Mientras el mundo mira a Turquía, las Fuerzas Armadas ucranianas continúan avanzando en las inmediaciones de Bakhmut y Zelenski visita Alemania y Francia para seguir aunando apoyos de cara a la ofensiva, sobre la que el presidente ucraniano ha asegurado recientemente que «ya está casi lista». Respecto a esta última, hoy ha generado cierta polémica una vez más un supuesto plan ucraniano para llevar la guerra a Rusia, que habría sido frenado una vez más por los Estados Unidos. Todo en un día en el que se vive la resaca de Eurovisión, un concurso cuya importancia, por más que solo sea simbólica, ha tenido un año más mucho de política y de declaración de principios frente a Rusia.
La actualidad internacional nos lleva, ineludiblemente, a Turquía. Allí, a estas horas y con el 64,36% de los votos escrutados, Erdogan lleva la delantera con el 51,40% de los mismos. Dado que seguramente los resultados no lleguen antes de que concluya la redacción del informe de hoy, el análisis de los mismos, especialmente en el caso de que supongan una sorpresa y se produzca el cambio político, lo dejaremos para mañana, dado que merece cierta reflexión por las razones esgrimidas ayer.
Otra cita a la que hay que hacer, por irrelevante que parezca, una referencia, es Eurovisión. El festival europeo de la canción ha sido, una edición más, polémico y político, como se espera de una cita que este último aspecto siempre ha pesado. Así, si el año pasado la victoria ucraniana, debida al voto del público, fue todo un bofetón para Putin y una muestra de la voluntad de la sociedad europea de apoyar a Ucrania como país agredido que es, este año no ha sido muy diferente.
Desde la propuesta ucraniana, multicultural y con claras referencias a la guerra y a la resistencia en Azovstal, hasta el hecho de que se impusiese Suecia -el país nórdico que todavía espera a que se resuelva el veto turco para acceder a la OTAN-, puede interpretarse que la guerra de Ucrania y el nuevo cambio de alineaciones en el continente ha estado tan presente como el año pasado en el concurso, en el que se han hecho continuas proclamas.
Lo importante del caso, más allá de los apoyos políticos entre unos estados y otros y por escandaloso que resulte entre ciertos sectores, es que Eurovisión, con sus locuras, sus propuestas chocantes, su libre albedrío y su inclusión -de ahí que dediquemos unas líneas a este concurso, por lo demás totalmente intrascendente-, representa para lo bueno y lo malo los valores de muchos europeos.
Valores que pueden criticarse hasta la saciedad, pero que son totalmente opuestos a los que defiende Putin en cada una de sus apariciones públicas, de ahí que Rusia esté buscando la forma de levantar un nuevo «Telón de acero» que se extiende no solo a las fronteras físicas, sino cada vez más a las virtuales, construyendo muros en Internet, por ejemplo.
Tiene cierto intríngulis pensar en cómo personajes como el propio Putin, un Medvedev antaño cercano a las posiciones liberales pero cada vez más radical en sus declaraciones o Patrushev -por no hablar de interfectos como Prigozhin o Kadírov- interpretan un fenómeno como Eurovisión en el que podemos encontrar a un tiempo personajes en ropa interior, enanos, transexuales, gays, decoraciones y vestuarios grotescos y mucho más.
Más allá de esto, toca volver sobre la ofensiva ucraniana. Hace escasas horas Zelenski ha afirmado que los preparativos –a pesar de algún varapalo reciente– ya estarían casi finalizados. De hecho, el viaje que ha realizado hoy a Alemania, en donde ha recibido en Aquisgrán el premio Carlomagno, tiene mucho que ver no solo con agradecer a Scholz el último paquete de ayuda anunciado, sino también para informar a sus socios continentales de la perspectiva de la ofensiva, sobre la que muchos siguen dudando a la vez que sigue presionando para obtener aviones de combate -cuando todavía no se ha terminado de aclarar lo ocurrido ayer, que desde Rusia achacan a fuego amigo.
Es más, durante el día se ha anunciado que se verá también con Macron, otro de los socios de peso y que, además, encabeza un país -Francia- cuya postura siempre, por razones de todos conocidas, es más equidistante respecto a Rusia y los Estados Unidos, constituyéndose en un aliado incómodo para Zelenski. Hasta el punto de que siempre se espera que sea el primero en «invitar» a Ucrania a negociar una salida a la guerra.
El asunto hoy, es que según ha publicado el medio estadounidense The Washington Post, el propio Zelenski habría abogado por acciones escalatorias, buscando llevar la guerra a Rusia, al tomar localidades fronterizas con Ucrania, o volar el oleoducto que une este país con Hungría -oleoducto Druzhba- de forma que Orban -el mayor escollo al apoyo de la UE a Ucrania- sufriese también los efectos del conflicto.
Hay que decir, sin embargo, que todo esto habría ocurrido en febrero, cuando la perspectiva era diferente a la actual. Las últimas declaraciones de Zelenski, muy recientes, serían en sentido contrario, asegurando que «no tenemos ni el tiempo ni la fuerza para hacerlo y ya no tenemos las armas para hacerlo» en referencia a la noticia publicada por el diario estadounidense. Ahora bien, en esto no puede dejar de tenerse en cuenta el papel moderador de los Estados Unidos, que hemos visto a propósito por ejemplo de los planes ucranianos de realizar acciones terroristas en el interior de Rusia, entre otros, y que tiene que ver con la necesidad de controlar la escalada.
Sobre el terreno, la impresión es que Ucrania sigue profundizando en aquello de lo que hablamos dos días atrás, intentando presentar más y más dilemas al mando ruso. El asunto aquí es que, dado que la ofensiva ucraniana lleva ya meses anunciada, el factor sorpresa es despreciable, lo que obliga a crear dicha sorpresa de la nada no atacando sin que nadie lo espere, sino atacando por donde nadie lo espera. Así las cosas, los ucranianos siguen inmersos en sus tanteos de las defensas rusas, en lo que parece un intento por llevar a las reservas rusas a las alas -ahora en la zona de Svatove, o en el mismo Bakhmut-, quizá para atacar en el futuro en el centro (hablamos del conjunto del frente), mientras persiste el problema de las expectativas.
Respecto a los combates, hoy se ha hablado nuevamente de enfrentamientos en la localidad de Masyutivka, al sur de Dvorichna, sin novedad. Más interesante, como comentábamos, es lo ocurrido en dirección a Svatove, concretamente en la zona de Stel’mamkivka, en donde se habría luchado y especialmente en la pequeña localidad de Kuzemyvka, donde los ucranianos habrían logrado romper las defensas rusas, hecho reconocido incluso por las cuentas más afectas al Kremlin. Está por ver si los ucranianos perseguirán algún tipo de explotación de este avance, para volver a amenazar Svatove o si, por el contrario, se conforman con forzar a Rusia a redesplegar reservas (limitadas) para cubrir el roto dado el vértigo que una hipotética pérdida de Svatove debería generar en el Estado Mayor ruso.
En el caso de Bakhmut, además de confirmarse por medios rusos la muerte de dos coroneles del Ejército, han proseguido los enfrentamientos y los avances ucranianos tanto al norte de la localidad, en dirección a Dubovo-vasylivka y Berkhivka, como en el sur, en la zona a poniente de Klishchiivka, en donde serían ahora los ucranianos quienes deberían acometer el cruce del canal de agua dulce para seguir presionando a los rusos. También se habría luchado en la dirección de Bila Hora.
Al sur, por último, los combates se habrían reducido a la ciudad de Mariínka, en donde el frente continúa estático pese a todo.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como ya adelantábamos ayer, el día de hoy iba a tener como noticia principal la visita del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a Berlín para reunirse con el presidente del país, así como con el canciller. Asimismo, esta misma tarde se ha sabido que Zelenski se dirigirá hasta el Elíseo para tener una cena de trabajo con el presidente galo, en la que será su segunda visita a París desde que comenzó la invasión.
Habrá que esperar hasta mañana para conocer el resultado de esta visita en la que discutirán sobre la respuesta a las urgentes necesidades militares y humanitaria de Ucrania, si bien Zelenski ha declarado que con cada visita a París aumentan las capacidades defensivas y ofensiva de Ucrania, y que “los vínculos con Europa se fortalecen y la presión sobre Rusia aumenta”.
Antes de reunirse con el canciller Scholz, Zelenski ha sido recibido por su homólogo, el presidente Frank-Walter Steinmeier, pero también con miembros del gabinete de seguridad alemán sobre la situación en el frente de batalla y las necesidades prioritarias de las fuerzas de defensa ucranianas.
Entrando en cuestiones más concretas, tras conocerse el nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por parte de Alemania, -siendo además el mayor comprometido desde que comenzó la invasión-, cabía esperar un agradecimiento de Zelenski y así ha sido. El presidente ucraniano ha señalado que Alemania es un socio fiable y que todo el armamento que brindan está salvando vidas ucranianas y acercándoles a la victoria sobre Rusia.
El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, ha dado también las gracias por este último paquete incidiendo una vez más en que los soldados ucranianos luchan para defender la paz y la estabilidad no solo en Ucrania, sino en toda Europa. Berlín ha destinado ya más de 11.000 millones de euros para este año y el próximo para continuar prestando asistencia de seguridad a Ucrania, participando también en el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (European Peace Facility). El apoyo bilateral total de Alemania, sin embargo, es mucho mayor y se sitúa en en 17.000 millones de euros.
Aun así, Zelenski le ha pedido a Scholz que apoye los esfuerzos para la creación de una coalición de aviones de combate para Ucrania. Sin embargo, el canciller alemán hasta el momento se ha venido negando a tomar esta decisión, pero si reitera que Alemania apoyará a Ucrania “mientras sea necesario”.
Durante su encuentro han aprobado también una Declaración Conjunta sobre Cooperación Integral entre Ucrania y Alemania que recoge el nivel de relaciones y cooperación entre ambos países, más allá de que Berlín apoya el camino hacia la membresía de Ucrania en la UE y en la OTAN. Además, en un formato no muy habitual, se han incluido las cifras de ayuda de Alemania a Ucrania señalada anteriormente en estas líneas, así como lo que consideran las “contribuciones militares sustanciales y sólidas sin precedentes”, entre las que se cuentan los carros de combate donados, así como los IFM o los IRIS-T.
Sobre la rendición de cuentas también se insiste en que Alemania se encuentra entre los países que apoyan llevar a Rusia ante la justicia por los crímenes de guerra cometidos en Ucrania. Ha hecho especial hincapié en que ningún país tiene derecho a matar o secuestrar niños.
Más interesante ha sido el hecho de que se haya recogido en la Declaración Conjunta que en la Cumbre del Consejo de Europa en Reikiavik los días 16 y 17 de mayo se presentará un registro internacional de daños contra Ucrania y que están explorando y desarrollando los mecanismos necesarios para usar los activos rusos congelados e inmovilidad para apoyar la reconstrucción del país.
Además, durante su estancia en Alemania y en presencia de las presidentas de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo ha recibido en su nombre y en el del pueblo ucraniano el Premio Internacional Carlomagno en la ciudad de Aquisgrán. Un premio que se otorga al compromiso por unificar los pueblos europeos para defender los más altos valores humanos como la libertad y la paz.
Durante la ceremonia de entrega, el presidente Zelenski ha señalado que no tiene sentido que ciertos países o personas influyentes intenten ejercer de mediador entre Ucrania y Rusia, para poner fin a la guerra, y que Kiev está interesado en la implementación de su Fórmula de Paz.
De otro lado, también ha puesto el acento en que Ucrania está muy interesada en la asistencia de las potencias nucleares para resolver el problema de la seguridad nuclear al que se enfrentan, dado que también son garantes del Memorando de Budapest. El líder ucraniano ha señalado que no quieren imponer nada, pero solo quieren que esas potencias entiendan que no puede haber armas ni militares en la planta de energía nuclear en clara referencia a la central de Zaporiyia.
El canciller Scholz ha afirmado “El presidente está aquí. Estamos todos aquí”, recordando la primera intervención de Zelenski en vídeo cuando comenzó la invasión de Rusia en Ucrania. Así, el canciller alemán ha destacado que “Pocas veces en la historia esas breves palabras han tenido tanto efecto”, pues Zelenski dejó claro que el pueblo ucraniano “no se doblegaría a la violencia de Rusia, sino que resistirá”.
De otro lado, ha subrayado que, si el presidente Putin “creía que podía utilizar la fuerza para desviar a la nación ucraniana del camino hacia Europa, con todos sus carros de combate, dones y lanzacohetes, ha conseguido justo lo contrario”. En consecuencia, Scholz ha incidido en que la guerra ha hecho que se tome conciencia en toda Europa de que Ucrania forma parte de la familia europea y ha provocado que la UE y Ucrania se acerquen más que nunca.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su discurso en la ceremonia ha insistido en que Ucrania “encarna todo lo que representa la idea europea: el coraje de defender sus convicciones, la lucha por los valores y la libertad, la búsqueda de la paz y la unidad”. Asimismo, se muestra convencida de que “su sueño de un lugar” en la familia europea se hará realidad. Para Ucrania, como hemos remarcado en no pocos informes, una clara señal de su avance hacia la integración sería la apertura de las negociaciones de adhesión este año. Decisión que recaerá en los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados miembros de la UE toda vez que finalicen la implementación de las recomendaciones emitidas por la Comisión Europea. Por su parte, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, le ha reiterado a Zelenski que no está solo, que la UE está con él y que en Europa tiene “amigos, aliados y socios”.
No podemos concluir este informe sin hacer una referencia a Eurovisión, celebrado ayer y que debería haber tenido lugar en Ucrania tras su victoria en la pasada edición. Más allá de que Suecia se alzase ganadora y de que Ucrania lograse la cuarta posición en lo que a votos del público se refiere, es importante destacar que la ciudad de la que procedían los representantes ucranianos que integran la banda Tvorchi, fue atacada poco antes de que fuese su turno de actuar. Más curioso si cabe es que la localidad de Ternopil no había sido atacada con anterioridad desde el inicio de la invasión. Una vez finalizó su actuación, los representantes ucranianos no dudaron en lanzar el siguiente mensaje desde Liverpool:
“Ternopil es el nombre de nuestra ciudad natal, que fue bombardeada por Rusia mientras cantábamos en el escenario de Eurovisión sobre nuestros corazones de acero, indomabilidad y voluntad. Este es un mensaje para todas las ciudades de Ucrania que son bombardeadas todos los días. Járkov, Dnipro, Khmelnytsky, Kiev, Zaporiyia, Uman, Sumy, Poltava, Vinnytsia, Odesa, Nicolaiev, Chernígov, Jersón y todas las demás. ¡Europa, uníos contra el mal por el bien de la paz!”
El Ministerio de Defensa de Rusia al respecto ha comunicado que los lugares que fueron atacados, Ternopil (oeste de Ucrania) y Petropavlivka (centro-oeste), albergaban almacenes de municiones, armas y equipos militares recibidos por parte de países occidentales. Según el portavoz ministerial Igor Konashenkov “Todos los objetivos han sido alcanzados”.
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