Sin novedades de consideración sobre el terreno, las noticias relevantes del día tienen que ver con el supuesto sabotaje ucraniano a una de las líneas ferroviarias utilizadas por Rusia para transportar y recibir mercancías y material militar en dirección a China y Corea del Norte, así como con las discusiones en torno a la futura Estrategia de Industria de Defensa de la Unión Europea, en la que desde varias instancias se ha pedido que se incluya a Ucrania. Además de esto, el presidente ucraniano, Zelenski, ha visitado el frente en Kupiansk y mantenido conversaciones con Scholz y Sunak, mientras desde Rusia denuncian que la OSCE se ha convertido en «un apéndice de la OTAN».
En las últimas horas ha sido noticia el supuesto sabotaje, que muchas fuentes apuntan a que habría sido llevado a cabo por parte de cuatro miembros del servicio secreto ucraniano (SBU), de una línea férrea rusa a su paso por la región de Buriatia. En concreto, cuatro cargas explosivas habrían hecho explosión al paso de un tren mientras circulaba por el túnel de Severomuysk, de 15,3 kilómetros de longitud -el túnel ferroviario más largo de Rusia-, en esta república rusa situada al norte de la frontera con Mongolia.
Según varias fuentes, el tránsito ferroviario habría quedado temporalmente paralizado, en lo que sería un importante golpe, toda vez que esta ruta alternativa al famoso Transiberiano, conocida como línea Baikal-Amur o BAM, es una de las pocas vías de comunicación que vertebran el Extremo Oriente ruso y que permiten el paso de mercancías entre la Federación de Rusia, la República Popular de China y Corea del Norte. Una obra que, por cierto, en su día implicó una inversión récord y supuso, como el Transiberiano, todo un desafío de cara a su construcción.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que hay versiones encontradas sobre lo sucedido y que, fuentes rusas, hablan de un cortocircuito en la catenaria que habría afectado a un tren de mercancías de 50 vagones que transitaba por dicho túnel, tras lo cual se habría producido un incendio al parecer sin consecuencias para la circulación. Otras fuentes hablan de la explosión de dos tanques de combustible diésel mientras el tren circulaba por una vía de circunvalación, siendo varios los vagones afectados. Dado que no es imposible la versión del sabotaje, merece la pena hablar sobre este tipo de ataques, respecto a los que el SBU generalmente no reconoce implicación alguna.
Lo interesante del asunto es que el punto en el que habría hecho explosión la supuesta carga, dista más de 4.000 kilómetros de la frontera entre Rusia y Ucrania, lo que, de ser cierto, vuelve a hablarnos de la permeabilidad de las fronteras rusas y de la imposibilidad de defender las infraestructuras a lo largo y ancho de un territorio tan inmenso. Máxime en el caso de la Rusia oriental, en la que viven apenas una décima parte del total de ciudadanos de la Federación, repartiéndose entre la mayor parte de su superficie.
Por otra parte, dado que no hay por el momento ningún arma en poder de Ucrania que pueda llevar a cabo ataques a estas distancias, ni misil de crucero, ni drone armado, lo que resta a Kiev es intentar este tipo de acciones de sabotaje que, bien ejecutadas, ofrecen un importante retorno. En este caso, la paralización temporal del tráfico ferroviario por esta línea, aunque puede ser sin duda canalizado a través del Transiberiano, supone un contratiempo para Rusia. También un toque de atención, ya que no es una línea de uso interior, ni para pasajeros, sino una arteria de comunicación fundamental que une a Rusia precisamente con su mayor socio comercial y con uno de los estados clave para el sostenimiento de las operaciones militares: China. También con Corea del Norte. De hecho, desde el SBU han argumentado que se ha estado empleando para transportar suministros militares.
Por supuesto, el efecto del ataque solo será temporal y no conviene sobrevalorarlo. Para que una campaña de este tipo sea efectiva, necesita ser sistemática, lo que implicaría atacar al mismo tiempo el Transiberiano, el BAM y también el resto de ramales que unen ambas líneas, además de las que van en dirección a Ulan Bator, Harbin, etc. Y es que si, como hemos dicho, supone un toque de atención para Rusia, también pone de manifiesto una de las constantes de la guerra: la incapacidad ucraniana para asestar golpes realmente importantes sobre la industria de defensa rusa, mientras que Rusia ha contado en todo momento con la ventaja de poder atacar cualquier punto de Ucrania, aunque no siempre lo haya hecho con la diligencia que habría sido necesaria para satisfacer sus intereses, tema que tocamos en nuestro primer libro sobre la guerra.
Hay que tener en cuenta que, a consecuencia de la invasión nazi de la Unión Soviética, buena parte de la industria bélica se trasladó más allá de los Urales. De hecho, a la par que los alemanes avanzaban hacia el interior de la URSS, esta movía fábricas enteras en ferrocarril, transportando cada máquina y enser, a la par que desmontaban los raíles para que no pudiesen ser utilizados por sus enemigos. Obviamente, dada la velocidad del avance nazi, solo se pudieron salvar una parte de las instalaciones sitas en la Rusia europea. Sin embargo, quedó grabada a fuego en el Kremlin una importante lección, que llevó a tomar decisiones muy diferentes respecto a la situación de las industrias clave en las décadas siguientes.
Es así como se pasó al sistema de «ciudades cerradas» (algunas, a la postre, conocidísimas, como Chelyabinks-65), construidas en algunos casos en el máximo secreto y, generalmente, en localizaciones en el interior del territorio soviético, lo más alejadas que fuera posible de cualquier invasión por tierra, pero también de los ojos de los aviones espía occidentales y, en lo posible, de sus bombarderos. La situación cambió en parte con la llegada de los misiles balísticos intercontinentales, cierto, pero dado que la disuasión funcionaba en las dos direcciones, en condiciones de guerra convencional o incluso nuclear-táctica, la ubicación de todas estas instalaciones seguía proporcionando una notable seguridad y continuidad en la producción.
Un factor que, décadas después, continúa jugando a favor de Rusia, ya que una parte sustancial de las empresas dedicadas a la producción bélica, así como de los institutos de investigación y las oficinas de diseño continúan situándose en localizaciones muy alejadas de las fronteras ucranianas. Además, hay que tener en cuenta que, en muchos casos, se trata de instalaciones de considerable tamaño, como corresponde a las líneas de montaje de carros y blindados, máxime cuando fueron diseñadas para la producción en masa y a una escala que en Occidente nos es ajena.
Esto implica que, incluso aunque Ucrania lograse alcanzar con uno o varios drones alguna de estas factorías, el daño sería mínimo. Su destrucción real implicaría el uso de una cantidad sustancial de misiles de crucero con una cabeza de guerra considerable, o bien los bombardeos de aviación o bien, las armas estratégicas, herramientas todas ellas que no están en la agenda. Lo que queda pues a Ucrania, es seguir persiguiendo acciones de este tipo que, bien planeadas y ejecutadas, puedan causar un daño real. De ahí que la elección de las vías férreas, especialmente tratándose de un túnel -más difícil de reparar que en campo abierto- o bien de puentes, sea un acierto, por más que el efecto solo sea temporal.
Cambiando de tercio, y pasando a las novedades sobre el terreno, en las últimas horas desde el Ministerio de Defensa de Ucrania han denunciado el lanzamiento de una veintena de drones kamikaze Shahed-131/136 (Geran-1/2) sobre su territorio, así como de 8 misiles antiaéreos en función de ataque a tierra, de los que habrían derribado únicamente 14 drones y ningún misil. Entre otros lugares habría sido alcanzada Pokrovsk, en donde una decena de personas han resultado heridas, así como Novohrodivka. Además, Rusia habría logrado destruir un Su-25 (podría tratarse de un señuelo) ucraniano en la base aérea de Dolgintsevo, en Krivói Rog.
Del lado contrario, Ucrania ha seguido lanzando drones sobre Rusia en las últimas horas. De hecho, se ha reportado el derribo de un aparato sobre Bryansk, mientras que en Makiívka, en este caso en la parte de Donetsk ocupada por Rusia, se han podido ver en el cielo explosiones provocadas por los misiles antiaéreos.
Más allá de esto, y en lo relativo a los combates, han continuado los ataques rusos al norte, en la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, sin cambios de consideración. Los ataques más importantes se estarían llevando a cabo en dirección a la primera de estas ciudades, en las zonas una vez más de Synkivka, Pershotravevne y Yahidne.
En el área de Bakhmut, el Ejército ruso sigue empujando al norte, en el área de Khromove -capturada recientemente- pero también al sur, contra Klichiívka.
En el caso de Avdiívka, aunque las fuerzas rusas se mantienen a la ofensiva, no se han registrado cambios de posición significativos en las últimas horas.
Tampoco al sur hay novedades de consideración, aunque hay fuentes rusas que apuntan a que los ucranianos, a pesar de los ataques llevados a cabo por la artillería y la aviación rusas, continúan acumulando tropas en la zona de Krynki.
Por cierto, que en las últimas horas Zelenski y Umerov han estado de visita en Járkov y Zaporiyia. El primero ha entregado condecoraciones e insistido, en su discurso diario, en la necesidad de acelerar la construcción de defensas. Además, se han reunido con Oleksandr Syrsky, quien les informó sobre la situación operativa en el área de Kupiansk.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, cabe comenzar hoy por la Unión Europea, en cuyo seno se está trabajando de cara a la adopción de una Estrategia para la Industria de Defensa, tema sobre el que se ha pronunciado en las últimas horas la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, en el marco de la Conferencia anual de la Agencia Europea de Defensa. Lo ha hecho en referencia a Ucrania, país cuyas necesidades, a juicio de von der Leyen, deberían ser incluidas en el nuevo documento. Según ha declarado: «Nuestra estrategia sólo puede ser completa si también tiene en cuenta las necesidades y la capacidad industrial de Ucrania».
En relación con esto se ha manifestado también el secretario europeo de Mercado Interior y Servicios, el francés Thierry Breton, quien se ha reunido con el ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania, Alexander Kamyshin y quien ha dicho que es necesario fortalecer la cooperación entre la base industrial de la defensa de los Veintisiete y la industria de defensa ucraniana.
Además de los anteriores, ha hablado también el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, quien ha puesto en valor los aumentos presupuestarios en materia de defensa acometidos por los Veintisiete en fechas recientes, hablando además sobre la inversión en nuevas capacidades y sobre los objetivos alcanzados. Eso sí, ha reconocido que la inversión conjunta sigue suponiendo el 1,5% del Producto Interior Bruto de la UE, lejos todavía del objetivo del 2%. También que los Veintisiete se enfrentan a un déficit severo en cuanto a capacidades.
Saliendo de Bruselas para llegar a Skopje, en Macedonia, en donde ha tenido lugar la reunión ministerial de la OSCE de la que hemos venido hablando en días pasados, hay que decir que finalmente se ha llevado a cabo el anunciado boicot por parte de la delegación ucraniana, que se la levantado y abandonado el auditorio cuando el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha tomado la palabra, como puede verse en el siguiente vídeo.
A colación, desde Rusia han denunciado que esta organización ha perdido su esencia, convirtiéndose en poco menos, a su juicio, que un «apéndice de la OTAN». Según las palabras de Lavrov: «[la OSCE] se está transformando en un apéndice de la OTAN y la Unión Europea. Reconozcámoslo, la organización está al borde del precipicio y surge esta pregunta: ¿tiene todavía sentido invertir para revitalizarla?
Siguiendo con las noticias relacionadas con la diplomacia, el presidente ucraniano, Zelenski, ha mantenido sendas conversaciones telefónicas con el primer ministro británico, Sunak y con el canciller alemán, Scholz, además de con el primer ministro búlgaro, Nikolai Denkov. Además de agradecer la ayuda prestada hasta el momento, las llamadas habrían servido para coordinar acciones de cara al futuro, aunque no se han proporcionado demasiados datos adicionales salvo en el caso de la conversación con Sunak, que también ha servido para hablar sobre la exportación de grano y la necesidad de reforzar las defensas aéreas ucranianas.
Pasando a los Estados Unidos, según declaraciones del portavoz de Seguridad Nacional, John Kirby, este país ha estado trabajando con Ucrania de cara a preparar a este país para hacer frente a la esperada campaña invernal de ataques estratégicos sobre la infraestructura energética. Ha recordado que desde Norteamérica se han estado proporcionando equipos y suministros que servirán para evitar que la ciudadanía ucraniana se quede sin calefacción y electricidad durante el invierno.
Siguiendo con los Estados Unidos, hace unas horas el diario The Washington Post ha publicado un artículo en el que se hacía referencia a la parte de la ayuda militar estadounidense a Ucrania que revierte en los propios Estados Unidos. Según las cifras dadas, de los 68.000 millones de dólares destinados hasta la fecha, casi el 90 por ciento se queda en los EE. UU., lo que lleva al autor del artículo a concluir que mantener la ayuda es la política más inteligente para este país, ya que beneficia a la industria local. Además, con el añadido de que el rendimiento demostrado por el armamento occidental y el temor de algunos Estados europeos a Rusia han disparado las ventas de algunas sistemas de armas, como ocurre con los cazabombarderos F-35.
Para terminar con los EE. UU. aunque en este caso en referencia a su embajada en Moscú, en las últimas horas se ha producido un hecho curioso, pues las autoridades rusas han colocado una suerte de monumento a las puertas de la misma con los conocidos caracteres «Z», «V» y «O», a la sazón los símbolos identificativos de las fuerzas rusas durante la invasión de Ucrania.
Pasando a la ayuda internacional a Ucrania, en las últimas horas las autoridades de este país han anunciado que han llegado a un acuerdo con Francia en virtud del cual este país aumentará el suministro de munición para las AFU y, además, proporcionará sistemas de artillería autopropulsada sobre ruedas CAESAR adicionales al país, aunque no se ha concretado el número exacto.
No todas las noticias procedentes de la UE han sido buenas para Ucrania, no obstante. Según ha manifestado el ministro de Exteriores húngaro, su país no apoyará ninguna propuesta encaminada al inicio de conversaciones de cara a la conversión de Ucrania en miembro del bloque. Las declaraciones se han hecho durante una conferencia de prensa llevada a cabo en Budapest en la que Gergely Gulyas, jefe de Gabinete de Orban, explicó que era prematuro iniciar conversaciones formales con Kiev.
En otro orden de cosas, el comisionado de derechos humanos de Ucrania acusó a Rusia de negarse a aceptar nuevos intercambios de prisioneros de guerra cuando se cumplen tres meses sin que se haya producido intercambio alguno. «Todas las iniciativas, deseos y acciones de Ucrania con respecto al regreso de nuestros defensores del cautiverio se topan con la falta de voluntad rusa de devolver a sus ciudadanos», dijo Dmytro Lubinets, quien añadió que los prisioneros rusos detenidos en Ucrania habían expresado su deseo de ser intercambiados pero que: «Nadie del lado ruso quiere recuperarlos».
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