Mientras aguas abajo de la presa de Nova Kakhovka la situación vuelve lentamente a la normalidad, a pesar de que los intercambios de acusaciones siguen adelante, en el campo de batalla hemos asistido al primer uso registrado en campo abierto de un VBIED por parte de Rusia, concretamente en las inmediaciones de Mariínka, en Donetsk. Los cambios de posiciones, entre intensos combates, siguen siendo costosos, con Ucrania recuperando en las últimas horas la localidad Pyathykatky, en Zaporiyia y estrechando el cerco sobre Robotyne. En el plano internacional, la noticia más importante ha sido sin duda la visita del secretario de Estado de los EE. UU, Antony Blinken, a Beijing, en donde entre otros temas se ha tratado el ucraniano.
Después de casi año y medio desde la invasión, hemos sido testigos de avances técnicos y adaptaciones de todo tipo, tanto por lado ruso, como por el ucraniano. En los últimos días, sin ir más lejos, hemos hablado sobre el uso de las minas contracarro o los drones. En el primer caso, aunque son un elemento conocido desde hace más de un siglo, el uso de mecanismos modernos de dispersión para cortar la retirada es interesante. En el segundo, el rápido ritmo de iteración y la velocidad a la que se han ido sustituyendo unos modelos y tipos por otros, constituye un fenómeno fascinante que trataremos en el tercer libro sobre la Guerra de Ucrania, a publica en septiembre.
Lo que todavía no habíamos visto, y resultaba hasta cierto punto extraño, era importar de escenarios recientes como Siria o Irak el uso de VBIED (Vehicle-Borne Improvised Explosive Device), empleados allí de forma masiva tanto por la cantidad de explosivos que en algunos casos llegaron a transportar al objeto de destruir determinadas posiciones enemigas como por su número. Al menos, no del mismo modo en que se llegaron a utilizar en estos conflictos, pues en puridad sí se ha registrado anteriormente algún caso de VBIED en Ucrania, aunque en combate urbano como en el caso de la batalla por Sumy e incluso hay quien carga la responsabilidad de lo ocurrido en Nova Kakhovka sobre un coche bomba, algo difícil de creer. Todo aun cuando campos abiertos plagados de minas y trincheras parecen, a priori, un buen lugar para recurrir a sistemas no tripulados como son algunos VBIED.
Un VBIED (del inglés Vehicle-Borne Improvised Device) es una forma de arma utilizada principalmente en guerras asimétricas o por parte de grupos terroristas. Consiste básicamente en el empleo de vehículos cargados con explosivos, diseñados para ser detonados contra un objetivo específico, con la diferencia respecto a los utilizados por ejemplo por ETA en España, de que son elementos móviles. Este tipo de bomba es una variante de los Dispositivos Explosivos Improvisados (IEDs), que son herramientas de guerra no convencionales diseñadas para causar el máximo daño con materiales fácilmente accesibles.
Los VBIEDs suelen ser vehículos civiles, desde coches hasta camiones -pero también militares, como veremos-, cargados con una variedad de explosivos, como dinamita, C-4 o semtex y muchas veces con elementos capaces de maximizar la destrucción, desde metralla a combustible. Estos vehículos pueden ser conducidos por suicidas, detonados remotamente o accionados mediante un temporizador.
Uno de los primeros usos documentados fue durante la Guerra del Líbano en 1983, cuando un camión cargado de explosivos fue utilizado en un ataque suicida contra la Embajada de los Estados Unidos en Beirut. Desde entonces, los VBIEDs se han empleado con frecuencia en distintos conflictos armados, incluyendo Irak, Afganistán, Siria y Nigeria, entre otros.
El principal objetivo de los VBIEDs ha pasado históricamente por causar el máximo daño y terror. No solo causan pérdida de vidas y destrucción de infraestructuras, sino que también son utilizados como una herramienta de propaganda, demostrando el poder y la determinación de los grupos que los utilizan. Este efecto psicológico es a menudo tan importante como el daño físico.
Además, los VBIEDs permiten a los grupos armados atacar objetivos que de otra manera serían inalcanzables. Los vehículos pueden atravesar barreras de seguridad, llegar a zonas densamente pobladas y ser utilizados en ataques sorpresa. Hay que tener en cuenta que se trata de objetivos muy difíciles de detectar y neutralizar debido a su naturaleza improvisada y móvil.
Entre 2011 y 2016 los rebeldes sirios y el Dáesh refinaron este concepto hasta convertirlo en lo que podríamos denominar como la bomba guiada del pobre. Es así, en tanto pasaron de ser un elemento propio de terroristas, a ser empleados como un arma táctica en el campo de batalla, perfeccionándolos para acabar con posiciones que ofrecían una resistencia mayor de lo habitual o para desmoronar la moral de los defensores con explosiones masivas antes de lanzar un asalto.
Un primer factor en el diseño de este tipo de ingenios es la movilidad, que viene determinada por la carga que soporta el vehículo y que está minorada por el motor, la suspensión, los neumáticos y el reparto del peso. Es fundamental poder conservar al menos unos 50 Km\h fuera de carretera, e idealmente entre 70 y 100 Km\h, preservando una potencia razonable y cierta capacidad de aceleración.
La carga del vehículo vendrá determinada por el chasis, la carrocería, los componentes mecánicos, el blindaje, los explosivos y otros accesorios. Respecto a estos últimos, usualmente se desinstala todo aquello que no sea imprescindible para el cumplimiento de la misión, aprovechando la reserva de peso para ganar capacidad de carga. Así, desaparecerán los asientos, el panel que separa el maletero del habitáculo, el equipo de música, etcétera.
La elección del modelo también es fundamental. Un vehículo utilitario podrá ser cargado con más de 500 Kg de explosivos, mientras que una pick-up, tan común en escenarios como Oriente Medio o Asia Central, dependiendo de la versión puede mover entre 750 y más de 3.000 kilos, lo que los convierte, junto con las furgonetas, en los vehículos más rentables para este tipo de ataques. Siempre es posible recurrir a carros de combate, VCI, camiones o bulldozers, entre otros, pero en el cálculo coste/beneficio quedan muy por detrás de una Toyota Hilux o una Mitsubishi L200. Pocos reparan en ello, pero si atendemos a los 3.000 kilogramos de explosivos que pueden portar algunos de estos ingenios, tenemos el equivalente a la carga explosiva de 400 proyectiles de artillería M107 de 155mm o a toda la panoplia de bombas que podría transportar un cazabombardero como el F-16.
Hablando del explosivo, este puede ser o bien casero, o bien procedente de munición de artillería de 122, 152 y 155 mm que usualmente es introducida en contenedores cilíndricos de acero dulce. Estos son colocados de dos formas, bien para que la explosión sea omnidireccional, o bien para que sea direccional, concentrándose en el arco frontal del vehículo bomba. A pesar de que el explosivo militar es más potente y seguro que el casero -este es susceptible de explosionar prematuramente debido a una microchispa que puede ser provocada por cualquier cosa-, no siempre resulta fácil de conseguir en semejantes cantidades, por lo que es común recurrir a preparados artesanales.
Otro aspecto a tener en cuenta es la necesidad de protección del VB, algo que en los últimos años ha dado lugar a que se empleen blindajes frontales a base de chapas de acero dulce de 20 a 40 mm de espesor inclinadas a más de 45 grados, lo que podría ser suficiente hasta para detener proyectiles AP y AP-I de 12,7 x 99 y 12,7 x 108 mm. Normalmente también se emplean protecciones de rejilla para proteger de granadas-cohete disparadas desde bazucas y CSR. En cambio, cuando el VB es un APC, un VCI o un MBT, a lo sumo se le añade una protección de rejilla o faldones improvisados, y se le retira la torre, que supone un peso extra inadmisible.
En algunos VB, los más sofisticados, se ha incorporado una cierta capacidad de autodefensa, en unos casos mediante un segundo suicida que manipula una ametralladora pesada para hacer fuego de supresión y, en otros casos, instalando una batería compuesta por varios tubos lanzacohetes anclados en una posición fija en el frontal del VB y que disparan granadas-cohete que sirven, entre otras cosas, también para eliminar obstáculos. Esta última mejora sirve sobre todo para avanzar por las calles en un combate en población, en donde es común encontrar barricadas y escombros de todo tipo, incluyendo vehículos destruidos.
En el caso de Ucrania, que es el que hoy nos ocupa, es descartable que se lleguen a utilizar suicidas para su manejo, por lo que la forma de aumentar la protección, en un escenario además de guerra convencional en el que el enemigo está armado y es capaz de repeler una agresión, amén de haber un buen número de minas sobre el terreno, pasa por recurrir a vehículos con un mayor blindaje. De ahí que el primer uso reportado de VBIED en campo abierto haya tenido como protagonista, como se puede ver en el siguiente vídeo, a un vetusto carro de combate de origen soviético.
Por fortuna para los ucranianos, en esta ocasión una mina ha terminado con el VBIED explotando antes de alcanzar su objetivo. No obstante, es de suponer que se trate de un primer intento y que veamos recurrir a este tipo de soluciones nuevamente en el futuro. No obstante, y a pesar de su espectacularidad difícilmente supondrán un cambio en el campo de batalla, pues son mucho menos útiles de lo que parecen. En primer lugar, porque como hemos visto, la amenaza de las minas está presente también para ellos. En segundo lugar, porque hay un buen número de armas, desde las contracarro a los drones, capaces de hacer que se detengan antes de llegar a su destino y detonar. En tercer lugar, porque aunque el parte de blindados y carros -en este caso rusos- es inmenso, sigue siendo una solución relativamente cara tanto por el propio vehículo, como por la cantidad de explosivos que es necesario acumular en su interior.
Sobre el terreno, cabe comenzar por el sur de Ucrania, en donde las AFU habrían logrado destruir lo que parece un depósito de municiones utilizado por Rusia cerca de la localidad de Rykove. Además, habrían alcanzado en Bélgorod, ya en el norte y en territorio ruso, un edificio residencial.
Respecto a los combates, comenzando por el sector más septentrional del frente, durante la jornada de hoy se ha combatido en Kreminna y cerca de Svatove, en Lugansk, sin novedad. También, aunque ya en la región de Donetsk, en torno a Bilohorivka, sin cambios.
En el área cercana a Bakhmut, zona que Rusia ha estado reforzando recientemente, nuevamente se han reportado enfrentamientos cerca de Vesele y Vyimka. Las AFU siguen tratando de avanzar sobre el empalme de la M03 con la T0513, al norte de la ciudad.
Al oeste de la ciudad de Donetsk, la actividad se ha concentrado en torno a Avdiívka, en donde las Fuerzas Armadas ucranianas han logrado recuperar algo de terreno al norte, en dirección a Vesele, lo que permitirá contar con algo más de seguridad a la hora de introducir suministros desde la dirección de Stepove.
Respecto al sur del frente, en donde se continúa luchando con especial intensidad en el caso de Zaporiyia, tenemos que:
- Vuhledar-Volnovaja: No hay cambios de posición.
- Saliente de Velyka-Novosilka: Las Fuerzas Armadas ucranianas han atacado en dirección a Staromaiorske y Urozhaine. Especialmente en esta última localidad la situación es confusa, lo que lleva a algunos a situarlo en la zona en disputa.
- Orihiv-Tokmak: Las tropas ucranianas continúan logrando pequeños avances y consolidando los anteriores mientras tratan de acercarse a Robotyne desde distintas direcciones y de tomar Novopokrovka. Se confirma la retirada rusa de la localidad de Pyathykatky, al suroeste de Orihiv y, por tanto, los avances de dos kilómetros de los que hablaba ayer Ucrania -recordemos que sigue habiendo un diferencial de uno o dos días entre lo que ocurre sobre el terreno y lo que trasciende.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional es obligado comenzar por la visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a la capital china, Beijing. Allí se ha reunido con su homólogo, el ministro de Exteriores chino, Qin Gang en una reunión de más de cinco horas dirigida a tratar de encauzar las cada vez más tensas relaciones entre ambos países, especialmente las relativas a la guerra comercial o la situación de Taiwán, pero también a hablar de todo lo referente a la guerra de Ucrania.
Por supuesto, no ha trascendido el contenido exacto de la reunión, aunque es previsible que se hayan tocado temas muy sensibles como el grado de apoyo que China presta a Rusia o su papel como mediador -recordemos que la propuesta efectuada por el régimen comunista fue rechazada-.
En otro orden de cosas, mientras siguen produciéndose consecuencias tras la reunión en sede OTAN entre los ministros de Defensa de la Alianza y la industria de defensa a la que ninguna empresa española fue invitada, hoy el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton ha garantizado a Ucrania que el apoyo de la UE en materia de armamento estará a la altura de las demandas de este país. El problema será hacerlo a corto plazo, toda vez que las iniciativas tanto UE como OTAN están chocando con importantes problemas.
Más allá de lo anterior, y pasando a la conferencia sobre la reconstrucción de Ucrania, se espera que más de sesenta países acudan a la misma, incluyendo los principales líderes europeos, tanto nacionales como comunitarios y el secretario de Estado estadounidense. Más de un año después del comienzo de la guerra, el Banco Mundial ha cifrado en 14.000 millones de dólares (12.770 millones de euros) las necesidades inmediatas de Ucrania para reparar los daños causados por los combates. Más allá de eso, se espera que la recuperación de la economía del país cueste 441.000 millones de dólares (algo más de 402.000 millones de euros), según un estudio reciente. Es seguro que esta cifra aumentará a medida que continúe el conflicto.
Siguiendo con el tema de la reconstrucción y la ayuda humanitaria, y mientras el nivel de las aguas más allá de la presa de Nova Kakhovka sigue retrocediendo, las Naciones Unidas han apuntado directamente a Rusia en las últimas horas, denunciando que este país está bloqueando la entrega de ayuda a los afectados en las áreas bajo control de Moscú. Un hecho que se une a otros que hemos visto anteriormente como el bombardeo a embarcaciones remirrígidas que prestaban labores de auxilio, sin ir más lejos. Según el comunicado oficial:
«Hasta ahora, el gobierno de la Federación Rusa ha rechazado nuestra solicitud de acceder a las áreas bajo su control militar temporal».
En otro orden de cosas, en su comunicado diario el presidente Zelenski, además de agradecer su esfuerzo a los militares implicados en la ofensiva, ha hablado sobre la visita de la delegación de líderes africanos tanto a Ucrania como a Rusia, asegurando que:
«La delegación tuvo la oportunidad de ver quién está realmente interesado en la paz y quién encarna la guerra, fue muy claro. Todo lo que se discutió en Ucrania fue sobre la Fórmula de la Paz. Punto por punto. Todo el contenido. Todo lo que se dijo en Rusia era sobre la guerra, sobre cómo seguir destruyendo vidas. Es obvio que no hay alternativa a la Fórmula de la Paz. Es bueno que el mundo escuche y vea esto cada vez más».
Desde Rusia, mientras tanto, se centraban en denunciar las pasadas declaraciones del asesor ucraniano Podolyak referentes a que los objetivos de la ofensiva pasaban por «matar a tantos rusos como fuera posible», afirmando, en palabras del portavoz presidencial, Dmitry Peskov:
«Por supuesto, me gustaría que tales declaraciones se evaluaran de alguna manera en el extranjero. Los parlamentarios de estos países necesitan entender a quién están ayudando. Están ofreciendo ayuda a los asesinos de facto, personas que expresan su intención de matar».
Sin salir de Rusia, y antes de terminar, dos noticias más. La primera, referente a la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Alemania, presentada recientemente por el canciller germano, Scholz, y en la que se establece que Rusia es la principal amenaza a la seguridad del país centroeuropeo. Una catalogación que no ha gustado en Moscú, pues según el ministro de Exteriores, Lavrov, «no se basan en la lógica ni en los intereses del pueblo alemán». De hecho, no ha sido la declaración más sorprendente, pues ni corto ni perezoso ha llegado a afirmar que:
“Berlín siempre dice que defiende los valores europeos en Ucrania. Si Alemania considera que el retorno al nazismo son los valores que ahora florecen en Ucrania, esto es muy triste. Es un giro peligroso de los acontecimientos».
La segunda tiene que ver con las negociaciones entre la Unión Económica Euroasiática -establecida en 2015 y que agrupa a Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia- e Irán. Según el viceprimer ministro de Rusia, Alexey Overchuk: «la UEEA ha estado muy cerca de concluir un acuerdo de este tipo con Irán. Este tema se abordó, incluso en el Consejo Intergubernamental de Eurasia, y recibió el apoyo de los jefes de gobierno. Por lo tanto, estamos progresando». Es decir, que Irán está cada vez más cerca de firmar un acuerdo con esta organización, lo que no solo supondrá un balón de oxígeno para la economía del país chií, sino que constituye un paso más dentro del proceso de reorientación económica de una Rusia que está buscando nuevos mercados para suplir el efecto de las sanciones económicas impuestas por diverso Estados a raíz de su invasión de Ucrania.
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