En las últimas horas, Putin ha mantenido una reunión con Guerásimov en el cuartel general del Distrito Militar Sur ruso, desde donde se dirigen las operaciones en Ucrania. Biden, por su parte, ha hablado de «punto de inflexión global» a la vez que anunciaba el envío al Congreso estadounidense una solicitud presupuestaria urgente con la que atender las necesidades tanto de Ucrania, como de Israel, después de asegurar que el éxito de ambos países es vital para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Mientras tanto, sobre el frente continúan los ataques rusos en Avdiívka, con grandes pérdidas, así como las operaciones ucranianas al sur del Dniéper.
Desde que comenzaran los ataques de Hamás contra Israel, hemos venido afirmando que había cierta relación entre estos y la guerra de Ucrania. No porque Rusia los hubiese ordenado directamente, ya que no tiene ese poder ni sobre Irán, ni sobre sus actores delegados, caso de Hamás o Hezbolá, sino porque forman parte de un «algo más»: el esfuerzo de los Estados revisionistas por revertir un orden internacional basado en reglas del que los Estados Unidos (y en menor medidas los Estados miembros de la UE o el Reino Unido, ya que tienen serias carencias militares) son los únicos garantes.
Un esfuerzo que, en el caso de China y Rusia, se relaciona también con la competición entre grandes poderes en ciernes y que, además de cargar contra el orden internacional posterior a las Segunda Guerra Mundial, pretenden dar la puntilla a una unipolaridad que, en realidad, hace tiempo que no es tal. Para ello, además, cuentan con la colaboración de potencias con capacidades mucho más modestas, pero aun así reseñables, como Irán y Corea del Norte, las cuales están jugando un papel importante bien como suministradores en el caso de la guerra de Ucrania, bien al ofrecer respaldo político a las anteriores, bien al facilitar los «flanqueos», interviniendo o abriendo crisis en distintos escenarios.
Más allá de discusiones que ya hemos tocado en muchos artículos e incluso en libros, lo relevante en las últimas horas es que hay sido el propio presidente estadounidense, Joe Biden, quien ha ligado el escenario ucraniano y el israelí de forma explícita, al hablar recientemente de un «punto de inflexión global», idea que espera le sirva para animar a los congresistas estadounidenses a superar sus diferencias, aprobando una solicitud urgente de fondos que podría alcanzar la cifra de los 100.000 millones de dólares (100 billions) o, lo que es lo mismo, unos 95.000 millones de euros, de los cuales hasta 60.000 millones de dólares tendrían como receptor a Kiev.
El resto se dirigirían a prestar apoyo a Israel, aunque también se ha hablado de incluir en el paquete a otros aliados como Taiwán, no en vano ese sigue siendo un escenario prioritario para Washington, que teme que tras toda esta tensión internacional y una vez las cadenas de suministro y los stocks europeos y estadounidenses se hayan tensado al máximo, sea la República Popular de China la que salga beneficiada. Si no es así, al menos son conscientes de que lo anterior implica cambios de percepción e inestabilidad estratégica al suponer un incentivo para Beijing de cara a una solución militar frente a Taipei.
Esta cantidad, debería ser suficiente como para garantizar el apoyo ininterrumpido a Ucrania durante lo que resta de 2023 y todo 2024, separando la ayuda militar y financiera a este país tanto de la crisis política interna que azota el país, como de la campaña electoral, que comenzará en breve y amenaza (aunque tradicionalmente han pesado mucho más los problemas internos o la economía) con hacer de Ucrania una de sus piedras de toque.
Mientras esto se resuelve, el problema inmediato para Ucrania y para su principal patrocinador, pasa por Israel, puesto que ya se han detraído recursos como obuses que en principio deberían haber tenido como destino el país europeo, dada la necesidad israelí de los mismos, así como de otros materiales de distinto tipo. De hecho, desde el comienzo de la crisis provocada por Hamás, que más que nunca amenaza con extenderse a Líbano, el gran temor de Zelensky ha sido que los Estados Unidos optasen por una estrategia de «Oriente Medio primero» en lugar de «Europa primero», algo que por fortuna para sus intereses parece que no va a ser así.
Respecto al riesgo de extensión a buena parte de Oriente Medio de la crisis provocada por Hamás, es cada vez más tangible e inmediato. Durante la jornada de ayer se habrían disparado desde Yemén tres misiles de crucero y varios drones, que habrían sido interceptados a su vez por buques de guerra de la US Navy estadounidense, lo que demuestra que estos se han posicionado entre otras cosas para proteger a Israel de este tipo de acciones, pues este país era el objetivo real del ataque.
El hecho de que el ataque fuese llevado a cabo por milicianos hutíes -como todos sabemos, otro proxy de Irán en la región-, de que este país sea quien más esté impulsando las capacidades de Hamás en términos de fabricación de armamento, de que en Estados Unidos cada vez haya más voces partidarias de terminar con la política de apaciguamiento hacia Irán, de que países incluso con enormes problemas internos parezcan dispuestos a entregar armamento o ayuda de distinto tipo a Hamás, y de que distintos actores se estén coordinando para lanzar ataques no solo contra Israel, sino también contra bases estadounidenses es preocupante.
Más preocupante es que con la operación terrestre contra Gaza cercana a comenzar y tras trasladarse dos grupos de combate estadounidenses a la zona para ejercer disuasión frente a Irán (y recordemos que la disuasión, para funcionar, implica siempre una capacidad real de actuar si por lo que fuera fallase), las provocaciones de Hezbolá continúen incrementándose y varios estados hayan pedido a sus nacionales que abandonen la región, dado el peligro de que los combates se extiendan a Líbano y más allá.
También la forma en que podría librarse esta guerra, si llega a extenderse. Sin ánimo de pretender sembrar el pánico, pues las cosas no son tan sencillas (recordemos el resultado de los intentos iraníes en los 80 por cerrar Ormuz), al menos sí hay que tener en cuenta que Irán lleva años desarrollando no solo una importantísima fuerza de misiles, sino también una nueva doctrina naval centrada en hacer frente a los grupos de combate estadounidenses, así como llevando a cabo maniobras de preparación de ataques en profundidad sobre territorio israelí. Además, otros actores regionales como los propios hutíes tienen capacidades nada desdeñables en algunos aspectos, desarrolladas tanto gracias a su propia imaginación, como al apoyo iraní, país que cuenta con una importante industria bélica que sirve para alimentar a todos sus actores delegados, incluyendo Hamás y Hezbolá.
Además de esto, en las últimas horas Rusia habría lanzado varios drones y misiles, tanto Kh-59 como Iskander sobre Ucrania. Las defensas antiaéreas de este último país aseguran haber derribado 3 de 9 drones, 1 misil Kh-59 y ninguno de los 5 Iskander empleados por Rusia. Como resultado, se han registrado explosiones en Mikolaiv (en donde habrían fallecido al menos dos personas) y en Sumy.
En cuanto a los combates, en las últimas horas apenas se han producido novedades al norte del frente, a pesar de pequeños avances rusos en dirección a Ivanivka y de nuevos ataques sobre Sinkiv’ka desde Lyman Pershyi y hacia Makiívka.
Algo parecido sucede al sur de Bakhmut. Hay referencias a pequeñas ganancias ucranianas, concretamente al este de Klischiívka, así como de ataques de las AFU en dirección a Zelenopillia, pero ninguna novedad de consideración.
Un día más, el grueso de la acción continúa teniendo lugar en torno a Avdiívka, en donde continúan los intentos rusos por cercar la localidad y en donde, de hecho, el alcalde de la ciudad espera que los ataques se incrementen en los próximos días. A pesar de ello, los cambios de posición son mínimos, como reconocen incluso las fuentes más cercanas al Kremlin, mientras el Ejército ruso sigue intentando alcanzar Severne y Pervomais’ke, ataca el sur de Avdiívka y por el norte, en la zona de Krasnohorivka.
Al sur, a pesar de algunas acciones en los ejes de Orijiv y Velyka-Novosilka, que siguen la línea de las de los últimos días, lo más interesante sigue ocurriendo en la orilla este del Dniéper a la altura de Oleskhy, pues fuentes rusas consideran que lo que se está viendo podría exceder a las operaciones ucranianas habituales, siendo de una entidad mayor.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La jornada de hoy si bien no ha sido tan intensa en términos diplomáticos e institucionales, sí ha dejado tras de sí llamadas importantes por parte de Ucrania o el impulso de nuevas iniciativas, mientras que el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se encuentra en Corea del Norte.
Comenzando por esto último, Lavrov destacaba que al igual que sus “amigos norcoreanos”, está “gravemente preocupado por la intensificación de las actividades militares de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur en la región y por las políticas de Washington” durante su visita a Corea del Norte. De este modo, afirmaba que Estados Unidos está trasladando allí infraestructuras estratégicas, incluidos elementos nucleares” y mostraba su oposición a “esta línea poco constructiva y peligrosa”. Se trata, además de una visita que, recordemos, se produce después de la de su líder Kim Jong-un a Moscú hace apenas unas semanas.
Por otro lado, Lavrov señalaba que Moscú, Pekín y Pyongyang “buscan proponer de manera constructiva formas de prevenir la escalada de tensiones” en la región, y que están a favor del establecimiento de un “proceso de negociación regular sobre cuestiones de seguridad en la Península de Corea, sin condiciones previas”.
Moviéndonos hasta Kiev, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha conversado por teléfono con el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, para discutir principalmente sobre cuestiones humanitarias y la implementación de la Fórmula de Paz. De un lado, Zelenski ha agradecido la ayuda que la oficina de la ONU para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios (OCHA) en Ucrania ha brindado. Más concretamente, han elaborado un Plan de Respuesta para el periodo otoño-invierno que lleva aparejados 435 millones de dólares en ayuda.
De igual modo, han conversado sobre las peculiaridades del corredor marítimo temporal que Ucrania ha habilitado para lograr dar salida a sus exportaciones de productos agrícolas, pero también sobre la importancia de continuar con la iniciativa humanitaria Gran from Ukraine.
Por otro lado, Zelenski ha destacado la participación activa de la ONU en las conversaciones relativas a la Fórmula, si bien ha trasladado al Secretario que es necesario mantener el apoyo de los países del Sur Global.
Adicionalmente, han discutido en detalle la situación en Oriente Medio y los esfuerzos humanitarios necesarios para ayudar a la población civil.
Esta no ha sido la única actividad destacada hoy en la agenda del mandatario ucraniano pues ha realizado un viaje de trabajo en la propia región de Kiev para revisar por sí mismo el progreso de la reconstrucción integral del sector privado y de los edificios residenciales en las localidades de Irpin y Buzova. En estos momentos están trabajando en la construcción de casas privadas, la restauración de rascacielos e infraestructuras, y la revisión de la carretera y el puente entre Irpin y Hostomel.
El viceprimer ministro para la Restauración, Oleksadr Kubrakov, que junto con otras autoridades ha acompañado al presidente Zelenski en su visita, ha especificado durante la vista que los trabajos están financiados por el Fondo para la Eliminación de las Consecuencias de la Agresión Armada y la plataforma gubernamental United24 con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Por su parte, el ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, ha mantenido una llamada con su contraparte japonesa, el ministro Minoru Kihara, que ha aprovechado en primer lugar para agradecerle el apoyo que han recibido por el momento del país nipón. Umerov también le ha informado sobre las novedades en el campo de batalla, así como de las necesidades urgentes de las AFU. Por otro lado, han discutido acerca del potencial de desarrollar su cooperación en defensa, refiriéndose expresamente al ámbito militar. Además, ha extendido invitado a Kihara para que visite Kiev.
Además ayer el ministro Umerov recibió en Kiev a su homólogo rumano, Angel Tilvar, con ocasión de la visita del gobierno del país a Ucrania. Durante su encuentro, se centraron en discutir sobre el entrenamiento de los pilotos ucranianos en el uso de los F-16 en Rumanía, pues cabe recordar que abrirán un nuevo centro en el que los militares ucranianos pasarán a formar parte de la primera promoción que allí se capacite. Sobre los F-16s el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha indicado que sería un “escenario optimista” si los aviones llegan “en algún momento” a principios de 2024. También se ha referido a los 20 ATACMS que Estados Unidos ha proporcionado por el momento a Kiev, subrayando que se trata únicamente del primer lote.
Por otro lado, al igual que hicieron Zelenski y Shmyhal en sus respectivas reuniones, Umerov también discutió con el ministro Tilvar sobre la seguridad en la región del delta del Danubio, así como en el Mar Negro.
Cambiando de foco, según ha informado el jefe del gabinete del presidente Zelenski, Andriy Yermak, Kazajstán ha impuesto una prohibición a las exportaciones de 106 tipos de bienes rusos, incluidos productos tecnológicos que pueden ser empleados con objetivos militares. Ha precisado, no obstante, que son bienes que Kazajstán no produce, sino que Rusia trata de adquirir los componentes occidentales a través de la reexportación. En este sentido, el “Grupo de Sanciones” del que Yermak forma parte, ha colaborado con los socios de Ucrania para asegurar que Rusia no pueda obtener “componentes cruciales” para la producción de armamento a través de terceros países.
Hoy contamos también con otras novedades a nivel humanitario, pues Ucrania ha lanzado la web oficial para la iniciativa “Bring Kids Back UA” o, en otras palabras, el plan del presidente Zelenski para lograr devolver a todos los menores ucranianos que han sido ilegalmente deportados por Rusia con sus familias.
Más allá de los menores ucranianos que han sido deportados, hay que tener en cuenta que según la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (ICMP) 28.000 civiles han desaparecido desde el inicio de la invasión. Kathryine Bomberge, directora de la Comisión, ha precisado que esta cifra puede incluir a personas que están vivas, pero que han sido apartadas de sus familias o detenidas, pero también fallecidas cuyos cuerpos no han podido ser identificados. De este modo, considera “fundamental que todos estos hechos sean verificados como parte del proceso judicial y que estas investigaciones sean realizadas por instituciones judiciales”.
Pasando a otras cuestiones, la Verkhovna Rada (Parlamento ucraniano) ha adoptado en primera lectura un proyecto de ley que prohíbe la Iglesia Ortodoxa dependiente del Patriarcado de Moscú por su apoyo a la invasión rusa de Ucrania. Proyecto que ha sido aprobado por 267 votos a favor, en lo que algunos diputados consideran una decisión histórica.
Por otro lado, el primer ministro Denys Shmyhal se ha reunido en Kiev con representantes del Consejo Ucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas para discutir sobre los desafíos comunes que plantea la agresión a gran escala de Rusia y cómo contrarrestarlos. Por ejemplo, en lo que concierne a la ayuda humanitaria, alojamiento, apoyo a los desplazados internos, capellanía, apoyo psicológico, diversos proyectos sociales, defensa de Ucrania en el ámbito internacional, etc.
Mientras tanto en Rusia, el presidente Vladímir Putin ha firmado una ley por la cual Moscú se retira de la Convención para la Protección de las Minorías Nacionales adoptada en el marco del Consejo de Europa; organización de la que se retiró -o expulsada según quiera verse- en marzo de 2022.
Para finalizar, el líder ruso también ha acusado al Comité Olímpico Internacional de “discriminación étnica” contra los atletas rusos tras la decisión del órgano de suspender al Comité Nacional de Rusia. Todo ello, en mitad del debate acerca de la participación de deportistas rusos y bielorrusos en los Juegos Olímpicos de París que, por el momento, podrán participar bajo bandera neutral. Según Putin:
“Gracias a algunos líderes del actual Comité Olímpico Internacional, hemos aprendido que (…) los propios Juegos pueden ser utilizados como un instrumento de presión política contra personas que no tienen nada que ver con la política y, de facto, [como] un crudo instrumento de discriminación racista y étnica”.
Asimismo, defiende que “una invitación a los Juegos no es un derecho incondicional para los mejores atletas, sino una especie de privilegio”, considerando además que el deporte mundial necesita “nuevas formas organizativas” que puedan “socavar el sistema actual” dominado por grandes estructuras internacionales.
Deja una respuesta