Guerra de Ucrania – Día 642

Más allá del devenir de los combates, la última jornada de guerra en Ucrania ha venido marcada por los efectos de una gran tormenta de nieve que ha dejado varias víctimas mortales, miles de localidades sin electricidad y, además, ha paralizado cualquier movimiento en el suroeste de Rusia y el sur de Ucrania. Pese a lo anterior, los enfrentamientos siguen produciéndose en el área de Kupiansk, así como en Bakhmut y especialmente en Avdiívka, mientras se debate una vez más sobre el número de bajas rusas, dando por buena la inteligencia militar británica las cifras proporcionadas por el Ministerio de Defensa ucraniano. En el plano internacional, Zelenski ha mantenido una conversación telefónica con la presidenta de la Comisión Europea, Lavrov ha sido autorizado para sobrevolar Bulgaria para participar en la reunión de la OSCE y se está pendiente de la posible reunión entre Rusia y los EE. UU.

Vientos huracanados, nevadas e inundaciones han azotado las regiones del sur de Rusia, Daguestán, Krasnodar y Rostov, así como los territorios ucranianos ocupados de Donetsk, Lugansk, Jersón, Zaporiyia y Crimea. De hecho, en Ucrania esta tormenta se ha cobrado la vida al menos a cinco personas y ha interrumpido el suministro eléctrico a casi 1.500 ciudades y pueblos tras acumularse en pocas horas más de 25 centímetros de nieve en algunos lugares.

Como puede suponerse, al menos en el sur del país, la nieve prácticamente ha paralizado las operaciones, al menos de forma momentánea, si bien no ha interrumpido los intercambios artilleros, ni otro tipo de acciones, de ahí que se hayan registrado explosiones en zonas bastante afectadas como Skadovsk, en la parte de Jersón controlada por Rusia, o en Donetsk y Gorlóvka y como cada día, pérdidas materiales y humanas considerables. En cualquier caso, salvo por el efecto puntual por ejemplo sobre el vuelo de los drones, que no pueden despegar en condiciones tan adversas (especialmente los de pequeño tamaño), difícilmente el empeoramiento del tiempo supondrá una reducción clara en las operaciones. Un tema que ya tratáramos un año atrás, aunque en este caso el contexto es diferente.

Precisamente, en relación con los combates y sus efectos, el Ministerio de Defensa británico ha calificado de “plausibles” las estimaciones ucranianas diarias de bajas rusas (que suman muertos y heridos), las cuales habrían alcanzado un promedio diario de casi 1.000 durante lo que llevamos de noviembre. De ser cierto, esto haría de este mes uno de los meses más sangrientos para las fuerzas rusas, superando algunos de los momentos clave de la batalla de Bakhmut o con los primeros días de guerra.

Huelga decir que es difícil que las cifras que aporta Ucrania no estén exageradas. También que el Ministerio de Defensa británico actúa en ocasiones como un vector casi de desinformación, apoyando un relato e intereses concretos, y dejando de lado la realidad de los hechos. No obstante, en este caso, y sin aceptar la cifra ucraniana, parece razonable pensar que el número de bajas rusas sí se ha elevado de forma ostensible en las últimas semanas, pese a lo cual no han paralizado las operaciones.

Cambiando radicalmente de tercio, hay un tema que es consecuencia de la guerra y al que se presta poca o ninguna atención: la evolución de las exportaciones de armamento. En las últimas horas ha causado cierto revuelo el resultado de la participación de las empresas aeronáuticas rusas en uno de los mayores eventos mundiales, el Dubái Airshow, en el que normalmente se cierran contratos multimillonarios. En este caso, las compañías rusas han cerrado su participación en la cita sin lograr una sola venta, algo significativo, dado que en ediciones anteriores se alcanzaron acuerdos por valor de miles de millones de dólares.

Son varios los factores que contribuyen a explicar esta debacle. En primer lugar, el miedo de algunos clientes tradicionales de Rusia a que las sanciones dificulten la producción y, como consecuencia, el cumplimiento de los contratos. Por otra parte, está también el espinoso asunto de la imagen, y es que el material militar ruso, especialmente el aeronáutico, no ha salido demasiado bien parado de esta guerra. En el caso del material militar, tenemos que durante buena parte de la misma la aviación rusa ha jugado un papel secundario, tanto en el caso de la de ala fija, como en el de la de ala rotatoria.

En el caso de la aviación civil, la situación es peor si cabe, con la producción casi por completo paralizada, dada la dependencia de los componentes y de los fabricantes extranjeros y con la flota civil rusa en tierra en parte o canibalizando piezas para poder mantener los aparatos restantes en vuelo, a la espera de poder acceder a piezas sustitutivas en otros mercados o de lanzar la producción propia.

Así las cosas, no sorprenden en absoluto los datos proporcionados por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) relativos a la evolución de las exportaciones rusas de armamento en los últimos años. Aun así, tampoco conviene exagerar del todo las cifras, en tanto ahora mismo y por primera vez seguramente desde la Segunda Guerra Fría, la industria de defensa rusa está demasiado ocupada tratando de abastecer a sus propias fuerzas armadas como para preocuparse por el exterior. De hecho, incluso aunque la guerra culmine en negociaciones, todo indica que el esfuerzo de reposición y de expansión del Ejército permitirá mantener la actividad industrial militar en máximos durante años. Es más, como comentamos ayer, el problema ahora mismo es el inverso: la industria de defensa rusa está captando tanto personal que está dejando literalmente sin mano de obra a otros sectores.

Dicho lo anterior, y pasando a la actualidad sobre el terreno, como hemos explicado las condiciones climatológicas extremas han complicado la misma, lo que explica que las noticias sean escasas. Además de lo ya explicado sobre explosiones en Donetsk o Gorlóvka, cabe destacar lo sucedido en la conocida planta de tractores de Chelyabinsk, la cual, pese a su nombre, lleva fabricando motores para carros de combate desde hace décadas.

El caso es que se ha registrado una fortísima explosión justamente en la subestación eléctrica que sirve para garantizar el suministro, sin que estén claras por el momento las causas. En cualquier caso, dada la distancia a Ucrania, se descarta que haya podido tratarse de un drone o misil, siendo más plausible, de no ser un hecho fortuito, el sabotaje.

Por otra parte, también se ha rumoreado en las redes acerca de la posible pérdida, por parte rusa, de una patrullera tipo Raptor, tras difundirse una imagen en la que se vería el buque partido en dos, con la popa y la proa de la misma todavía emergidas. Por el momento no hay confirmación de que sea cierto. De serlo, sería ya la quinta patrullera de este tipo perdida por Rusia en lo que va de guerra.

Más allá de esto, como decíamos, Rusia ha continuado con sus ataques en dirección a Kupiansk, en el sector más septentrional del frente, aunque sin lograr nuevos avances en las últimas horas. Precisamente en esta zona, desde las Fuerzas Armadas ucranianas hablan del empleo de antiguos integrantes de Wagner por parte del Ejército ruso.

En el caso de Bakhmut, no hay movimientos. La actividad se ha reducido a los intercambios artilleros y los ataques a cierta distancia mediante drones.

En cuanto a Avdiívka, la actividad continúa concentrándose en dos puntos. Entre Krasnohorivka y Stepove, al norte, en donde las tropas ucranianas habrían retomado posiciones y en las zonas industriales al sureste de la ciudad. Como curiosidad, a pesar de la intensidad de los bombardeos rusos y del evidente riesgo, de los 30.000 habitantes originales se calcula que alrededor de 1.300 todavía permanecen, por diferentes razones, en el interior de Avdiívka.

Respecto al sur, por último, e incluso a pesar de las condiciones meteorológicas, se han reportado pequeños avances rusos en la zona al norte de Novoprokopivka, en el eje de Orijiv, aunque otras fuentes hablan exactamente de lo contrario, de avances ucranianos. Esto sucede porque en ocasiones la destrucción de un carro o blindado dentro de la zona en disputa se interpreta de forma diferente por parte de los analistas. En cualquier caso, la situación sigue en lo básico estática.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, el punto focal de la atención está, sin duda, en la visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Europa. Inicialmente se espera que visite Bruselas para asistir a la reunión de los jefes de la diplomacia de los Estados miembros de la OTAN el martes y el miércoles, en donde hablará sobre el apoyo a Ucrania.

En relación con esto también se ha pronunciado hoy el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien ha asegurado que Ucrania se convertirá en miembro de la OTAN después de la guerra, durante la conferencia previa a la reunión de los ministros de Exteriores aliados. Además, ha anunciado que en el marco de esta reunión se decidirán nuevas recomendaciones relativas a las reformas que debe acometer el país.

De ahí que el ministro ucraniano de defensa, Rustem Umerov, se haya entrevistado con el presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, el polaco Michał Szczerba, con quien ha tratado precisamente este último tema, adelantándose así a las conclusiones de la reunión de los ministros de Exteriores de la Alianza.

Volviendo sobre Blinken, no será su único cometido en este viaje, pues posteriormente tomará parte en la reunión de la OSCE en Macedonia del Norte, en la cual coincidirá con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, con quien podría mantener contactos, aun de forma indirecta, pues al menos oficialmente desde Rusia niegan que los EEUU hayan solicitado encuentro alguno en el marco de esta reunión. No así sobre otros temas, como el nuclear, en el que desde Washington se han mostrado más interesados.

Una reunión, la de la OSCE, a la que Lavrov acudirá tras haber sido autorizado por Bulgaria a sobrevolar su territorio. Recordemos que, en virtud de las sanciones aprobadas contra Rusia, en principio este vuelo no debería producirse, pero que tras las gestiones hechas por Macedonia del Norte y el consentimiento de varios Estados miembros, finalmente se ha permitido la asistencia del canciller ruso.

Siguiendo con la Unión Europea, han sido varios los encuentros mantenidos entre funcionarios y líderes políticos de distintas instituciones comunitarias con distintos cargos ucranianos. En primer lugar, el presidente ucraniano, Zelenski, aunque en este caso por vía telefónica, ha mantenido una nueva conversación con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. En la misma, Zelenski ha asegurado que Ucrania seguirá cumpliendo con las recomendaciones de la Comisión y ha presionado para que los Veintisiete aprueben un plan de asistencia plurianual de 50.000 millones de euros.

Por otra parte, se ha visto con el presidente y la vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), a quienes ha agradecido la decisión de abrir una oficina regional de esta institución en Kiev lo que, según el presidente ucraniano, además de servir para apoyar a las empresas del país, lanza un mensaje importante.

Zelenski no ha sido el único que se ha encontrado con Werner Hoyer, el presidente del BEI. También lo ha hecho el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, con quien ha hablado sobre reconstrucción en una reunión en la que también han tomado parte el ministro de Finanzas de Ucrania, Sergii Marchenko, y la vicepresidenta del BEI, Teresa Czerwińska. Hasta el momento, según ha explicado Shmyhal, el BEI ha proporcionado ya más de 7.500 millones de euros en préstamos a Ucrania, algo que ha agradecido.

Además de esto, el primer ministro ucraniano se ha reunido también con la vicepresidenta de Valores y Transparencia de la Comisión Europea, Věra Jourová, con quien habló sobre las reformas necesarias para asegurar la futura entrada de Ucrania en la Unión Europea y además, trató acerca de la creación de un mecanismo que permita la confiscación de los activos rusos congelados. Según Shmyhal,: «Esperamos continuar trabajando eficazmente con la UE para desarrollar un mecanismo para la confiscación de los activos rusos congelados. El principio de «Rusia pagará» debería aplicarse el próximo año».

En otro orden de cosas, medios internacionales han mostrado preocupación por el importante crecimiento de las exportaciones turcas de bienes que podrían ser de aplicación militar a Rusia. Al parecer, según publican diarios como Financial Times, hasta 45 categorías diferentes de materiales civiles empleados por el Ejército ruso habrían sumado exportaciones conjuntas de 158 millones de dólares en los primeros meses del año, desde microchips a lentes o equipos de comunicaciones.

En el plano cultural, y para finalizar, la noticia del día ha sido sin duda la devolución del polémico oro escita a Ucrania, después de una larga disputa judicial. Así las cosas, los objetos que formaban parte de la colección «Crimea: Oro y secretos del Mar Negro» expuesta por el museo Alland Pierson de Ámsterdam han sido devueltos a Ucrania desde los Países Bajos después de casi una década de litigios. El motivo de la disputa era que buena parte de estas piezas pertenecían a varios museos de Crimea. Una vez se produjo la invasión rusa de esta península ucraniana, desde Kiev reclamaron la propiedad de todas las obras de arte, mientras que Rusia, que ahora controlaba la Reserva Nacional Quersoneso (Sebastopol), el Museo Central de Taúride (Simferópol), la Reserva Histórica y Cultural de Bajchisarái y la Reserva Histórico y Arqueológica de Kerch, defendía que los bienes debían ser devueltos no a Ucrania, sino a los museos de los que habían salido.


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