Jornada intensa, en la que a las novedades en el frente acompañan la visita de la primera Ministra danesa y el secretario de Estado estadounidense a Ucrania, el anuncio de nueva ayuda militar y la celebración de la Cumbre de Primeras Damas y Caballeros. Además de lo anterior, en las últimas horas Rusia ha atacado un mercado en la localidad de Kostyantynivka, en la región ucraniana de Donetsk, provocando la muerte de al menos 17 personas así como numerosos heridos, mientras que Ucrania ha vuelto a lanzar drones sobre territorio ruso.
Uno de los aspectos fundamentales de toda guerra, aunque no suele prestarse demasiada atención pública, entre otras cosas porque suelen ser muy pocos los datos que trascienden, es el entrenamiento de las tropas. Un elemento clave que en las últimas horas ha vuelto a cobrar relevancia a través de las redes sociales, con debates relativos a la calidad del que las tropas ucranianas han estado recibiendo por parte de sus aliados de la OTAN.
En el pasado hemos llegado a enlazar artículos en los que se ha hablado sobre las lecciones que la guerra de Ucrania está dejando entre los estados mayores occidentales, teniendo en cuenta que, aunque varias de las tendencias que hemos podido ver, ya se apuntaban en conflagraciones como la que enfrentó a Armenia y Azerbaiyán recientemente, en Ucrania hay elementos totalmente nuevos, comenzando por el hecho de que es una guerra industrial y a gran escala.
Las dudas, en los últimos días, se relacionan con una cuestión elemental: ¿están entendiendo los ejércitos OTAN el tipo de guerra que se lucha en Ucrania? Y si lo hacen: ¿están en posición de ofrecer a sus contrapartes ucranianas el tipo de entrenamiento que necesitan para librar la guerra con garantías progresando en su ofensiva?
Por supuesto, las conversaciones que mantenemos con militares, sin ir más lejos españoles, apuntan a que son perfectamente conscientes de muchos de los condicionantes del actual campo de batalla, marcado por la irrupción de los drones de todo tipo, el uso de armas de precisión de largo alcance en algunos casos de bajo coste, el papel de las comunicaciones mediante redes de satélites resilientes como Starlink y el retorno (si es que alguna vez se fue) de la artillería, entre otros. Es decir, que no es un tema (sería estúpido pensarlo) de incapacidad intelectual o de falta de interés por lo acaecido en el frente en todas sus vertientes.
Incluso la forma en la que se ha planteado el apoyo militar a Ucrania (que plantea una «lista de deseos» que no siempre puede cumplirse), con todas sus carencias dada la situación de los stocks de algunos países y la dificultad de aunar voluntades, parece adecuada en su mayor parte. Al menos en el énfasis puesto en reforzar las capacidades de la artillería y el fuego de contrabatería ucranianos, elementos sin los cuales la ofensiva difícilmente habría avanzado un metro o ganado el impulso de las últimas semanas, consecuencia de meses de batir a la artillería rusa, netamente superior en bocas de fuego.
También en todo lo relativo a erosionar la logística rusa, que lleva soportando igualmente meses de ataques contra líneas y depósitos incluso a pesar de los vetos al empleo de determinadas armas contra Crimea o el territorio ruso. Claro está, hay aspectos más endebles, como la protección de la fuerza, pero se entienden dada la incapacidad de cualquier ejército occidental a día de hoy para hacer frente a amenazas como la que plantean los drones de pequeño tamaño.
Todo lo anterior, sin embargo, no parece haber servido para evitar que la formación ofrecida a las nuevas unidades ucranianas haya sido hasta cierto punto deficiente, y es que por mucha voluntad que se ponga en ello (y no hay más que ver los vídeos de los entrenamientos para comprobar que esa voluntad existe), hay factores que limitan la calidad del adiestramiento que los ucranianos pueden recibir fuera. Además son factores difíciles de cambiar a corto plazo, lo que implica que el problema va a persistir salvo que se tomen medidas drásticas.
En primer lugar, el condicionante más obvio, es el tiempo. Se ha tratado de entrenar a las tropas ucranianas en un tiempo récord de forma que puedan utilizar material moderno -y por definición complejo (tanto en uso como en mantenimiento)- con la intención de que fuese empleado no solo a nivel sub-táctico, por unidades de entidad sección/compañía sino también táctico, implicando a batallones completos. Una aspiración que era prácticamente una quimera pues se tardan meses y meses en conseguir que unidades de este tipo funcionen como un todo, lo que ha llevado a poner el foco de atención en el entrenamiento individual de los soldados ucranianos y no en el colectivo.
En segundo lugar, aunque numerosos países como Australia, Nueva Zelanda o Canadá han movido efectivos a los campos de entrenamiento europeos, para colaborar en el adiestramiento de las tropas ucranianas, nadie parece haberse planteado, dados los riesgos de escalada inherentes, el envío de militares a Ucrania para la formación de tropas en la retaguardia, complementando así el apoyo ofrecido en territorio extranjero. Esto aun cuando los ucranianos, una vez recibida la formación «básica» en el exterior, debían seguir perfeccionándola en su país antes de enviar a las nuevas unidades al frente.
Una decisión que seguramente haya sido un importante error (y somos conscientes de lo dicho sobre la escalada) ya que el envío de instructores ofrece varias ventajas: 1) supone una importante muestra de compromiso, que no debe ser desdeñada; 2) evita que parte de los mensajes y lecciones se pierdan por acción de los intermediarios (juego del teléfono), algo que sigue ocurriendo incluso en un tiempo en el que las telecomunicaciones permiten comunicación directa por vía telemática: 3) aceleraría las implementación de cambios en los planes de entrenamiento al tener una visión más cercana de las carencias y desafíos a los que se enfrenta Ucrania, en tanto permitiría un contacto fluido con muchos elementos con experiencia en combate que, recién llegados del frente, pasan a engrosar las filas de las nuevas unidades.
En tercer lugar, y unido a lo anterior, hay una distancia obvia entre el entrenamiento que Occidente ha proporcionado y la realidad del campo de batalla. Podría decirse, hasta cierto punto, que se ha entrenado en el vacío, en el sentido de que los escenarios que se pueden preparar en un campo de maniobras occidental, con las limitaciones en cuanto a seguridad o incluso en cuanto a disponibilidad de ciertos materiales (especialmente drones comerciales letalizados) restan mucho valor al entrenamiento.
Hay que ser muy serios en este último punto, pues de la misma forma que hemos dicho que no se han enviado medios suficientes como para proteger con garantías a las unidades ucranianas frente a los drones rusos, o para hacer frente a las minas (aun cuando eran peligros conocidos), hemos de ser conscientes también que los ejércitos occidentales están desprotegidos ante los mismos elementos y carecen de soluciones mágicas o susceptibles de implementarse a corto plazo. Es decir, que -aunque ya se está produciendo en parte- es necesario un cambio radical de concepción (y, además, acelerado) en todo lo relativo al entrenamiento de las tropas propias y de la verosimilitud de los escenarios propuestos para el adiestramiento o incluso las pruebas de los sistemas de armas en servicio o desarrollo, tema que abordaremos en una serie de artículos más adelante.
Aun así, los resultados han sido aceptables, en vista de las constricciones, aunque hay que tener en cuenta que los ucranianos han terminado en muchos casos por volver a aquellas tácticas que mejor conocen como forma de salvar la distancia entre un entrenamiento incompleto y las necesidades del campo de batalla.
Cambiando de tercio, la última jornada de guerra en Ucrania ha quedado marcada por el ataque ruso con un misil S-300 en función de ataque a tierra sobre la localidad de Kostiantynivka, que se ha saldado con 17 muertos y al menos una treintena de heridos, al impactar contra una zona comercial céntrica, lo que ha dejado imágenes dantescas. No ha sido el único ataque ruso, en tanto las defensas antiaéreas ucranianas habrían derribado, según sus responsables, hasta 25 de los 33 drones Shahed-131/136 lanzados durante la última jornada incluyendo nuevamente objetivos en la región de Odesa, como Izmail y Reni.
Ucrania, por su parte, habría lanzado también sus drones sobre Rusia, habiendo sido según este país derribado uno sobre el distrito moscovita de Ramensky y dos sobre Rostov del Don. También se habrían registrado explosiones en Mariúpol, ocupada por Rusia y en Kadiívka.
En cuanto a la línea de frente, en las últimas horas apenas se han presentado novedades procedentes de la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, a pesar de que siguen los rumores sobre una ofensiva rusa que no termina de llegar. Lo único destacable sería un pequeño progreso ucraniano en los últimos días de agosto en los bosques de Kreminna, mientras que del lado ruso afirman haber mejorado su posición táctica en las inmediaciones de Novoyehorivka.
En la zona de Bakhmut, se ha seguido combatiendo tanto al norte de la urbe, en donde las AFU han atacado hacia Zalinianske, cerca de la M-03, como al sur. Allí, una vez controlada la mayor parte de Klischiívka y a la par que intentar progresar por la parte meridional de la localidad, los ucranianos continúan con sus intentos sobre Andriívka.
Al oeste de Donetsk, Ucrania ha atacado en Nevels’ke, al sur de Pisky y Pervomaiske, ganando algo de terreno, al igual que al este de Avdiívka.
Respecto al sur, entre Velyka-Novosilka y Vuhkledar han continuado los combates en torno a localidades como Novodonets’ke. En el caso del eje de Orijiv, los combates han sido generalizados entre Robotyno y Verbove, mientras las AFU tratan de sobrepasar la «línea Surovikin» también al este de Novopropopivka -y no solo hacia Verbove- lo suficiente como para poner en peligro esta localidad bajo control ruso.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como se había advertido en informes anteriores, con el inicio del mes de septiembre se esperaba que la actividad institucional y diplomática comenzase a despuntar, sobre todo del lado de Ucrania y sus socios. Durante esta jornada además de que ha tenido lugar la tercera Cumbre de Primeras Damas y Caballeros organizada por la primera dama de Ucrania, Olena Zelenska, el secretario de Estado de EE. UU, Antony Blinken, y la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, han visitado Kiev.
En primer lugar, es cierto que Blinken y Frederiksen se han reunido por separado cuando el Secretario iba de camino a Kiev. Una vez en Ucrania, el secretario Blinken ha sido recibido por su homólogo, el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, y han visitado juntos el cementerio de Berkovetske en Kiev para rendir homenaje a los caídos. Durante la reunión ya propiamente dicha, han discutido sobre más ayuda militar, cooperación de las industrias de defensa, avances en la Fórmula de Paz y expansión de las exportaciones de bienes agrícolas ucranianos.
Blinken, además, en su perfil de X (anteriormente Twitter) destacaba que volvía a Ucrania para reunirse con sus socios para discutir sobre la contraofensiva en curso, la futura asistencia y los esfuerzos de reconstrucción, pero “sobre todo, para reforzar el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con Ucrania”.
Posteriormente, ha sido recibido por el primer ministro Denys Shmyhal y el presidente Volodímir Zelenski. Durante la reunión con el mandatario ucraniano, han abordado las necesidades urgentes de las AFU, incluidas las armas de largo alcance, artillería y vehículos blindados. Tema respecto del cual, Zelenski ha destacado la posición de liderazgo de Estados Unidos, pero también a nivel de apoyo financiero y humanitario.
Asimismo, han destacado la necesidad de fortalecer las capacidades de defensa antiaérea de Ucrania y ha confirmado la invitación a Estados Unidos y sus empresas para participar en el Foro de Industrias de Defensa que tendrá lugar en otoño. De igual modo, Zelenski ha subrayado la importancia también de recibir ayuda para fortalecer el sector energético de cara al próximo invierno.
Por último, como no podía ser de otro modo, han discutido sobre “otras formas de implementar la Fórmula de Paz”, así como de la Declaración Conjunta del G7 sobre garantías de seguridad para Ucrania.
No obstante, la reunión entre Shmyhal y Blinken ha estado centrada en la protección de la infraestructura energética, si bien también han discutido sobre el fortalecimiento de la cooperación económica entre Estados Unidos y Ucrania, y sus empresas, así como el progreso en la implementación de las reformas previstas en Ucrania.
Una ocasión que el Secretario estadounidense ha aprovechado para anunciar un nuevo paquete de asistencia a Ucrania por importe de más de 1.000 millones de dólares. 665,5 millones se destinarán a un paquete de asistencia de seguridad militar y civil, 100 millones a la “financiación militar extranjera para apoyar las necesidades de Ucrania a largo plazo”, y 300 millones se emplearán para apoyar la aplicación de la ley ucraniana en las zonas liberadas del país. De igual forma, Washington también compromete 206 millones de dólares adicionales para asistencia humanitaria, especialmente para ayudar a los más de 6 millones de ucranianos desplazados como consecuencia de la invasión.
Asimismo, Estados Unidos también financiará el apoyo a los veteranos militares ucranianos con “activos incautados a los oligarcas rusos sancionados”, dado que considera que aquellos que “permitieron la guerra de agresión de Putin deberían pagar por ello”.
Centrándonos en la parte correspondiente al nuevo paquete de ayuda militar, este asciende a 175 millones de dólares e incluye lo siguiente:
En total, desde el inicio de la invasión, Estados Unidos ha comprometido más de 43.000 millones de dólares únicamente en asistencia de seguridad.
Por su parte, Mette Frederiksen ha sido recibida en primer lugar por el presidente Zelenski, quien le ha agradecido nuevamente la ayuda militar brindada por Dinamarca y, especialmente, su decisión de proporcionarles aviones de combate F-16. Asimismo, le ha agradecido la asistencia para la remoción de minas y Zelenski espera con interés que los equipos puedan comenzar a producirse en Ucrania, pero también el papel de Copenhague en la reconstrucción. También ha confirmado que Dinamarca y sus empresas están invitadas al Foro de Industrias de Defensa. Cuestiones que posteriormente han sido también abordadas durante la reunión entre Frederiksen y Shmyhal. Asimismo, la primera ministra danesa se ha dirigido a la Verkhovna Rada (Parlamento ucraniano).
A colación de la Verkhovna, hoy ha respaldado con 338 votos a favor la nominación de Rustem Umerov como nuevo ministro de Defensa de Ucrania tras la dimisión de Oleksii Reznikov.
Mientras tanto, el jefe del gabinete del presidente Zelenski, Andriy Yermak, ha hablado por teléfono con el director de la Oficina de Seguridad Nacional del presidente de Corea del Sur, Cho Tae-yong. Durante su conversación, Yermak le ha agradecido la asistencia financiera recientemente anunciada por su país, y ambos han destacado el interés mutuo en reforzar la cooperación bilateral.
Por otro lado, ha tenido lugar la tercera Cumbre de Primeras Damas y Caballeros organizada por la primera dama de Ucrania, Olena Zelenska, y que ha estado centrada en gran medida en la salud mental. Una Cumbre en la que también han intervenido tanto el secretario Blinken como la primera ministra Frederiksen al encontrarse en Kiev.
Durante su intervención, el presidente Zelenski ha destacado la importancia de la salud mental y del pesado bagaje que la guerra está dejando en este aspecto. Así, el presidente ucraniano declaró:
«El tema de la salud mental y la atención del gobierno a este tema es mucho más que medicamentos, terapias y prácticas que deberían ser accesibles a las personas en la sociedad actual. Especialmente en una sociedad que está pasando por los momentos más difíciles: pasando por una guerra. Se trata de lo que la sociedad puede y debe hacer. Y de lo que la sociedad definitivamente debería tener cuidado».
Asimismo, Zelenski se ha dirigido hoy a los participantes en la Cumbre de la Iniciativa de los Tres Mares, aprovechando para quejarse en relación con los vetos a la exportación de productos agrícolas ucranianos por parte de algunas de las naciones que forman parte del grupo:
Cuando la política en Europa va contra la corriente e ignora los compromisos comunes y los valores compartidos… cuando ocurre en medio de una agresión brutal contra todo lo que es europeo, todos pierden. ¡Todos! Y sólo el tiempo nos separa del momento en que se revelarán las consecuencias de tal pérdida.
¡Ucrania se opone firmemente a cualquier nueva restricción a la exportación de nuestros cereales!
Por último, para terminar con la parte institucional, cabe señalar que en las últimas horas el ministro de Defensa galo, Sébastien Lecornu ha anunciado la entrega a Ucrania, financiada por el ministerio que encabeza, de 150 drones de observación y reconocimiento de tres tipos diferentes producidos en todos los casos por Delair.
Deja una respuesta