La guerra de Ucrania continúa su curso con un constante intercambio de golpes en la distancia. Hoy ha sido Ucrania la que, durante la madrugada, ha alcanzado el centro de Moscú y la península de Crimea, mientras que Rusia volvía a cargar contra la región de Odesa. Los combates siguen un rumbo completamente diferente, con las líneas de frente estancadas y un ritmo de pérdidas que se antoja insostenible a largo plazo. Quizá por ello en Rusia estén optando por la movilización silenciosa, jugando con las edades de los candidatos a ser llamados a filas. Todo en un día en el que desde España ha partido hacia Ucrania un nuevo cargamento de ayuda militar.
Ucrania ha vuelto a alcanzar el centro de Moscú, en un ataque llevado a cabo con drones durante la pasada madrugada, en represalia, tal y como anunciaron, por el que ayer destruyó buena parte de la Catedral de la Transfiguración de Odesa. No ha sido una acción al azar, sino que se ha dirigido, entre otros, contra un edificio que se considera que alberga la sede de las fuerzas cibernéticas rusas de la Unidad 26165, perteneciente al GRU. De hecho, no es la única instalación perteneciente a este servicio que se encuentra en la zona…
El ataque, que ha causado un incendio en la torre que se cree da cobijo a esta unidad, se ha saldado también con una explosión en la avenida Komsomolsky de la capital rusa, como resultado del impacto de uno de los drones. En cualquier caso, los daños materiales han sido leves en este caso, reduciéndose a cristales rotos en algunos de los comercios de la avenida moscovita.
Según las fuentes rusas, además, dos drones adicionales habrían sido derribados gracias a los equipos de guerra electrónica presentes en la zona sin alcanzar su objetivo. Recordemos que, en previsión de nuevos ataques, desde meses atrás las Fuerzas Armadas rusas situaron sistemas de defensa aérea de corto alcance en edificios sensibles de su capital, aunque no parecen haber funcionado por completo.
Además de Esto, Ucrania ha logrado alcanzar dos objetivos más en Crimea. En primer lugar, un depósito de municiones en el distrito de Dzhankoi –recordemos que alberga varias instalaciones militares, incluyendo una base aérea y es un nudo logístico de primer orden- lo que ha obligado a las autoridades prorrusas en la península a evacuar un área de cinco kilómetros en torno a la instalación afectada. Además, han logrado también llegar otro depósito de municiones, esta vez en la localidad de Donskoe, en el distrito de Simferopol.
Como no podía ser de otra forma, desde el Kremlin se han reservado el derecho a responder -de hecho están pensando en «represalias severas»– asegurando una vez más que lo que Ucrania lleva a cabo es un acto de terrorismo encaminado a «intimidar a la población civil» y olvidando convenientemente que la cifra de fallecidos en Odesa -una ciudad alejada como Moscú de la línea de frente- tras los ataques de ayer se eleva ya a seis personas.
Las declaraciones más altisonantes, como suele ser habitual en estos casos, han correspondido a Dmitry Medvedev, quien ha pedido además que se ataquen objetivos «no estándar», «donde nadie nos esperaría y donde los ataques tendrían un impacto generalizado», aunque en ningún caso ha especificado a qué se refería exactamente.
Mientras deciden si hacen caso de las peticiones de Medvedev, a lo largo de la noche Rusia ha vuelto a atacar distintos objetivos en la región ucraniana de Odesa, causando la destrucción, entre otros, de nuevos depósitos de grano e hiriendo a media docena de personas. Además, en esta ocasión no se han centrado en la capital regional, sino que han alcanzado puntos en la ribera del río Danubio, a escasísima distancia de Rumanía. En respuesta a lo ocurrido y siguiendo la estela de los días pasados, el asesor presidencial Mikhailo Podolyak ha pedido el envío de un nuevo sistema Patriot o SAMP/T para proteger las rutas de salida del grano desde Ucrania.
No han sido, ni mucho menos, las únicas novedades de la jornada. A la espera de que se concrete un nuevo paquete de ayuda estadounidense a Ucrania, sobre el que se ha venido especulando los dos últimos días, hoy el Ministerio de Defensa de España ha publicado imágenes de parte de la nueva ayuda enviada al país de Europa del Este. En concreto, de varios palets mientras eran cargados en aviones de transporte y de dos vehículos ligeros todoterreno Aníbal, como los empleados (no sin problemas) por el Ejército de Tierra. Por supuesto, no era el único contenido del envío, pues como reza el tuit compartido por el MinDef, la remesa incluye carros de combate Leopard 2A4 (4 unidades), así como M113 TOA, ambulancias, camiones o municiones.
Precisamente las municiones -España no ha facilitado una cifra, como es habitual, aunque es un extremo comprensible-, son uno de los elementos críticos a la hora de sostener a Ucrania y a su esfuerzo bélico. Las cantidades entregadas, salvo en casos contados como el estadounidense –y aun así recordemos que han tenido que recurrir al envío de proyectiles M864 con submuniciones-, son mínimas. Algo lógico, dado el estado de los stocks en países europeos como Alemania, que no parecen estar en absoluto acordes con el tamaño de sus Fuerzas Armadas y, mucho menos, con lo que se espera de ellas en caso de necesidad.
Tengamos en cuenta que habría obuses en servicio con las Fuerzas Armadas ucranianas realizando entre 200 y 250 disparos al día, lo que da idea de hasta qué punto los números que manejan en inventario algunos miembros de la UE son ridículos, a la espera de que iniciativas como ASAP, recientemente aprobada, o EDIRPA (en este caso habrá que esperar a septiembre), puedan cambiar algo. Una oportunidad de oro, por cierto, tanto para la industria española de defensa como para que el país recupere capacidades perdidas.
Si la munición es crucial, el elemento humano no lo es menos. De ahí que en Rusia hayan estado tomando medidas más o menos encubiertas en fechas recientes para asegurarse un volumen adecuado de uniformados. Es lo que se viene denominando la movilización encubierta, que ha consistido en cambiar las edades límite en las que los reservistas rusos pueden ser llamados a filas. Así, si antes era de 50 en el caso de los oficiales de alto rango, ahora asciende hasta los 55. En el caso de los sargentos, pasa de 30 a 35 y en el de los oficiales de rango medio de 40 a 45. Lo que es más sorprendente, en algunos casos -aunque muy puntuales-, oficiales hasta 70 años podrán ser reclamados por el Ministerio de Defensa y, al menos sobre el papel, llegar a tomar parte en la Ucrania.
La noticia, en cualquier caso, es todo menos sorprendente. Rusia lleva tiempo recurriendo a todas las herramientas posibles a su alcance -incluyendo en su momento Wagner- para evitar una nueva movilización formal, intentando así que la guerra siga siendo un asunto alejando en lo posible del grueso de la sociedad, al objeto de evitar el malestar generalizado. Todo a pesar de los rumores recurrentes que, al menos por el momento, y si no hay un riesgo claro para sus líneas defensivas, no parece que vayan a materializarse. Más probable es que sigan recurriendo a convictos, como ocurre con las unidades «Storm-Z» o, en su caso, a las minorías, siguiendo con una práctica que les ha dado un resultado más que aceptable en términos de mantener la paz social.
Pasando como cada día a lo ocurrido sobre el terreno en las últimas 24 horas, toca comenzar por el sector más septentrional del frente, en donde las tropas rusas han conducido nuevos ataques desde Lyman Pesrhyi y Masiutivka en dirección sur, hacia Sinkivka, sin resultado. No han sido las únicas acciones en la región de Lugansk, en tanto más al sur, en las cercanías de Svatove, continúan presionando tanto hacia el Zherebets en dirección a Andriívka o Makiívka, como ya hacia el oeste de dicho río, en dirección hacia Novoserhiivka y Cherneschyna, a través de una cabeza de puente que no dejan de ampliar.
En torno a Bakhmut, se han registrado diversos ataques y contraataques al norte de la urbe, en torno a la M03, tanto a la altura de Orikhovo-Vasylivka, como desde Hryhorivka o en Berkhivka. Al sur, las tropas ucranianas habrían logrado nuevos avances en las últimas horas, concretamente hacia Andriívka, entre Klischiívka y Kurdyumivka. Ahora bien, falta la confirmación gráfica de algunos de estos cambios de posición, con lo que toca esperar a que esta llegue.
A poniente de la ciudad de Donetsk se ha seguido combatiendo en torno a Avdiívka, más exactamente en la parte más meridional de esta localidad, con ataques rusos desde Opytne hacia la urbe. También hacia Nevels’ke, Krasnohorivka y en Mariínka, una jornada más. Sin novedad.
Lo más interesante del día, en términos militares, ha tenido lugar al sur del frente. Si bien en el eje de Velyka-Novosilka la situación es estable, a pesar de los continuos combates -y el uso intensivo de drones tanto Lancet como FPV– (en todo el frente de Zaporiyia, de hecho), sí que ha habido ligeros pero importantes cambios en el de Orijiv. En esta zona, concretamente al norte de Robotyne, las Fuerzas Armadas ucranianas han dado un nuevo paso, logrando que las fuerzas rusas se retiren de las posiciones más altas al este de la localidad. Los combates continúan siendo intensos y no exentos de pérdidas.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Abrimos la sección institucional y diplomática de esta jornada con noticias relevantes para el sector de Defensa europeo y para Ucrania.
El portavoz del Ministerio de Defensa de Alemania, Mitko Müller, ha aseverado Berlín y Varsovia han logrado cerrar finalmente un acuerdo sobre el establecimiento de un centro de reparación para los carros de combate Leopard 2: “Acogemos con satisfacción que los carros ucranianos Leopard 2A4 ahora también pueden repararse en Polonia”. Un acuerdo que llega tras los rumores de retirada de Alemania de las negociaciones, al considerar excesivos los precios estipulados por la empresa de defensa polaca PGZ. Por tanto, al haber salido adelante, se espera que la reparación se lleve a cabo en Gliwice y Poznań en unas instalaciones que supondrán una inversión de 150 millones de euros.
Al mismo tiempo, se ha conocido que la belga John Cockerill Defense ha recibido un contrato del gobierno del país como parte de su asistencia a Ucrania y que tiene como objetivo modernizar los vehículos de transporte de personal M113. Un contrato que se produce tras la iniciativa lanzada y financiada por Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo (BENELUX) tras la última reunión de Ramstein para proporcionar estos vehículos a Ucrania reacondicionados a partir de las existencias industriales.
Continuando con la ayuda militar, pero desde la óptica de la transparencia, Oleksii Reznikov, ministro de Defensa ucraniano, ha anunciado que compartirá un informe con el Pentágono sobre el uso de las municiones de racimo por parte de Ucrania que, según el mismo, empezaron a usarse el 20 de julio. En su entrevista con la CNN ha expresado que espera que este tipo de munición sea más eficiente que “las municiones normales”.
Pasando a otros temas, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha negado el ataque contra la Catedral de la Transfiguración en Odesa: “Nuestras fuerzas armadas nunca atacan infraestructuras sociales y menos templos, iglesias y otras estructuras de este tipo, por lo que no aceptamos tales acusaciones. Son mentiras absolutas. Lo que ocurrió fue que dispararon misiles de defensa antiaérea y fueron ellos [ucranianos] los que destruyeron el templo”.
Pese a las negativas de Moscú, Francia y Rumanía, por ejemplo, no han dudado en condenar los ataques contra la ciudad portuaria. En el caso de París, el Ministerio de Exteriores ha sido claro al afirmar que al atacar la infraestructura civil y los sitios de una ciudad designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO Rusia está cometiendo una doble violación del derecho humanitario. Asimismo, añade que estos ataques constituyen un crimen de guerra. Además, se hace especial referencia a los ataques que ya tuvieron lugar en enero cuando la ministra francesa, Catherine Colonna, visitó Odesa coincidiendo con el día en el que el centro histórico de la ciudad fue enlistado en la UNESCO.
En el comunicado también se destaca que Rusia está “aumentando intencionalmente” la inseguridad alimentaria mundial nuevamente al dañar la infraestructura portuaria ucraniana y agroalimentaria esencial para abastecer a los países más vulnerables. Por último, subrayan que Francia seguirá prestando asistencia a aquellas poblaciones afectadas por este “chantaje alimentario” a fin de mitigar las consecuencias de la agresión rusa.
El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, ha condenado específicamente los ataques rusos contra la infraestructura civil ucraniana en los puertos del Danubio, por estar precisamente muy cerca de territorio rumano. Afirma así que “esta reciente escalada plantea serios riesgos para la seguridad en el Mar Negro” y, por supuesto, afecta a la seguridad alimentaria mundial.
Desde la UE, sigue siendo únicamente el Alto Representante y vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell, quien sigue condenando estos recientes ataques incidiendo en que Rusia continúa con el uso de los alimentos como arma, poniendo en riesgo a millones de personas.
En Roma se ha inaugurado hoy una cumbre Naciones Unidas con el objetivo de abordar el “fallido” sistema alimentario mundial durante tres días. Durante su intervención, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha destacado que “En un mundo de abundancia, es indignante que la gente siga sufriendo y muriendo de hambre” y, como no, se ha referido a la creciente inseguridad alimentaria que se espera como consecuencia de la retirada de Rusia de la Iniciativa de Granos del Mar Negro. Ha pedido nuevamente a Rusia que vuelva a adherirse al Acuerdo de Estambul argumentando que su retirada ha provocado un aumento de los precios de los alimentos, lo que es “particularmente destructivo para los países vulnerables que luchan por alimentar a su gente”. Así, no ha dudado en afirmar que más de 780 millones de personas pasan hambre y casi un tercio de todos los alimentos producidos se pierden o desperdician, y ha hecho hincapié en lo siguiente:
“A medida que aumentan los precios de los alimentos, caen las esperanzas de los países en desarrollo. La Federación Rusa y Ucrania son esenciales para la seguridad alimentaria mundial. Históricamente, han representado el 30 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo y cebada, una quinta parte de todo el maíz y más de la mitad de todo el aceite de girasol”.
Como hemos explicado en no pocas ocasiones, Rusia alega que no se han visto satisfechas las obligaciones contraídas en el Acuerdo para poder exportar sus productos agrícolas y fertilizantes sin trabas. Por su parte, Guterres ha reiterado su compromiso para facilitar el acceso sin trabas a los mercados mundiales de los productos rusos y “a brindar la seguridad alimentaria que toda persona merece”. Asimismo, ha instado a la comunidad internacional para que apoye sus esfuerzos y se mantenga unida para encontrar soluciones inmediatas.
Mientras tanto, en Kiev el presidente Zelenski se ha reunido con el primer ministro Denys Shmyhal, y la viceprimera ministra para la Integración Euroatlántica, Olga Stefanishyna, entre otras autoridades, para abordar la exportación de los productos agrícolas ucranianos tras las conocerse hace apenas 5 días las intenciones de Polonia, Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia de continuar con las restricciones más allá del 15 de septiembre como estaba acordado. El presidente Zelenski ha manifestado que creen en el acuerdo logrado con la Comisión Europea en mayo, pero que se están preparando para cualquier escenario si bien defiende que su posición sigue siendo clara. Así pues, Ucrania considera “inaceptable en cualquier forma” que se bloqueen las exportaciones por vía terrestres pasada la fecha inicialmente acordada de modo que están tratando de encontrar una solución con todas las partes interesadas.
En paralelo, Grecia y Bulgaria están discutiendo sobre el tránsito del cereal ucraniano por ferrocarril. Según medios griegos, los primeros ministros de ambos países, Kyriakos Mitsotakis y Nikolay Denkov, están discutiendo la posibilidad de cargar el trigo en la frontera de Ucrania con Rumanía, luego transportarlo a través de territorio rumano y búlgaro hasta el puerto griego de Alexandroupolis. Sin embargo, no estaría clara por el momento que Bulgaria tenga la capacidad ferroviaria necesaria para emprender esta tarea al tener escasez tanto de locomotoras como vagones de mercancías. Aun así, Grecia ha comenzado a desarrollar las líneas ferroviarias que son de particular interés para Bulgaria.
El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha continuado con su agenda oficial en Guinea Ecuatorial, donde tras reunirse ayer con su homólogo hoy se ha reunido con la presidenta del Senado, Teresa Efua Asangono, el presidente de la Cámara de Diputados, Gaudencio Mohaba Mesu, y finalmente con el presidente del país, Teodoro Obiang Nguema Mbsago, en Djibloho. Ha sido precisamente al presidente guineano a quien Kuleba le ha reiterado el deseo de Ucrania de hacer avanzar las relaciones bilaterales entre ambos países. Durante su encuentro han abordado los temas clave en estos momentos y que son la base de todas las conversaciones que está llevando a cabo Ucrania: cooperación bilateral, la Fórmula de Paz de Zelenski y la seguridad alimentaria.
Cambiando de tercio, la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, ha condenado la muerte del reportero ruso Rostislav Zhuravlev en Ucrania como consecuencia de los bombardeos, pero también la de tres periodistas más que han resultado heridos. Sin embargo, y pese a haber solicitado una investigación de las circunstancias, no ha acusado a una u otra parte como Moscú solicitó ayer. Hoy, además, ha resultado herido Dylan Collins, periodista estadounidense de Agence France-Presse (AFP), en un ataque con drones cerca de la localidad de Bakhmut. Tras haber sido evacuado, se ha emitido un comunicado en el que se recoge que su vida no corre peligro.
Para concluir, se espera que llegue una misión de la UNESCO a Odesa para hacer una evaluación preliminar de los daños de los ataques en los próximos días.
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