Mientras Vladímir Putin asegura que la ofensiva ucraniana no ha sido exitosa, las Fuerzas Armadas de este último país continúan avanzando lentamente, en las últimas horas alcanzando el norte de la localidad de Staromaiorske, en el eje de Velika Novosilka. Sus socios europeos, al menos los participantes en la coalición para la entrega de F-16 siguen por su parte esperando que los Estados Unidos otorguen formalmente su placet al envío de manuales de instrucciones, simuladores y otros materiales, algo que todavía no ha sucedido. En el apartado diplomático, por su parte, continúan las dudas en torno al Acuerdo de Granos, que expira mañana por la noche.
La última jornada de guerra en Ucrania ha estado prácticamente ausente de noticias, tanto en el ámbito militar, con alguna salvedad, como en el internacional. Pese a ello, siempre hay aspectos que comentar en un conflicto que continúa evolucionando incluso a pesar del estancamiento en el frente, como ocurre por ejemplo con el uso de drones. En este sentido, en las últimas horas hemos podido ver imágenes de la planta de producción de Zala Aero en la que se fabrican los ya archiconocidos Lancet, un diseño que se han beneficiado de sucesivas mejoras en los últimos meses.
Más interesante si cabe es la forma en que estamos viendo atacar los drones FPV, llegados al frente cada vez en mayor cantidad y utilizados en ocasiones no individualmente sino por parejas o grupos más amplios. Además, como es preceptivo, siempre con el apoyo de drones de observación y reconocimiento que, volando más alto, a una distancia segura frente a los medios C-UAS enemigos, localizan los objetivos a batir, transmiten los datos a los operadores de los FPV y permiten hacer evaluación de daños una vez estos han alcanzado el blanco.
Los vemos, además, atacar cada vez más objetivos de distintos tipos, desde grupos de soldados a sistemas antiaéreos y, por supuesto, carros de combate y vehículos blindados de toda clase y condición. Lo preocupante, para lo que nos concierne, es que lo visto en la guerra de Ucrania implica que muchos de los modelos de sistemas C-UAS en desarrollo o en comercialización han nacido ya obsoletos, incluyendo algunos conocidos a nivel nacional.
Como se ve en muchos de los vídeos de drones FPV en acción, momentos antes del impacto aparece una «lluvia» en pantalla, con un patrón además característico y reconocible. Esto indica que en muchos casos hay en las inmediaciones sistemas C-UAS softkill, bien sean manuales (portátiles), bien vehiculares, fracasando por tanto en su misión, lo mismo que ocurre la mayor parte de las veces con los sistemas hardkill.
Por supuesto, se entiende que únicamente trascienden los vídeos de los impactos y que el número de drones FPV empleados es muchísimo mayor de lo que la cantidad de impactos deja entrever. Sin embargo, el problema está una vez más en la relación coste/beneficio que ofrecen ingenios que en muchos casos tienen un coste de cientos de euros y que permiten destruir o al menos dejar fuera de combate sistemas decenas, centenares e incluso miles de veces más caros.
El caso es que incluso los sistemas más punteros que combinan medios cinéticos y no cinéticos, si son unitarios -es decir, si están montados sobre una única plataforma- son extraordinariamente débiles ante drones que son difícilmente detectables, pueden atacar en grupos desde múltiples direcciones y a velocidades endiabladas que se suman a su gran maniobrabilidad.
Además, a diferencia de lo que ocurre con otros tipos de drones, aquí incluso los sistemas hardkill basados en municiones airburst, que son adecuados bajo ciertas condiciones contra otros tipos de drones, quedan absolutamente descartados para la lucha contra drones FPV, dada la imposibilidad de enganchar y batir blancos con tanta maniobrabilidad y escaso tamaño.
Es un asunto del que harían bien en tomar nota nuestras Fuerzas Armadas, comenzando a trabajar en sistemas C-UAS distribuidos entre múltiples plataformas que permitan que en caso de que una de ellas sea alcanzada, el conjunto se resienta lo menos posible. Lo contrario, es decir, el fiar la protección de puestos de mando o incluso de las unidades en su avance, a unos pocos sistemas unitarios en los cuales un único vehículo combina sistemas de observación y antidrone softkill y hardkill es un suicidio; máxime cuando buena parte de las pruebas que se llevan a cabo se hacen en condiciones que no tienen nada que ver con las que se dan en el frente.
Más allá de lo anterior, y antes de pasar a lo ocurrido sobre el terreno, es necesario hacer una referencia a la situación de la coalición para la entrega de cazabombarderos F-16 a Ucrania, que seguiría sin dar los pasos necesarios para llevar a cabo la formación de los pilotos, a la espera que desde los Estados Unidos den pasos firmes. En concreto, parece que en los últimos días el principal escollo se encuentra en Washington, pues desde el Departamento de Estado estadounidense todavía no han aprobado formalmente la entrega de manuales de instrucciones, simuladores de vuelo y otros materiales a los estados que deberán ofrecer el entrenamiento a los pilotos ucranianos. Pese a ello, se cree que el entrenamiento podrá comenzar el próximo mes de agosto.
Sobre el terreno, una vez más Rusia ha vuelto a atacar distintos puntos de Ucrania, tanto con drones como con artillería. Concretamente, en el informe diario publicado por el Estado Mayor ucraniano se hablaba del lanzamiento de media docena de misiles. Finalmente se han registrado explosiones en localidades como Járkov y Zaporiyia, habiendo resultado herido un civil en esta última ciudad.
Del lado contrario, Ucrania habría lanzado un ataque sobre Sebastopol con más de una decena de drones, que las autoridades rusas aseguran haber derribado hasta una decena. No ha sido el único punto bajo control de Rusia atacado, pues también se han registrado explosiones en la portuaria Berdiansk, así como en Mariúpol y en Lugansk, en donde ha sido alcanzado un depósito de municiones y un centro logístico de primer nivel, lo que sin duda afectará a la capacidad rusa de seguir atacando en esta óblast.
Pasando a los combates, en las últimas horas no ha trascendido información relevante sobre la situación al oeste de Svatove, ni tampoco en la zona de Kreminna, aunque los combates continúan y Ucrania reconoce que la situación en la zona ha empeorado ligeramente para sus intereses.
En el área de Bakhmut, en donde se sigue luchando intensamente, las Fuerzas Armadas ucranianas han logrado ampliar ligeramente los avances al sur de esta ciudad de los que hablábamos en informes anteriores. Por donde están teniendo más éxito continúa siendo en la zona de Klischiívka. Precisamente allí los ucranianos aseguran haber desbaratado recientemente un intento ruso por restaurar la situación, después de días de avances ucranianos.
En cuanto al oeste de Donetsk, la situación continúa estancada pese a los combates que se producen a diario. En las últimas horas, como en la anteriores, con especial incidencia al sur de Avdiívka, en Permovais’ke y hacia Nevels’ke, así como en Mariínka.
Lo más interesante de la jornada, en términos de movimientos, ha ocurrido al sur del frente, en el eje de Velyka Novosilka. Allí, después de varias semanas presionando, al fin las tropas ucranianas habrían logrado adentrarse en la sección más septentrional de la localidad de Staromaiorske, aunque hay canales prorrusos que todavía lo ponen en duda, pese al anuncio ucraniano -que no han acompañado todavía de pruebas-.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El día de hoy se presenta como una jornada dominical como las de hace semanas, con escasa actividad en el plano internacional. Pese a ello, contamos con nuevas declaraciones del presidente Vladímir Putin, aunque no sobre el acuerdo de granos que expirará mañana, sino sobre la propia contraofensiva. El mandatario ruso considera que el Ejército ucraniano no ha tenido éxito desde el comienzo de su contraofensiva: “Todos los intentos del enemigo de romper nuestra defensa, que es una tarea que incluya el uso de reservas estratégicas, no han tenido éxito desde que comenzó la ofensiva. ¡El enemigo no tiene éxito!”
De otro lado, ha afirmado que Rusia dispone de un “buen suministro” de municiones de racimo expresando lo siguiente: “Hasta ahora, no las hemos usado, no las necesitábamos, a pesar de que tuvimos una conocida escasez de municiones en un momento”. Lo más interesante es, sin embargo, que Putin subraya que “si se usan contra nosotros [Rusia], nos reservamos el derecho de tomar represalias”. Hay que rescatar, además, las declaraciones del ministro de Defensa, Serguei Shoigu, en las que manifestaba que “Si Estados Unidos suministra municiones de racimo a Ucrania, las fuerzas armadas rusas se verán obligadas a utilizar medios de destrucción similares”. Teniendo todo lo anterior en cuenta, el presidente Putin ha hecho hincapié en el siguiente mensaje:
“El ejército ucraniano utiliza por día de combate hasta 5.000 o 6.000 proyectiles de 155 mm. Pero Estados Unidos produce 15.000 al mes, no les alcanza, y a Europa tampoco. No tienen nada mejor que ofrecer que usar bombas de racimo”.
Continuando con Rusia, Moscú ha tomado el control de los activos en territorio ruso de la francesa Danone y la danesa Carlsberg que habían anunciado su intención de abandonar el mercado ruso cuando comenzó la agresión contra Ucrania. En particular, el presidente Putin ha firmado un decreto en el que sitúa bajo “administración temporal” de la agencia propiedad del gobierno Rosimushchestvo el 98,56 por ciento de las acciones de la cervecera rusa Baltika, propiedad de Carlsberg, y las relativas a la filial rusa de Danone bajo el control del Estado ruso.
Cambiando de tercio, pese a ser domingo, ha tenido lugar una reunión de los ministros de Finanzas del G7 con la participación de su contraparte ucraniana, Sergii Marchenko, y la gerencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) en vísperas de la del G20 que comenzará mañana. Durante el encuentro han discutido principalmente sobre las prioridades para brindar un mayor apoyo a Ucrania por parte de la comunidad internacional, incluyendo la necesidad de ampliar el apoyo presupuestario hasta finales de 2023 y para 2024, y las acciones para canalizar los activos rusos congelados para reconstruir el país.
Los socios de Ucrania han destacado la eficacia de la política financiera actual del Ministerio de Finanzas y el éxito en la movilización de los ingresos fiscales que ha contribuido a estabilizar la situación macroeconómica ante la “extrema incertidumbre”, pero también a lograr mejores resultados de los previstos. De este modo, el ministro Marchenko ha trasladado a los participantes en el encuentro que la economía ucraniana está mostrando resiliencia de forma tal que se prevé un crecimiento del PIB de hasta el 3,2 por ciento. Asimismo, la inflación ha disminuido más rápido de lo que las autoridades ucranianas esperaban por quinto mes consecutivo llegando a un 12,8 por ciento en junio en comparación con un 26,6 por ciento en 2022.
La secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, defendía con ocasión de esta reunión que ayudar a Ucrania “es lo mejor” que se puede hacer para ayudar a la economía mundial, además de apoyar a los países en desarrollo. De otro lado, ha expresado que una “prioridad clave” es redoblar el apoyo a Ucrania.
En lo que concierne a los bienes rusos objeto de sanciones, esta semana, además, han saltado a la palestra las divergencias entre la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) sobre los planes para utilizar las ganancias de más de 200.000 millones de euros en activos congelados procedentes del Banco Central ruso para destinarlo a la reconstrucción de Ucrania.
Según funcionarios de las Instituciones, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha advertido de que las medidas contra las participaciones sancionadas podrían poner en riesgo la estabilidad financiera de la eurozona y la liquidez del euro. La Comisión, por su parte, habría rechazado estos argumentos sobre la base de que cualquier riesgo que apareció se evaluó cuando se congelaron los activos y que hasta ahora ninguno de estas amenazas se han materializado. Además, incidirían en que la opción de la ganancia inesperada no afecta a los activos en sí ni a los requisitos del Banco Central, ni tampoco influye en el papel de la UE en la tenencia de valores.
Sin embargo, la cumbre en Bruselas propuesta para abordar este tema tendrá lugar finalmente tras las vacaciones de verano de la Comisión Europea.
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