Tal y como era de esperar, la falta de apoyo a Armenia por parte de Rusia en la reciente crisis con Azerbaiyán, que ha concluido con la desaparición de Artsaj como fuerza armada, ha comenzado a motivar cambios de alianzas en una región crítica para Rusia. Según ha declarado el primer ministro armenia, Nikol Pashinian, «Los sistemas de seguridad exterior en los que Armenia está implicada han demostrado ser ineficaces para proteger su seguridad y sus intereses», en clara referencia a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), de la que todavía forma parte.
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) se creó en 2002 como una evolución del Tratado de Seguridad Colectiva de 1994, que a su vez buscaba completar en el plano militar una Comunidad de Estados Independientes (CEI) que nunca tuvo el papel que sus creadores esperaban. Podría decir, en cierto modo, que era una forma de reeditar el antiguo Pacto de Varsovia, aunque sin la misma capacidad militar y con notables altibajos a lo largo de su historia.
Armenia se uniría a esta organización en 1994, así como Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán, mientras que otros integrantes originales como Azerbaiyán, Georgia y Uzbekistán abandonaron el tratado en 1999, anunciando un distanciamiento respecto a Moscú que se materializaría posteriormente en distintos conflictos, bien con Rusia, o bien a través de sus agentes, como precisamente Armenia.
Ahora, después de lo ocurrido en la última semana, desde Armenia intentan tensar la cuerda con Moscú, en buena parte por motivos de política interna, ya que necesita volcar en otros la culpa de lo ocurrido en Nagorno-Karabaj y sus propios fracasos frente a Azerbaiyán. No obstante, tampoco puede obviarse la realidad de la organización, y con ello de la influencia de Rusia en sus países vecinos, antes controlados con mano de hierro por el Kremlin y ahora cada vez más díscolos.
Y no es la única organización en crisis, pues una situación difícil vive también otra con siglas parecidas, la Organización para el Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que agrupa a 57 estados y cuya actual secretaria general es Helga Schmit, antigua secretaria general del SEAE de la UE. En este caso, es Rusia quien está bloqueando tanto los nombramientos como los presupuestos, lo que ha conducido a la OSCE a la mayor crisis de su historia.
Lo que tenemos, no es tanto una situación compleja en dos organizaciones relacionadas con la seguridad en el continente –de hecho la OSCE es el organismo de seguridad más grande del mundo por número de integrantes-, sino un problema sistémico que tiene mucho que ver con el paso de un mundo unipolar a otro multipolar, con la «Nueva Guerra Fría» de la que hemos hablado recientemente en esta serie de informes.
En otro orden de cosas, sigue discutiéndose sobre el grado de ayuda que Ucrania puede recibir en los próximos meses, con publicaciones com The Economist resaltando que esta podría reducirse en 2024 por distintas razones, entre las que destacan el coste de la ayuda y el momento.
En el primer caso, se refieren a cosas como el diferencial de precios de adquisición entre el material producido en Rusia y el fabricado en Occidente. Así, dan el ejemplo de los proyectiles de artillería -se sobreentiende que de 155mm en el caso occidental y de 152mm en el caso del ruso-, por el que países del primer bloque abonarían entre 5.000 y 6.000 dólares por disparo, mientras que para los producidos en Rusia la cifra sería un orden de magnitud menor, de alrededor de 620 dólares.
En el segundo, hacen referencia a cómo Rusia lleva meses -concretamente desde que Putin anunciase la movilización parcial- aumentando sus capacidades productivas y abriendo nuevas líneas o recuperando algunas que se habían cerrado, mientras que en Occidente a pesar de ser conscientes de la necesidad de fabricar en masa, los pasos han sido mucho más lentos y dubitativos. Como muestra un botón: EDIRPA. A pesar de que recientemente se ha terminado en la Unión Europea con el bloqueo institucional que impedía su aprobación e implementación, los resultados tardarán todavía tiempo en llegar.
Más argumentos pues para pensar que, salvo que Occidente actúe de forma rápida y dramática, los próximos meses serán críticos para Ucrania, dado el diferencial entre la artillería de uno y otro lado (compensado en parte por la calidad, precisión y alcance de algunos sistemas occidentales). Diferente podría ser todo en 2025, una vez las medidas adoptadas a ambos lados del Atlántico hayan dado sus frutos, lo que podría llevar a una situación incluso de «exceso» de proyectiles a favor de Ucrania, en lo que sería una situación inédita desde el fatídico 24 de febrero de 2022.
Mientras todo esto se materializa, y aunque desde Ucrania declaran que el invierno apenas supondrá un freno a las operaciones, en tanto sus uniformados están avanzando en buena medida a pie y no en formaciones blindadas, en el país siguen buscando la forma de conseguir que, incluso aunque el apoyo de algunos aliados se reduzca, cuenten con medios propios para mantenerse en la lucha a largo plazo, en una guerra que se antoja duradera. De ahí los acuerdos con Rheinmetall o BAE Systems, de ahí las llamadas a las empresas de muchos otros países aliados, incluyendo España, y el interés por abrir nuevas factorías conjuntas en suelo ucraniano y de ahí la alegría mostrada hoy por Zelenski tras llegar a un acuerdo con los EEUU en este sentido.
Sobre el terreno, ha sido una jornada con escasas novedades. Sí que se han registrado algunos ataques con drones, como viene ocurriendo a diario desde hace un tiempo, sobre territorio ruso. En primer lugar, en la región de Kursk, en donde un ingenio ucraniano habría sido lanzado contra un edificio administrativo según el gobernador regional, causando daños en el tejado. Por otra parte, aunque apenas hay datos a estas horas, en la ciudad de San Petersburgo -la segunda más importante de Rusia tras Moscú- se han reportado cortes de luz en la zona del aeropuerto de Pulkovo después de que se escuchase una explosión.
Respecto a la línea de frente, siguen sin producirse novedades de entidad –más allá de los habituales combates– en la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, si bien el ISW sí ha hecho hoy una referencia, al explicar cómo Ucrania estaría presionando en Bakhmut precisamente para aliviar la presión rusa sobre esta otra zona más septentrional, algo por otra parte sabido y que puede leerse en ambos sentidos.
Precisamente en Bakhmut, la acción sigue desarrollándose mayormente al sur de la urbe -aunque sigue habiendo alguna referencia a lo ocurrido en los últimos días al oeste, en Khromove-, tanto en Klischiívka como en Andriívka, en donde se habrían producido contraataques rusos. No hay cambios.
Al oeste de la ciudad de Donetsk si bien no hay cambios importantes, sí registro de enfrentamientos tanto al sur de Avdiívka, como en Mariínka, en donde se están produciendo en los últimos días ataques rusos en dirección oeste tanto en el centro de la localidad como al sur, en la zona de Pobjeda.
En cuanto al sur del frente, y para finalizar, las Fuerzas Armadas ucranianas han continuado ganado terreno tanto al sur de Robotyne como en dirección a Verbove, mientras en las redes sociales se produce un interesante intercambio de ideas sobre si lo que estamos viendo en fechas recientes es o no un verdadero «avance» por parte ucraniana.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Durante la jornada dominical la actividad institucional y diplomática ha caído en picado tras la intensidad de los días previos. Más allá del discurso diario del presidente Zelenski, lo cierto es que las autoridades ucranianas apenas han publicado contenido novedoso.
Del discurso de Zelenski sí hay que destacar varios resultados de su visita a América del Norte que anteriormente no habían plasmado en sus comunicados. De un lado, en Washington firmaron un memorando con Estados Unidos sobre cooperación energética. De otro, en Ottawa se llegó a un acuerdo para la reconstrucción de la central hidroeléctrica de Khakhovka y la de Kaniv. Asimismo, el gobierno de Canadá ha asignado fondos al Museo del Genocidio del Holodomor para que este pueda finalizarse.
Por otro lado, Andriy Yermak, jefe del gabinete de Zelenski, está compartiendo información sobre otras reuniones que mantuvieron durante su visita a Estados Unidos. Con el apoyo del banco JP Morgan, Zelenski y su equipo se reunieron con “los empresarios estadounidenses más influyentes y los jefes de los fondos más grandes”. Estos confirmaron su disposición para realizar inversiones a gran escala en Ucrania “inmediatamente después de obtener garantías de seguridad y el fin de la guerra”.
Además, también se reunieron con Henry Kissinger, famoso diplomático, académico y político, encuentro con el que ilustramos el informe de hoy. Según Yermak, la conversación fue “realmente seria y profunda”, pero sin ofrecer más detalles al respecto.
Continuando con Estados Unidos, Ron DeSantis, uno de los candidatos republicanos a elecciones estadounidenses de 2024, ha expresado abiertamente: “No creo que la membresía en la OTAN [de Ucrania] sea de nuestro interés. Lo único que eso haría sería agregarnos más obligaciones así que si agregas más obligaciones, ¿cuáles son los beneficios que obtendremos a cambio?”. Además, ha enfatizado que EE. UU. no debería darle a Ucrania un “cheque en blanco” sin intentar forzar el fin de los combates.
Cambiando de tercio, la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) ha autorizado las escuchas telefónicas y la lectura de mensajes en línea y de correo electrónico de los ciudadanos.
A lo anterior se suma que el “decreto de Pushilin” -jefe de la RPD- impone un toque de queda de lunes a viernes de 23:00 a 04:00h, por lo que cualquier manifestación está completamente prohibida, y el personal militar y los funcionarios públicos tienen prohibido salir de la RDP a través de los “puestos de filtración”. Este decreto permite, además, a los “organismos encargados de hacer cumplir la ley” de la RPD tomar “medidas destinadas a acabar con las organizaciones extranjeras que operan en la Federación Rusa” y cuyo trabajo tiene por objetivo “socavar la seguridad de la Federación”.
Para concluir, el “Aroyat” ha llegado a Estambul tras cruzar el Mar Negro a través del corredor marítimo temporal cargado con 17.600 toneladas de trigo que tienen por destino Egipto.
Sin embargo, esta no es la única noticia relacionada con los cereales ucranianos pues el presidente de Polonia, Andrezj Duda, ha indicado que el país ha preparado corredores de tránsito para estos productos y puedan ser exportados “a donde sea necesario”, “tratando así de ayudar a Ucrania y a los países que necesitan esta ayuda”. Unas declaraciones del presidente que llegan en mitad de la polémica de los cereales ucranianos y aquellos Estados miembros que unilateralmente han decidido continuar con la prohibición de la importación de productos agrícolas ucranianos más allá del 15 de septiembre como había autorizado la Comisión Europea. Este es el caso de Polonia, Hungría y Rumanía, dado que Eslovaquia y Bulgaria se han desmarcado del grupo al haber logrado acuerdos bilaterales con Ucrania. Según Duda, cree que la decisión del gobierno polaco de mantener la prohibición es correcta, pero sí que deben “hacer todo lo posible para garantizar que el tránsito sea lo más alto posible”.
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