Los ministros de Defensa de los Veintisiete, reunidos en Bruselas, han reafirmado una vez más su compromiso con Ucrania. Pese a ello, las medidas concretas son mucho menos ambiciosas que las palabras, como demuestran las magras cifras de disparos para la artillería que se esperan suministrar en los próximos meses. Mientras tanto, desde Ucrania reconocen que Rusia emplea cada vez más drones kamikazes en la línea de frente, continúan los combates en Bakhmut o Avdiívka y fuentes ucranianas sugieren que la guerra quizá no finalice con ningún acuerdo de paz formal.
Los cálculos más razonables indican que Ucrania necesitará, únicamente en 2024, varios millones de disparos de artillería, solo para mantener en marcha con ciertas garantías las operaciones militares. Una cifra inferior en realidad a lo que sería deseable son los alrededor de 3 millones de disparos en los que cifra el Ministerio de Defensa de Estonia las necesidades de su aliado, un objetivo que está muy lejos de cumplirse para desgracia de Ucrania.
Tengamos en cuenta que, esos tres millones de disparos, suponen poco más de 8.200 proyectiles diarios a disposición de Ucrania. Una cifra alta, pero que podría ser insuficiente para compensar el incremento en la misma a disposición de su enemigo. Este, como sabemos, se está beneficiando de la llegada de suministros desde Corea del Norte e Irán, pero también del incremento de la producción por parte de su propia industria de defensa, transcurrido ya más de un año desde que se decretasen diversas medidas en este sentido, a la par que se daba a conocer la movilización parcial.
Aunque las estimaciones han ido variando notablemente en los últimos meses, el número de disparos diarios efectuados por la artillería de tubo rusa podría oscilar entre mínimos de alrededor de 5.000 y máximos en torno a los 20.000 o incluso más, según las fuentes más optimistas. En el caso ucraniano, habrían quedado limitados a unos 5.000-7.000 disparos diarios, cifras en tela de juicio por la reducción del montante de la ayuda estadounidense en fechas recientes, al fin y al cabo, el único país que tenía capacidad de enviar cantidades elevadas de munición para la artillería.
Más allá de los problemas internos norteamericanos, y como explicamos unos días atrás, hay que tener también en cuenta que su industria de defensa, pese a las medidas adoptadas, está muy lejos de producir como se esperaría en una economía de guerra. Por el momento, sería capaz de producir apenas 28.000 disparos de 155mm al mes. Una cifra que, gracias al aumento de las inversiones, se espera que llegue a las 70.000 u 80.000 unidades a principios de 2025. Si todo sale a pedir de boca (de Biden), podría incluso alcanzarse la cifra de 100.000 obuses al mes para esa fecha, siempre que se encuentren 3.000 millones de dólares adicionales para completar la inversión.
Del lado europeo, tenemos que los Veintisiete producen actualmente entre 600.000 y 700.000 disparos al año, de los cuales una parte sustancial (según el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, un 40%) se dirige directamente a la exportación, un compromiso que no puede cancelarse así como así, por razones obvias. Esto deja la cantidad a disposición de los socios muy mermada, en un momento en el que hay que recuperar inventarios y en el que las exigencias propias de la guerra no solo se mantienen sino que crecen, en tanto hay que ocupar el vacío que están dejando los Estados Unidos de alguna manera.
Disparos / día | 3 meses | 6 meses | 12 meses |
5.000 | 456.250 | 912.500 | 1.825.000 |
10.000 | 912.500 | 1.825.000 | 3.650.000 |
15.000 | 1.368.750 | 2.737.500 | 5.475.000 |
20.000 | 1.825.000 | 3.650.000 | 7.300.000 |
25.000 | 2.281.250 | 4.562.500 | 9.125.000 |
Así las cosas, a pesar de cumplirse el objetivo de proporcionar a Ucrania 300.000 disparos procedentes de los arsenales de los Estados miembros -ahora vacíos, dadas las magras cantidades en su haber como consecuencia de décadas de disfrutar los «dividendos de la paz», todo indica que se está muy lejos de poder suministrar el millón de proyectiles prometido, tal y como ha reconocido el ministro germano de Defensa, Boris Pistorius quien, para más inri, se preguntaba si alguna vez fue un objetivo realista.
Sin embargo, las necesidades ucranianas no varían y, de una forma u otra, salvo que se quiera evitar el temido «aplastamiento», seguirán siendo muy superiores a la producción conjunta prevista de las industrias norteamericana y comunitaria. Como datos orientativos, teniendo en cuenta que lo deseable sería poder realizar al menos 10.000 disparos al día, eso implicaría producir en suelo ucraniano o recibir del exterior más de 3,5 millones de proyectiles durante el próximo año, objetivo que ahora mismo parece descabellado.
Los planes rusos, por el contrario, implican la producción local de más de 2 millones de disparos en 2024, que se sumarían a los que pueda adquirir en el exterior, con especial importancia para los llegados desde Corea del Norte, dada la entidad de los arsenales de este país, en el que la artillería ha sido, hasta la eclosión de su programa nuclear, la principal herramienta de disuasión a servicio del régimen juche.
Y esto por no hablar de que la disponibilidad de munición es solo una parte de la ecuación. A pesar de los logros ucranianos en cuanto a fuegos de contrabatería, que han supuesto importantísimas pérdidas a Rusia en lo que llevamos de guerra, este país continúa disponiendo de más recambios para sus obuses y de la capacidad de producir más piezas completas que los ucranianos y sus aliados, algo que solo puede compensarse por ejemplo con el uso de drones de ataque, o gracias a la mayor precisión de la artillería suministrada por Occidente hasta cierto punto.
Tengamos en cuenta que incluso algunas de las ventajas que Ucrania había tenido desde el inicio de la guerra, como la capacidad de ejecutar la kill-chain a un ritmo más rápido o la de contar con una mayor conciencia situacional, han venido siendo compensadas por Rusia en los últimos tiempos, pues este país ha logrado perfeccionar su complejo de Reconocimiento-Fuego gracias también, entre otras cosas, a la multiplicación en el uso de drones. Vienen pues, como hemos dicho en alguna ocasión, meses complicados.
Ocurra lo que ocurra en los próximos meses, la guerra sigue su curso, en las últimas horas nuevamente con el lanzamiento según las autoridades ucranianas de nueve drones Shahed-131 y 136 (Geran-1/2 respectivamente) sobre su territorio. De estos, habrían conseguido derribar siete, pese a lo cual se han registrado varios impactos en el país, afectando a localidades como Dnipró o Nikopol, así como en Selidove, como puede verse sobre estas líneas.
Moscú, por su parte, afirma haber derribado cuatro drones sobre territorio ruso durante la noche del lunes al martes, según un mensaje publicado en Telegram por su Ministerio de Defensa.
En cuanto a los combates, Rusia continúa buscando la forma de recuperar la iniciativa lanzando operaciones simultáneas en distintos puntos del este de Ucrania. Pese a ello, en las últimas horas no hay novedades procedentes del norte del frente, salvo la confirmación de leves avances rusos en Pershotravneve, 21 kilómetros al este de Kupiansk. Zaluzhny, por cierto, ha calificado la situación en esta zona, así como en Mariínka o Avdiívka de «difícil, pero controlable».
En el área de Bakhmut, han proseguido los ataques rusos en distintas direcciones, tanto al norte de la ciudad como al sur, con Rusia como explicábamos ayer, haciendo por recuperar lo ganado por Ucrania en torno a Yahidne.
En torno a Avdiívka, continúan produciéndose fuertes combates, como atestigua la acumulación de bajas diarias según los conteos realizados por fuentes OSINT. En las últimas horas, además de la pérdida de un Su-25 por parte rusa, han seguido produciéndose ataques por parte del ejército de este país tanto desde Krasnohorivka, como contra el sureste de la propia Avdiívka.
En cuanto al sur, se han registrado leves avances ucranianos al norte de Verbove y combates al norte de Novopropopivka, localidades ambas en el eje de Orijiv. Al este del Dniéper no hay cambios, aunque por primera vez desde la Oficina del Presidente ucraniano han reconocido que el país ha establecido posiciones en la zona.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional es obligado, como no podía ser de otra forma, comenzar por la Unión Europea. La inoperancia de los Veintisiete, cuyos ministros de Exteriores y de Defensa se han reunido estos días en Bruselas, se ha saldado con la ausencia total de resultados tangibles para Ucrania, con lo que habrá que esperar hasta el último Consejo Europeo del año, que se celebrará en diciembre en la capital comunitaria.
Todo ello pese a las palabras positivas del comisario de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, quien ha asegurado que la capacidad de producción de las industrias del sector de la defensa ha crecido ya entre un 20 y un 30 por ciento y se ha mostrado positivo respecto a las posibilidades de alcanzar el objetivo de un millón de proyectiles producidos hasta el final del primer semestre de 2024.
Por su parte, el Alto Representante de la UE, el español Josep Borrell, se ha congratulado por el hecho de que los Estados miembros hayan proporcionado a Ucrania apoyo por valor de 27.000 millones de dólares -sin especificar en qué conceptos, ya que la ayuda total es sustancialmente mayor-, pese a lo cual, sigue sin ser capaz de sacar adelante la propuesta de suministrar a este país otros 20.000 millones en los próximos años, dada la oposición de varios socios.
En cualquier caso, el veterano político no ha querido pronunciarse respecto a si Ucrania tiene posibilidades o no de imponerse militarmente en la guerra en curso, declaraciones que contrastan notablemente con su actitud un año atrás, cuando se mostraba mucho más beligerante e incluso especulaba con la posible caída de Putin.
Mientras esto pasaba en Bruselas, una delegación rusa ha llegado a Corea del Norte, para asistir a la reunión de la Comisión Intergubernamental Ruso-Norcoreana. Si bien no se espera que los temas de defensa estén sobre la mesa y la delegación rusa está encabezada por el ministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente, es una muestra más de los cada vez más estrechos lazos entre estos países.
Por supuesto, más allá de Rusia y Ucrania, lo más importante en términos internacionales sigue siendo la reunión de la APEC y, en concreto, la reunión cara a cara que mantendrán los líderes chino y estadounidense, en la que se espera aborden entre muchos otros puntos de fricción, la situación en Ucrania.
Pasando con la ayuda, no futura o probable, sino tangible, en las últimas horas el Gobierno alemán ha anunciado el envío de nuevo paquete de ayuda militar que incluye una decena carros de combate Leopard 1A5, vehículos blindados, radares y drones, entre otros. Los datos concretos de las entregas por parte de Alemania, todo un ejemplo de transparencia a diferencia de lo que ocurre con otros países como España o Francia, pueden consultarse aquí.
Por otra parte, el gobierno ucraniano ha adjudicado a la empresa germana Rheinmetall un contrato para la puesta en servicio de 25 carros de combate Leopard 1A5, de 5 vehículos de recuperación (Bergepanzer 2) y dos carros de entrenamiento. El pedido, financiado por Alemania y por un valor de más de más de una decena de millones de euros (no han querido especificar la cifra), también incluye formación, logística, repuestos, mantenimiento y otros servicios de apoyo.
Además de esto, Eslovaquia financiará la compra de dos sistemas de desminado Bozena-4 con destino a Ucrania, pues el país, que ha informado al Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, de su intención de no proporcionar más ayuda militar a Kiev, parece seguir dispuesto a colaborar en forma de ayuda humanitaria.
También se ha sabido recientemente que el gobierno estadounidense habría adquirido hasta 60 sistemas antiaéreos Gepard en Jordania, que están siendo transferidos a Ucrania. La compra se habría hecho en mayo, aunque solo ahora se ha conocido la cifra exacta. Recordemos que los Gepard, pese a su antigüedad y por razón de la relación de costes, es uno de los sistemas más efectivos para hacer frente a drones de ataque como los Geran 2, que se ven perjudicados por su altura de vuelo y especialmente por su reducida velocidad de crucero.
Siguiendo con la ayuda, aunque en este caso relacionada con la energía, Dinamarca transferirá a Ucrania 7 millones de euros que se destinarán a la adquisición de material con el que restaurar las infraestructuras afectadas por los ataques rusos. La ayuda se dividirá en dos tramos, con cuatro millones a transferir a corto plazo y otros tres que llegarán a Ucrania más adelante.
En otro orden de cosas, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal ha hecho público que se ha alcanzado un acuerdo con diversas entidades para que ofrezcan garantías y coberturas a las inversiones extranjeras relacionadas con el acceso a los corredores del Mar Negro. Concretamente, según ha declarado el político ucraniano: «un grupo de compañías de seguros británicas han creado un mecanismo especial que permitirá un descuento en el coste del seguro contra riesgos de guerra para los exportadores de todos los productos de Ucrania, lo que hará que el corredor del Mar Negro sea más accesible para una gama más amplia de exportadores».
Una de cal y otra de arena, en tanto los gobiernos ucraniano y polaco no han logrado llegar a un acuerdo que permita detener las protestas de los camioneros de este último país. Camioneros que, recordemos, siguen bloqueando los puntos de acceso a Polonia desde Ucrania pues consideran que los precios de los transportistas ucranianos, mucho más asequibles, amenazan el futuro del sector.
Hablando de fronteras, Finlandia está considerando cerrar completamente su frontera con Rusia, según declaró el primer ministro finlandés, Petteri Orpo, el 14 de noviembre. Según Orpo, los guardias fronterizos rusos han cambiado de táctica y ahora permiten que personas crucen la frontera sin los documentos necesarios, por lo que el número de inmigrantes sin la documentación adecuada está aumentando, algo que desde Helsinki consideran un riesgo para la seguridad del país, más allá de los problemas que acarrea la inmigración ilegal, por la potencial entrada de agentes rusos en su suelo.
En el plano humanitario, es de destacar que en las últimas horas la organización Save Ukraine, una ONG humanitaria ucraniana, ha logrado devolver a Ucrania a cuatro niños junto a sus familias que se encontraban en los territorios controlados por Rusia, según ha declarado el fundador de la organización, Mykola Kuleba. Aunque las cifras son siempre con cuentagotas, y parece haber muy poco que hacer en lo relativo por ejemplo a la devolución de los menores llevados ilegalmente a Rusia, son varias las organizaciones que continúan moviéndose en este sentido, logrando pequeños pero constantes avances.
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