En las últimas horas se ha combatido con intensidad un día más en Bakhmut, con las tropas ucranianas recuperando terreno al suroeste de la ciudad, en la zona del canal. La actualidad de la jornada, sin embargo, pasa una vez más por Moscú, pues Rusia ha decidido retirarse formalmente del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (CFE, por sus siglas en inglés), lo que contribuye a complicar que tras la guerra se pueda alcanzar algún tipo de equilibrio militar estable en el continente. Además de esto, hoy
Ansiedad. Ese es el estado de ánimo que se percibe respecto de la anunciada ofensiva ucraniana y, lejos de lo que cabría parecer, no solo del lado ruso, que es el que debe hacerle frente. Las noticias y artículos publicados especialmente en medios estadounidenses nos hablan desde hace semanas de la diferencia que algunos funcionarios y militares perciben entre las expectativas creadas en torno a los posibles avances y la que podría ser la realidad de las operaciones militares, una vez comiencen. Quizá por eso, desde dos de los principales valedores de Ucrania, el Reino Unido y los Estados Unidos, han prometido continuar ayudando al país independientemente del resultado de la contraofensiva.
Desde Ucrania, mientras tanto, y según el secretario del Consejo de Seguridad, Oleksii Danilov, el presidente del país, Volodímir Zelenski, no habría aprobado todavía el plan de operaciones en el que se recogen los objetivos -y pasos a dar para lograrlos- de la ofensiva. Es posible que las dudas internas se deban no tanto a la necesidad de más material, o de material diferente -los ucranianos deben ser los primeros conscientes de que aunque se prometiesen F-16 no estarían listos hasta dentro de meses en el mejor de los casos, de que Suecia no va a enviar Gripens, y de que los ATACMS no van a llegar por ahora-, ni siquiera a no saber por dónde atacar, sino al simple y llano «rozamiento».
El concepto de «rozamiento» (o «friktion» en el original alemán) es uno de los muchos que Clausewitz introduce en su obra (por cierto, que podéis descargar gratis estos días «De la guerra» en Amazon). De acuerdo con su visión, el rozamiento es aquello que diferencia la guerra en teoría de la guerra en la realidad. De ahí el viejo adagio «ningún plan resiste el contacto con la realidad».
Clausewitz describe el rozamiento como las numerosas dificultades menores que los comandantes militares y sus ejércitos enfrentan en la práctica. Estas podrían incluir todo, desde problemas logísticos, como la obtención de suministros suficientes, hasta factores impredecibles como el clima, el terreno, el error humano y la desobediencia de las tropas.
En su metáfora, Clausewitz compara la guerra con una máquina. En teoría, si conoces todas las partes de la máquina y cómo funcionan, deberías poder predecir exactamente cómo se comportará la máquina. Pero en la práctica, el «rozamiento» hace que sea imposible prever con precisión todos los movimientos de esta última. Así, el concepto de rozamiento es un recordatorio constante de la imprevisibilidad y la complejidad de la guerra, y un rechazo de las teorías que pretenden reducir la guerra a un conjunto simple y predecible de reglas o principios.
En el caso ucraniano, que ha recibido una gran cantidad de material muy moderno y capaz, pero con el que todavía se están familiarizando, tal amalgama de sistemas de distintas procedencias y con exigencias muy distintas prometen un rozamiento importantísimo. Y podrá argüirse que la ofensiva ucraniana todavía no ha comenzado y que por lo tanto el rozamiento no puede darse, pero este está sin duda también presente desde las fases previas, con las AFU tratando de situar las primeras unidades en sus bases de partida, con otras ultimando el entrenamiento y perfeccionando la capacidad a la hora de operar como un todo, etcétera.
Más allá del miedo a la cantidad de rozamiento que pueda generarse, sin duda los ucranianos estarán tratando de despejar al máximo la «niebla de guerra», otro concepto del pensador alemán aunque en puridad nunca lo emplease como tal en sus escritos. En cualquier caso, la expresión hace referencia a la incertidumbre causada por la limitada información disponible para los comandantes en el campo de batalla.
Esta falta de información y claridad puede ser el resultado de varios factores, incluyendo el caos de la batalla, la complejidad del terreno, la falta de reconocimiento y la desinformación o los intentos de engaño por parte del enemigo, algo en lo que como sabemos, Rusia es experta. Además, son dos conceptos interrelacionados, el de «rozamiento» y el de «niebla de guerra», ya que este último es uno de los muchos factores que hacen que la guerra en la realidad sea más complicada y menos predecible de lo que parece en teoría.
Así las cosas, los ucranianos estarán intentando estirar los plazos al máximo -y hacen bien en no ceder a la presión internacional, pues nadie como ellos sabe cuál es la situación real sobre el terreno- para ultimar la recolección de inteligencia –no hay más que recordar el contenido de los últimos paquetes de ayuda-, reunir recambios, municiones y demás, terminar de formar al personal y, en resumen, minimizar todos los factores que puedan provocar que una operación que entraña enormes dificultades –ha de ser una coreografía perfecta-, culmine en desastre.
Todo ello, mientras esperan que sus socios -ya hemos hablado al comienzo de la disposición de los EEUU y Reino Unido a seguir sosteniendo a Ucrania- cumplan con lo prometido, especialmente en el caso de una Unión Europea que está teniendo enormes problemas para hacer llegar munición en las cantidades esperadas (en relación con lo cual, por cierto, ha tenido lugar hoy una importantísima reunión en Bruselas).
En relación con todo lo anterior, como nos recuerdan habitualmente muchos de nuestros seguidores en Twitter, lo visto podría ser parte de una PSYOP occidental con el objetivo de que Rusia se relaje -si es que eso es posible, confiando en sus capacidades a la hora de hacer frente a la ofensiva ucraniana. No obstante, hay argumentos para pensar que es prácticamente imposible que una operación de esta envergadura tenga lugar.
- En primer lugar, porque en Occidente, mal que pese a algunos, la prensa es -en términos generales-, libre. Por supuesto, libre no implica bien informada, ni dice demasiado sobre la calidad de las fuentes empleadas, pero al menos supone diferencia de opiniones y la posibilidad, aunque solo sea por la búsqueda del «clickbait» de ir a sensu contrario.
- En segundo lugar, porque las opiniones poco optimistas no provienen de un único país, sino que como hemos visto han procedido de lugares tan diferentes como los Estados Unidos, la propia Ucrania o la República Checa, en este caso de boca de su presidente, el ex-general Petr Pavel.
- En tercer lugar, y relacionado con lo anterior, porque aunque sobre el papel no es imposible coordinar a distintos gobiernos de forma que ninguno se aparte de cierto guión, como sabemos hay sensibilidades demasiado diferentes entre las sociedades, las clases políticas y entre la prensa de los Veintisiete, los EEUU y el resto de aliados de Ucrania, como para ser capaces de organizar una operación de desinformación a esta escala.
Todo lo cual, por supuesto, no quiere decir que los medios -que se dedican generalmente a plasmas opiniones de otros- no puedan estar equivocados. Simplemente hay demasiados interrogantes como para asegurar, con los datos disponibles, que la ofensiva ucraniana vaya a ser un fracaso. Al fin y al cabo, han sido muchas las ocasiones en las que Ucrania ha sorprendido en el último año y pico de guerra.
Antes de pasar al análisis de lo ocurrido sobre el terreno, es obligatorio comentar que en las últimas horas se ha confirmado por parte estadounidense que el supuesto derribo de un misil hipersónico Kinzhal ruso por parte de un sistema antiaéreo Patriot realmente se produjo. Además, horas después han aparecido vídeos con nuevas imágenes de los restos.
Estos, que en las primeras imágenes mostradas parecían como poco dudosos, han sido recogidos y mostrados a las cámaras por parte de las AFU, confirmándose que son efectivamente los mismos de las primeras fotografías filtradas, aunque manteniéndose algunas dudas respecto si se trata o no de un Iskander.
Lo importante en cualquier caso -asumiendo que todo sea real- es que se demostraría que los misiles hipersónicos no solo no son la panacea, por su coste y limitaciones, sino que además son vulnerables a las defensas aéreas, por mucho que puedan tener más dificultades para interceptarlos que en el caso de los misiles supersónicos y, por supuesto, los de crucero subsónicos.
Respecto a lo ocurrido sobre el terreno, hoy se ha combatido en Masyutivka, en la región de Járkov y al sur de Dvorichna. No obstante, no parece que se trate de acciones importantes y desde luego, hace ya meses que Rusia terminó de agotar sus posibilidades en esta zona del frente -salvo que reúna nuevas fuerzas-, sin conseguir cruzar en ningún caso el Oskil. Además de allí, se habrían producido ataques rusos en dirección a Stelmakhivka y nuevamente a Bilohorivka, sin cambios.
En la zona de Bakhmut los combates de han concentrado hoy en la parte oriental de la ciudad, así como en la curva de la carretera T-0506 y ya al sur, en las inmediaciones de Ivanivske y el canal de agua dulce, en donde las tropas ucranianas han ganado algo de terreno recientemente. Como curiosidad, se ha podido ver un vídeo de un carro de combate T-90 ruso destruido al sur de Bakhmut, posiblemente por la acción de un drone ucraniano que habría provocado un incendio en la munición interna. Lo interesante no es la destrucción en sí, sino el hecho de que Rusia emplee en combate urbano carros tan modernos, lo que supone un desperdicio dada su vulnerabilidad y la dificultad de reponerlos.
Al oeste de la ciudad de Donetsk, aunque no se han reportado combates en Avdiívka hoy, sí ha trascendido la captura rusa de la aldea de Kam’yanka, al noroeste de la anterior y sobre cuya situación se dudaba. También se ha combatido en Mariínka, sin cambios.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La actualidad internacional y diplomática comienza por Moscú, toda vez que Rusia ha anunciado que se retirará formalmente del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (CFE, por sus siglas en inglés), firmado en 1990, y uno de los más significativos en términos de control de armamentos convencionales.
Este tratado fue firmado por los 22 miembros de la OTAN y del Pacto de Varsovia, y buscaba limitar la cantidad de cierto tipo de armamento convencional, como tanques, aviones de combate y helicópteros de ataque, que podían tener los países de ambos lados de la Cortina de Hierro en la Europa post-Guerra Fría. El objetivo era prevenir la acumulación desmedida de armamento y fomentar la paz y la estabilidad en la región.
El tratado fue modificado en 1999 en Estambul, pero esta versión modificada no fue ratificada por todos los países miembros, lo que llevó a tensiones y a la eventual suspensión de la participación de Rusia en el tratado en 2007. Ahora, con el anuncio ruso, se rompe un nuevo canal de comunicación entre Occidente y Moscú, dificultándose más si cabe la negociación de un equilibrio militar estable en el Viejo Continente una vez la guerra llegue a su fin, lo que sin duda es negativo.
Cambiando radicalmente de tercio, hoy desde el Ministerio de Exteriores de Ucrania han explicado sobre lo que la “Paz Real significa”:
- Restaurar las fronteras internacionalmente reconocidas de Ucrania
- Una patria segura para el pueblo tártaro en la Crimea ucraniana
- Buques graneleros en el Mar Negro, no buques de guerra
- Un mundo bajo el imperio del derecho internacional en lugar de la fuerza
Ha sido, además, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, quien ha insistido hoy en que la contraofensiva ucraniana “no debe verse como el final” y ha instado a no pensar en la esperada contraofensiva como la última “porque no sabemos qué saldrá de ella”.
Mientras tanto en el Cuartel General de la OTAN en Bruselas ha tenido lugar la reunión del Comité Militar de la Alianza, es decir, los Jefes de Estado Mayor de Defensa aliados y su contraparte sueca como invitada. Asimismo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha participado en la primera sesión de la reunión para abordar las principales prioridades y desafíos de la Alianza como preparación de la próxima Cumbre de la Alianza en Vilna en julio.
El presidente del Comité Militar, el almirante Rob Bauer, al inaugurar la sesión ha declarado que Rusia se encuentra ahora en el decimoquinto mes de lo que esperaban que sería una guerra de tres días y ha precisado: “Goliat está vacilando. Y eso se debe a que David ha demostrado una inmensa resiliencia y brillantez táctica, con el apoyo de 50 naciones de todo el mundo”.
Mañana, esta misma reunión se reproducirá, pero a nivel de la UE. Es decir, los Jefes de los Estados Mayores de los Estados miembros de la UE y el propio Estado Mayor de la UE se reunirán para discutir, entre otras cuestiones, el apoyo a Ucrania y las nuevas iniciativas para la adquisición conjunta de munición para enviar a Kiev, pero también para reponer los stocks, así como la nueva propuesta legislativa anunciada el pasado día 3 por el comisario de Industria Thierry Breton, el ya conocido ASAP.
Asimismo, el Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, se reunirá con los Jefes de Estado Mayor de los Estados miembros y de la UE tras haber copresidido hoy junto con Breton -y por primera vez en la historia- una reunión de alto nivel con una gran muestra de la industria europea de defensa dedicada a la fabricación de misiles y municiones.
El objetivo no ha sido otro que el de definir el camino a seguir para lograr el aumento de la producción industrial y, por ende, la implementación de las vías 2 y 3 anunciadas para enviar munición adicional de 155 mm (pero también de 152 mm) a Ucrania y reponer los stocks de los Estados miembros, y aumentar la capacidad de producción de las empresas europeas, respectivamente. Asimismo, Borrell y Breton han destacado precisamente que el objetivo último de “producir 1 millón de proyectiles y misiles en un año exige compromiso y acción colectivas”.
A nivel de ayuda, República Checa ha anunciado que proporcionará a Ucrania dos sistemas de defensa antiaérea Kub y misiles. Según el presidente del país, Petr Pavel, cree que sería aconsejable considerar también brindar a Ucrania un avión de combate checo L-159.
Por su parte, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, se ha reunido con su homólogo neerlandés, Wopke Hoekstra, unos días después de la visita del presidente Zelenski a La Haya. Así pues, han continuado las conversaciones sobre las consideraciones de Países Bajos para entregar aviones de combate F-16 a Ucrania, la cumbre de la OTAN y los nuevos suministros de armamento.
A nivel de ministros de Exteriores, la otra reunión del día ha sido la mantenida entre Qin Gang y Catherine Colonna. Tras visitar ayer Berlín, el ministro de Exteriores chino ha viajado hasta París para discutir con su homóloga galasobre “las crisis internacionales, en particular la guerra de agresión rusa contra Ucrania, así como los problemas globales, particularmente en vista de la Cumbre de París sobre un nuevo pacto financiero global”. Sin embargo, ya antes de la reunión y con la ministra alemana presente, Colonna ha pedido a China que use “sus relaciones con Rusia” y es “necesario que China use sus relaciones con Rusia para hacer que Rusia comprenda mejor que está en un callejón sin salida y pedirle que entre en razón”.
Por otro lado, Rafael Mariano Grossi, director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA), se ha reunido con Pekka Haavisto, ministro de Exteriores de Finlandia, para hablar sobre los esfuerzos que la Agencia está realizando en Ucrania para garantizar la seguridad nuclear y la protección de la planta de energía nuclear de Zaporiyia.
Cambiando de tercio, el Gobierno de Ucrania ha aprobado medidas para evitar la entrada de combustible, petróleo y productos petrolíferos rusos en Ucrania, incluidos los combustibles para motores, hidrocarburos en estado gaseoso y biodiésel. Esto es considerado por el Ministerio de Energía ucraniano como otro paso importante para proteger sus intereses y soberanía nacional.
Por último, los países del Triángulo de Lublin -esto es, Lituania, Polonia y Ucrania- han presentado por primera vez un informe conjunto sobre “Resiliencia a la desinformación” en la sede de la UNESCO. Durante el evento, los discursos de los participantes han girado en torno a la importancia y la necesidad de una mayor consolidación de los esfuerzos para luchar contra la propaganda y la desinformación rusas en todo el mundo.
Para concluir, dos curiosidades. De un lado, Polonia ha decidido reemplazar el nombre ruso de la ciudad de Kaliningrado por Krolewiec, el antiguo nombre placo de esta ciudad. En palabras del ministro de Desarrollo de Polonia, Waldemar Buda, “No queremos la rusificación en Polonia, de ahí nuestra decisión de llamar a Kaliningrado y su región en nuestro propio idioma”.
De otro, Rusia ha anunciado el levantamiento del régimen de visados con Georgia y permite la reanudación de los vuelos de las aerolíneas rusas al país que estaba en vigor desde 2008.
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