La guerra de Ucrania continúa su curso, con la atención del mundo fijada sobre el sur del país, en donde Ucrania lleva a cabo operaciones ofensivas que, cada vez más, parecen ser de carácter limitado en cuanto a objetivos territoriales, basadas en el reconocimiento por fuego y con la misión tanto de evaluar las defensas rusas como de eliminar su artillería. El hecho de que apenas haya avances palpables, unido al tipo de material empleado, entre otras cosas, ha llevado a especular acerca de si hay o no cierto componente de decepción -en el sentido militar- en lo que estamos viendo. Más allá de esto, hoy el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha visitado Kiev y comprometido nueva ayuda militar a Ucrania, mientras desde los Estados Unidos aumenta la presión sobre Biden para que envíe misiles ATACMS.
Las últimas horas se han sucedido sin demasiada información sobre la realidad en el frente. Si ayer cerrábamos en informe haciendo referencia al movimiento del 10º Cuerpo de Ejército ucraniano hacia Zaporiyia y se esperaban grandes combates durante la noche, lo cierto es que no han vuelto a verse imágenes de acumulaciones de vehículos ucranianos o de enfrentamientos de gran entidad. Sí algunos vídeos adicionales con acciones a pequeña escala, desde ataques con drones Lancet a la acción de la artillería y nuevamente el uso de helicópteros de combate.
El ritmo de las pérdidas ucranianas, en cualquier caso, parece haberse moderado a tenor del número de vídeos con ataques realmente nuevos por parte rusa. Además, los medios enviados por Occidente están cumpliendo con una de sus misiones fundamentales, que es proteger la vida de las tripulaciones, como se demuestra en el polémico vídeo en el que un Leopard 2A6 y varios Bradley quedaron atrapados en un campo de minas. No es una cuestión baladí, en tanto el material puede ser reemplazado más rápidamente que la experiencia de los uniformados que lo utilizan.
Más allá de esto, cabe analizar las razones por las que Ucrania estaría utilizando Leopard 2A4 y Leopard 2A6, AMX-10RC, además de M2 Bradley, M-ATV, Maxxpro y demás medios en este tipo de acciones y si, tal y como afirma Zelenski, lo que vemos son «acciones defensivas contraofensivas», pero presumiblemente, no «la ofensiva». También por qué Ucrania al mismo tiempo continúa atacando -y avanzando- en escenarios tan dispares como Bakhmut o Avdiívka y no solo en Zaporiyia.
Decimos lo primero, porque por mucho que se espere del material occidental, mucho «hype» que se haya creado en torno a los Leopard y Bradley y todo lo que se quiera, el grueso de las fuerzas ucranianas, al menos en lo que a carros se refiere, continúa residiendo en los T-72 en sus diferentes versiones. Así las cosas, sigue sin ser extraño que no pocos piensen que todo lo que estamos viendo esté lejos de constituir lo principal de la ofensiva. Por supuesto, hay quien sostiene lo contrario.
Lo que vemos son, en su mayoría, misiones de reconocimiento por fuego muy costosas, pero con la virtud de evaluar las defensas rusas, de atraer reservas y de desvelar la posición de la artillería rusa, que es presumiblemente el arma que más está sufriendo dentro de su ejército en las últimas horas y días por el fuego de contrabatería ucraniano, que cuenta con la ventaja del alcance y la precisión. Claro está, siguen sin trascender apenas vídeos de nada de lo que las AFU hacen, en tanto prosigue la OPSEC ucraniana.
Volviendo sobre si lo que vemos es o no la «verdadera» ofensiva ucraniana caben, grosso modo, dos posibilidades:
- Que lo sea, sigamos en una fase inicial, Ucrania vaya aumentando poco a poco la intensidad de las acciones en distintos puntos del frente y, jugando con las líneas interiores, busque avanzar allí en donde se ofrezcan las posibilidades más prometedoras. En este caso, las ganancias serán seguramente incrementales -algo sobre lo que ya hablaron los ucranianos tiempo atrás- y la campaña prolongada en el tiempo, siempre en función del apoyo que reciban de sus socios.
- Que lo que veamos, amén de lo ya explicado sobre el reconocimiento por fuego y demás -y no son funciones baladíes- sea parte de una gran operación de decepción que se habría venido preparando desde hace meses. De ahí la importancia, por ejemplo, de empeñar algunos medios valiosos como los Leopard 2A4/2A6 y los Bradley, tanto por las posibilidades de supervivencia de las tripulaciones, como por testar su comportamiento como, más importante, por constituir el cebo perfecto. Posteriormente, el verdadero golpe llegaría recurriendo también a las unidades con más experiencia en combate, dotadas con el material que mejor conocen los ucranianos y al que más posibilidades tienen de ofrecer un mantenimiento efectivo en batalla.
Por supuesto, las posibilidades intermedias son muchas, pues la guerra siempre está sujeta a cambios e improvisaciones y como bien sabemos, no hay un solo plan, por bueno que sea, que resista el contacto con la realidad. El asunto es si repetir operaciones de decepción como las previas al desembarco de Normandía o, por ejemplo, como las que antecedieron a «Tormenta del Desierto» es posible hoy en día o no. Especialmente frente a Rusia, que por muchas carencias que haya demostrado, al menos sobre el papel sigue contando con medios de reconocimiento de cierta entidad y con notables activos HUMINT, así como experiencia palpable en todo lo relativo precisamente a la desinformación, en todas sus facetas.
Durante siglos, -y vamos a ofrecer una explicación muy para «dummies»- los ejércitos han utilizado diversas tácticas de engaño y decepción para desorientar a sus enemigos y obtener ventajas estratégicas. Uno de los ejemplos más notorios de las últimas décadas lo encontramos en la operación de desinformación del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) previa al ataque sobre el Irak de Saddam Hussein en 1991. Una operación que se centró en hacer creer al dictador iraquí que el ataque principal de las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos llegaría a través de un desembarco anfibio en la costa de Kuwait o directamente a través de Kuwait, cuando en realidad, el golpe principal se dirigía al oeste de Irak, a través del desierto.
Fue además una operación compleja, que se organizó implicando a todos los niveles de la estrategia, desde el político, con numerosas declaraciones del por entonces presidente estadounidense Bush, y otros altos funcionarios del gobierno insinuando repetidamente que el ataque a Irak podría ser inminente, ofreciendo datos medidos para mantener a las fuerzas iraquíes en constante alerta especialmente en Kuwait.
También los periodistas desempeñaron un papel crucial en la operación de desinformación. El CENTCOM estableció un centro de prensa en el hotel Hyatt Regency de Riad, donde periodistas de todo el mundo fueron alojados, a la vez que recibían informes diarios sobre las actividades de las fuerzas de la coalición. Información no manipulada, pero sí «seleccionada», para que transmitiesen determinados mensajes que maximizaban la sorpresa, mientras la coalición movía miles de vehículos y cientos de miles de toneladas de pertrechos cientos de kilómetros al oeste. Así, se les dio acceso a las imágenes de las tropas y los equipos que se movilizaban para una supuesta invasión anfibia y se les permitió fotografiar los movimientos de tropas aliadas frente a Kuwait, reforzando la narrativa que al CENTCOM le interesaba.
El engaño no se limitó a las palabras y las imágenes. Los movimientos reales de tropas y equipos también fueron parte de la operación de desinformación. Las fuerzas de la coalición llevaron a cabo extensas maniobras de entrenamiento anfibio en el Golfo Pérsico, incluyendo un desembarco de 8.000 marines en Omán, de forma que pudiesen además ser observados por los aviones de reconocimiento iraquíes. Además, se mantenía en el Golfo una impresionante fuerza anfibia y aeronaval y cruceros como el famoso «Missouri». Posteriormente, al acabar la aviación aliada con la Fuerza Aérea iraquí, su principal elemento de reconocimiento desapareció, sumiendo todavía más en la ceguera al alto mando.
El efecto de esta desinformación en Saddam Hussein y su alto mando fue profundo. Convencidos de que el ataque principal vendría a través de un desembarco anfibio o directamente a través de Kuwait, desviaron una cantidad significativa de sus fuerzas para proteger estos frentes. En su lugar, las fuerzas de la coalición atacaron a través del desierto al oeste de Irak, encontrándose con resistencia mínima y avanzando rápidamente hacia el interior de este país.
Que una gran operación de decepción de este tipo pueda ser llevada a cabo por Ucrania es más dudoso. No obstante, tampoco es del todo descartable. A día de hoy seguimos sin saber a ciencia cierta en qué grado, por ejemplo, la ofensiva de Járkov fue premeditada y era la intención original ucraniana después de la campaña informativa hablando de un ataque en Jersón o si en realidad, cuando esta falló y se detectaron oportunidades al norte, fueron aprovechadas…
Dicho todo esto, sobre el terreno en las últimas horas se han seguido produciendo enfrentamientos por buena parte del frente. Además, una jornada más, Rusia ha lanzado una oleada de drones y misiles contra Ucrania, logrando alcanzar el aeródromo de Myrhorod, que ya había sido alcanzado en los primeros compases de la guerra. Según los datos ucranianos, la mayor parte de los drones y un cuarto de los misiles habrían sido neutralizados. Del lado ucraniano, se han seguido atacando gracias a los misiles de crucero Storm Shadow diversos objetivos en la retaguardia rusa, incluyendo el que se ve sobre estas líneas y también en Zaliznyy.
A lo largo de la jornada no ha trascendido actividad en Járkov, lo que no quita para que no se esté luchando allí, aunque el área quede eclipsada por la actualidad en otras zonas del frente.
Respecto a Lugansk, la única acción se habría circunscrito a las zonas en torno a las localidades de Bilohorivka y Vesele, sin cambios de posición.
En el caso de Bakhmut, han proseguido las acciones ofensivas ucranianas tanto al norte, como al sur de la ciudad. En el primer caso, se informa de fuertes combates en Berkhivka, ahora en disputa, mientras los ucranianos han comenzado a atacar Yahidne. En el segundo, en el área de Klischiívka, continúan los intentos ucranianos de desalojar a las tropas rusas de muchas de las posiciones defensivas que antaño ellos mismos ocupaban. Lo cierto es que en las últimas semanas, desde que Wagner diese por hecha la toma de la ciudad, Ucrania ha logrado revertir en buena parte la situación en ambos flancos.
Al oeste de la ciudad de Donetsk, los combates han vuelto a sucederse en torno a Avdiivka, en donde se está produciendo una situación similar a la de Bakhmut, con las tropas ucranianos recuperando parte del terreno perdido en los meses previos. Siguen los enfrentamientos en Mariínka.
Las acciones más importantes seguirían teniendo lugar en Zaporiyia, aunque la información tangible respecto a lo ocurrido en las últimas horas, más allá de lo ya explicado es mínima.
- Vuhledar-Volnovaja: Sin cambios.
- Saliente de Velyka-Novosilka: Las AFU continúan tratando de avanzar desde Zelene Pole en dirección a Novodarivka, desde Velyka-Novosilka hacia Storozheve y desde Zolota Nyva hacia Novodonets’ke.
- Orihiv-Tokmak: Las AFU siguen intentando superar las líneas rusas hacia Nesterianka, Kopani, Robotyne y Novoprokopivka.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Del lado de Ucrania, la jornada institucional y diplomática ha estado centrada en la visita del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, a Kiev. Del de Rusia, en las diferentes declaraciones de sus autoridades sobre lo sucedido en Nova Khakhovka y las críticas a los líderes occidentales y a Naciones Unidas.
Durante su visita ha anunciado que Canadá destinará 500 millones de dólares en ayuda militar y 10 millones en asistencia adicional para hacer frente a las consecuencias de la destrucción de la presa de Nova Khakhovka. En lo que se refiere a la asistencia militar, el paquete incluirá, entre otras cosas, munición de 155 mm y misiles aire-aire AIM-7 Sparrow.
Además, Trudeau se ha reunido con el primer ministro, Denys Shmyhal, y el presidente de la Verkhovna Rada (Parlamento ucraniano), Ruslan Stefanchuk. Sobre este último encuentro, es importante señalar que Stefanchuk y el líder canadiense han discutido sobre el camino de adhesión de Ucrania a la OTAN y sobre la reconstrucción del país.
Como resultado del encuentro, es importante reseñar que el presidente Zelenski y el primer ministro Trudeau han adoptado una Declaración Conjunta -como la ya adoptada recientemente con los líderes de Francia y Alemania- en la que se reitera la condena de las acciones de Rusia en Ucrania y el derecho de Ucrania a ejercer su legítima defensa, así como un llamamiento a que las tropas rusas se retiren de inmediato, completa e incondicionalmente del territorio de Ucrania. Asimismo, han puesto de manifiesto el apoyo continuado de Canadá que se mantendrá durante el tiempo necesario y que por el momento ha implicado el compromiso de más de 8.000 millones de dólares en asistencia a Kiev en todos los ámbitos. En este sentido, se recuerda que Canadá fue el primer país en emitir Bonos de Soberanía de Ucrania.
Por otro lado, ha quedado recogido el apoyo de Canadá a la implementación de la Fórmula de Paz y su cooperación para garantizar una participación lo más amplia posible en la Cumbre de Paz Global. En consonancia, el gobierno canadiense también apoya a Ucrania en su determinación de luchar contra la impunidad y en lograr la rendición de cuentas. En este punto también se pone de manifiesto que Canadá está trabajando junto con otros socios de Ucrania para el desarrollo de mecanismos que permitan la compensación por pérdidas, lesiones y daños causados por la agresión. Igualmente, ha quedado plasmado en la Declaración que Canadá fue el primer país en iniciar un proceso para incautar y perseguir el decomiso de activos pertenecientes a personas u organizaciones sancionadas para emplearlos en la reconstrucción de Ucrania y compensar a las víctimas. A nivel histórico, también recuerdan que fue Canadá el primer país occidental en reconocer la independencia de Ucrania en diciembre de 1991.
En la Declaración tampoco podía faltar el apoyo de Canadá a las aspiraciones de Ucrania para formar parte de la familia euroatlántica. Así pues, Ottawa está a favor de que Ucrania se convierta en miembro de la OTAN “tan pronto como las condiciones lo permitan”.
En referencia a la próxima Cumbre de la OTAN, el viceministro de Defensa de Ucrania, Volodímir Havrylov, ha afirmado hoy que los aliados acordarán un “procedimiento determinado” para la adhesión de Ucrania a la Alianza. Sin ofrecer más detalles ha señalado que “Todo indica que Ucrania obtendrá lo que quiere en un formato determinado”. No obstante, el representante ucraniano no ha sido el único en referirse a esta cuestión pues la embajadora de Estados Unidos ante la OTAN, Julianne Smith, en una declaración al medio Politico ha aseverado que la Alianza está trabajando en un paquete dividido en dos partes para Ucrania centrado en el apoyo práctico y su solicitud para obtener la membresía. Pese a lo anterior, la embajadora ha indicado que se espera que Ucrania reciba un mensaje de apoyo, “una invitación completa” es poco probable mientras dure la guerra. En sus propias palabras:
«Queremos transmitir al Presidente Zelenskyy -si viene en persona- que nos importa mucho mantener una relación a más largo plazo con Ucrania y buscar formas de reconocer, ya sabes, todo lo que han logrado y que nuestro apoyo no va a desvanecerse o que no vamos a distraernos».
Volviendo sobre la asistencia adicional a Kiev, Bélgica también confirmó ayer a última hora que están listos para enviar ayuda humanitaria a Ucrania a través de B-FAST (la estructura de intervención rápida del gobierno belga). En particular, proporcionarán ayuda de emergencia en forma de material de refugio (tiendas, colchones, sacos de dormir, bidones, kits de higiene) por un valor de 350.000 euros. Además, sobre la base de una solicitud oficial recibida a través del Mecanismo de Protección Civil de la UE se ha encargado a B-FAST la adquisición de generadores por valor de 1,5 millones de euros.
El Reino Unido se ha unido a las donaciones y proporcionará 16 millones de libras esterlinas (aproximadamente 18,7 millones de euros) en ayuda humanitaria para ayudar a las decenas de miles de personas directamente afectadas por las inundaciones. Más concretamente, la financiación ayudará a las organizaciones de ayuda con su respuesta incluyendo en torno a 11,6 millones de euros para Cruz Roja, 5,8 millones para la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) y 1,1 millón para la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Asimismo, el Fondo de Asociación para una Ucrania Resiliente ya ha entregado dos botes de rescate, equipos de búsqueda y rescate, y medicamentos.
Moldavia también contribuirá a la “gestión de las consecuencias ecológicas y humanitarias” mediante el envío de ayuda humanitaria por un valor de aproximadamente 230.000 dólares.
La embajada de Rusia en Sri Lanka, por su parte, en su perfil de Twitter ha comentado que las autoridades rusas esperan la normalización del nivel del agua de las áreas afectadas a lo largo del Dniéper para el 16 de junio y que ahora las unidades “EMERCOM” de Rusia están rescatando a las víctimas del “acto terrorista ucraniano”. Destacan que por el momento han logrado evacuar a 6.000 personas y que se trata de un ecocidio, pero por parte de los “nazis ucranianos inspirados por Estados Unidos y Reino Unido para ser condenados a nivel global”.
Cambiando de tercio, el canciller alemán, Olaf Scholz, ha vuelto a pronunciarse sobre las negociaciones entre Ucrania y Rusia ante las preguntas del foro Kirchentag en el que participaba. Más concretamente, el canciller ha señalado: “Las negociaciones están bien. La pregunta es quién negocia con quién y sobre qué. Lo que es inaceptable es que Ucrania se vea obligada a aceptar la incursión territorial de Putin”, “y que esa parte del territorio ucraniano simplemente se convierta en ruso”. Así incide en que es este el plan del presidente ruso, que quiere construir otro imperio y que para él tanto Ucrania como Bielorrusia son parte de Rusia “como nos ha dicho una y otra vez”.
Sobre las negociaciones es importante destacar que el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha informado a su homólogo chino, Xi Jinping, sobre la misión de mediación que encabezará y que involucrará también a los dirigentes de Congo, Egipto, Senegal, Uganda y Zambia. Una iniciativa que ha sido bien acogida por el presidente Jinping “y reconoció el impacto que ha tenido en el conflicto en las vidas y en la seguridad alimentaria de África”. Como hemos indicado en informes anteriores, se espera que esta misión, ahora que ya cuenta con el beneplácito de los presidentes Zelenski y Putin, se desplace hasta ambos países a mediados de este mes de junio.
Por su parte, el embajador de Rusia en Estados Unidos, Anatoly Antonov, ha subrayado que los funcionarios estadounidenses “no han hecho nada para llevar al régimen de Zelenski a la mesa de negociaciones”. Más bien defiende que ha estado “presionando metódicamente a sus títeres para que continúen sacrificando vidas humanas en aras de un objetivo descabellado: infligir una ‘derrota estratégica’ a Rusia”.
Más tajante ha sido si cabe en su crítica hacia las Naciones Unidas y líderes occidentales en su último comunicado el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. En este documento afirma que están “obligados a estar preocupados por la posición dual del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres”. Así señala que “está jugando con Occidente sobre la situación en Ucrania” y que en virtud de su mandato debe representar a toda la comunidad internacional “en lugar de servir a los intereses de los mil millones de oro o ser el guardián de un jardín paradisíaco rodeado de una jungla, como dijo Josep Borrell”. En uno de los comunicados más duros que hemos visto de Lavrov también recuerda que no han recibido respuesta de Naciones Unidas a sus peticiones para que Guterres interceda respecto de lo sucedido en Bucha, se refiere a lo que ha venido sucediendo desde 2014 y a la postura de la UE y de Occidente en general. Asimismo, señala que la Secretaría de la ONU y la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) no están reaccionando a sus declaraciones casi diarias “sobre el bombardeo y los intentos de actos de subversión en la planta de energía nuclear de Zaporiyia”.
Además, realiza una crítica clara y abierta a algunos líderes europeos sobre la “cultura de la cancelación”:
“Permítanme repetir que nos hemos acostumbrado a la hipocresía y la desvergüenza de los políticos occidentales, a su indisimulado doble rasero y a sus «reglas». Ni Emmanuel Macron, ni Olaf Scholz, ni Rishi Sunak, ni James Cleverly quieren recordar estos hechos flagrantes durante un preludio de casi una década a la crisis de Ucrania (nos gustaría esperar que lo hagan en privado avergonzados por su comportamiento en esos años, aunque los anglosajones y los líderes europeos que les obedecen apenas sienten vergüenza). El objetivo de este «olvido» es obvio: anular todo el periodo histórico durante el cual el régimen nazi de Kiev bombardeó a su propio pueblo y subvirtió flagrantemente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.”
Continuando con Rusia, el Ministerio de Exteriores ha emitido un comunicado en el que advierten que responderán a la decisión de Islandia de cerrar su embajada en Moscú: “Tendremos en cuenta esta decisión poco amistosa cuando construyamos relaciones con Islandia en el futuro. Todas las acciones anti-rusas de Reikiavik inevitablemente tendrán una respuesta adecuada.
Para concluir, una delegación de Rusia y representantes de Naciones Unidas iniciaron ayer una nueva ronda de conversaciones en Ginebra para discutir el Acuerdo de Estambul relativo a la Iniciativa de Granos del Mar Negro. Según la portavoz de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD): “Las discusiones avanzan según lo planeado. No hay nada más que agregar en este momento”. Recordemos que la Iniciativa se extendió por 60 días más a contar desde el 18 de mayo tras haberse logrado un acuerdo por Ucrania y Rusia con los mediadores, Naciones Unidas y Turquía.
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