El Ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, de vista en China, afirma que su país está dispuesto a negociar una solución «post-conflicto» no solo con Ucrania, sino que asegure la convivencia con «Occidente en su conjunto». Mientras tanto, sobre el terreno, las tropas rusas están intentando convertir Avdiívka en una nueva Bakhmut, sufriendo algunas de las tasas de atrición más altas en lo que va de guerra, a la vez que lanzan nuevas oleadas de drones y misiles sobre Ucrania. Todo en una jornada en la que se ha venido hablando sobre la posible sustitución del comandante del grupo de tropas «Dniéper» ruso.
Rusia vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de llegar a un acuerdo para poner fin a la guerra de Ucrania. Un acuerdo no solo respecto (o con) este país, sino en el que se establezcan los parámetros que regirán en el futuro la convivencia entre la propia Rusia y el conjunto de Occidente. Al menos así lo aseguran desde el Ministerio de Defensa ruso, concretamente el máximo responsable de la institución, Serguéi Shoigú, quien actualmente se encuentra en China en el marco de una visita de trabajo.
La oferta, sin duda, sonará tentadora en muchas capitales occidentales. Al fin y al cabo, la ofensiva de verano ucraniana ha sido, en términos generales, muy decepcionante, los inventarios están bajo mínimos, los planes de aumento de la producción de armas y municiones se han aprobado con lentitud y solo darán resultado de aquí a un tiempo y, en muchos casos, el hartazgo respecto a la guerra o las fisuras entre socios comienzan a ser evidentes.
Ahora bien, hay que tener en cuenta, antes de plantearse si realmente la oferta es interesante (y sincera), varios aspectos, incluyendo:
- El primero, tiene que ver con cómo comenzó la guerra, esto es, entre negativas sobre la posible invasión y tras un ultimátum de Rusia no solo a Kiev, sino a la propia OTAN.
- El segundo, respecto a la propia política interna ucraniana, pues una decisión de este calado únicamente podría tomarse después de las elecciones pendientes -por la legitimidad que otorga el resultado- y sabiendo que en el caso de llegar a un acuerdo ahora mismo este implicaría importantes pérdidas territoriales, lo que podría llevarse por delante a cualquier gobierno.
- El tercero, en relación con las aspiraciones rusas que, con o sin acuerdo no parecen haber cambiado y que, de hecho, se reforzarán a medida que continúe recuperando capacidades militares en el futuro.
A lo anterior hay que sumar, lo ya comentado en alguna ocasión, respecto de los cambios que se han ido produciendo en la política y en la sociedad rusas, que no parecen ni reversibles, ni que estén alumbrando ambiciones fáciles de satisfacer con acuerdos de ningún tipo, por fuerza temporales. Y, en cualquier caso, hay que recordar que algunas de las exigencias rusas anteriores a la invasión ya jamás podrán ser cumplidas, pues lejos de ponerse en retirada, la OTAN no ha dejado de crecer gracias a la decisión rusa se marchar sobre su vecino.
Lo mismo para las sanciones, respecto de las cuales se busca la forma de que aumenten su eficacia, pero que difícilmente dejarán de aplicarse incluso acuerdo mediante. Al menos no inmediatamente. Es más, se está en el punto contrario, buscando qué hacer con los activos rusos congelados en algunos estados occidentales, de forma que puedan aprovecharse para financiar el esfuerzo contra la propia Rusia. Un tema espinoso que será fuente de discordia en el futuro, con o sin negociaciones.
No queremos, con lo anterior, decir que una negociación, en el futuro, no sea plausible. Pero hay que tener claro que las razones que llevaron a Rusia a la guerra eran estructurales y que no se van a solucionar de ninguna forma sin una derrota completa de Occidente -como la que implicaría aceptar el grueso de las exigencias rusas-. Dado que esto no es posible, cualquier acuerdo será seguramente muy frágil y, como consecuencia, temporal.
Como quiera que la guerra continúa su curso, independiente a las declaraciones de unos u otros, en las últimas horas Rusia ha lanzado una nueva oleada de misiles y drones sobre Ucrania. El Ministerio de Defensa ucraniano afirma haber derribado 12 drones y 2 misiles, aunque aun así no ha podido evitar explosiones sobre la región de Odesa y sobre Zaporiyia.
Del otro lado, Ucrania habría vuelto a lanzar sus drones y misiles sobre Crimea, logrando que el puente de Kerch quede temporalmente cerrado al tráfico y posiblemente alcanzar algún tipo de objetivo en Sebastopol, en donde se ha podido ver una densa columna de humo procedente de la zona portuaria. Además, habrían alcanzado también Olenivka, hiriendo a varios militares rusos, según algunas fuentes.
Más allá de esto, sobre el terreno las novedades son pocas: al norte, se han registrado ataques rusos en dirección a Makiívka, sin consecuencias.
Más al sur, en el área de Bakhmut, la única actividad relevante que ha trascendido procede de Andriívka, en donde las Fuerzas Armadas ucranianas han logrado ligeros avances a levante de las vías férreas que hay junto a esta localidad.
Es en torno a Avdiívka en donde siguen concentrándose los combates, con Rusia bregando por tomar las posiciones ucranianas y dejar a la ciudad incomunicada, mientras las AFU continúan infligiendo fuertes pérdidas a su enemigo, incapaz de lograr avances de consideración, más allá de alguna ganancia en Krasnohorivka o Severne. El esfuerzo continuado por parte rusa indica que están tratando de «Bakhmutizar» Avdiívka, totalmente ajenos a las pérdidas y con la intención de liquidar cualquier posibilidad ucraniana de avanzar en el sur en fechas próximas, forzando a seguir moviendo reservas a esta zona. De hecho, apunta a que quieren lograr algún tipo de éxito que refuerce el argumentario relativo a la necesidad de negociaciones. Además, y esto nunca debe olvidarse, si logran hacerse con Avdiívka cumplirían con una de sus aspiraciones desde 2014, que pasa por contar con una zona «buffer» al oeste de la ciudad de Donestk.
En cuanto al sur del país, se han vuelto a registrar enfrentamientos en el eje de Orijiv, sin cambios importantes, más allá de ligeros avances ucranianos al oeste de Robotyne. Más interesante es la situación al este del Dniépe en donde, al parecer, el comandante ruso a cargo de las tropas en la zona, el coronel general Oleg Makarevich, ha sido destituido, siendo relevado por el también coronel general Mikhail Teplinsky. Una decisión que sin duda tendría que ver con la actividad ucraniana reciente en la zona, que no cesa.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La jornada dominical, al igual que la anterior, ha estado centrada en la tercera reunión de los asesores políticos y de seguridad de 66 países para negociar sobre la implementación de la Fórmula de Paz propuesta por el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
En la Declaración emitida por los copresidentes de la reunión, Malta -como anfitriona- y Ucrania, se ha hecho un repaso de los hitos logrados hasta ahora teniendo también en cuenta las dos reuniones anteriores, celebradas en Copenhague en junio y en Yeda en agosto. Sin embargo, no se ofrece información detallada sobre el estado de las negociaciones, más allá de que los asesores “seguirán trabajando estrechamente para garantizar el apoyo internacional más amplio posible para una paz integral, justa y duradera para Ucrania y el mundo”.
No obstante lo anterior, uno de los principales resultados de la reunión ha sido la presentación de la propuesta, a iniciativa de la delegación canadiense, para establecer una coalición internacional para facilitar el regreso de los menores ucranianos deportados ilegalmente a la Federación Rusa desde territorios ucranianos temporalmente ocupados. Esta iniciativa representaría una extensión adicional del plan de acción “Bring Kids Back UA”, iniciada por el presidente Zelenski, y se enmarca en la implementación del cuarto punto de la Fórmula “Retorno de prisioneros de guerra y personas deportadas”.
En el comunicado oficial al respecto también se destaca que hay miles de militares ucranianos actualmente cautivos en Rusia que necesitan asistencia, señalando que Rusia no ha concedido acceso a organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja para monitorear sus condiciones.
Cabe recordar que, según las autoridades ucranianas, desde el 24 de febrero de 2022 hasta el 26 de octubre de 2023 un total de 19.546 menores han sido deportados y únicamente han logrado que 386 regresen a sus hogares.
De otro lado, en la Declaración conjunta también se expresa que los asesores han discutido sobre la iniciativa de celebrar la Cumbre Mundial por la Paz inaugural a nivel de jefes de Estado y de Gobierno. Esto sería lo que Ucrania considera como el tercer nivel de las negociaciones, siendo el primero a nivel de embajadores y el segundo el conformado por los asesores políticos y de seguridad.
Según el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, la Fórmula “está ganando impulso”, al mismo tiempo que ha expresado que en Ucrania valoran el compromiso y voluntad de los países participantes de trabajar juntos hacia una paz justa y duradera de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas y las Resoluciones de la Asamblea General de la misma organización.
Por su parte, el presidente Zelenski además de destacar los resultados ha subrayado que en las próximas semanas se tomarán más medidas importantes y que noviembre y diciembre “deben ser meses cruciales para Ucrania”.
Al margen de la reunión principal, Yermak se ha reunido bilateralmente con los asesores de Italia, Sudáfrica, Japón, Qatar, Baréin, Suiza y Armenia, pero también de España Portugal, Canadá, Turquía, Dinamarca y Noruega. Asimismo, se ha reunido con el representante de Estados Unidos, el secretario de Estados para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, James O’Brien, a quien le ha agradecido la adopción del 49º paquete de ayuda militar de 150 millones de dólares aprobado el pasado 26 de octubre. De igual modo, Yermak ha mostrado su agradecimiento a la administración Biden por haber presentado al Congreso una solicitud presupuestaria para aumentar el apoyo militar y financiero a Ucrania.
En el caso de su reunión con el asesor de Turquía, Akif Kilic, la discusión versó sobre el punto de la Fórmula dedicado a la seguridad alimentaria en el que Ankara desempeña un papel de liderazgo. En particular, han discutido sobre la seguridad de la navegación en el Mar Negro.
Durante la reunión de Yermak con la asesora de política exterior española, Emma Aparici, le informó sobre el éxito de Ucrania en la implementación de las siete recomendaciones de la Comisión Europea. Al mismo tiempo le expresó su esperanza de que España, como país que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo, apoye la decisión del Consejo Europeo de iniciar las negociaciones de adhesión de Ucrania a la UE en diciembre de este año. A este respecto, Yermak subrayaba que “La presidencia española en la UE debe contribuir a esta decisión histórica”.
Por otro lado, en el caso de España la atención se ha puesto en el punto de la Fórmula dedicado a la seguridad alimentaria global. Así, Yermak agradeció el apoyo financiero de Madrid a la iniciativa humanitaria Grano de Ucrania y extendió invitación para que España participe en la segunda cumbre relacionada con este programa que se celebrará en Kiev el 25 de noviembre.
Cambiando de tercio, Finlandia está preparando un nuevo paquete de ayuda para ayudar a Ucrania a proteger su infraestructura crítica durante el otoño y el invierno. Más concretamente, se espera que esta ayuda tenga por objetivo fortalecer las capacidades de los rescatistas ucranianos.
Por último, los ministros de Comercio del G7 reiteraron su compromiso con un comercio internacional “libre y justo basado en el Estado de derecho”, condenando en particular “la destrucción por parte de Rusia de la infraestructura de exportación de cereales de Ucrania” tras la negativa de Moscú a renovar la Iniciativa de Granos del Mar Negro el pasado julio y los ataques posteriores sobre la infraestructura ucraniana. De igual modo, han condenado las restricciones a las importaciones de productos pesqueros japoneses, si bien no mencionan específicamente a China. Asimismo, los ministros del G7 han incidido en “la necesidad de continuar los esfuerzos para establecer cadenas de suministro resilientes y confiables para bienes esenciales como minerales críticos, semiconductores y baterías”.
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