Guerra de Ucrania – Día 590

Un día más, Rusia ha cargado contra la infraestructura civil ucraniana, tanto la relacionada con la exportación de productos agrícolas al oeste del país, como contra edificios residenciales en la ciudad de Járkov, al noreste. Pese a ello, desde el Kremlin insisten en que únicamente atacan objetivos militares, mientras Zelenski vuelve a insistir en la necesidad acuciante de más sistemas antiaéreos en previsión de la futura campaña rusa contra su sistema eléctrico. Por otra parte, según fuentes estadounidenses, la ayuda militar norcoreana en forma de armamento ya ha comenzado a llegar a Rusia. Todo mientras los líderes europeos reunidos en Granada muestran su preocupación por la crisis política estadounidense y abren el debate sobre una futura ampliación, en tanto una decena de países han llamado a las puertas de la Unión y Rusia anuncia que revocará la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.

La cuestión nuclear vuelve a sobrevolar la guerra de Ucrania, aunque no exactamente por la posibilidad de escalada en esta ocasión, sino por otras razones que explicaremos a continuación. La noticia del día es, sin duda, que el Kremlin planea revocar la ratificación (que tuvo lugar en el año 2000) del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Algo, por cierto, esperado desde tiempo atrás, pues hay razones tanto inmediatas como estructurales que presionaban para que Rusia, de una forma u otra, reanudase las pruebas.

El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN) es un acuerdo internacional diseñado para frenar la proliferación de armas nucleares y promover el desarme nuclear. El tratado se abrió para su firma en Nueva York el 24 de septiembre de 1996, cuando fue firmado por 71 estados, incluyendo cinco de los ocho con capacidad nuclear, pero no ratificado por todos ellos, dado que por ejemplo los Estados Unidos nunca llegaron a dar este paso, aunque sí Rusia.

El principal objetivo del TPCEN es prevenir la proliferación de armas nucleares y fomentar el desarme nuclear. Busca lograr esto a través de la prohibición de ensayos nucleares y la promoción de la cooperación en el uso pacífico de la energía nuclear. Entre sus mecanismos, establece un sistema de verificación para asegurarse de que los Estados firmantes cumplan con su compromiso de no llevar a cabo ensayos nucleares. Esto incluye la instalación de una red de estaciones de monitoreo y la cooperación entre los Estados partes para facilitar las inspecciones y la recopilación de datos.

El problema aquí, para Rusia, es que sin ensayos resulta extremadamente difícil modernizar su arsenal nuclear. En parte puede sustituir los ensayos con simulaciones, pero aun así, el Tratado supone una traba en algunos aspectos. Esto, en un momento en el que la implementación de nuevas ojivas más precisas (B61-12) y la entrada en servicio de vectores mucho más capaces por parte estadounidense (no solo misiles con capacidades furtivas, sino también aparatos como los F-35 y los futuros bombarderos B-21 Raider) amenazan con erosionar la capacidad de disuasión rusa, es inaceptable para Rusia.

Y es que este país se ve en desventaja frente a los Estados Unidos (y cada vez más frente a China, por mucho que mantengan actualmente una estrecha relación) y asiste hasta cierto punto impotente a los avances de los demás mientras se queda atrás en la renovada carrera nuclear incluso a pesar de los espectaculares anuncios de años atrás sobre armas de nueva generación, que en muchos casos no han terminado de materializarse o de los cambios a nivel doctrinal y teórico, en última instancia quizá los más preocupantes. De ahí esta decisión (pendiente de ejecutarse) y de ahí también la pasada suspensión del tratado New START, que había entrado en vigor el 5 de febrero de 2011 y que marcaba los límites a los arsenales rusos y norteamericanos.

Así las cosas, aunque hay un cierto elemento de «signalling» y aunque se considera también que cualquier escalada nuclear rusa podría comenzar con una prueba nuclear en su propio territorio -para la que tendría las manos libres tras revocar su ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares-, las razones reales son otras y pasan por frenar la notable pérdida de capacidad disuasoria sufrida en los últimos años y que la guerra de Ucrania no ha hecho más que agravar, aunque en este caso en términos convencionales más que nucleares.

Dicho esto, no es descabellado que si la situación sobre el terreno no termina de «desatascarse» y los aliados de Ucrania continúan mostrando su compromiso y sosteniendo militar y económicamente al régimen de Kiev, desde Moscú opten por reavivar el fantasma nuclear aumentando un grado su apuesta mediante la realización de pruebas -seguramente subterráneas-. Sería, hasta cierto punto, un paso lógico y, por suerte, bastante alejado de lo que piden algunos de los principales expertos rusos en este campo, algo de lo que ya hemos hablado.

Como quiera que todavía queda un tiempo para que esto ocurra, si es que llega a ocurrir, ahora mismo resulta una amenaza mucho más inmediata la posible llegada de armamento norcoreano al Ejército ruso, como forma de suplir algunas de las carencias de la industria de este país, incluyendo la producción de municiones para artillería. Y es que así lo afirman fuentes oficiales estadounidenses, que habrían revelado a CBS News que el régimen juche ha comenzado ya a realizar las primeras entregas a Rusia, sin que esté claro de si se trata de envíos puntuales o si es el primer paso de cara al establecimiento de una cadena de suministro a largo plazo. Todo a la espera de que ocurra lo mismo desde Irán, pues la entente entre estos tres estados no ha dejado de afianzarse, formando lo que algunos denominan ya el «Eje de los sancionados».

Ocurra lo que ocurra con los envíos norcoreanos, la guerra sigue su curso, con nuevos ataques rusos contra la infraestructura civil ucraniana. Así, aunque desde Moscú aseguran que únicamente atacan objetivos militares y, después de lo ocurrido ayer en Groza –que habría sido obra de un misil ruso a pesar de los intentos por parte de los propagandistas de este país por difundir la tesis contraria aprovechando lo ocurrido en Konstyantinivka a mediados de septiembre-, en las últimas horas ha sido la ciudad de Járkov la que se ha llevado la peor parte, falleciendo un menor y viéndose afectadas decenas de edificios residenciales tras un ataque ruso que ha dejado además 27 heridos.

Además de lo anterior, Rusia habría lanzado también más de una treintena de drones Shahed, de los que hasta 25 podrían haber sido destruidos por las defensas antiaéreas ucranianas, según su Ministerio de Defensa. Aun así, se han reportado explosiones en distintos puntos del país, con especial importancia en la región de Odesa y, concretamente, contra instalaciones relacionadas con la exportación de granos, incluyendo el puerto fluvial de Izmail.

Del lado contrario, Ucrania habría lanzado también varios drones sobre Rusia. Desde el Ministerio de Defensa de este país aseguran haber derribado uno sobre la región fronteriza de Kursk, así como otro, empleando un helicóptero, cerca de Sebastopol, en la península de Crimea. Por último, un tercero habría sido derribado sobre la propia Moscú. Sobre los ataques ucranianos sobre el interior de Rusia, por cierto, ha escrito recientemente para Foreign Policy Daniel Byman, analizando su impacto real sobre el devenir de la guerra.

En cuanto al frente de batalla, apenas se han registrado novedades en las últimas horas, si bien el Ministerio de Defensa ucraniano habla, al norte, de ataques rusos en dirección a Sin’kivka e Ivanivka, en las inmediaciones de Kupiansk mientras, curiosamente, desde su contraparte rusa hablan de «cuatro contraataques» ucranianos repelidos, además de dar como es habitual, cifras increíbles respecto de la destrucción material causada. También se habría combatido, según algunas fuentes con ligeros avances rusos, en Makiívka.

Poca es también la información que llega de la zona de Bakhmut, en donde las Fuerzas Armadas ucranianas continúan sus ataques, produciéndose los combates más intensos en torno a las vías de tren al este de Klischiívka.

Respecto al oeste de la ciudad de Donetsk, las únicas novedades, más allá de nuevos ataques rusos tanto sobre el norte como hacia el sur de Avdiívka, tienen que ver con Mariínka, localidad prácticamente desaparecida de la que Rusia controlaría ya alrededor del 90 por ciento de lo que un día fuese su núcleo urbano.

Al sur, la situación es prácticamente igual a la de ayer, limitándose las distintas fuentes a constatar los movimientos del día anterior en el eje de Orijiv, mientras las imágenes por satélite constatan la enorme destrucción vivida en esta zona, antaño de cultivos.

Por último, parece que en las últimas horas se habría producido un nuevo derribo de un cazabombardero ruso en un incidente de fuego amigo, con lo que sería el segundo en el plazo de apenas diez días. El hecho habría sido confirmado por algunas fuentes rusas.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Tras la tercera Cumbre de la Comunidad Política Europea y la reafirmación del apoyo militar de la UE y sus Estados miembros a Ucrania, hoy se han producido nuevos anuncios en este sentido. Además, los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de la UE se han reunido en la Cumbre informal del Consejo Europeo. En la agenda, tres temas clave: la agenda estratégica de la UE, la ampliación y la migración.

Como resultado de la Cumbre, los líderes de los 27 han adoptado la Declaración de Granada, marcando “el inicio del proceso para definir las direcciones y prioridades políticas generales de la Unión para los próximos años, estableciendo un curso de acción estratégico para configurar nuestro futuro común en beneficio de todos”.

En lo que concierne a Ucrania, han mostrado su decisión de “asumir una mayor responsabilidad por nuestra propia seguridad y defensa y a ayudar a Ucrania, hemos reforzado las capacidades de Europa”. Asimismo, han reiterado que seguirán apoyando a Ucrania y a su pueblo durante el tiempo que sea necesario, así como que el futuro de los “aspirantes a miembros y de sus ciudadanos” está dentro de la UE. Sin embargo, la Cumbre cierra sin resultados concretos para Ucrania. Para esto, habrá que esperar hasta el último Consejo Europeo del año, sí formal, en diciembre.

Centrándonos en los anuncios a nivel individual, el Ministerio de Defensa de Suecia ha comunicado que enviará a Ucrania el 14º paquete de ayuda militar por importe de 2.200 millones de coronas suecas o, lo que es lo mismo, 199,8 millones de dólares. En cuanto al contenido, se prevé que incluya, entre otras cosas, proyectiles de artillería, repuestos, y equipos de comunicación y munición para los vehículos de combate CV90.

Además, el Ministerio ha solicitado a sus Fuerzas Armadas que evalúen si están en posición de entregar aviones de combate JAS 39 Gripen a Ucrania. Aparatos con los que, recordemos, los pilotos ucranianos ya han realizado vuelos de prueba. Aunque el informe se espere para el próximo 6 de noviembre, el ministro de Defensa sueco, Pål Jonson, ha subrayado que por consideraciones de seguridad interna Suecia necesita unirse primero en miembro de la OTAN “antes de poder regalar cualquiera de sus aviones”. Además, en el comunicado oficial se especifica también este asunto.

A lo anterior se suma que Países Bajos destinará 102 millones de euros al tercer paquete de ayuda a Ucrania en lo que va de año. 30 millones de euros se destinarán a la compra de gas y suministro de repuestos para la red eléctrica ucraniana, ayudando así al país a prepararse para el invierno. De otro lado, 12 millones de euros se destinarán a apoyar las áreas recientemente liberadas y al Fondo Monetario Internacional, encargado de proporcionar asistencia técnica a Kiev para implementar las reformas.

Los 60 millones restantes, no obstante, se destinarán a las empresas neerlandesas que quieran contribuir a la reconstrucción del país. En particular, los fondos están destinados al seguro de crédito a la exportación para cubrir los riesgos de pago de inversiones y transacciones en el país.

La Asamblea Parlamentaria de la OTAN ha comenzado sus sesiones anuales de 2023 con el discurso de su presidente interino, Michal Szczerba, quien ha insistido en que los Aliados deben mantenerse firmes en su apoyo a Ucrania en un “momento decisivo” en el que Rusia “ha alterado el orden de seguridad global”. Sobre esto, añadía que durante las sesiones, dejarán nuevamente claro su apoyo inquebrantable a Ucrania “durante el tiempo que sea necesario para que prevalezca y gane”.

Por su parte, el ex secretario de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, ha reaparecido instando a Alemania a entregar misiles de crucero Taurus a Ucrania. En particular, expresaba en sus redes sociales:

“Cada vez que Rusia ataca a civiles y viola el derecho internacional al atacar infraestructura civil en Ucrania, es necesario que haya una respuesta. Hicimos eso con Starstreak y Storm Shadow. Alemania debería ahora enviar sus sistemas de misiles Taurus a Ucrania y unirse al Reino Unido y Francia”.

De otro lado, Noruega, -Estado miembro de la OTAN, pero no de la UE- también ha anunciado que incrementará en un 20 por ciento su presupuesto de defensa en 2024. Esto se traduciría en un aumento de 7.800 millones de euros el próximo año y Oslo se situaría en el 1,8 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) dedicado a Defensa. El país nórdico pretende alcanzar el objetivo del 2 por ciento en 2026.

Por otro lado, Antonov, la mayor empresa de fabricación y servicios de aeronáuticos de Ucrania, se ha adherido a la ASD, la asociación de las industrias Aeroespacial, de Seguridad y de Defensa europeas, como nuevo miembro directo. De este modo, ahora ASD cuenta con 23 empresas miembros directas y 23 asociaciones miembros de 19 países europeos.

Según Jan Pie, secretario general de la Asociación, la adhesión de Antonov es “un paso importante hacia la integración de la industria aeroespacial ucraniana en el ecosistema industrial europeo”. De este modo, considera que “su membresía en ASD fortalecerá aún más a ASD como la única voz común de la industria europea”.

A nivel energético, el director de la ucraniana Naftogaz, Oleksiy Chernyishov, ha confirmado que 148 empresas han almacenado por el momento 2.200 millones de metros cúbicos de gas en las instalaciones de almacenamiento subterráneo de gas (UGS) de Ucrania. Según Cherniyshov, “Ucrania continúa integrándose en el sistema energético europeo como un socio fiable y ‘banco de energía’ para el almacenamiento de gas en las instalaciones de UGS”.

La otra noticia relevante sobre el gas llega desde Moldavia, pues el país ha decidido introducir un descuento del 100 por cien en la tarifa de entrada y salida en dos de los cuatro puntos de interconexión (Grebeyky y Ananiev) de su sistema de transporte de gas natural. Con esta medida, pretender hacer que la ruta PI Causeni – PI Grebenyky – PI Ananiev – PI Oleksiivka sea más atractiva.

A nivel humanitario hay varias noticias destacables. En primer lugar, tras “Las espantosas escenas de la aldea de Groza, en la región de Járkov, Ucrania, [que] ponen de relieve el terrible precio que los civiles están pagando 20 meses después de la invasión” la misión de las Naciones Unidas para el monitoreo de los derechos humanos en Ucrania ha enviado un equipo al lugar para hablar con los supervivientes y recopilar más información. Hay que tener en cuenta que ha sido el ataque contra civiles con más víctimas mortales en lo que va de año; un total de 52. Además, al ataque en Groza le ha seguido otro en la propia Járkov en el que más de 20 personas han resultado heridas y un niño de 10 años ha perdido la vida.

Austria, por ejemplo, no ha dudado en convocar al embajador de Rusia en el país tras el ataque de Groza. El Ministerio de Exteriores austríaco incidía en que se trata de una flagrante violación del derecho internacional humanitario pues los ataques contra civiles son un crimen de guerra y que los responsables deben rendir cuentas.

Según la Oficina del Fiscal General de Ucrania, desde el pasado 29 de septiembre hasta el 6 de octubre, los crímenes de agresión y crímenes de guerra contra Ucrania han aumentado en 710 casos.

Por otro lado, las autoridades ucranianas han recuperado los cuerpos de 64 soldados caídos en los territorios ocupados por Rusia, lo que sitúa el total de aquellos que han sido devueltos en 1.896. El Cuartel General de Coordinación para el Tratamiento de los Prisioneros de Guerra aclaraba, además, que, de acuerdo con el Derecho internacional humanitario, Ucrania también ha entregado a las autoridades rusas cadáveres de sus combatientes, aunque sin especificar el número.

Por último, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha expresado que tiene la impresión de que Estados Unidos está “presionando a los rusos para que utilicen las armas más terribles”. Ha insistido en que “El avivamiento de las tensiones y la escalada conducirá a una situación en la que ellos [Rusia] tomarán el botón rojo y lo pondrán sobre la mesa”. Además, ha incidido en que Europa y Estados Unidos no están unidos, “por mucho que intenten demostrarlo”.

Estados Unidos de hecho ha declarado en las últimas horas persona non grata a dos funcionarios rusos de la embajada de Rusia en EE. UU. y, por tanto, deberán abandonar el país. Medida que se adopta en respuesta a la misma decisión que tomó Rusia el pasado 14 de septiembre sobre la expulsión del mismo número de diplomáticos estadounidenses de su embajada en territorio ruso.


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