Con Zelenski de visita en el Cuartel General de la OTAN, ubicado en Bruselas, los anuncios de nueva ayuda a Ucrania por parte de sus aliados no se han hecho esperar. No es solo un nuevo paquete por valor de 200 millones de euros por parte estadounidense, sino que incluso la reacia Bélgica ha adelantado que enviará cazabombarderos F-16 al país en 2025, además de crear un fondo para financiar a su aliado con los intereses de los activos rusos congelados. Sobre el terreno, la atención sigue concentrándose en Avdiívka, en donde el Ejército ruso ha sufrido numerosas bajas en las últimas horas.
A pesar de los tintes oscuros que sigue adquiriendo la crisis de Israel, del asedio a Gaza, de la posibilidad evidente de escalada -por ahora parece que estamos en fase de «guerra de nervios»– y de que los Estados Unidos continúan aumentando su despliegue en esta región del planeta para disuadir a Irán y a su proxy, Hezbolá, los aliados de Ucrania parecen seguir firmes en su intención de apoyar a Kiev en su esfuerzo contra Rusia. De hecho, en las últimas horas se han hecho distintos anuncios de ayuda (que ampliaremos en la segunda parte del informe), siendo los más relevantes los relativos al envío futuro de cazabombarderos.
Respecto a esto, en primer lugar se ha pronunciado Dinamarca, país que ha vuelto a confirmar que su intención pasa por enviar los primeros F-16 a Ucrania tan pronto como en primavera de 2023, aunque han dejado abierta la puerta a que sea más tarde, en tanto dependerá de cómo discurra la formación de los pilotos que deben operarlos. En segundo lugar lo ha hecho Bélgica, un país que si bien ha sido bastante remiso a la hora de enviar ayuda militar a Ucrania, hoy ha anunciado en boca de su ministra de Defensa, Ludivine Dedonder, que enviará cazabombarderos del mismo modelo «a partir de 2025».
Obviamente, y salvo que la guerra se eternice -lo que no es descartable, aunque conllevaría una «ucranización» de la misma-, los aparatos belgas no tendrán demasiado impacto en el curso de las operaciones. Ahora bien, dependiendo de cómo se gestione la ayuda complementaria, en forma de armas para los F-16, sistemas como pods de reconocimiento o designadores, etcétera, es posible que el grueso de las aeronaves donadas por Dinamarca o Países Bajos tampoco estén a tiempo de prestar un servicio pleno antes del próximo verano o incluso otoño.
Hay que tener siempre en cuenta que, cuando hablamos de algo tan complejo como los cazabombarderos modernos, no estamos hablando de material fungible listo para entrar en servicio nada más ser entregado y fácilmente reemplazable si se pierde. O, al menos, no debería ser así. Lo correcto en este caso es hablar de capacidades, entendidas como la suma de material, infraestructura, recursos humanos, adiestramiento, doctrina, organización e integración (en referencia al acrónimo español MIRADO-I). En este sentido, por mucha ansiedad que genere la espera, es mejor tener un poco de «paciencia estratégica» y poder emplear los cazas con todas las garantías, que perderlos o no sacarles partido por hacerlo de forma apresurada y sin contar con todas las herramientas.
Hablando de herramientas y de capacidades, en las últimas horas ha aparecido un nuevo vídeo de un avión de combate ucraniano, en este caso un Su-25, siendo destruido por un drone suicida Lancet ruso. En concreto, la aeronave estaría basada en la región de Krivói Rog, posiblemente en la base aérea de Dolgintsevo, atacada semanas atrás. Lo que resulta preocupante del caso es que para alcanzar su objetivo, el sistema ruso ha tenido que recorrer varias decenas de kilómetros. De hecho, desde la orilla del Dniéper controlada por Rusia hasta dicha base, son alrededor de 70 los kilómetros a salvar.
Y es que lo ocurrido tanto con los Zala Lancet, como con otros drones rusos desde que comenzara la guerra implica una evolución clara, no solo en el aspecto del radio de acción, en este caso pasando de un alcance de cuarenta kilómetros a otro que podría llegar a los setenta. Al fin y al cabo, incluso cuando uno atiende a los vídeos tomados por los drones de reconocimiento y de ataque rusos, lo primero que se aprecia es la mejora en cuanto a la estabilización y nitidez de las cámaras. Algo que se ha hecho a pesar de las sanciones internacionales, que deberían afectar a la provisión de muchos de los componentes críticos que permiten, precisamente, mejoras como las señaladas.
Lo anterior, unido al aumento en el número de ataques con bombas planeadoras dotadas de kit de guiado, que son empleadas desde distintos aparatos, incluidos los Su-34 (que se han topado con así una suerte de segunda oportunidad después de su fracaso inicial), están permitiendo a Rusia suplir en cierto modo la falta de un elemento crucial: artillería de largo alcance. A pesar de que la superioridad rusa en este ámbito se daba por hecho antes del inicio de la invasión, la llegada de sistemas y municiones occidentales, con mayor alcance y precisión, permitió una contrabatería efectiva y otorgó una ventaja a Ucrania en una fase crucial de la guerra.
Desde entonces, la entrada en servicio de estos ingenios está permitiendo que Rusia no solo opere a salvo de la artillería antiaérea ucraniana, sino que lo haga a distancias que hasta hace poco le estaban vetadas, salvo que recurriese a sistemas mucho más caros, como los misiles. Es precisamente aquí en donde entran también los F-16, cuya llegada, si se dota a Ucrania de los misiles adecuados en número suficiente, podría ofrecer una oportunidad tanto de alejar a los aparatos rusos de la línea de frente, como de lanzar ataques en toda la profundidad del despliegue defensivo ruso.
Sobre el terreno, en las últimas horas, a diferencia de los días anteriores, no se ha reportado ninguna oleada de drones y misiles rusos lanzados contra territorio ucraniano. Ahora bien, sí se han producido incidentes que se han cobrado víctimas en distintos puntos de este país, caso de Myrhorod o de Antonivka, en donde habrían fallecido tres personas en un cementerio tras impactar un drone kamikaze, en un incidente de lo más extraño. Del otro lado, dos reclutas rusos habrían muerto tras un bombardeo ucraniano en Polgar, aldea situada en la región fronteriza de Briansk.
En cuanto a los combates, se han continuado produciendo los habituales intentos rusos en dirección a Kupiansk, reportados por cuentas rusas y que habrían conducido a distintas ganancias entre Sin’kivka y Stepove.
En el área de Bakhmut, si bien son difíciles de cuantificar, se habrían producido algunos avances ucranianos, aprovechando además que para conducir su ofensiva sobre Avdiívka, Rusia habría retirado parte de sus fuerzas de esta zona.
Más información hay sobre lo ocurrido en las últimas horas en torno a Avdiívka, localidad que continúa siendo objetivo de la artillería rusa. Allí, a pesar del gran esfuerzo ruso realizado ayer -y de las grandes bajas acumuladas-, no se habrían producido cambios de consideración. Entre los ataques rusos, se cuentan intentos por ejemplo en dirección a Severne, que habrían terminado con varios vehículos perdidos, por acción entre otros de los ATGM ucranianos. Sucede que, dado que la sorpresa continúa siendo imposible, cualquier intento de ruptura de esta índole está de antemano condenado al fracaso, máxime en una zona tan bien defendida que apenas se han movido las líneas durante toda la guerra.
Al sur, por último, se ha vivido una situación análoga a la de ayer, con el Ejército ruso atacando en el eje de Velyka-Novosilka desde Novomaiorske en dirección norte, así como hacia Staromaiorske y en los alrededores de Pryiutne. En el eje de Orijiv, la tónica es la de días pasados, con Ucrania atacando hacia Kopani y logrando mínimos avances, así como hacia Novoprokopivka, mientras el Ejército ruso lanza contraataques desde esta localidad, así como desde Verbove.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Si en otras ocasiones la reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania ha pasado desapercibida, no es el caso para la 16ª que ha tenido lugar hoy en el Cuartel General de la OTAN en Bruselas.
Una nueva reunión de Ramstein que ha contado no solo con la asistencia del ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, sino también del presidente Volodímir Zelenski sin previo aviso. Se trata, de la primera vez que visita la sede de la Alianza desde que dio comienzo la invasión, pero también de la primera reunión en este formato a la que atiende de manera presencial. Ha sido el propio Zelenski quien ha subrayado que su visita era “clave para organizar la ‘resiliencia’ de Ucrania este invierno”. No es novedad que Ucrania necesita más apoyo en forma de artillería y sistemas antiaéreos para proteger tanto a la población como la infraestructura crítica, pero también su economía.
Al dirigirse a los ministros y representantes de unas 50 naciones, subrayaba “Necesitamos el apoyo de los líderes, por eso estoy aquí”. Al mismo tiempo destacaba que está preocupado sobre las consecuencias de la “tragedia” en Israel aludiendo a que “Su lucha es nuestra lucha, su seguridad es nuestra seguridad”. De este modo, ha advertido que “La atención internacional corre el riesgo de alejarse de Ucrania, y esto tendrá consecuencias”. No obstante, ha pedido a sus socios que muestren a los israelíes que no están “solos”, apoyando a su pueblo que ha sufrido ataques terroristas.
Por otro lado, ha destacado que el lunes se cumplirán 600 días de guerra, pero que pueden “afirmar varias cosas con seguridad”:
- Putin no logrará quedarse con Ucrania.
- Rusia no puede permitirse una nueva carrera armamentística.
- La democracia puede ganar esta batalla.
De igual modo, ha precisado lo siguiente:
“Las ambiciones de Moscú nunca se han limitado a Ucrania. Y todos queremos que sean derrotados en Ucrania, lo antes posible, para no tener que buscar proyectiles y tanques para otros países de Europa, Asia o África que el dictador ruso pueda intentar convertir en ruinas o apoderarse de su loco imperio o zona de influencia”.
Durante su reunión al margen de la principal con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, Zelenski le ha agradecido su liderazgo para coordinar a los aliados y sus decisiones para apoyar a Ucrania. En particular, han discutido sobre la importancia de la cooperación de la industria de defensa en la adopción de los estándares de la OTAN en Ucrania. El mandatario ucraniano ha señalado también que Kiev está dispuesto a trabajar estrechamente con sus aliados en el Programa Nacional Anual adaptado, así como en una hoja de ruta para lograr la interoperabilidad Ucrania-OTAN.
Asimismo, se ha reunido con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, y el nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto, Charles Brown, para discutir sobre el estado de la ayuda al país ante la llegada del invierno y las necesidades urgentes de las AFU.
Tras días de espera, Lloyd Austin, ha aprovechado la reunión de Ramstein para anunciar un nuevo paquete de asistencia de seguridad a Ucrania por valor de 200 millones de dólares (188 millones de euros). Este paquete incluirá artillería, munición y armas contracarro como se especifica a continuación:
Este nuevo paquete eleva el compromiso total estadounidense a 43.900 millones de dólares desde que comenzó la invasión. Desde el inicio de la administración Biden asciende a 44.500 millones de dólares.
Durante la reunión de Ramstein, Austin también ha lanzado el siguiente mensaje como consecuencia de la situación en Israel:
“No se equivoquen, Estados Unidos seguirá siendo capaz de desplegar su poder y sus recursos para hacer frente a crisis en varios teatros a la vez. Así que nos mantenemos firmes con Israel al tiempo que seguimos apoyando a Ucrania”.
Además del anuncio de Estados Unidos hoy y Alemania ayer, otros socios de Ucrania se han sumado como es el caso de Finlandia y Canadá. De un lado, desde Helsinki han anunciado que el 19º paquete de ayuda militar tendrá un valor de 95 millones de euros. No obstante, como es lo habitual en el caso de Finlandia, el contenido del paquete no se desvelará hasta que no se haya entregado.
Por su parte, el ministro de Defensa del país, Antti Häkkänen, ha hecho hincapié en que “Ucrania es el escenario de una guerra cuyo resultado determinará durante mucho tiempo el orden de seguridad en Europa y Finlandia” y reafirmado su apoyo junto a sus socios a Ucrania.
De otro lado, Canadá ha presentado un nuevo paquete por importe de 25 millones de dólares canadienses (19 millones de dólares) que se destinará a ropa y equipo de invierno (botas, ropa térmica y sacos de dormir), así como municiones y máscaras antigás procedentes de las existencias canadienses. En el comunicado oficial se especifica que esto incluye 2.000 uniformes para mujeres soldados de las AFU que se fabricarán en Canadá. Asimismo, se concreta que se entregarán: 2.000 proyectiles adicionales de 155mm, municiones fumígenas de artillería y mortero, 2.260 máscaras de gas, 277 bombas de aviación de 1.000 libras y conjuntos de espoletas asociados, y munición naval de 76mm.
El Reino Unido y países socios del Fondo Internacional para Ucrania proporcionarán un nuevo paquete de ayuda por importe de 100 millones de libras esterlinas (115 millones de euros) gracias al cual se prevé “ayudar a las fuerzas armadas a limpiar minas, mantener sus vehículos y consolidar sus defensas para proteger la infraestructura nacional crítica”. Según el comunicado de prensa, el secretario de Defensa, Grant Shapps, ha expresado que “fiel” a la promesa del apoyo inquebrantable a Ucrania en lo que a sus necesidades urgentes se refiere, este paquete se ha concebido para “dar a los soldados ucranianos lo que necesitan para atravesar los mortíferos campos minados de los rusos”.
Continuando con el desminado, hoy ha sido un día importante para este tipo de ayuda al celebrarse la conferencia de donantes en Zagreb. 40 países y organizaciones han acordado aportar en torno a 300 millones de dólares que se destinarán a las áreas de apoyo identificadas por Ucrania: tecnologías innovadoras, nueva producción, equipos de desminado y especialistas. Hay que tener en cuenta que un total de 6 millones de personas están expuesta a las amenazas que plantean las minas en los territorios contaminados en Ucrania; un 30% o, lo que es lo mismo, 174.000 kilómetros cuadrados.
Según el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, actualmente cuentan con 19 operadores de actividades relativas a las minas, 29 están en proceso de certificación y unos 40 más están en proceso de preparación. También han establecido el Centro de Desminado Humanitario para la planificación estratégica y el diálogo con socios, que contará con un Consejo de Supervisión integrado por representantes de países con experiencia en este ámbito como es Croacia. De igual modo, han creado una plataforma de donantes para el desminado copresidida por Ucrania, las Naciones Unidas y Japón.
El país anfitrión, Croacia, destinará 5 millones de euros para el desminado humanitario en Ucrania, pero también destaca la ayuda de España que contribuirá con 1,5 millones de euros. De la misma forma, es reseñable que Noruega destinará 200 millones de coronas noruegas (17,4 millones de euros).
Por último, hay que destacar nuevamente el caso de Bélgica. Más allá de lo explicado en la sección anterior sobre el suministro de aviones de combate F-16, tras la reunión mantenida entre el presidente Zelenski y el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, este último ha anunciado la creación de un “fondo ucraniano de 1.700 millones de euros” que se nutrirá de los impuestos sobre los intereses generados por los activos rusos congelados en los bancos belgas. Un fondo que se destinará a la compra de equipo militar, apoyo humanitario y contribuir al Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, entre otras cosas.
El primer ministro belga ha aclarado que para su país “está claro que los impuestos sobre los intereses de estos activos deberían ir 100% al pueblo ucraniano”. Asimismo, ha aclarado que es imposible recurrir a los activos o intereses devengados debido a la falta de previsiones legales para ello, asunto sobre el que están trabajando con la Comisión Europea. En este caso, la ley belga permite que los impuestos generados por los intereses devengados de los activos rusos sí se redistribuyan a Ucrania. Esta es una medida que De Croo advirtió hace meses que tomaría y que hoy pone en marcha también sugiriendo a otros Estados miembros de la UE a que sigan la misma senda.
Además, estas no son las únicas noticias que conciernen a Bélgica pues ha sido De Croo quien ha adelantado que junto con la UE y el G7 están “muy cerca de finalizar” un sistema que prohibirá la entrada de diamantes rusos en el mercado. Debido a las discrepancias entre los Veintisiete, incluyendo la de Bélgica pues cuenta en su territorio con Amberes como centro neurálgico del comercio de diamantes, este sector no ha sido objeto de sanciones en ninguno de los 11 paquetes adoptados. Según De Croo, están desarrollando un “sistema completo de trazabilidad” que impedirá que los diamantes de sangre rusos financien la guerra.
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