Guerra de Ucrania – Día 581

Mientras la guerra de Ucrania continúa su curso, sin apenas cambios sobre el terreno, la actividad más allá del frente es cada vez más alta. Buena parte de esta actividad tiene que ver con los ataques a larga distancia tanto ucranianos como rusos, para lo cual es imprescindible mantener abiertas las líneas de producción; un aspecto en el que las sanciones a Rusia se han demostrado insuficientes, pues este país y sus aliados no han dejado de fabricar nuevas armas y vectores, mientras desde Ucrania preguntan a sus aliados por la posibilidad de atacar las instalaciones en el interior de Rusia, en Irán e incluso en Siria.

En el contexto de los Estudios Estratégicos, la «escalada» se refiere a un proceso gradual y progresivo de aumento en la intensidad y gravedad de un conflicto o confrontación entre actores, ya sean estados, organizaciones o individuos. Esta escalada puede manifestarse en diferentes niveles, como el político, el económico, el diplomático o el militar, y suele implicar una serie de acciones y respuestas que incrementan la tensión y el riesgo de una confrontación más seria.

En muchas ocasiones, a lo largo de este más de año y medio, nos hemos referido a la cuestión del control de la escalada como eje fundamental de la política de apoyo de los aliados de Ucrania a este país. Al fin y al cabo, la graduación del tipo y cantidad de armas y sistemas e incluso de financiación o apoyo humano -en forma de instructores y asesores- se ha decidido siempre teniendo en cuenta la interpretación que Rusia podría hacer y buscando limitar el conflicto ucraniano a las fronteras de este país.

La consecuencia lógica de esta aversión a la escalada es que se ofrecen al contrario distintas posibilidades de cara a mejorar sus opciones en el conflicto. Es, ni más ni menos, lo que ocurre cuando atendemos a la forma en que Rusia está logrando evadir las sanciones occidentales utilizando el mercado negro, el gris o directamente a sus aliados, lo que le permite seguir aumentando su producción de material bélico y abastecerse de todo aquello que su industria no está por el momento en condiciones de suministrar a sus fuerzas armadas.

Rusia, en este sentido, se ampara en el hecho de que los aliados de Ucrania no van a permitir a este país llevar la guerra más allá de sus fronteras y, mucho menos, van a iniciar acciones directas para limitar el apoyo que Rusia recibe por parte de países como Irán o Corea del Norte, más allá de lanzar algún mensaje, como hemos visto recientemente (aunque recientemente desde EEUU han restado importancia al tema). Por supuesto, esto es algo que va en las dos direcciones y, de hecho, es Rusia quien más ha tenido que «tragar», en tanto apenas ha logrado influir sobre las decisiones aliadas, que poco a poco han ido aumentando su apuesta y suministrando a Ucrania armamento más contundente, desde carros de combate a municiones de racimo.

Sin embargo, desde Ucrania, conscientes de las implicaciones que la ayuda por ejemplo iraní está teniendo en el desarrollo de la guerra y de las que podría tener en el futuro, habría interrogado a sus aliados acerca de la posibilidad de atacar instalaciones de producción no en Rusia, sino en este país de Oriente Medio. La respuesta recibida se desconoce -aunque se presupone negativa, obviamente-, pero no sería extraño ver que en los próximos meses el SBU ucraniano pone en su punto de mira algunos de los estados mencionados en un informe enviado a sus aliados y al que habría tenido acceso el medio británico The Guardian.

El asunto aquí es si acciones ucranianas en Irán o Siria podrían suponer una extensión del conflicto o si la disuasión proporcionada por sus aliados funcionaría, algo difícil de decir ahora mismo y que dependería del tipo de ataques, el medio empleado y su magnitud. En cualquier caso, cuesta creer que Irán –acostumbrado por otra parte al «juego» de atacar y recibir ataques dentro de un escenario limitado– pudiese optar por entrar en guerra abierta si alguna de sus fábricas sufre un sabotaje, por ejemplo. Sería mucho más factible que optase por redoblar su apoyo a Rusia, suministrando por ejemplo misiles, algo que sería del interés del Kremlin y que hace cuestionable el hecho de que a Ucrania realmente le interese ir contra este u otro estado, al complicar el cálculo de costes/beneficios.

Siguiendo con los envíos de armas y la escalada, mientras los pilotos ucranianos progresan en su adiestramiento de cara al uso de los F-16 -que deberían llegar el próximo año-, Alemania vuelve a recular en la cuestión de los Taurus. Al parecer, según algunos medios, cuando ya se daba por hecha la donación de parte de los misiles de este modelo que el país teutón tiene en su haber, han vuelto a despertarse los temores relativos a un enfrentamiento directo con Rusia.

Lo más curioso del asunto es que en esta ocasión el problema no tendría que ver con estos sistemas en sí, sino con la probable necesidad de tener que enviar técnicos a Ucrania para que presten apoyo a los ucranianos encargados de utilizarlos. Al parecer, Scholz cree que trasladar personal militar a una zona de guerra requeriría una votación del parlamento, en lo que sería una excusa para postergar la decisión. Lo que nos lleva a un escenario similar, nuevamente, al previo al envío de carros de combate Leopard 2A6, cuando Alemania no terminó por dar luz verde a la medida, hasta que los Estados Unidos se comprometieron a hacer lo propio con los Abrams.

Sobre el terreno, ha sido una jornada relativamente tranquila en el sentido de que no se ha informado del lanzamiento masivo de drones o misiles, lo que no obsta para que se hayan producido ataques aéreos o bombardeos de diverso tipo, por ejemplo en Beryslav, en la región ucraniana de Jersón, así como en Konstiantynivka o Mykolaivka.

Respecto a los combates, si bien no hay noticias relevantes procedentes del norte del frente, sí ha trascendido a las redes sociales alguna muestra de que se siguen produciendo enfrentamientos y ataques, al menos a través de drones FPV.

En el caso de Bakhmut, tampoco se han producido movimientos, lo que no implica ausencia de acción. De hecho, recientemente han trascendido vídeos que muestran el resultado de un ataque ucraniano fallido, pese a lo cual hay fuentes que hablan de avances en el área de Bakhmut e incluso las más cercanas al Kremlin se muestran preocupadas por esta posibilidad a tenor de sus mapas, que hablan sobre un posible cerco futuro a Bakmuth.

Al oeste de Donetsk, se han registrado ataques rusos en dirección a la localidad de Avdiívka, tanto desde el este como desde el suroeste, sin cambios. También ataques rusos en dirección al oeste de Andriívka y contraataques ucranianos hacia el centro de esta población, ya inexistente.

En cuanto al sur, además de los enfrentamientos especialmente en el eje de Orijiv, intensos aunque sin apenas cambios de posiciones respecto a la jornada de ayer, hay que dedicar unas líneas a las obras que Rusia está llevando a cabo entre Mariúpol y el resto de Donetsk, en donde está construyendo una nueva línea ferroviaria que ayude a garantizar los suministros a sus tropas. De ahí, entre otras cosas, la necesidad ucraniana de más armas de precisión de largo alcance, susceptibles de atacar puntos de concentración de vagones y ferrocarriles o puntos de paso como puentes.

Por último, dos novedades. Por una parte, las Fuerzas Armadas rusas habrían retomado Oleshky, al sur del río Konka -y por tanto del Dniéper-. Por otra, el Ministerio de Defensa ruso habría estado reclutando a ex-miembros de Wagner Group para nutrir a algunas de las otras PMC que toman parte en la guerra. Desde Ucrania han quitado hierro a la posibilidad del retorno de Wagner, ya que dan a la organización por desaparecida.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En lo concerniente a la actualidad internacional, comenzamos hoy por la diplomacia, pues el presidente ucraniano, Zelenski, ha recibido las cartas credenciales de los nuevos embajadores en el país de Francia, Gran Bretaña y Canadá, en una ceremonia que ha tenido lugar en Santa Sofía de Kiev. Como no podía ser de otra forma, además de mostrar el apoyo de estos países a Ucrania, se han tratado temas como la integración en la UE y la OTAN o las futuras cumbres bilaterales.

Pasando del presidente al primer ministro, hoy Denys Shmyhal se ha reunido con la Presidenta del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, Odile Renaud-Basso. La institución que dirige, tiene planeado llevar a cabo inversiones en Ucrania por valor de hasta 3.000 millones de euros que, entre otras cosas, podrían destinarse a temas relacionados con el desminado humanitario, la industria de defensa, la ingeniería mecánica o el apoyo a las pequeñas y medianas empresas.

Además de esta reunión, Shmyhal ha participado en las últimas horas en el Foro sobre el Futuro de la Energía de Ucrania, en el que ha destacado seis factores que garantizan, según el político, la estabilidad en cuanto a capacidad energética del país. Así las cosas, se ha referido a las mejoras introducidas en sus defensas antiaéreas, en la disminución en el número de misiles en poder de Rusia, en la gran campaña de reparación de infraestructuras llevada a cabo en los últimos meses, las medidas de protección activas y pasivas introducidas en la industria energética, la cooperación sistemática con los socios occidentales (que han aportado 2.300 millones de dólares durante estos meses) y, por último, en la cantidad «suficiente» de recursos energéticos en poder del país, que estaría viendo cómo aumenta la producción por ejemplo de gas.

Por último, para terminar con Shmyhal, hay que decir que hoy ha hablado sobre el desminado, dando diversos datos de interés. En primer lugar, que hasta 174.000 kilómetros cuadrados de Ucrania podrían estar minados. También que ya se han inspeccionado más de 200.000 hectáreas de terreno del total de 470.000 consideradas como prioritarias de cara al desminado y que, de estas, se habrían vuelto a cultivar unas 120.000. Además, se habrían limpiado de minas 18.000 kilómetros de infraestructuras -se entiende que viarias- e inspeccionado más de 12.000 viviendas en busca de minas, pese a lo cual volvió a reclamar el apoyo de Europa y del mundo, pues el país no puede por sí solo hacer frente al problema.

Más allá de las minas, está el tema de la reconstrucción. Desde los Estados Unidos el ex-secretario de Comercio, Penny Pritzker, ha dicho recientemente que el esfuerzo reconstructivo debe comenzar ya, incluso en mitad de la guerra y con los combates en curso, para empezar garantizando que las rutas comerciales funcionen correctamente. Una reconstrucción que según el Banco Mundial necesitará de inversiones por valor de 400.000 millones de dólares y para la que muchas empresas y países ya se están postulando, algo que apenas está ocurriendo en el caso de España.

En relación con esto, hay que tener en cuenta que el próximo viernes 29 se celebrará el Foro de Industrias de Defensa en Kiev, al que acudirán, según Dmytro Kuleba un total de 165 empresas del sector procedentes de 26 países distintos. Desgraciadamente, las españolas no parecen demasiado proclives a tomar parte, siendo mínimo el número de ellas que acudirá y con algunas compañías importantes decidiendo a última hora su ausencia por distintos motivos. Todo a pesar de que empresas alemanas o británicas como Rheinmetall o BAE Systems llevan meses posicionándose en un mercado que promete ser de los más lucrativos en los próximos años, especialmente si el conflicto se dilata en el tiempo, como parece probable. Y es que quien más, quien menos, se está posicionando, como hace Italia, de cara a participar en la reconstrucción de Ucrania.

En otro orden de cosas, hoy merece al menos una mención la cuestión de los propagandistas rusos. En las últimas horas, algunos de los más insignes han amenazado con atacar refinerías neerlandesas con municiones de racimo. Como quiera que su papel, clave para al guerra informativa rusa, va muchas veces mucho más allá de lo razonable, las Naciones Unidas han lanzado una investigación destinada a esclarecer si algunas de sus proclamas constituyen una incitación al genocidio.

Además, y para terminar con el tema, algunos de ellos habrían recibido una desagradable sorpresa en las últimas jornadas, al encontrar al parecer cabezas de cerdo cortadas en las puertas de sus domicilios. Esto habría ocurrido concretamente en los casos de Timofey Sergeytsev, columnista de la agencia de noticias estatal rusa Ria Novosti, Mikhail Tereshchenko, fotógrafo de la agencia de noticias estatal TASS, y el analista militar Konstantin Sivkov.

Siguiendo con Rusia, desde este país continúan insistiendo en que los Estados Unidos y el Reino Unido están «de una forma u otra», implicados en los ataques al Nord Stream. Las declaraciones, hechas por el portavoz ruso, Dmitry Peskov, inciden en lo expresado ayer por la portavoz de exteriores, María Zajárova, sobre el mismo tema, centrando la atención en las tesis del periodista estadounidense Seymour Hersh.

Más allá de esto, hoy ha sido la empresa Binance -la mayor dedicada al intercambio de criptomonedas- la que ha anunciado que se retira totalmente de Rusia. La empresa venderá todas sus operaciones rusas a CommEX debido al riesgo de verse sometida a acciones judiciales en los Estados Unidos.

Por último, finalizamos con cuestiones deportivas, toda vez que la Federación Ucraniana de Fútbol ha declarado que boicoteará cualquier competición deportiva juvenil europea que incluya a Rusia, y ha instado a otros países a negarse a jugar contra equipos rusos mientras la UEFA trabaja para relajar una prohibición general impuesta desde el comienzo de la guerra, algo a lo que las federaciones de Inglaterra, Letonia, Suecia y Polonia han anunciado su oposición.


Comentarios

  1. Gracias por el informe.

    Pequeño error: Seymour Hersh no es un periodista ruso sino estadounidense (o pro-ruso si se quiere…)

    1. Cierto. En ocasiones hacemos los informes con tan poco tiempo que se nos pasan estas cosas. ¡Gracias!

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