Cuando estamos a punto de alcanzar los 500 días de guerra, dos son las cuestiones más importantes a resolver en esta fase de la contienda: 1) si los medios entregados a Ucrania estos últimos meses, junto a la formación recibida, es suficiente para provocar un cambio en la guerra y; 2) si los aliados de Kiev han cambiado de posición respecto al apoyo a otorgar a Zelensky y el futuro del país. En el apartado internacional, mientras tanto, todo gira en torno a la OTAN, tanto por la ampliación del mandato como Secretario General de Stoltenberg durante un año -lo que apunta a divergencias en el seno de la Alianza- como por la posición turca y húngara respecto a la entrada de Suecia.
En las últimas horas desde Ucrania han vuelto a publicarse mensajes en los que se recogía la frustración de Kiev por los retrasos en todo lo relativo a la formación de pilotos y a la entrega de cazabombarderos F-16 Fighting Falcon. Hoy ha sido el turno del ministro de Exteriores del país, Dmytro Kuleba, quien expresaba su preocupación porque el entrenamiento no ha comenzado, mientras deja traslucir cierta desesperanza.
Del lado occidental, el almirante Rob Bauer, neerlandés y a la sazón presidente del Comité Militar de la OTAN dejaba claro hace unas horas que Ucrania no recibiría los F-16 en ningún caso antes de que la ofensiva en curso finalizase. Es decir, que pase lo que pase las AFU deberán sostener la ofensiva en curso con los medios de los que ya disponen y sin gozar en ningún caso del apoyo aéreo necesario, de ahí las quejas de Zaluzhnyi días atrás.
Huelga decir que el mensaje que se está lanzando, es nefasto, al menos para los intereses ucranianos (aunque deben encuadrarse en un conjunto mas amplio al ser una guerra proxy). Máxime en un momento en el que la ofensiva, que avanza muy lentamente -hoy han hablado de una ganancia de dos kilómetros en dirección a Berdiansk-, parece estar lejos de dar el resultado que algunos esperaban. Ralentizada esencialmente por la acción de las minas, la llegada de nuevas armas al frente del lado ruso –principalmente drones– y la falta de apoyos en el caso ucraniano, como el citado apoyo aéreo, y a la espera de que entren en juego todas las nuevas unidades, por el momento nada hace presagiar un cambio radical en la guerra.
Por supuesto, hay alguna señal para la esperanza, como los mensajes del secretario de defensa ucraniano, Oleksii Danilov, quien asegura que los últimos días han sido «particularmente fructíferos» para los intereses ucranianos, en tanto las AFU habrían seguido completando su principal tarea: «la destrucción de un máximo de soldados, equipos, depósitos de combustible, vehículos militares, puestos de mando, piezas de artillería y defensa aérea del ejército ruso. Los últimos días han sido particularmente fructíferos. (…) Actuamos con calma, con sabiduría, paso a paso«, haciendo referencia de esta forma al «centro de gravedad» del que hablábamos ayer, que identifica no con el territorio, sino con el hardware militar y los uniformados rusos.
No obstante, el problema sigue siendo el desgaste al que se están logrando estos pequeños avances, lo que siembra la duda de hasta dónde podrán seguir avanzando, antes de que este sea insorportable. Y de ahí también lo errado de transmitir un mensaje que parece apartarse del apoyo hasta ahora incondicional ofrecido a Ucrania, lo que contribuye además a reforzar las posiciones de una Rusia que está haciendo una intensa campaña a nivel internacional para hacer valer su punto de vista, en las últimas horas sin ir más lejos ante la OCS. En este sentido, sería mucho más beneficioso tanto para Kiev como para el conjunto de Occidente seguir insistiendo -aun siendo por definición imposible- en que Ucrania recibirá tanto apoyo como sea necesario hasta expulsar a Rusia de su territorio, pues de esta forma, al menos, se siembra la duda en Moscú.
Uno de los miedos en Kiev, sin duda, es que sus valedores estén retirando parte de su apoyo para forzar una salida negociada de aquí a fin de año. En relación con esto, la llegada durante 2024 de los F-16, pero también de otros materiales comprometidos, tendría como objetivo más que seguir sosteniendo el esfuerzo bélico, preparar a las Fuerzas Armadas ucranianas para el futuro. Todo mientras se sigue presionando al país para que ataque con lo que ya tiene infringiendo de paso un mayor castigo al aparato militar ruso, al que costará tiempo recuperar lo perdido, especialmente en algunos ámbitos.
Sin embargo, cuesta ver cómo una Ucrania cuyo presidente sigue insistiendo en que la guerra no terminará hasta expulsar a Rusia de Crimea puede aceptar algún tipo de acuerdo en el que deba ceder una parte sustancial de su territorio. Por la misma razón, ahora mismo tampoco se atisba a ver cuál es el plan de salida al conflicto, lo que nos retrotrae a experiencias anteriores, por lo demás nefastas. Incluso es difícil prever cuál puede ser la evolución política de la propia Ucrania una vez concluya la guerra, especialmente dado que todavía no se han dado ni garantías de seguridad a este país, ni se han satisfecho sus peticiones respecto a la UE y la OTAN.
Es muy posible que en esta última organización sea en donde se encuentren algunas de las claves de lo que está ocurriendo, con posiciones encontradas entre algunos de sus miembros respecto al nivel de apoyo, al periodo de tiempo durante el que se debe extender y todo en medio de debates como el de la adhesión de Suecia (en donde especialmente Hungría podría presionar a favor de Rusia) o hasta que se ha decidido extender el mandato de Stoltenberg, sobre la figura del Secretario General. De hecho, que no se haya logrado consensuar es sugerente en este sentido.
Y por supuesto, con los debates entre académicos y asesores rusos acerca del uso de armas atómicas en las semanas pasadas, algo que sin duda ha debido preocupar en algunas capitales, pero especialmente en Washington, garante último de la disuasión dentro del bloque occidental. Así, aunque es mucho especular, es posible que hayan decidido recular al menos en parte, para no seguir forzando a Rusia hacia una escalada desesperada mediante la cual intentar restablecer el equilibrio estratégico.
Pasando a la actualidad en el campo de batalla, hoy han sido noticia los ataques con drones sobre Moscú, que desde Rusia achacan a Ucrania -este país no lo habría reivindicado- y que habrían causado escaso efecto más allá de algunos incendios. De hecho, Rusia asegura haber neutralizado los cinco drones supuestamente lanzados por Ucrania. También los ucranianos han lanzado un ataque sobre Makiívka, Donetsk, posiblemente con un misil de crucero, alcanzando un depósito de munición ruso.
No ha terminado aquí la cosa, pues del lado contrario Rusia sí ha atacado la localidad de Permovaisky, en la región de Járkov, provocando 31 heridos, 9 de ellos niños. Además de esto, Ucrania asegura haber derribado un drone Shahed sobre Sumy.
Sobre los combates, comenzando por el norte, se han recrudecido en la región de Lugansk, afectando a las zonas en torno a Novovodyane y Dibrova, al noroeste y oeste de Kreminna respectivamente.
En el área de Bakhmut, los canales prorrusos seguían expresando preocupación acerca de los avances ucranianos y de la dificultad de contenerlos tras la salida de Wagner de esta zona. Mientras tanto, se han producido combates en dirección a Orikhovo-Vasylivka, Bherkivka, Khromove, Klischiívka, Kurdyumivka y Ozarianivka.
Más al sur, en la región al oeste de la ciudad de Donetsk, se ha seguido combatiendo tanto en torno a Avdiívka, en donde las tropas rusas habrían avanzado algunos centenares de metros en los últimos días desde Opytne, como en Mariínka, en donde las tropas ucranianas permanecen atrincheradas desde hace semanas en las últimas edificaciones de la localidad, sin que ni los milicianos ni el Ejército ruso sean capaces de expulsarlas de allí.
En el sector más meridional del frente, por último, continúa la preocupación por el posible minado de la central de Zaporiyia, que sigue siendo objeto de controversia. No en vano en los canales prorrusos se habla de un inminente ataque ucraniano a la misma, lo que algunos en Ucrania consideran la antesala de acciones de falsa bandera. Por otra parte, las Fuerzas Armadas ucranianas habrían seguido presionando hacia el sur de Velyka Novosilka (alcanzada hoy por la artillería rusa), acercándose a Pryyutine. En cuanto al eje de Tokmak, las tropas ucranianas continúan a las puertas de Robotyne.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, la noticia del día es sin duda la extensión del mandato de Jens Stoltenberg durante un año más. Así las cosas, el actual secretario general de la OTAN seguirá al frente de la institución permitiendo a los Estados miembros retrasar durante doce meses el incómodo debate de la sucesión, para la cual hace falta unanimidad, como en todas las decisiones tomadas en el seno de la Alianza.
La decisión, que el propio Stoltenberg ha agradecido, asegurando sentirse honrado, ha sido bien recibida por muchos en Ucrania, como el ministro de Defensa del país, Oleksii Reznikov, o el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba. De hecho, como Stoltenberg ha anunciado en Twitter, hoy ha mantenido una conversación con el presidente del país, Zelenski, uno de los primeros líderes en hablar con el danés.
En relación con la Alianza, hoy es el Día de Independencia de Estados Unidos, un motivo más para que las autoridades ucranianas feliciten a uno de sus grandes aliados y aprovechen la ocasión para reivindicar la “libertad como un tesoro que no tiene precio” como en el caso del primer ministro Shmyhal.
Siguiendo con la OTAN, Zelenski ha hablado hoy con el primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, por teléfono para discutir de un lado, el apoyo militar a Ucrania y, de otro, la coordinación de ambos países en su camino de adhesión a la OTAN. Asimismo, Zelenski le ha trasladado al mandatario sueco que los recientes acontecimientos en Rusia demuestran “una visión en la sociedad rusa y la debilidad del poder vertical”. Así pues, considera que en tales circunstancias lo más efectivo sería la presión política sobre Rusia y el apoyo militar a Ucrania.
Respecto a la ayuda internacional, hoy ha sido el turno de los Países Bajos, desde donde se ha hecho público un nuevo paquete por valor de 118 millones de euros, 58 de los cuales estarán destinados a la reconstrucción de infraestructuras, 83 a trabajos de reparación y atención médica y los 25 restantes a la adquisición de dispositivos médicos y clínicas móviles.
En otro orden de cosas, también hoy se ha sabido que Italia ha congelado activos de oligarcas rusos por valor de 2.500 millones de dólares desde el año pasado, según ha anunciado su Banco Central. Huelga saber cuál será el destino de los mismos, pues en el seno de la Unión Europea se sigue discutiendo sobre qué hacer sobre las decenas de miles de millones de euros inmovilizados en instituciones bancarias de los Veintisiete.
A nivel de la UE, Josep Borrell, Alto Representante de la UE y vicepresidente de la Comisión Europea, ha conversado con el secretario de Exteriores de Reino Unido, James Cleverly, sobre los últimos desarrollos en Ucrania. De este modo, “ambos han reafirmado su apoyo compartido e inquebrantable al pueblo ucraniano”. No obstante, casi más interesante es que el propio Borrell afirme que la UE y el Reino Unido “están bien alineados en una serie de asuntos cruciales de política exterior, seguridad y defensa” después de los tormentosos momentos que ha vivido la relación entre ambas partes como consecuencia de las negociaciones del Brexit.
Por su parte, el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha hablado con su homólogo de Gambia, Mamadou Tangara, para discutir posibles áreas para extender la colaboración bilateral entre ambos países. Asimismo, Kuleba ha invitado a Gambia a unirse a la implementación de la Fórmula de Paz y le ha agradecido que el país reafirme su apoyo continuo a Ucrania.
Esta no ha sido la única acción del Ministerio de Exteriores pues hoy -y como ya se esperaba desde ayer- han publicado un comentario en el que convocan al embajador de Georgia en ucrania, George Zakarashvili, “para expresar su enérgica protesta en relación con el importante deterioro de salud del ciudadano ucraniano Mikheil Saakashvili encarcelado en Georgia”. Las autoridades ucranianas, desean que en última instancia Saakashvili sea trasladado a Ucrania para recibir tratamiento y atención médica.
Cambiando de tercio, hoy es obligado hablar de la cuestión energética, pues la planta de energía nuclear de Zaporiyia ha vuelto a perder conexión con la principal línea eléctrica. No obstante, el Ministerio de Energía ha comunicado que el nivel del agua en el estanque de enfriamiento es de 16,56 metros, por lo que es suficiente para satisfacer las necesidades de la planta.
De otro lado, el Ministerio ha confirmado que debido a las condiciones climáticas adversas los consumidores de las regiones de Kiev, Kirovohrad, Odesa y Chernígov se han quedado temporalmente sin electricidad, aunque ya han recuperado la conexión. Sin embargo, dos asentamientos en la región de Sumy y 8 en las de Cherkasy siguen sin electricidad. Asimismo, el Ministerio asevera que el nivel de electricidad que Ucrania está generando es suficiente para abastecer a los usuarios y no hay escasez.
Por último, no puede faltar una referencia a la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shangái, que hoy ha aceptado a Irán como su noveno miembro, con lo que da un paso más a la hora de convertirse en un bloque de Estados cuyo principal razón de ser pasa por oponerse a Occidente, tal y como se desprende de los discursos ofrecidos tanto por Xi, como por Putin.
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