre este particular se ha pronunciado también el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, quien ha tachado de inaceptable cualquier ciberataque dirigido contra el núcleo de las democracias. Además, se ha publicado un comunicado oficial al respecto.

Todo ello ha ocurrido, curiosamente, a la vez que los Estados Unidos han lanzado una acusación formal contra dos ciudadanos rusos, por haber pirateado ordenadores de la OTAN. Según el fiscal general adjunto, Matthew G. Olsen: “El gobierno ruso continúa atacando las redes críticas de Estados Unidos y nuestros socios, como lo destaca la acusación revelada hoy”. Washington alega que las operaciones cibernéticas fueron realizadas por el grupo Star Blizzard, también conocido como Grupo Callisto.

En otro orden de cosas, pasando a la conflictiva frontera entre Ucrania y Polonia, desde Kiev han anunciado que han comenzado a retornar los camiones bloqueados mediante ferrocarril, de forma que puedan volver a su país sin enfrentarse al bloqueo de los camioneros polacos. El primer tren desplegado en la operación trasladó 23 camiones a través de la frontera, mientras que sus conductores han sido repatriados en autobus.

Por último, el comisionado de derechos humanos de Ucrania, Dmytro Lubinets, ha declarado que más de 19.500 niños ucranianos habían sido deportados a Rusia, según cifras confirmadas. Además, 28.000 ciudadanos ucranianos se encontrarían cautivos en Rusia. Al respecto, ha dicho también que: “Si repatriamos a un niño por día, nos llevará cincuenta y cinco años» devolverlos a Ucrania. Las declaraciones han tenido lugar en el marco de la conferencia «Libertad o miedo», celebrada en Kiev.


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