Cuando se cumplen medio millar de días desde la fatídica invasión de Ucrania por parte de Rusia, las operaciones continúan sobre el terreno, mientras los rumores sobre una salida negociada durante el último cuarto del presente año, crecen. Mientras tanto, Zelensky ha visitado la Isla de las Serpientes, uno de los símbolos de esta guerra, tanto morales por la resistencia inicial, como por lo que su recuperación significó para Ucrania una vez la Armada Rusa se demostró incapaz de defenderla. En el apartado internacional, mientras tanto, todo gira un día más en torno a la próxima Cumbre de la OTAN.
Han transcurrido ya 500 días desde que el Ejército ruso cruzara las fronteras de Ucrania, aquel lejano 24 de febrero de 2022. Como hemos expresado en alguna ocasión, las cifras, los aniversarios, por sí mismos, no significan demasiado, pues a la guerra, entendida como fenómeno, rara vez le importan. Quizá a los humanos, que toman las decisiones, algunas fechas sí les motiven para lanzar discursos, o incluso ataques, conmemorando tal o cual evento. Sin embargo, a efectos de lo que nos importa, difícilmente servirán para cambiar el curso del conflicto.
Al final, lo relevante es lo que ocurre a determinados niveles, de los que hemos hablado largo y tendido en estos cinco centenares de informes: estratégico, operacional y táctico. En este sentido, a nivel estratégico, especialmente estratégico-político, las razones para que la guerra continúe permanecen incólumes, en tanto Rusia sigue sin poder «renunciar» a Ucrania, permitiendo que caiga del lado de Occidente.
Dado que Ucrania es un país en guerra y a pesar de que quien más, quien menos, entiende que se le deben dar garantías de seguridad, la entrada a corto plazo de este estado en la OTAN -que supondría la garantía máxima- sigue sin parecer nada fácil, contando con la oposición -al menos temporal- de países como los Estados Unidos, que ofrecen fórmulas alternativas, como la que se usa con Israel sin ir más lejos. Por supuesto, Rusia se opone absolutamente a que Ucrania pueda llegar a entrar en la Alianza, lo que sería toda una catástrofe en términos estratégicos para Moscú, máxime después de lo ocurrido con Suecia y Finlandia.
De ahí que el Kremlin tenga importantes incentivos para mantener el conflicto en marcha el tiempo que sea necesario, dentro de un abanico que va desde su «congelación» a su transformación en una guerra de desgaste a largo plazo, para lo que están moviendo desde hace un tiempo su industria. Todo menos dejar que Ucrania caiga definitivamente del lado occidental, lo que supondría incluso reteniendo una parte sustancial del territorio de este país, una derrota sin paliativos.
Del lado occidental, si bien se acepta –incluso por países como Turquía– que Ucrania debe terminar siendo parte de las principales estructuras políticas y de seguridad occidentales, que no debe dejarse caer en manos rusas y que es una herramienta fundamental para seguir desangrando a este país, no parece que se den las condiciones para que esto se haga salvo de forma parcial, y únicamente tras encontrar los equilibrios adecuados, tanto por el miedo a la escalada, como por las reticencias -de las que no suele hablarse tanto- a la hora de integrar un estado que arrastra demasiados problemas internos (corrupción, economía destruida, pobreza, atraso tecnológico…). Una postura comprensible, pero también criticable, máxime cuando hablamos de una guerra por delegación casi desde el minuto uno tras la invasión.
Más allá de lo anterior y descendiendo hacia el nivel operacional, Ucrania está tratando de avanzar lo suficiente como para tener a tiro los principales nodos logísticos rusos, especialmente al sur del corredor terrestre, buscando así dejar exangüe al Ejército ruso, lo que facilitaría un avance posterior. Esto último sería mucho más sencillo de contar con los tan anhelados misiles tierra-tierra ATACMS, que permitirían alcanzar con garantías puntos cruciales como Berdyansk, Melitópol o Mariúpol, entre otros varios -incluyendo infraestructuras concretas como puentes, estaciones de ferrocarril, puertos…-.
Como explicara Alejandro A. Vilches Alarcón días atrás al hablar del papel de la Flota del Mar Negro en la guerra de Ucrania, una de las razones por las que Rusia ha podido mantenerse en la lucha es que ha sido capaz de cubrir parte del vacío dejado por los ferrocarriles -atacados en varias ocasiones mediante sabotajes, por ejemplo- mediante el empleo de unidades navales. Estas han ido desembarcando todo tipo de refuerzos y pertrechos en los puertos ucranianos del mar de Azov, mediante una suerte de «expreso ucraniano» en analogía al «expreso sirio» de años atrás.
En relación con esto, aunque los avances han sido muy limitados, dada la enorme densidad de las defensas rusas -que siguen perfeccionándose- y especialmente al papel jugado por las minas terrestres, sitúan la línea de frente cada vez más cerca de Mariúpol (80 km), Berdyansk (100 km) y Melitópol (80 km), tres de los puntos clave. Por supuesto, los HIMARS y M270 necesitan cierta distancia de seguridad a la hora de actuar, máxime en una fase de la guerra en la que las municiones merodeadoras rusas se están cobrando piezas importantes del arsenal ucraniano, desde obuses a radares, lo que no permite lanzar sus cohetes desde el mismo frente.
Dado que el alcance oficial de las municiones GMLRS ronda los 70km, los ucranianos necesitan todavía avanzar unos kilómetros para situarse en posición de utilizar estos medios contra Rusia con todas las garantías, de ahí que se hable tanto de un redoblamiento de la ofensiva en fechas próximas, o una segunda fase de esta, según quien sea quien toque el tema. También de ahí el contenido de paquetes de ayuda militar como el anunciado ayer por los Estados Unidos, específicamente diseñados para que esto sea posible. De ahí también el empeño ruso por defenderse en las líneas más avanzadas, intentando no ceder un palmo de terreno, bajo riesgo de que sus líneas queden expuestas.
Respecto al nivel táctico, aunque Ucrania sin duda ha cometido errores y seguramente no esperasen alguna de las adaptaciones rusas, como el minado de las vías de escape mediante cohetes, o el renovado papel de los helicópteros de combate contra las columnas de las AFU, en términos generales parece que Ucrania sigue rindiendo por encima del Ejército ruso. Sin embargo, también es de recibo explicar que la superioridad tecnológica ucraniana, debida tanto a la ayuda de sus aliados, como a su propia pericia a la hora de desarrollar soluciones propias, ya no es tan determinante en estos momentos como lo fuera en las fases iniciales del conflicto.
Respecto a lo ocurrido sobre el terreno, en las últimas horas se ha vuelto a registrar un ataque ruso con drones, que ha alcanzado entre otras la ciudad de Krivói Rog, en donde una persona ha resultado herida tras la explosión de uno de ellos. Los ucranianos, por su parte, han alcanzado Sorokyne, en la región de Lugansk y bajo control ruso.
En lo concerniente a los combates, comenzando por el norte, Rusia ha redoblado sus ataques a norte y sur de Svatove, seguramente tratando de aliviar la situación en Bakhmut. Así, se han registrado ataques en dirección a Novoselivske y Stelmakhiv’ka, al noroeste y hacia Novoiehorivka y Ostrogskovo al suroeste. También hacia el oeste de Kreminna y en los bosques de Serebryanske se habría luchado en las últimas horas, aparentemente sin cambios. De hecho, como puede verse en el tuit sobre estas líneas, la situación apenas ha cambiado en esta última zona durante meses.
En el caso de Bakhmut, Ucrania ha continuado atacando tanto al norte de la ciudad, en dirección a Yahidne y Berkhivka, como al sur, en la zona de Klischiívka, mientras su artillería y su aviación castigan posiciones rusas. Precisamente en esta zona habrían logrado retomar algunas de las trincheras ocupadas por las tropas rusas al sur de la localidad.
Al oeste de Donetsk se han reportado combates nuevamente en Avdiívka, así como en Permovais’ke y al sur de esta, contra Nevels’ke. También en Mariínka. Sin novedad.
Respecto al sur del país, aunque la actividad continúa tanto en el eje de Velyka-Novosilka, como en el de Orihiv, lo más interesante sigue ocurriendo en torno a Robotyne, con pequeños avances ucranianos.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Abrimos la sección institucional y diplomática de la jornada 500 de la guerra de Ucrania justo donde lo dejamos ayer, con los presidentes de Ucrania y Turquía reunidos en Estambul.
El presidente Volodímir Zelenski al término de la reunión señalaba que habían discutido varios proyectos conjuntos que pueden implementar con el fin último de fortalecer ambos estados y brindar más seguridad, así como un mayor número de empleo y crecimiento. Prueba de esto es que en presencia de Zelenski y Erdoğan, el Ministerio de Industrias Estratégicas de Ucrania y el Ministerio de Industria y Tecnologías de Turquía han firmado un Memorando de Entendimiento (MOU) que tiene por objetivo promover la cooperación entre empresas de ambos países. Las áreas de cooperación abarcarían el desarrollo de capacidades y oportunidades para la producción de vehículos autónomos y, en particular de UAVs, aumentar la producción de varios tipos de UAVs, investigación en el campo de los sistemas autónomos, el espacio y otros sectores tecnológicos de la industrias estratégicas de ambos países, etc.
De igual modo, Zelenski ha invitado a Turquía a unirse a los trabajos de reconstrucción y transformación de Ucrania, expresando también su agradecimiento al país por “su constante apoyo a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania”. Así las cosas, el líder ucraniano considera que juntos, Ucrania y Turquía, pueden hacer “aún más, salvando vidas y protegiendo la estabilidad”.
Sobre las declaraciones del lado turco, como se ha señalado en líneas anteriores, lo más destacable es que el presidente Erdoğan durante la rueda de prensa afirmó que “Sin duda, Ucrania merece estar en la OTAN” y ha mostrado nuevamente su apoyo inequívoco a Ucrania. Por otro lado, el líder turco espera que el acuerdo de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, del que Turquía junto con Naciones Unidas es mediador, acabe prorrogando su vigencia que expirará caso contrario el 17 de julio.
Mientras tanto desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirma que no se han definido las fechas exactas para una posible reunión entre Putin y Erdoğan, ni se ha producido una llamada del último al primero. No obstante, es cierto que el dirigente ruso estaría dispuesto a conversar después de que el presidente turco se haya reunido con su contraparte ucraniana.
Antes de proseguir con su actividad en Turquía, el presidente se ha desplazado hasta la Isla de las Serpientes, a la que define como “La isla libre de la Ucrania libre”, en un día dotado de simbolismo que no ha hecho más que incrementarse.
Más allá de que en Estambul Zelenski se haya reunido con el patriarca ecuménico Bartolomeo para participar en una oración conmemorativa por las víctimas de la guerra en Ucrania, hay que poner de manifiesto que no ha vuelto solo con su equipo desde el aeropuerto de Estambul. Así, y como ya se anticipaba ayer, pero sin ofrecer detalles, el grupo de 11 combatientes de Azovstal en Mariúpol que se encontraban en Turquía tras haber sido intercambiados con Rusia tiempo atrás han regresado a sus hogares junto al presidente y su jefe de gabinete. Posteriormente, el presidente les ha otorgado el título de Héroe de Ucrania.
Además, la actividad de Zelenski ha estado marcada por dos llamadas telefónicas realizadas desde territorio turco. En primer lugar, con el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, con quien ha coordinado posiciones de cara a la Cumbre de la OTAN la próxima semana. Una conversación en la que Zelenski ha reiterado la importancia de la “posición decisiva de la Alianza” con respecto a la futura membresía de Ucrania en la OTAN, pero también en la UE. El presidente ucraniano, además, ha agradecido al dirigente portugués su disposición para participar concretamente en tres puntos de la Fórmula de Paz: seguridad alimentaria y energética, y ecocidio.
En segundo lugar, con el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, a quien le ha expresado su apoyo en un momento político “difícil” pues este dimitió ayer. Además de abordar los preparativos de la Cumbre de la OTAN y la Cumbre de Paz Global, han discutido la cooperación en defensa y se ha fijado la fecha para el inicio de la misión de entrenamiento de los pilotos ucranianos en el manejo de los F-16. Sin embargo, esta fecha no se ha hecho pública aún.
Desde Rusia, la portavoz del Ministerio de Exteriores Maria Zakharova se ha pronunciado sobre la decisión de Estados Unidos de proporcionar municiones de racimo a Ucrania “es otra manifestación flagrante de la agresiva política antirrusa de Estados Unidos, que está diseñada para prolongar el conflicto de Ucrania el mayor tiempo posible y para conducir la guerra hasta ‘el último ucraniano’”. De este modo, Zakharova defiende que Washington “se convertirá en cómplice en la saturación del territorio con minas y compartirá plenamente la responsabilidad de las víctimas causadas por las explosiones, incluidos niños rusos y ucranianos”. Por último, incide en que las garantías de Ucrania de usar esta munición de “manera cuidadosa” y “responsable” son “inútiles” pues “Los civiles serán atacados, como ha sucedido cada vez que más y más letales sistemas de armas de Estados Unidos y la OTAN fueron enviados a Ucrania”.
Este es un tema controvertido como ya se explicó en el informe de ayer, y respecto del cual algunos países como Canadá, Reino Unido o España tienen clara su postura en contra del envío y uso de la munición de racimo, amparándose en la convención internacional que prohíbe el uso de estas armas y de la que son signatarios.
Para concluir, Moscú ha convocado una nueva reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) el 11 de julio para discutir una vez más sobre el incidente del gasoducto Nord Stream en septiembre de 2022. En particular, piden que Dinamarca, Alemania y Suecia informen sobre las investigaciones que han llevado a cabo y a las que se les ha denegado por el momento acceder. Asimismo, en marzo Rusia no logró que el CSNU solicitase una investigación independiente. De cara a la reunión, la Misión Permanente de Rusia ante Naciones Unidas ha señalado que “como siempre” invitarán a un par de oradores “imparciales e interesantes”, pero que sus nombres no se revelarán por razones de seguridad.
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