Las Fuerzas Armadas ucranianas están, en las últimas horas, lanzando un nuevo ataque con la intención de tomar la localidad de Robotyne, en el eje de Orojiv-Tokmak y en cuyas cercanías perdieran hace unas semanas los primeros Leopard 2A6 y M2 Bradley: una oportunidad de oro para poner en práctica nuevas tácticas. Al mismo tiempo, se ha venido hablando de las estrecheces ucranianas en materia de munición, lo que justificaría la llegada de bombas de racimo, así como de Prigozhin, que al parecer se habría reunido con el mismísimo Putin unos días después del motín de Wagner Group. Todo en un día en el que Turquía ha intentado jugar la baza comunitaria en las negociaciones de cara a la adhesión de Suecia a la OTAN, aunque finalmente ha dado su brazo a torcer al apoyar la entrada de este país en la Alianza, con lo que únicamente resta el visto bueno de la díscola Hungría para que se haga efectiva.
Un día más, las municiones han sido noticia, con debates -nada nuevos, por otra parte– en torno al consumo que Ucrania habría mantenido desde el inicio de la ofensiva, la situación de sus inventarios y el papel que las bombas de racimo podrían tener en todo esto, al ser una forma de sustituir la cantidad -medida en número de obuses o cohetes lanzados- por otra cantidad, en este caso la proporcionada por las submuniciones.
Hoy, sin ir más lejos, la viceministra ucraniana de Defensa, Hanna Maliar, ha publicado en su canal de Telegram que el Ejército ruso habría llevado a cabo, durante la última semana, el lanzamiento de hasta 434.402 proyectiles de distintos tipos, incluyendo granadas de mortero, cohetes y obuses. Más allá de que la cifra pueda cuestionarse, pues el conteo siempre es difícil, lo relevante del caso es que se ha producido un notable incremento en fechas recientes, volviendo Rusia a cifras que no veíamos desde el pasado verano, coincidiendo con los combates por Severodonetsk/Lysyschansk.
Hay que tener en cuenta aquí que no se trata solo del hecho de que esto suponga hacer más de 47.000 disparos por día, para lo cual debe haber grandes cantidades de munición disponibles –lo que dice mucho de las adaptaciones logísticas rusas-. También que además de esta, han de contarse con enormes números de tubos y recambios de otros tipos, así como de bocas de fuego, seguramente utilizando también carros como artillería de apoyo. Algo en lo que Rusia tendría ventaja al ser capaz de producir en masa -dentro de unos límites- sus propios recambios, siendo esta una de las razones por las que una guerra de desgaste favorece a este país, salvo que Occidente decidiese acelerar mucho más de lo que lo está haciendo ciertos esfuerzos.
Volviendo sobre Ucrania, hay indicios que apuntan a que está sufriendo importantes estrecheces en cuanto a munición de artillería. Seguramente cuando se planeó la ofensiva se pensaba en un esfuerzo muy intenso, pero más corto en el tiempo, algo que tras los reveses iniciales habría cambiado sustancialmente. De vuelta a la guerra de desgaste y con posiciones defensivas rusas más resistentes de lo esperado, lo enviado por sus aliados en los últimos meses simplemente no sería suficiente para mantener las exigencias del campo de batalla. De ahí la necesidad imperiosa de recibir municiones de racimo, que con muchos menos proyectiles podrían crear efectos comparables a ataques mucho más masivos. Solo así se entiende la insistencia de Biden, incluso frente a aliados como el Reino Unido, alegando que Ucrania «necesita» estas armas.
Todo lo anterior cobra mayor importancia en el particular contexto en el que nos situamos actualmente, justo antes de la Cumbre de la OTAN en Vilna y la próxima reunión de Ramstein -a celebrar tras esta-, pues Ucrania necesita demostrar a sus aliados que sigue siendo una apuesta segura en lugar de verse forzada a aceptar un resultado frustrante (obviamos todo lo relativo a la pertenencia a la Alianza).
Cambiando radicalmente de tercio, la actualidad nos lleva de vuelta a Rusia y a Prigozhin, quien al parecer se habría reunido con Putin tras el motín de Wagner, según ha confirmado el portavoz del Kremlin, Dimitry Peskov. La cita, que se habría producido apenas una semana tras finalizar el motín habría tenido por lo que se sabe una duración de tres horas y habría servido a Putin para escuchar los puntos de vista de los comandantes de Wagner, a la vez -según el Kremlin- que para que estos mostrasen su respeto a la figura presidencial.
Hay que decir que las declaraciones de Peskov (que podéis encontrar en el enlace anterior) no tienen desperdicio, pues están medidas a la perfección para reforzar la imagen de Putin como un líder conciliador, preocupado por sus hombres y que, por supuesto, en ningún momento se habría visto cuestionado por Wagner Group. Todo a pesar de que estos se dirigiesen contra Moscú, de la importante cantidad de pilotos rusos fallecidos a consecuencia de la acción de los antiaéreos desplegados por esta PMC o de las declaraciones del propio Prigozhin durante el levantamiento, atacando directamente la figura de Putin.
Se entiende pues que estamos ante un intento por calmar tanto a parte de la población como a un sector de las élites rusas, preocupado por las consecuencias que podrían tener las acciones de Prigozhin y la respuesta de Putin en forma de purga. No hay que olvidar que todavía hay dudas por despejar tanto sobre el propio Prigozhin y su destino final –ya vimos la campaña de desprestigio a la que está siendo sometido, mostrando por ejemplo partes de su intimidad perfectamente escogidas, como sobre otros personajes ilustres como Surovikin.
En resumen, tras una batalla que ha ganado claramente Shoigú, la estrategia comunicativa del Kremlin pasa por personalizar toda la culpa de lo ocurrido en Prigozhin -dejando así al margen a los efectivos de Wagner, incluyendo a sus comandantes, pues podrían ser necesarios para continuar con la actividad exterior- y por seguir haciendo como si el liderazgo de Putin en ningún momento hubiese estado cuestionado, o como si no tuviese que haber recurrido a Lukashenko y sido presa del pánico al abandonar Moscú; consumo interno.
Más allá de todo lo anterior, ha sido una jornada muy intensa sobre el terreno. En primer lugar, Ucrania habría logrado modificar misiles antiaéreos utilizados en sistemas S-200 para su uso contra objetivos terrestres, algo que Rusia viene haciendo desde hace meses con sus S-300. De esta forma, habrían podido atacar el aeródromo de Kerch y el puente de Crimea según fuentes rusas, aunque se trata de una información a tomar con precauciones, pues no hay pruebas concluyentes. Además de esto, un ataque ruso sobre Orijiv habría dejado al menos siete civiles ucranianos muertos, según el Ministerio de Emergencias ucraniano.
Respecto a los combates, preocupa la situación en la región de Lugansk, en donde Rusia ha venido redoblando esfuerzos y situando tropas recientemente, incluyendo VDV, 90GTD, 144MRD, etc. Gracias a ello, mientras Ucrania sigue concentrándose al noreste del frente en Bakhmut y sus alrededores, han podido presionar en los últimos días en dirección oeste hacia Berestove, Novoselivske o Novoiehorivka. También al oeste de Dibrova, en donde los rusos han ganado en las últimas semanas varios kilómetros cuadrados de terreno en dirección al Sherebets siendo seguramente su objetivo inmediato forzar a Ucrania a mover refuerzos a la zona. Además de esto, Rusia habría atacado también algo más al sur, desde Verkh’okam’yans’ke y Berestove hacia Spirne e Ivano-Darivka.
Pasando al área de Bakhmut, se han registrado importantes avances ucranianos al norte de Soledar, desde Rozdolivka (entiéndanse «importantes» en su contexto) en dirección a Yakolivka. Además de esto, los efectivos de las AFU están cada vez más cerca del núcleo urbano, lo que en ningún caso quiere decir que su intención sea el asalto, pues sigue siendo mucho más juicioso proseguir con los ataques en los flancos, intentando cortar algunas de las arterias, como la T0513, que alimentan a las tropas rusas en la ciudad.
Al oeste de la ciudad de Donetsk también se han producido combates en las últimas horas. En concreto, se ha informado de enfrentamientos en torno a Avdiívka y Mariínka, no así de cambios de posiciones en ninguno de los casos.
También al sur del frente la situación ha ganado en complejidad en las últimas horas. En el eje de Velyka-Novosilka las Fuerzas Armadas ucranianas han proseguido con sus ataques en dirección, de este a oeste, a Novodonetske, Urozhaine, Staromaiorske o Priyutne, siguiendo la tónica de los días anteriores. Más interesante es si cabe la situación en torno a la fundamental Robotyne, en donde Ucrania habría vuelto a atacar, poniendo seguramente en práctica las nuevas tácticas de las que habláramos ayer, lo que no sirve para evitar todas las pérdidas, pero sí podría ayudar a minimizarlas mientras se intenta bloquear a la guarnición rusa desde el norte y un flanqueo a este y oeste de la localidad.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En vísperas de que de comienzo la Cumbre de la OTAN en Vilna, Ucrania ha comenzado a recibir buenas noticias. Tras las negociaciones mantenidas entre los aliados, estos han llegado a un consenso que permite eliminar el requisito de elaborar un Plan de Acción de Membresía del camino de adhesión de Ucrania a la Alianza.
Una decisión que ha sido aplaudida en primer lugar por el ministro de Exteriores del país, Dmytro Kuleba, señalando que era una decisión esperada y que acorta su camino hacia la OTAN y que “es el mejor momento para ofrecer claridad sobre la invitación a Ucrania para convertirse en miembro”.
Por otro lado, Kuleba ha pedido directamente al gobierno de Alemania que no retrase el ingreso de Ucrania en la Alianza instando a que “no repita los errores cometidos por la canciller Merkel en 2008, quien se pronunció claramente en contra de la integración de Ucrania en la OTAN”. De igual modo ha recalcado que “El resultado fue un comportamiento aún más agresivo por parte de Rusia, como es evidente en Georgia, en la hostilidad hacia Occidente y en la actual agresión contra Ucrania”.
El asesor de la presidencia de Ucrania, Mikhailo Podolyak, ha recalcado que de la Cumbre de la OTAN esperan que los aliados dejen “claro y con firmeza” lo siguiente: No hay alternativa al ingreso de Ucrania en la OTAN. Los ucranianos en la OTAN son la piedra angular de la seguridad de Europa. Ucrania se convertirá definitivamente en miembro de la Alianza sin ‘peros’ ni retrasos burocráticos. Hasta entonces: más equipamiento, más proyectiles, más armas.”
En esta línea se ha pronunciado una vez más el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidiendo una “señal clara” de Occidente sobre las perspectivas de adhesión del país subrayando: “Incluso si se expresan diferentes posiciones, está claro que Ucrania merece estar en la Alianza. No ahora porque ahora es la guerra, pero necesitamos una señal clara, y esta señal se necesita ahora”. Lo que sí está claro es que será una Cumbre nuevamente marcada por el simbolismo y por la adopción de importantes decisiones -más allá de las relacionadas con Ucrania-, y en la que se espera que el propio Zelenski participe presencialmente en su segundo día según figura ya en la agenda oficial.
A nivel parlamentario, durante la visita del presidente de la Verkhovna Rada (Parlamento ucraniano), Ruslan Stefanchuk, a Letonia se ha logrado la firma de una Declaración Conjunta con los portavoces de los Parlamentos de Letonia, Polonia, Lituania, Estonia, Alemania y, por supuesto, Ucrania, en la que piden a los participantes en la Cumbre de la OTAN:
- Compromiso de que Ucrania se convierta en miembro de la OTAN, y que la Alianza defina el camino a seguir.
- Trabajar en estrecha colaboración para desarrollar compromisos de seguridad para Ucrania que de ninguna manera sean una alternativa a la membresía y no deberían frenar el progreso de Ucrania en este camino.
Desde el Kremlin también siguen llegando los comentarios acerca de la Cumbre de Vilna, pues Moscú considera que la entrada de Ucrania en la organización sería una amenaza que requeriría una respuesta dura. En palabras del portavoz Dmitry Peskov:
“Conocen la posición absolutamente clara y consistente de la Federación Rusa de que la membresía de Ucrania en la OTAN tendrá consecuencias muy, muy negativas para la arquitectura de seguridad, la arquitectura de seguridad ya medio destruida en Europa. Y será un peligro absoluto, una amenaza. a nuestro país, lo que requerirá de nosotros una reacción lo suficientemente clara y firme”.
Siguiendo con la Cumbre de la OTAN, el otro tema candente era, ni más ni menos, la candidatura sueca, bloqueada por Turquía y Hungría. En un último intento de seguir «rascando» algún beneficio antes de ceder a la presión de sus socios -y a sus propios intereses-, Erdogan ha aprovechado para ligar este tema con el de la eterna candidatura turca a la UE. En particular, su postura parecía ser la de allanar el camino de Suecia en su adhesión a la OTAN siempre que los miembros de la UE hiciesen lo mismo con la entrada de Turquía en la UE. Así, el presidente Erdoğan ha expresado:
“Turquía ha estado esperando en la puerta de la Unión Europea durante más de 50 años y casi todos los países miembros de la OTAN ahora son miembros de la Unión Europea. Hago este llamado a estos países que han hecho esperar a Turquía a las puertas de la Unión Europea durante más de 50 años. Vengan y abran el camino para la membresía de Turquía en la Unión Europea. Cuando allanen el camino para Turquía, allanaremos el camino para Suecia como lo hicimos para Finlandia.”
A modo aclaratorio, Turquía solicitó ser miembro de la entonces Comunidad Económica Europea en 1987, y obtuvo el estatus de candidato oficial a la UE en diciembre de 1999. Las negociaciones de adhesión, sin embargo, se iniciaron en octubre de 2005 tras la gran ampliación de 2004, pero se estancaron en junio de 2018 debido “al continuo retroceso de Turquía en materia de democracia, Estado de Derecho y derechos fundamentales”.
El canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha sido el primero en dar un paso al frente y dejar claro que la membresía de Suecia a la OTAN “no debe ser considerado como un tema relacionado” al considerar que “nada se interpone en el camino de Suecia para unirse a la OTAN”. Además, a nadie debería sorprenderle pues, de entrada, son organizaciones internacionales independientes, aunque la mayor parte de los Estados miembros de la UE también lo sean de la Alianza.
En el caso de Estados Unidos, el Departamento de Estado cree que Turquía no debería vincular la membresía de Suecia en la OTAN con su acercamiento a la Unión Europea: “No creemos que esto deba ser un obstáculo para que Suecia se una a la OTAN”.
Charles Michel, por su parte, se ha reunido ya con el presidente de Turquía al margen de la Cumbre para explorar las oportunidades futuras para “llevar la cooperación UE-Turquía a un nuevo frente y revitalizar nuestras relaciones”. Asimismo, el Consejo Europeo ha invitado al Alto Representante de la UE, Josep Borrell, y a la Comisión Europea a presentar un informe “con miras a proceder de manera estratégica y con visión de futuro”.
Más allá de los cruces de declaraciones, lo verdaderamente importante es que -sin que se conozcan a fondo las concesiones suecas-, Turquía ha dado finalmente su brazo a torcer. Así, a última hora de la tarde el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunciaba que Suecia y Turquía habían logrado un acuerdo para que este último votase a favor de la adhesión del país candidato. El presidente Erdoğan ha acordado enviar el Protocolo de Adhesión de Suecia a la Gran Asamblea Nacional lo antes posible y garantizar su ratificación.
Dejando de lado a la OTAN y volviendo sobre Moscú y en relación con Ankara, el Kremlin no está conforme con la decisión de que los combatientes de Azov que fueron intercambiados y se encontraban en Turquía hayan vuelto a Ucrania. Peskov ha defendido ante la prensa que “el regreso de los líderes de Azov viola un acuerdo existente y discutiremos este tema con Turquía y, de hecho, ya hemos comenzado las conversaciones sobre este tema”. Por tanto, esperan aclaraciones al respecto, insistiendo en que Rusia considera “extremadamente importante que, a diferencia de varios estados del llamado Occidente colectivo, Turquía mantenga un diálogo con nosotros y lo apoye al más alto nivel”. Sobre esto también ha agregado que emplearan estos canales para el diálogo, “principalmente para explicar nuestra postura, y ciertamente tomaremos en cuenta la situación actual al concluir acuerdos futuros en varias esferas”.
Por otro lado, el presidente de Estados Unidos Joe Biden se ha reunido con el primer ministro británico Rishi Sunak en Downing Street para discutir sobre diversos temas. Entre estos figuran el progreso realizado desde que anunciaron la Declaración del Atlántico -el marco para la cooperación económica entre ambos países hace un mes-, los trabajos iniciales para un acuerdo de minerales críticos, pero también sobre los preparativos de la Cumbre de la Alianza y el apoyo a Ucrania. Así, han discutido sobre el progreso de la contraofensiva y coinciden en la importancia de que los socios internacionales de Kiev se comprometan con su defensa a largo plazo, “brindando el apoyo que Ucrania necesita para ganar esta guerra y asegurar una paz justa y duradera”.
A colación de la reunión de ambos líderes y la decisión de Estados Unidos de enviar municiones de racimo a Ucrania -una postura que no apoya el Reino Unido-, el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Mao Ning, ha advertido de que la “transferencia irresponsable” de estas armas “puede conducir a problemas humanitarios”. De igual modo, ha apuntado que la decisión de Washington de proceder con su envío ha atraído “una amplia atención de la comunidad internacional, y muchos países expresaron su oposición”. No obstante, China, al igual que Rusia, Estados Unidos y la misma Ucrania no son signatarios de la Convención de Oslo de 2008 sobre Municiones de Racimo.
Continuando con China, el presidente Xi Jinping en una reunión con el Consejo de la Federación Rusa ha expresado que su país está listo para continuar trabajando con Moscú “para contribuir al desarrollo y reactivación de ambos países, así como a construir un orden mundial próspero, estable y justo”.
Cambiando de tercio, el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, ha mantenido una reunión por videollamada con su homólogo finlandés, Petteri Orpo, para discutir el apoyo de Helsinki a la integración europea y euroatlántica de Ucrania, el fortalecimiento de las sanciones contra Rusia, la confiscación de activos rusos y la asistencia en el proceso de reconstrucción del país.
El primer ministro ucraniano le ha propuesto establecer una comunicación directa entre los gobierno de este tema para desarrollar un plan para la participación de Finlandia en la recuperación de Ucrania junto con el sector privado.
Asimismo, Shmyhal no ha dudado en agradecer al representante finlandés el apoyo que han recibido por parte del gobierno y pueblo de Finlandia, quienes, además, entregaron el mayor número de equipos de energía entre los países europeos para que los ucranianos hicieran frente al invierno pasado.
En otro orden de cosas, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha atendido a la sexta reunión ministerial del diálogo estratégico Rusia-Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) integrado por Baréin, Catar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Arabia Saudí. Al término de la misma ha declarado “La reunión de hoy confirmó que siempre exponemos honestamente nuestras posiciones y que ninguno de nosotros busca cooperar contra nadie más”. Asimismo, ha insistido en que ni Rusia ni los países del Golfo han tratado nunca de interferir en las relaciones de los demás con terceros países y esto es lo que las distingue “de un abanico de otras relaciones que, lamentablemente, no son iguales”. El resultado de la reunión, no obstante, ha sido la firma de una declaración conjunta y un plan conjunto de acción entre Rusia y el CCG para el periodo 2023-2028 que será de acceso público.
Para concluir y como nota interesante, el CEO de la alemana Rheinmetall, Armin Papperger, ha anunciado que la compañía abrirá sus instalaciones de producción de vehículos blindados en la parte occidental de Ucrania en las próximas 12 semanas. Se espera también que en las nueva planta -que supondrá una inversión de 200 millones de euros y que operará en asociación con Ukroboronprom- capaciten a especialistas ucranianos para que puedan dar servicios a carros de combate y otros vehículos que se fabriquen allí. Según Papperger: “[Los ucranianos] tienen que ayudarse a sí mismos, si siempre tienen que esperar [a que] los europeos o estadounidenses [los] ayuden durante los próximos 10 o 20 años… eso no es posible”.
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