Guerra de Ucrania – Día 454

Pasadas más de 24 horas desde la incursión elementos contrarios a Putin en la región rusa de Bélgorod, el Kremlin ha dado por terminada la operación «antiterrorista» lanzada ayer. Encomendada al general Alexander Lapin, uno de los más cuestionados de la guerra de Ucrania, por contar en su historial con operaciones como el cruce del Donets hacia Bilohorivka, el contraataque ruso ha incluido bombardeos sobre el territorio del propio país y se ha saldado con la pérdida, por parte de los insurgentes, de varios vehículos ligeros y blindados. Al margen de esto, en Polonia ha comenzado ya el entrenamiento de pilotos ucranianos en el manejo de los cazabombarderos F-16 y Zelenski ha visitado el frente, en las inmediaciones de Vuhledar.

A primera hora de la mañana, todo indicaba que la situación en la región rusa fronteriza de Bélgorod no había cambiado demasiado desde ayer. En las redes sociales se seguían compartiendo vídeos, algunos de ellos del día anterior, en los que se mostraba cómo había sido la llegada de los miembros del «Cuerpo de Voluntarios de Rusia» a Gráivoron. Además, aparecían también imágenes de los edificios tomados, con claras muestras de la intensidad de los combates. En los canales prorrusos, por su parte, se compartían mensajes de desazón, reconociendo que sus tropas no habían sido capaces todavía de alcanzar la frontera del país, poniendo fin a la incursión. Incluso, a media tarde y desde canales rusos se hablaba de que se habían atrevido a capturar dos villas más en la zona.

Pese a esto último, la situación iría cambiando durante el día, entre rumores según los cuales el general Alexander Lapin habría sido el elegido para asumir el mando de la «operación antiterrorista». Una decisión sorprendente, en cuanto su historial es, cuanto menos, cuestionable, habiendo estando detrás de intentos funestos como el asalto sobre Bilohorivka, entre otros, lo que hizo que en su día no fueran pocos los que pidiesen un consejo de guerra contra este oficial, que finalmente fue relevado y hoy vuelve a estar de actualidad.

Respecto a la «operación antiterrorista», lo que en puridad ha hecho el FSB ruso ha sido introducir el “régimen legal de zona de operación antiterrorista” en la región de Bélgorod, de forma que las autoridades tengan mayores poderes para llevar a cabo operaciones armadas, controlar a la población civil o incluso evacuar poblaciones de ser necesario. Se trata de una figura legal que en el pasado ya fuera empleada en Chechenia, concretamente entre 1999 –al comenzar la Segunda Guerra de Chechenia– y 2009, cuando se dio por eliminadas la gran mayoría de facciones contrarias a Rusia.

Con el paso de las horas, en cualquier caso, la situación evolucionaba en favor de Rusia, después de que las Fuerzas Armadas de este país además de movilizar tropas a pie, también bombardeasen a los insurgentes utilizando para ello aviones de ataque a tierra y artillería. Según el Kremlin, 70 «terroristas» habrían sido abatidos en la operación, aunque este es un extremo que ni mucho menos está confirmado, pues no han aparecido pruebas de ello. Lo más que hemos podido ver son imágenes de algunos vehículos blindados destruidos con cuerpos carbonizados, pero solo de forma puntual, así como imágenes un tanto dudosas de otros vehículos afectados, sí, pero que parecían en posiciones muy artificiales. En cualquier caso, hay medios OSINT que llevan una cuenta puntual de las pérdidas por ambos bandos en esta acción en concreto. Los combates a esta horas continúan.

Tanto los insurgentes rusos, como evidentemente los ucranianos, que son quienes han organizado la incursión en territorio ruso, como explicamos ayer, han cumplido seguramente con los objetivos que enumeráramos ayer, a saber: 1) dejar al descubierto una vez más las vergüenzas de una Rusia incapaz de defender sus propias fronteras; 2) causar cierta sensación de pánico entre la población local; 3) sembrar nuevos dilemas en el Estado Mayor ruso, forzando además, en vista del impacto mediático, a mover un buen número de tropas a esta región y; 4) desviar la atención sobre Bakhmut.

Por otra parte, queda en el aire la cuestión del volumen de fuerzas o el número de integrantes de estos grupos anti-Kremlin, a los que también se habrían sumado voluntarios bielorrusos. Algo lógico, pues no en vano y a pesar de la alta aceptación de Putin incluso a día de hoy, siguen siendo muchos los desencantados tanto con su régimen como con el de Lukashenko.

También el cómo se ha llevado a cabo exactamente la incursión, pues aunque no se han visto medios de ingenieros a disposición del «Cuerpo de Voluntarios de Rusia», hay una imagen que ha circulado por las redes sociales y que apunta a que habrían logrado superar no solo las líneas de «dientes de dragón» sino, evidentemente, los campos de minas que los acompañan. Podría tratarse -y parece estar trucada- de un «fake», aunque hay alguna posibilidad de que sean real, toda vez que difícilmente entraron a Rusia únicamente por el puesto fronterizo.

Por supuesto, es obligado hacer al menos una referencia a los componentes de los grupos anti-Kremlin que han protagonizado la incursión en Rusia, pues en algunos casos se trata de extremistas cuyos historiales están perfectamente documentados, lo que no ayuda precisamente al relato ucraniano, sino más bien todo lo contrario. No obstante, es inevitable pensar que desde Kiev creen que sacrificarlos en este tipo de acciones puede ser una buena forma de sacar partido a elementos por lo demás incómodos.

Por último, para terminar con este asunto y a pesar de la mezcla entre pánico y expectación que ayer llegó a inundar las redes, no parece que en ningún momento las instalaciones de almacenamiento de armas nucleares cercanas a Gráivoron hayan estado realmente amenazadas, con lo que no ha sido necesario completar una evacuación que, como explicamos, no había forma de llevar a cabo rápidamente. No obstante, es posible que por razones de precaución después de lo ocurrido, esta termine implementándose en las próximas semanas aunque por ahora el almacén continúa operativo.

En otro orden de cosas, Polonia ha anunciado hoy –o más exactamente lo ha confirmado el Alto Representante de la UE, Josep Borrell– que el entrenamiento de los pilotos ucranianos en el manejo de cazabombarderos F-16 ha comenzado ya en su territorio. Es decir, que tomando por buenas las cifras de cuatro meses desde el inicio del adiestramiento hasta la entrada en servicio de estos cazabombarderos monomotor con la Fuerza Aérea ucraniana, nos situaríamos en el mejor de los casos en la parte final del mes de septiembre, justo a la entrada del otoño. Siendo prudentes, podríamos conceder alrededor de un mes de margen adicional.

Hay que entender que a pesar de que los pilotos seleccionados para pilotar los F-16 que Ucrania reciba no necesitan superar algunas de las fases típicas de la formación de pilotos, como su paso por la Escuela de Vuelo para completar la formación general, sí necesitan entrenamiento específico en el manejo de este modelo en concreto, que se dividiría a su vez en dos fases:

  • Entrenamiento Específico: Una vez que el piloto ha completado la formación general -y en este caso llegan con él más que realizado-, los pilotos suelen especializarse en una aeronave en particular, en este caso los F-16.
  • Entrenamiento de Combate: Tras dominar las habilidades básicas de vuelo del F-16, el piloto pasará a un entrenamiento más intensivo que incluye tácticas de combate, maniobras defensivas, y posiblemente simulacros de combate aéreo y lanzamiento de armas.

Por supuesto, esto es una generalización. Aunque se haya especulado sobre las misiones que podrían acometer los F-16 llegado el caso, es muy posible que algunas cobren más relevancia que otras, lo que permitiría al menos sobre el papel quemar etapas, especializando a los pilotos en aquellos cometidos a desarrollar y descartando otros.

Cambiando de tercio, y sin salir de la ayuda internacional, cabe hacer al menos una referencia a España, pues hoy la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha confirmado tanto que los primeros seis carros de combate Leopard 2A4 donados a Ucrania obran ya en poder de las AFU, como que cuatro más están siendo preparados para su próximo envío. No ha dado más datos sobre otros envíos de armamento amparándose una vez más en la «seguridad».

Esta última es una cuestión controvertida. Si bien se entiende que el envío de armamento a cualquier país en guerra es un tema sensible, así como que publicar cifras exactas ofrece pistas no solo a Rusia, sino también a otros Estados más cercanos que ansían este tipo de datos, siempre hay que buscar un equilibrio entre la información a la que tiene derecho el contribuyente y dicha seguridad. Eso por no entrar en asuntos todavía más espinosos que dificultan informar, como los equilibrios internos dentro de la coalición gobernante, por comprensibles que sean.

Más allá de todo esto, la guerra de Ucrania ha seguido su curso, con combates en las últimas horas reportados nuevamente al norte del frente, en la zona de Masyutivka, así como en Bilohorivka –donde se había combatido también en jornadas previas. Desde algunos medios se ha informado también de ligeros avances rusos en los bosques del sur de Kreminna, aunque la situación en la zona parece estática toda vez que se combate en un área que no supera, en el mejor de los casos, los 12 kilómetros lineales entre Kreminna y Bilohorivka o Kreminna y Serebryanka, pese a lo cual el frente se ha mantenido fijo allí en los últimos meses.

En el área de Bakhmut hoy apenas se ha registrado acción. Desde fuentes ucranianas se ha aceptado al fin que ya no quedan militares de esta nacionalidad en el núcleo urbano. Se sigue a la espera de ver qué ocurre con Wagner Group.

Al oeste de la ciudad de Donetsk, hoy los combates se han circunscrito a las inmediaciones de Novokalynove, así como a Severne, Vodyane y Pervomais’ke -todas ellas en torno a Avdiívka- y, como prácticamente siempre, a Mariínka.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el aparato internacional, hoy cabe comenzar por Kiev, en donde Iuliia Sokolovska, Jefa de la Oficina del Presidente de Ucrania celebró una reunión en la embajada suiza con la Coordinadora del Proyecto de Paz y Derechos Humanos en la Embajada de la Confederación Suiza, Nataliia Sorokina. En ella discutieron la asistencia a Ucrania en la creación y el desarrollo de registros y el intercambio de información sobre niños ucranianos maltratados y deportados.

Siguiendo con temas humanitarios, han sido varias las protestas hoy, principalmente del Gobierno estadounidense, ante la decisión rusa de ampliar durante tres meses la prisión preventiva del periodista del diario The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, quien permanece detenido en Rusia desde el pasado 29 de marzo. La decisión, que los Estados Unidos califica de política, complica la pronta resolución de este caso, pues al menos hasta el próximo 30 de agosto el reportero seguirá bajo arresto y con escasas o nulas oportunidades de defenderse.

En otro orden de cosas, en las últimas horas se ha conocido que los beneficios que las compañías rusas obtienen por la exportación de hidrocarburos han caído en picado en el último año, desplomándose las ganancias de la empresa estatal Gazprom en más del 40%, pese a lo cual continúan abonando dividendos a sus accionistas y haciendo frente a sus obligaciones fiscales (que explican parte de la reducción de los beneficios) gracias a las cuales Rusia puede mantener su esfuerzo bélico.

No ha sido la única noticia que ha afectado hoy a Gazprom, toda vez que la compañía finesa Gasum ha decidido rescindir su contrato a largo plazo (expiraba en 2031) con la empresa rusa, convirtiéndose así en la primera empresa europea que da un paso de este tipo. Hay que entender, en cualquier caso, que Rusia había dejado de suministrar gas a Finlandia después de que este país se negase a abonarlo en rublos, hacia mayo del pasado año. Desde la directiva de Gasum se optó por iniciar un procedimiento de arbitraje que ha concluido que la orden de Putin exigiendo a los «países hostiles» que hagan los pagos en rublos justifica la rescisión.

Siguiendo con la economía rusa, aunque en un sector muy diferente, hoy se ha sabido que Fast Retailing Co., la empresa detrás de la cadena de tiendas de ropa Uniqlo, podría vender su negocio en Rusia. El gigante japonés había suspendido sus operaciones en el país en marzo del pasado año, a los pocos días de comenzada la invasión, valorando ahora dar un paso más en su decisión.

Más allá de esto, en las últimas horas en Alemania se ha intensificado el debate en torno a la ayuda militar que se concede a Ucrania, pues desde el Comité de Defensa del Parlamento germano el diputado opositor Roderich Kiesewetter ha pedido que su país done a Ucrania misiles de crucero Taurus, similares a los que utiliza España y una de las armas más potentes del arsenal alemán. De hacerlo se uniría así a británicos y franceses, quienes aportan respectivamente los Storm Shadow y SCALP.

Continuando con Alemania, según el ministro de Defensa del país, Boris Pistorius, se han dado los pasos para que hasta 9.000 militares ucranianos sean entrenados allí antes de que finalice el presente año. Actualmente se está llevando a cabo un programa multinacional de entrenamiento de la Bundeswehr para el ejército ucraniano en Alemania, como parte de la Misión de Asistencia Militar de la UE en apoyo de Ucrania (EUMAM), que se lanzó en noviembre del año pasado. La misión implica la capacitación de militares ucranianos en habilidades básicas como el manejo de armas, el tiro, la capacitación médica y de ingeniería, así como la capacitación colectiva de unidades de varios niveles.

Hablando del suministro de armamento avanzado a Ucrania -caso de los Taurus si es que llegan a entregarse- hoy ha sido el expresidente Dmitri Medvedev quien ha elevado el tono una vez más, advirtiendo a Occidente de que cuanto «más destructivas» sean las armas que se entreguen a Kiev, tanto mayor será la posibilidad de que se enfrente a un «apocalipsis nuclear». Además, ha aprovechado su comparecencia para dejar claro que alianzas como AUKUS o Quad son consideradas como «hostiles» por parte del Kremlin, aun cuando su razón de ser evidente es contener a la República Popular de China y no tanto a Rusia.

Sin dejar el tema militar, y para finalizar con él, hoy se ha podido ver al presidente ucraniano, Zelenski, al sur del país en lugar de relacionándose con emisarios y líderes extranjeros, como suele ser lo habitual. Concretamente se ha movido por la zona entre Vuhledar y la citada Mariínka, en donde aprovechando el «Día de los Marines» ha llevado a cabo, como en ocasiones anteriores, la entrega de medallas a militares ucranianos. De paso, se ha anunciado la creación de un Cuerpo de Infantería de Marina dentro de las AFU que aglutinará y dotará de cohesión a distintas unidades, incluyendo la artillería de costa, encuadrándolas bajo el mando las Fuerzas Navales.

Más allá de esto, hoy han vuelto a publicarse datos relativos a las tareas de desminado en Ucrania, concretamente de terrenos agrícolas. Según el primer ministro del país, Denys Shmyhal, hasta el momento se habrían inspeccionado 110.000 hectáreas de terreno, localizando más de 600.000 artefactos explosivos de todo tipo, pues en la cifra no solo se incluyen minas, sino también proyectiles no detonados e ingenios como las submuniciones. Ucrania espera poder seguir aumentando así la superficie sembrada, que por el momento alcanza los 10 millones de hectáreas, siendo el objetivo alcanzar los 13 millones este mismo año, algo difícil por el riesgo para los agricultores que suponen las minas.

También sobre la infraestructura energética se ha pronunciado Shmyhal, quien ha asegurado que se siguen realizando obras destinadas a aumentar la capacidad de almacenamiento del país. Así, hasta el momento las reservas ascienden a 9.300 millones de metros cúbicos de gas, esperando que para otoño-invierno crezcan hasta los 14.700 millones. Un objetivo que necesitará de fuertes inversiones y de gran cantidad de reparaciones, pues todavía se sufren los efectos de la campaña de ataques estratégicos llevada a cabo por Rusia el pasado invierno.

Para finalizar, y pasando al Acuerdo de Granos del Mar Negro, a pesar de su reciente extensión por dos meses tras una negociación in extremis, hoy desde Rusia se ha publicado que las conversaciones continúan entre las partes, con la mediación por parte de Turquía, pues según Antonio Guterres, el Secretario General de las Naciones Unidas:

«Quedan asuntos pendientes, pero los representantes de Rusia, Ucrania, Turquía y las Naciones Unidas seguirán discutiéndolos. Y mirando hacia el futuro, esperamos que las exportaciones de alimentos y fertilizantes, incluido el amoníaco, de la Federación Rusa y Ucrania puedan alcanzar el suministro mundial. cadenas de manera segura y predecible».


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