Guerra de Ucrania – Día 503

La OTAN invitará a Ucrania a la Alianza «cuando las condiciones sean las adecuadas», según ha anunciado el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg. Una afirmación que lejos de satisfacer las demandas de Kiev ha provocado un importante nivel de frustración, que no ha podido revertirse ni con la oficialización de la formación de una coalición destinada a la formación de pilotos ucranianos en el manejo de cazabombarderos F-16 o el anuncio por parte alemana de más ayuda militar. Más allá de la diplomacia, y mientras todo esto ocurría, las tropas ucranianas han continuado avanzando en dirección a Robotyne, en el sur, al tiempo que el Ejército ruso lo hacía desde Dibrova en dirección al río Sherebets.

La guerra de Ucrania es un fenómeno complejo, con muchas más aristas que otros conflictos recientes como el de Armenia y Azerbaiyán por el Nagorno-Karabaj, por poner un ejemplo. Si para Ucrania es una guerra por la supervivencia como Estado independiente, para Rusia lo es por su existencia como gran potencia y por la pervivencia del «alma rusa». Además, es una guerra por delegación o proxy, lo que implica que el nivel de compromiso de algunos de los actores implicados es muy superior al de otros, ya que la amenaza percibida es notablemente menor (otra cosa es la objetiva, más difícil de determinar).

Este diferencial es lo que explica buena parte de lo que hemos visto en las últimas horas, a propósito tanto del envío de material a Ucrania, como de la pertenencia futura de este país a la OTAN como, por supuesto, de los esfuerzos rusos por completar la transición hacia una economía de guerra que le permita sostener el esfuerzo bélico a largo plazo en el marco de una guerra de desgaste. Es su forma de contrapesar un poderío económico y militar occidental muy superior en términos absolutos, pero muy difícil de traducir en ayuda concreta a Ucrania tanto por los límites que impone una posible escalada (ATACMS), como por razones industriales (munición, carros…) y, por supuesto, por las diferentes percepciones y compromisos de los que hablábamos.

Rusia, como decimos, lleva desde hace meses reestructurando su industria de defensa de forma que esté en disposición de aumentar la producción a corto plazo de algunos sistemas y plataformas críticos, pero especialmente de mantener este incremento en el tiempo. Al fin y al cabo, una vez fracasado el objetivo inicial de decapitar al gobierno ucraniano haciéndose con el control del país -esto es, de su política exterior-, lo que queda es mantener el conflicto abierto -incluso congelado- de forma que Ucrania no pueda completar su viraje hacia Occidente, entrando como miembro de pleno derecho en organizaciones como la OTAN o la UE.

Ucrania, dependiente en grado sumo de sus aliados, utiliza todas las herramientas a su alcance para presionar a estos de forma que no solo la ayuda militar y económica a medio y largo plazo quede garantizada, sino también para que se le ofrezcan garantías sólidas de que su entrada en la OTAN será un hecho y no una aspiración con visos de eternizarse en el tiempo, como a su juicio está sucediendo. Sin embargo desde el punto de vista de sus socios, especialmente de los Estados Unidos o Alemania, la cuestión no es tan sencilla. Para empezar porque a pesar de las declaraciones de Zelensky, que la entrada de Ucrania a la Alianza aporte algo más que cargas a la seguridad del colectivo no es algo tan evidente. Por otra, como hemos explicado en alguna ocasión, porque se teme que esto fuerce a Rusia a una escalada vertical u horizontal, en su desesperación; recordemos que no es una «guerra de gabinete» para el Kremlin, sino por la supervivencia del país. Rusia sigue por tanto aprovechando los «puntos de Schelling» en su beneficio, aprovechándose de la indecisión occidental.

Con esto no queremos decir que la OTAN deba entrar en guerra, o que Ucrania haya de ser aceptada de forma inmediata, sino que intentamos hacer un resumen de una situación y de las razones por las que las aspiraciones de Kiev no parece que vayan a ser satisfechas en tiempo y forma -para sus intereses, que no tienen por qué ser los mismos que los del conjunto de sus socios-. Dado que tampoco se está enviando toda la ayuda militar -pese al enorme esfuerzo de muchos gobiernos- que podría enviarse, tanto por el control de la escalada, como por las carencias de la industria bélica europea, la guerra sigue protagonizada por un oneroso y frustrante estancamiento que favorece a Moscú. Además, en tanto las declaraciones -y objetivos oficiales- del Gobierno ucraniano han continuado siendo maximalistas, eso dificulta cualquier salida negociada -que por razones ya explicadas en informes anteriores y sin una derrota clara previa en el campo de batalla, Rusia podrá seguir vendiendo como una victoria incluso aunque sus objetivos iniciales nunca se cumplan.

Toca pues mover ficha a un Occidente que no supo actuar en 2014 y ahora paga las consecuencias, bien aceptando los riesgos de una escalada, bien poniendo límites a las aspiraciones ucranianas y pergeñando un plan de salida para una guerra en la que la ley de rendimientos decrecientes comienza a pesar sobre los aliados de Ucrania. No olvidemos que si en las primeras semanas tras la invasión la relación coste/beneficio era máxima, destruyéndose columnas y columnas de blindados y carros rusos gracias al empleo de drones de observación y armas contracarro modernas, ahora la situación es muy diferente.

De hecho, mientras el Ejército ruso utiliza decenas literalmente de variantes de los vetustos MT-LB a un coste irrisorio, o destina carros de combate de los años 50 y 60 para funciones de apoyo, Ucrania solicita el envío de blindados, carros y armas cada vez más complejos, modernos y costosos. Además, al ser una guerra de posiciones, con un altísimo consumo de municiones y pertrechos (y vidas de soldados entrenados), también el simple hecho de mantener en funcionamiento lo ya entregado ha aumentado para los aliados de Ucrania.

Por supuesto hay más factores, aunque no podemos explicarlos todos en un informe diario. Sucede por ejemplo que las razones por las que Ucrania se veía beneficiada mientras se mantuvo a la defensiva, juegan ahora en muchos casos en favor de Rusia. Un país que además ha logrado no solo aumentar la producción de lo que ya fabricaba, sino acercarse notablemente a Ucrania en algunos aspectos en los que llevaba un retraso patente.

Todo lo anterior, desgraciadamente para Kiev, desincentiva a sus aliados a la hora de seguir aumentando el compromiso con Ucrania y presiona en favor de la búsqueda de un acuerdo con Rusia que difícilmente conseguirá, más que temporalmente, aplacar las ambiciones del Kremlin. Máxime ahora que su cúpula política se ha radicalizado, y que su economía e industria difícilmente revertirán su rumbo, lo que augura una Rusia más armada en el futuro, pero posiblemente también empobrecida e impredecible. Es urgente pues, lograr algún tipo de definición de «victoria» que sea asumible para los ucranianos y el grueso de sus aliados y comprometer tantos recursos como sea menester para alcanzar ese estado de cosas y, por supuesto, para generar a posteriori la necesaria disuasión, de forma que cualquier incentivo ruso de cara a volver a recurrir a la fuerza contra Ucrania sea descartado.

https://www.revistaejercitos.com/2023/07/10/el-combate-de-las-lomas-de-balka-uspenivska/

Dejando al margen la situación a nivel político-estratégico, toca descender hacia el terreno, en donde un día más Rusia ha lanzado una oleada de drones y misiles sobre territorio ucraniano. Según las autoridades de este país habrían logrado neutralizar 26 de los 28 drones utilizados por el Ejército ruso, gracias a la acción de sus defensas antiaéreas.

Del lado ucraniano, se ha producido un hecho no insólito, pero sí remarcable, en tanto por acción de misiles y cohetes GMLRS se han atacado en un mismo día las localidades de Skadovsk, Novooleksiívka, Tokmak y Berdyansk, todas ellas importantes para la logística del Ejército ruso al sur de Ucrania. Además, en esta última localidad habría sido asesinado hace unas horas Oleg Tsokov, teniente general ruso a la sazón adjunto al comandante del Distrito Militar Sur.

Más allá de esto, y pasando ya a los movimientos, en el sector más septentrional del frente el Ejército ruso, que como comentamos ayer ha reunido una buena cantidad de unidades en esta zona, ha seguido presionando hacia el oeste desde Svatove, tanto hacia Berestove y Novoselivske como hacia Novoiehorivka. Más importante, ha logrado recientemente avanzar varios centenares de metros -hasta 3 kilómetros según algunas fuentes– en dirección oeste desde Kreminna, lo que ha llevado a combatir en el exterior de Torske y Zarichne y muy cerca por tanto del río Zherebets.

En el área de Bakhmut, se ha seguido luchando al norte, tanto en dirección a Ivano-Darivka, con ataques rusos desde Spirne y Bilohorivka, como hacia Soledar desde Rozdolivka, en este caso con ataques ucranianos. En las inmediaciones de la ciudad la situación es similar a la de ayer, con combates en dirección a Hrihorivka y Berkhivka al noroeste y norte respectivamente y también al sur, tanto hacia Klischiívka, como hacia Kurdiumivka y Ozarianivka.

En cuanto a la zona al oeste de la ciudad de Donetsk, se han registrado combates en dirección a Krasnohorivka, al norte de Avdiívka y a Severne (las cuentas prorrusas hablan incluso de la entrada de su Ejército en Lastochkino, aunque no hay prueba alguna), al sur. También como es habitual en Mariínka, en todos los casos sin novedad aparente.

Respecto al sur del país, la actividad se ha centrado hoy en el eje de Orihiv-Tokmak. Allí, las Fuerzas Armadas ucranianas han continuado avanzando hacia Robotyne desde el norte, superando las lomas de Balka Uspenivska, aunque habría acumulado importantes pérdidas. Por el momento se sabe poco sobre los flanqueos que aparentemente estaban intentando llevar a cabo desde ayer. Como curiosidad, las tropas ucranianas han llegado a la zona en la que perdieron, semanas atrás, varios M2 Bradley y un Leopard 2A6. Sorprendentemente -o no tanto, dado el lugar y las carencias logísticas-, el Ejército ruso no había logrado retirar del campo de batalla estos valiosos sistemas para su investigación, sino que han vuelto a caer en manos ucranianas.

Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 11 de junio de 2023. Fuente - @War_Mapper.
Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 11 de junio de 2023. Fuente – @War_Mapper.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Tras semanas recogiendo en todos y cada uno de nuestros informes los preparativos y los pasos previos a la Cumbre de la OTAN en Vilna, el primer día de esta cita de los jefes de Estado y de gobierno de los miembros de la Alianza ha llegado. 

Antes de viajar a Vilna y con los líderes de la OTAN reunidos, el presidente Zelenski ha publicado un mensaje en su perfil de Twitter de lo más contundente que muchos podrían llegar a calificar de políticamente incorrecto. En concreto, Zelenski ha expresado lo siguiente: 

Sin embargo, el tono de sus mensajes ha ido matizándose a medida que transcurría la jornada y a partir de haberse dirigido a la población lituana en vísperas de su encuentro mañana con sus homólogos en el segundo día de la Cumbre. Ha sido precisamente en la plaza central de Vilna donde ha tenido lugar un momento cargado de simbolismo cuando se ha izado la bandera de Ucrania traída desde la localidad de Bakhmut. 

El presidente Zelenski no ha dudado en incidir en que “una de las batallas más decisivas por la libertad de Europa” es precisamente la que se libra en Bakhmut. Este mensaje lo ha acompañado de otro dirigido a la Alianza afirmando que tiene “fe en una OTAN fuerte” que “no duda, no pierde el tiempo” de forma que esta fe se traduzca en la confianza de las decisiones que Ucrania merece. 

Así las cosas, tras este discurso el presidente ha comunicado que mañana continuarán con el trabajando estando previsto la inauguración del Consejo OTAN-Ucrania, pero también hay reuniones bilaterales previstas entre Ucrania y Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido, Países Bajos y Japón, entre otros. Asimismo, ha subrayado que su defensa es “una prioridad máxima y agradezco a nuestros socios su disposición a dar nuevos pasos”.

El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, también ha tenido unas palabras para con la OTAN siguiendo la línea de Zeleski: 

“La pertenencia a la OTAN es una de las prioridades geopolíticas de Ucrania. Pero aquí y ahora, la asistencia práctica proporcionada por la OTAN y los Aliados también es importante para nosotros. Esta asistencia fortalece a nuestras Fuerzas de Defensa y nos ayuda a liberar nuestros territorios. Estamos agradecidos por esto.”

En paralelo y tras la publicación del comunicado oficial, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha ofrecido una rueda de prensa en la que se subraya el paquete acordado por los aliados: 

  1. Dotar a Ucrania con un programa de asistencia plurianual para Ucrania. Esto se traduce en: 
  2. Permitir la transición de la era soviética a los estándares, entrenamiento y doctrinas de la OTAN
  3. Ayudar a reconstruir el sector de seguridad y defensa de Ucrania 
  4. Cubrir necesidades críticas como combustible, equipo de desminado y suministros médicos
  5. Lanzamiento de un nuevo Consejo OTAN-Ucrania como foro para consultas de crisis y toma de decisiones, y en la que ambas partes se situarán en pie de igualdad. 
  6. Reafirmar que Ucrania se convertirá en miembro de la OTAN mediante un “proceso acelerado”. Esto es posible gracias a la supresión de uno de los pasos que ya recogimos en nuestro informe de ayer: el requisito de un Plan de Acción de Membresía. 

Stoltenberg ha insistido en que “emitiremos una invitación para que Ucrania se una a la OTAN cuando los Aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones”, subrayando que se trata de un “paquete sólido” para Kiev y “un camino claro hacia su ingreso en la OTAN”. Además, el Secretario ha insistido que “Esta es la primera vez que utilizamos la palabra ‘invitación’”, cuando le han planteado una pregunta concerniente al descontento del presidente Zelenski a raíz del mensaje comentado anteriormente.

Ha sido el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov, quien durante la tarde ha anunciado que se ha formado oficialmente la “coalición de aviones de combate” acompañado de la foto que se muestra abajo. De este modo, se ha firmado un Memorando entre Ucrania y 11 países socios. A saber: Dinamarca, Países Bajos, Alemania, Canadá, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Portugal, Rumanía, Suecia y Reino Unido.  

Así, el Ministro ha señalado los tres ejes de acción de esta coalición: 

  • Los pilotos, técnicos y personal de apoyo de Ucrania participarán en un programa de capacitación;
  • Existe la posibilidad de incluir otros tipos de aviones de combate en el programa;
  • La coalición está lista para considerar otros medios para otorgar ?? capacidades F-16 completamente funcionales.

La ministra de Defensa de Países Bajos, Kajsa Ollongren, que junto con su homólogo danés, están liderando la iniciativa ha confirmado también la buena nueva y ha indicado que entregarán aviones de combate F-16 para un centro de formación que tendrá su sede en Rumanía. Sobre esto último, el Consejo Supremo de Defensa Nacional de Rumanía ha aprobado recientemente la posibilidad de entrenar a los ucranianos en su territorio mediante la creación de un centro con otros aliados y el gigante de Bethesda, Lockheed Martin. 

Como ya se había adelantado, los aliados aprovecharían la Cumbre para hacer nuevos anuncios relativos a su ayuda militar a Ucrania. Comenzando por Francia, su Ministerio de Defensa junto con el de Ucrania han firmado un acuerdo en el que se estipula lo siguiente: 

  1. La ayuda militar a Ucrania aumentará en 170 millones de euros. 
  2. Se simplificará el proceso de adquisición y suministro de armas a Ucrania.
  3. Se establecerá un marco para la producción conjunta de piezas de repuesto y el mantenimiento de armas y equipos extranjeros. 

Por otro lado, el presidente Emmanuel Macron ha anunciado que Francia entregaría misiles de largo alcance Scalp a Ucrania, pero también ha lanzado el siguiente mensaje: “Creo que hoy lo importante para nosotros es enviar un mensaje de apoyo a Ucrania, de unidad de la OTAN y de determinación de que Rusia no puede, no debe ganar esta guerra”. 

Seguidamente, según fuentes del gobierno alemán, Berlín tiene previsto entregar casi 700 millones de euros en ayuda militar adicional a Ucrania incluyendo el envío de lanzadores para los sistemas Patriot, vehículos blindados Marder, carros de combate Leopard 1A5 y proyectiles de artillería. Este sería un nuevo paquete que sigue al que confirmó el canciller Olaf Scholz con ocasión de la visita del presidente Zelenski a Berlín en mayo y que estaba dotado con 2.700 millones de euros y que también incluía un contenido -al menos en tipología- similar al que se refieren hoy las fuentes del gobierno. 

En tercer lugar, el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, ha informado que su gobierno está ampliando la ayuda militar en 239 millones de dólares a 960 millones para 2023. Asimismo, se espera que Oslo aumente la financiación del Fondo de la OTAN en Ucrania. En concreto, este año se asignarán 30 millones de dólares y se espera que se dote con 145 millones adicionales en cinco años. Hay que tener en cuenta que este incremento es posible debido a que Noruega aprobó un plan -el programa Nansen- que cuenta con unos recursos que ascienden a 75.000 millones de coronas para un periodo de 5 años. 

Sin embargo, es obligado recoger en estas líneas que hay novedades derivadas de la Cumbre importantes para los aliados y que no versan sobre el apoyo a Ucrania, pero sí sobre los “planes de defensa más completos desde el final de la Guerra Fría” para contrarrestar dos amenazas principales: Rusia y el terrorismo. En particular, el objetivo pasar por tener 300.000 soldados en estado de alta disponibilidad, incluyendo poder aéreo y naval sustancial. 

Para lograr una disuasión y defensa robustas como bien indica el Secretario, se necesita una base industrial también robusta. Así pues, los líderes han aprobado un nuevo Plan de Acción de Producción de Defensa que “acelerará la adquisición conjunta, impulsará la interoperabilidad y generará capacidad de inversión y producción”. 

Esto a su vez implica que los aliados deban invertir más en defensa. Como ya se había publicado días atrás, se estima que el gasto en defensa de los aliados europeos y Canadá aumentará un 8,3 por ciento en 2023, “el mayor aumento en décadas”. Sin embargo, lo más relevante es que los Aliados se han comprometido a invertir al menos el 2 por ciento del PIB anualmente en defensa. De este modo, queda sellado el acuerdo de que el ya bien conocido 2 por ciento debe fijarse como suelo y no techo. 

Por último, Stoltenberg ha dedicado unas palabras a China, señalando que “no es nuestro adversario, y debemos continuar comprometiéndonos”, si bien “la creciente asertividad de Pekín afecta nuestra seguridad”. En esta tónica ha expresado: 

“China está desafiando cada vez más el orden internacional basado en reglas. Negarse a condenar la guerra de Rusia contra Ucrania. Amenazas a Taiwán. Y llevar a cabo una acumulación militar sustancial. La modernización nuclear de China no tiene precedentes en cuanto a velocidad y escala. Y llevándose a cabo sin transparencia.”

Por otro lado, sobre el visto bueno de Turquía al Protocolo de Adhesión de Suecia a la OTAN se ha pronunciado hoy Estados Unidos. Durante la reunión celebrada al margen de la cumbre entre los presidentes de ambos países, Joe Biden le ha dado las gracias a Recep Tayyip Erdoğan “por su diplomacia y coraje”, así como por “su liderazgo”. 

En paralelo, además, el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, ha mantenido una llamada de teléfono con su homólogo turco, el ministro Yasar Guler, en la que han discutido las “conversaciones positivas” entre Turquía, Suecia y el secretario general Stoltenberg. Asimismo, han abordado los objetivos de defensa bilaterales y multilaterales compartidos, y el apoyo del Departamento de Defensa a la modernización militar de Turquía. 

Para concluir y como curiosidad, en Vilna se ha presentado una exposición sobre los crímenes de guerracoincidiendo con la Cumbre. Hasta el momento, y según las autoridades ucranianas, desde febrero de 2022 se han registrado un total de 113.000 crímenes cometidos por Rusia. Así, es el primer ministro Shmyhal quien ha reiterado que “El mundo debe responder de manera coordinada” y que “nuestra respuesta es establecer un tribunal especial”.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *