Mientras desde las Fuerzas Armadas ucranianas muestran su optimismo sobre la ofensiva y la posibilidad de lograr avances más rápidos una vez tomada Robotyne y superadas las primeras defensas rusas -aspecto a debate-, los analistas especulan sobre si un acuerdo de paz constituiría o no una salida válida a la guerra -aspecto más debatible si cabe-. Al mismo tiempo, sobre el terreno, prosigue la carrera entre un ejército ucraniano al avance y un Ejército ruso que no deja de construir nuevas defensas y de perfeccionar las existentes, buscando así que su enemigo se diluya poco a poco a causa del desgaste. Todo en una jornada trágica para la Fuerza Aérea ucraniana, a causa de un accidente entre dos L-39 que se ha saldado con tres pilotos muertos.
Un día más, analistas de todo signo y condición discuten acerca de si Ucrania ha llegado o no a la principal línea defensiva rusa y de si la ha superado. No es un debate nuevo, pues desde hace meses hay quien considera que las defensas rusas en puntos como Robotyne, en las que han concentrado un gran número de fuerzas para tratar de frenar el avance ucraniano antes de que pudiesen suponer una amenaza sobre las grandes defensas estáticas más al sur o puntos como Tokmak, constituyen en realidad el punto más complicado de todo el entramado defensivo ideado por el defenestrado Surovikin.
Siendo estrictos, la «línea Surovikin» comienza más al sur, constando de dos líneas bien identificables al norte de Tokmak -hablaremos únicamente del eje de Orijiv al ser en el que más empeño está poniendo Ucrania- compuestas por zanjas, dientes de dragón, alambre de espinos y, por supuesto, una cantidad ingente de minas.
Así las cosas, técnicamente y hasta ahora en donde se ha venido luchando es en las defensas adelantadas rusas, pues el interés de Moscú obviamente pasaba por aprovechar el terreno bajo su poder para crear zonas de muerte –como Balka Uspenivska– que infligiesen un alto grado de desgaste a Ucrania en lugar de tener que probar la solidez -o no- de las construcciones más estáticas, máxime cuando estas dejaban al alcance de la artillería ucraniana algunos puntos importantes como la propia Tokmak.
De ahí, no sin cierta dosis de razón, que algunos consideren que la primera -e incluso principal- línea defensiva rusa era la que Ucrania ha logrado superar en las últimas dos semanas y de ahí también que algunos confíen en que, de aquí en adelante, los avances podrían ser más rápidos que los vistos hasta ahora, aspecto algo más dudoso, pese al enorme desgaste infligido a la artillería rusa, o a sus unidades de infantería -que estos últimos han venido rotando-. Al fin y al cabo, siguen siendo algo más de veinte los kilómetros que separan a Ucrania de Tokmak -recordemos que es un objetivo intermedio- defendidos como puede verse en la siguiente imagen con lo que serían la primera y segunda «línea Surovikin» de la que las defensas de la citada ciudad forman parte integral.
Como es habitual, no escribimos nada de esto para intentar difundir pesimismo entre los proucranianos –ya hay operaciones rusas en marcha para tratar de vender ese mensaje– sino para poner en contexto la enorme dificultad que entraña la ofensiva ucraniana de forma que el lector pueda valorar lo que están logrando las AFU, pero también que entienda que son muchos los desafíos a superar de aquí en adelante y que difícilmente nos encontraremos con avances rápidos y -mucho menos- fáciles.
Incluso aunque Rusia no dispusiese de un número adecuado de hombres para defender todas estas posiciones e incluso aunque Ucrania recibiese cantidades sustanciales -a sumar a las actuales- de material de apertura de brechas y de medios con los que realizar la explotación, hay razones estructurales -que ya hemos explicado- por las que la defensiva se ve favorecida sobre la ofensiva, algo que no va a cambiar a corto plazo. Pese a ello, y como ha demostrado una y otra vez, en Ucrania están más que dispuestos a aceptar el desafío, lo que no implica que logren todos sus objetivos -que siguen siendo maximalistas-.
El problema más irresoluble, desgraciadamente para Ucrania y sus aliados, sigue sin estar en el campo de batalla, sino fuera de este. Sobre el terreno, como sabemos, la evolución del armamento lleva a la guerra hacia el estancamiento, imposibilitando la guerra de movimientos y provocando un enorme desgaste material y humano a cambio de avances mínimos. Es lógico pues que sean muchos los proclives a proseguir con este esfuerzo de ayuda a Ucrania solo un tiempo más, hasta que se pongan en situación de negociar en posición de fuerza con Rusia –curiosamente los medios oficialistas rusos comienzan a hacerse eco de los apoyos a la propuesta de paz ucraniana– en lugar de buscar una victoria total que se juzga imposible y que, ciertamente, lo es.
Al menos atendiendo a las definiciones clásicas de victoria total, pues ni Rusia va a dejar de existir tras esta contienda, ni su voluntad de lucha va a desaparecer por completo pese al altísimo grado de atrición sufrido a diario desde hace 549 días. Es decir, que si cede será de forma solo temporal y a la espera de alcanzar un nuevo equilibrio más favorable en el futuro, como ha venido ocurriendo con unos y otros desde 2014.
Ahora bien, que no se pueda derrotar «totalmente» a Rusia -pues llegados a un punto la escalada más allá de lo convencional se cree inevitable (¿AKA Crimea?)- no implica sentarse a negociar ya, arrojando todo lo logrado en año y medio de guerra por el sumidero, en tanto ahora mismo Rusia sin duda vendería el resultado como una victoria y solo pactaría un alto el fuego para tomar aire. Pese a ello, son varios los aliados que parecen reacios a dar a Ucrania garantías de seguridad suficientes –y más ayuda material de todo tipo-, aun sabiendo que el país, tras lo vivido en estos dieciocho meses, ya no podrá ser un estado neutral, como gustaría a Rusia, sino que ha caído de lleno en la órbita occidental. Unas garantías que, mucho nos tememos, deberán ir más allá de lo negociado hasta el momento.
Respecto a la actualidad sobre el terreno, cabe comenzar con el trágico accidente durante un entrenamiento en el que se vieron involucrados dos aviones L-39 ucranianos y que se saldó con la pérdida de los mismos y, más importante, de tres pilotos. Entre estos estaba incluido el conocido Andriy Pilshchykov, uno de los oficiales ucranianos que había venido liderando la campaña para lograr de los aliados de Kiev el envío de cazabombarderos F-16.
Más allá de esto, también se ha producido un ataque ucraniano sobre posiciones rusas en Nova Kakhovka que dejó un impresionante incendio, aunque no hay una evaluación de los daños logrados. Por supuesto, como casi cada día desde hace un tiempo, más drones ucranianos se han adentrado en territorio ruso según las autoridades de este último país, que aseguran haber derribado un aparato en la región de Kaluga y otro en Moscú.
En cuanto al frente, continúan sin llegar apenas noticias del sector más septentrional, en donde Rusia habría logrado algún avance en la zona de Kovalivka -al oeste de Svatove- en los últimos días. Pese a ello, desde la inteligencia militar británica creen posible que en las próximas jornadas el Ejército ruso recupere la iniciativa en esta zona, buscando una vez más reducir la presión ucraniana al sur de Bakhmut, así como crear un espació de amortiguación en la frontera de la región Lugansk.
Precisamente en Bakhmut, Ucrania ha reanudado la ofensiva al sur de esta ciudad, con la vista puesta en Andriívka, pequeña localidad cercana a Klischiívka. Justo allí, en las últimas horas las AFU han logrado también penetrar en el sector más céntrico de la urbe, aumentando su control sobre la misma.
Como viene ocurriendo desde hace días, no hay noticias del oeste de Donetsk, salvo las recogidas en los partes diarios tanto de Rusia, como de Ucrania y que cada uno es libre de creer o no a falta de más pruebas.
En cuanto al sur, el grueso de los combates continúan librándose en el eje de Orijiv. Allí, las tropas ucranianas prosiguen adelante en su intento de llegar a Verbove, al este de Robotyne, habiendo logrado algún avance en este sentido, mientras las fuentes rusas aseguran haber retomado algunas posiciones. Lo más interesante de esta zona tiene que ver con la confirmación de la llegada de elementos de la 76ª VDV rusa a la zona, una unidad que Rusia ha empleado una y otra vez en situaciones comprometidas y que destaca por su espíritu de sacrificio, llevado en varias ocasiones durante su agitada historia hasta prácticamente el paroxismo.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Tras la intensa actividad institucional de los últimos días, una vez pasado el Día de la Independencia de Ucrania esta ha comenzado a disminuir coincidiendo con el fin de semana. Asimismo, en el caso de Rusia la semana estaba marcada por la Cumbre de los BRICS si bien es cierto que desde hace días apenas hay declaraciones sobre la guerra de Ucrania. Una situación que cabe esperar que cambie toda vez que con la llegada del mes de septiembre tendrá lugar la inauguración del 78º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Aun siendo la actividad menor durante la jornada 549ª, el jefe del gabinete del presidente Zelenski, Andriy Yermak, se ha dirigido a los participantes en los desayunos organizados en Canadá y Brasil con motivo del 32º aniversario de la Independencia de Ucrania. En el caso del evento en Canadá, este ha contado con la participación de diplomáticos de 77 países, incluidos los del G7, la OTAN y el Sur Global, y ha estado centrado en la Fórmula de Paz y las garantías de seguridad para Ucrania. Sobre esto último, ha indicado que ya son 28 países los que se han adherido a la Declaración Conjunta sobre las garantías de seguridad para Ucrania adoptada por el G7, aunque no se ha publicado el listado completo de países lo que impide destacar aquellos casos que han pasado desapercibidos y que no se han publicitado en redes sociales como otros.
En el caso del desayuno en Brasil, el evento contó con los embajadores de Japón, Reino Unido, Suecia, Italia, la UE, el representante de la Embajada de Estados Unidos, y los encargados de Negocios de España, Francia, Alemania y Canadá. En este ese ha discutido el trabajo sobre la implementación de la Fórmula de Paz refiriéndose a uno de sus puntos en concreto, al primero en este caso que versa sobre la “Seguridad radiológica y nuclear”.
Una vez más, Yermak ha insistido en que “La fórmula es nuestra visión [de Ucrania] de los principios del orden mundial de posguerra” y “es universal”. De este modo, el objetivo para las autoridades ucranianas es que este mecanismo sea considerado como propio por todos aquellos países que participen en su implementación.
Siguiendo con este tema, desde Rusia, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zakharova, ha expresado que los occidentales y sus “pupilos ucranianos” están promoviendo “activamente la ‘fórmula de paz’ de Zelenski, que en realidad no tiene nada que ver con la paz y solo contiene una serie de ultimátums que Rusia no puede aceptar”. En este sentido, considera que estos países están tratando de formar una “coalición anti-Rusia” tratando de arrastrar a los socios de Rusia del Sur Global.
Asimismo, sostiene que los planes de los países europeos que pasan por enviar aviones de combate F-16 y helicópteros Mi-24B a Ucrania “confirman la actitud hostil de los occidentales hacia Rusia y su creciente participación en el conflicto en torno a Ucrania”.
A colación de estas declaraciones, el asesor de la presidencia de Ucrania, Mykhailo Podolyak, defiende que hay 3 falsas tesis clave que Rusia está promoviendo activamente, pero que están “muertas y no tienen nada que ver con la realidad”. En sus propias palabras:
- El conflicto ha llegado a un punto muerto. La ofensiva ha fracasado.
- Es necesario inmediatamente pasar a la pseudodiplomacia y congelar el conflicto (con el cese del suministro de armas a Ucrania).
- Rusia todavía tiene muchos recursos y mucha gente dispuesta a “luchar”.
Para Podolyak, estas tesis solo indican una cosa: “el pánico creciente entre las élites rusas, la falta de comprensión de qué hacer y un miedo catastrófico a perder”. En consecuencia, defiende que deben llevarlo hasta el final.
Cambiando de tercio, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha declarado que es inaceptable para Estados miembros de la Unión Europea continuar con su prohibición de exportación de cereales ucranianos hasta finales de 2023. En el comentario emitido, subraya que estas restricciones de Polonia, Eslovaquia, Bulgaria, Rumania y Hungría de prorrogar la prohibición desde el 15 de septiembre -fecha hasta la que la Comisión Europea dio su aprobación- hasta diciembre de este año “no se corresponden con el espíritu y la letra del Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la UE ni con los principios y normas del mercado único de la UE”. Considera también que “Provocan completos malentendidos e intenciones de agregar otras categorías de productos cuya importación está prohibida”. Por el momento, las restricciones están dirigidas únicamente al trigo, maíz, colza y semillas de girasol.
Así las cosas, Ucrania realiza un llamamiento a los líderes de la UE y los países participantes a encontrar una solución equilibrada, haciendo hincapié en que solo la solidaridad permitirá contrarrestar los desafíos causados por la agresión rusa contra Ucrania y fortalecer el mercado único de la Unión.
Por último, pero volviendo sobre uno de los países recién mencionados, Polonia ha abierto una investigación sobre el ataque al sistema de comunicación ferroviaria que “desestabilizó” de manera parcial el tráfico en el noreste del país, aunque “no causó ningún riesgo para la salud y la vida de los pasajeros”, ni representa “un peligro para el tráfico ferroviario en Polonia”. Los hechos sucedieron en la madrugada del viernes al sábado cuando un grupo de desconocidos accedieron a la red de radiocomunicaciones de los Ferrocarriles Polacos cerca de Szczecin emitido una señal de “parada” que provocó la parada y retrasos de una veintena de trenes. El portavoz de los servicios especiales polacos, Stanislaw Zaryn, ha comunicado que por el momento no descartan ningún escenario, pues saben que “desde hace varios meses se intenta desestabilizar al Estado polaco” por parte de la Federación Rusa en colaboración con Bielorrusia. Por otro lado, según los medios de comunicación, entre las transmisiones de la señal de parada los trabajadores ferroviarios habrían podido escuchar el himno nacional de Rusia y un discurso del presidente Putin. No obstante, no hay que extraer conclusiones precipitadas y habrá que esperar a las conclusiones de la investigación por las autoridades polacas.
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