En un día en el que se han producido inundaciones a lo largo del curso del río Dniéper, la actualidad de la guerra de Ucrania ha venido marcada por las visitas que Putin y Zelenski han hecho a distintos puntos de la geografía del país. También por la llegada de los primeros carros ligeros AMX-10RC franceses a Ucrania, el acuerdo alcanzado entre este país y Polonia respecto al grano ucraniano. Sobre el terreno, continúan los combates en Bakhmut, con cambios mínimos pese a los constantes intentos rusos.
Mientras Putin visitaba la retaguardia rusa, concretamente la localidad de Schaslyvtseve, en la región de Zaporiyia y muy cercana a Crimea, Zelenski se acercaba hasta la misma línea de frente en Avdiívka, uno de los lugares más peligrosos de Ucrania en estos momentos, aprovechando de paso para imponer condecoraciones a sus militares. Más allá de filias y fobias, lo que muestran ambos actos son dos formas totalmente opuestas de encarar la comunicación estratégica.
En el caso de Zelenski, desde el primer día de la invasión, y en algunos casos asumiendo un gran riesgo personal pues había equipos de Wagner entre otros intentando «cazar» al Presidente ucraniano, aprovechó cada salida al exterior todavía en Kiev para hacer campaña en favor de la resistencia y para intentar dar ejemplo a su pueblo a la vez que demostrar que la voluntad de resistencia ucraniana era inquebrantable.
En línea con esto, las alocuciones diarias a través de las redes sociales y de las webs gubernamentales, una agenda endemoniada con varias videoconferencias al día, recepciones de representantes extranjeros desde las primeras semanas del conflicto y posteriormente viajes a distintas partes del país y al extranjero, han elevado al líder ucraniano a los altares, aupado también por la prensa internacional y por las campañas de imagen llevadas a cabo desde los países aliados de Ucrania.
Así las cosas, no es de extrañar que haya sido nombrado el «hombre del año» por la revista Time, que sea un ejemplo para muchas personas y que haya logrado amalgamar en torno a su figura el destino de todo un pueblo, identificando uno y otro.
Por supuesto, nada de esto sirve para ocultar, a poco que se profundice, muchas decisiones controvertidas, aunque en muchos casos explicables debido a la situación de guerra en la que se encuentra el país. Desde la práctica expulsión de la oposición de la vida política ucraniana a los escándalos de corrupción, son muchas las sombras de su gestión.
Una gestión que si ha continuado produciéndose ha sido, muy posiblemente, por la forma magistral en la que Zelenski ha sabido aprovechar la guerra para imponer reformas y cambios de todo tipo y profundizar en el acercamiento de Ucrania a la UE y la OTAN a costa de dividir a un país en el que difícilmente podrán convivir más prorrusos y proucranianos.
Por supuesto, no se puede achacar al Presidente ucraniano la responsabilidad de la invasión (esta corresponde absolutamente a Rusia y a Putin). Él mismo, como su gabinete, no creyó hasta el último momento que se fuese a producir, lo que explica algunas de las improvisaciones y errores de los primeros días. Errores que, sin embargo, ha sabido hacer que queden en segundo plano, maximizando la visibilidad de los aciertos y, en todo momento, demostrando un control magistral de la imagen que transmitía, a la vez que sobre el relato.
Un aspecto este último sorprendente, pues Ucrania ha sabido, durante mucho tiempo, imponerse a Rusia en el aspecto informativo (con la inestimable ayuda de Occidente), cuando todo apuntaba a que la experiencia de Moscú en cuanto a guerra informativa iba a sepultar cualquier esperanza ucraniana.
Del lado contrario, Putin se ha mostrado como un líder distante, un «general» que controla sus fuerzas desde la retaguardia. Incluso, como un político que delegaba por completo el control de la «Operación Militar Especial» sobre sus generales -aunque hay muchos motivos para pensar que en la práctica su injerencia sobre el día a día de las operaciones ha sido intensa y en algunos casos ha estado detrás del pobre desempeño ruso-.
Desde sus inicios en la política nacional, cuando pasó de San Petersburgo a Moscú, Putin se ha mostrado ambiguo. Si por una parte transmitía la imagen de un líder fuerte, capaz de controlar un país de las dimensiones de Rusia y con su particular división territorial, en la práctica su control sobre la élite ruso no ha sido tan férreo como muchos presuponen.
Su virtud, como político (en el sentido que le daba Maquiavelo al término «virtú»), ha residido en gran medida en su habilidad para equilibrar el poder que ostentaban las diversas facciones que han venido conviviendo entre la élite política rusa (liberales, nacionalistas, oligarcas, silovikis…), evitando que ninguna de ellas pudiese imponerse y suponer una amenaza a su propio dominio sobre la vida política del país.
Esto, en algunos casos, lo hemos podido ver a lo largo de la guerra al permitir las luchas intestinas entre la facción encabezada por Shoigú y Guerásimov, formada en su mayor parte por militares, y esa otra de la que han formado parte elementos como Kadírov, Prigozhin o Surovikin. En ocasiones mediando entre ellos, en ocasiones inclinándose a un lado o a otro, Putin ha conseguido en todo momento, como el magnífico titiritero que es, mantener los equilibrios sin que se cuestione en ningún momento su propio papel, salvo excepciones (y basadas en rumores registrados en los papeles filtrados en las últimas semanas).
Una actitud calculada, la de Putin, que se extiende también a la imagen que proyecta, pensada para «aislar» al Presidente ruso de la agitación de la vida política, elevándolo por encima de esta (lo que implica que todo el que esté por debajo es en la práctica prescindible, por mucho poder que llegue a ostentar), y cultivando de paso cierto «culto a la personalidad» (que también se ve, aunque a otro nivel, en el caso de Zelenski) que nos retrotrae a lo más crudo de la época soviética y a la figura de Stalin, a quien no por casualidad se ha rehabilitado gradualmente desde que Putin accediera al poder hace ya más de dos décadas.
Dos aproximaciones diferentes a la comunicación estratégica que, no obstante, no son ni «mejores» ni «peores», pues cada una responde a una circunstancia diferente: 1) si Zelenski ha de granjearse las simpatías tanto de sus conciudadanos, como de los votantes occidentales, presentándose como un adalid de la democracia, un reformador y un líder dispuesto llegado el caso a correr la misma suerte que han corrido decenas de miles de ucranianos en este año de guerra; 2) Putin quiere ser visto como el defensor de la «Rusia eterna», un símbolo más que una persona de carne y hueso, capaz de encarnar unos valores que van más allá de las vicisitudes del momento. Alguien, en suma, a quien aferrarse (asumiendo si hace falta una nueva Opríchnina) con tal de evitar un nuevo periodo tumultuoso, como el que siguiera a la muerte del zar Teodoro I, o a la implosión soviética…
Pasando a lo ocurrido sobre el terreno, hoy se ha registrado, en el caso de la región de Járkov, un ataque ruso en dirección a Synkiv’ka, localidad al noreste de Kupiansk que llevaba tiempo relativamente tranquila. No se han registrado cambios.
Al sur del río Donets, los combates se han producido una jornada más en dirección a Spirne, así como en el centro de Bakhmut, en donde se han producido cambios mínimos -los avances diarios de Wagner han pasado a medirse prácticamente en casas más que en metros- pese a la intensidad de los combates. Al sur de esta ciudad, se han reportado acciones a la altura de Ivanivske, concentrándose estas por el momento en las inmediaciones del canal, aunque también en dirección a Predtechyne, ya más al oeste.
En cuanto al oeste de la ciudad de Donetsk, los combates han proseguido en torno a Novokalynove, Avdiívka, Severne y Permovais’ke en la parte septentrional de este sector del frente, así como en Mariínka, en la meridional.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Abrimos la sección institucional y diplomática de hoy enlazando con la respuesta de Ucrania a las recientes declaraciones del presidente de Brasil, Luiz Inazio Lula da Silva, sobre la creación de un G20 político para ejercer de mediadores entre Rusia y Ucrania. La reacción de Kiev, -que llega además, un día después de que el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, visite Brasil-, ha sido precisamente la de extenderle invitación a visitar Ucrania para que “[comprenda] las verdaderas razones de la agresión rusa y sus consecuencias para la seguridad mundial”.
Además de visitar a los soldados en el frente y a aquellos hospitalizados en el óblast de Donetsk como se ha explicado en la sección anterior, el presidente ha hablado por teléfono con el portavoz de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy. En particular, el presidente Zelenski ha agradecido el apoyo bipartidista a Ucrania por parte del Congreso y le ha actualizado sobre la situación en el frente y las necesidades urgentes de defensa de Ucrania en lo que se refiere a vehículos blindados, artillería, defensa aérea y aeronaves. De otro lado, Zelenski y McCarthy han discutido el aumento de la presión de las sanciones sobre Rusia refiriéndose especialmente al petróleo y gas.
De hecho, cabe recordar que ayer en el marco del G7 Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido y Francia lograron cerrar un acuerdo para aislar a Rusia en el sector de la energía nuclear. Ha sido el primer ministro Shmyhal quien ha reiterado su llamamiento para que sus socios introduzcan sanciones contra la industria nuclear rusa y cesen sus importaciones de combustible nuclear ruso. Esta medida, no obstante, no logró introducirse en el 10º paquete de sanciones de la UE contra Rusia.
Continuando con este tema, este viernes tendrá lugar la próxima reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania en la base aérea de Ramstein, en Alemania, coincidiendo con el aniversario del lanzamiento de este formato para coordinar el apoyo militar a Kiev. Al respecto, Ucrania y sus socios están llevando a cabo los preparativos para el encuentro. Prueba de ellos es la llamada telefónica entre el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, y el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, para comentar las prioridades de ayuda militar actuales.
De otro lado, Lloyd Austin ha recibido a su homólogo británico Ben Wallace en Washington y, entre otras cuestiones, han discutido los preparativos de la reunión y el apoyo sostenido a Ucrania. Sí cabe remarcar que al darle la bienvenida a Wallace, el representante americano ha enfatizado que ante la elección del Kremlin del “camino de la atrocidad y la agresión” y habiendo respondido el pueblo ucraniano “con un coraje increíble” va a continuar diciendo que apoyarán a Ucrania en su lucha el tiempo que sea necesario.
En paralelo, el jefe del gabinete de Zelenski, Andriy Yermak, se ha reunido de manera telemática con los miembros de los comités de defensa y asuntos exteriores de la Cámara de los Comunes del Parlamento británico. Yermak se ha encargado de trasladar las necesidades de las tropas, así como la situación actual en el frente, y por supuesto de agradecer el apoyo recibido hasta la fecha por Reino Unido. Por otro lado, también ha realizado un llamamiento a los representantes del Parlamento británico para que les ayuden “a llevar ante la justicia a todos los culpables de esta terrible guerra”.
Por su parte, el asesor de la presidencia de Ucrania, Mikhailo Podolyak, ha comentado lo siguiente en su perfil de Twitter:
“Si aquellos que escriben largas lecturas sobre la necesidad de congelar el frente y crear una eterna zona gris en Europa, una pústula de guerra cada vez mayor, escribieran con la misma pasión sobre la necesidad de proporcionar a Ucrania misiles y aviones de largo alcance, estaríamos viviendo en una realidad diferente hoy.”
Con base en lo anterior, únicamente queda esperar hasta que lleguen -o no- nuevos anuncios de paquetes adicionales de ayuda militar, incluyendo el debate en torno a la creación de una coalición de aviones de combate como ya sucediese con los carros.
Sin embargo, otro tipo de ayuda sí ha destacado hoy, pese a no ser militar. Francia suministrará a Ucrania raíles de acero reciclado producidos en Hayange (en la región francesa de Lorena) por un total de 25.000 toneladas de unidades o, lo que es lo mismo, un 8 por ciento de la producción anual de la fábrica alemana Saarstahl Rail de la cual procede el acero inicialmente. Una donación de lo más interesante y quizá poco vistosa, pero que ayudará a que se reparen más de 150 kilómetros de vías ferroviarias ucranianas.
Cambiando de tercio, Dmytro Kuleba, ministro de Exteriores de Ucrania, ha proseguido con su tour por Oriente Medio llegando hoy a Kuwait. Allí ha sido recibido por su homólogo, el ministro Sheikh Salem Al Sabah para conmemorar el 30º aniversario de las relaciones diplomáticas entre Ucrania y Kuwait. Como ha sido siendo lo habitual en las reuniones de Kuleba con representantes extranjeros, la conversación ha girado en torno a las vías para mejorar e intensificar la cooperación bilateral entre sus países.
Asimismo, se ha reunido con Waleed Al-Bahar, director interino del Fondo de Kuwait para el Desarrollo Económico Árabe con el propósito de invitar al país a participar en la reconstrucción de Ucrania. Más concretamente, durante su encuentro han comenzado a discutir sobre proyectos sociales y humanitarios centrados en esencia en la construcción de escuelas y hospitales.
Continuando con el plano humanitario, bajo la iniciativa “Grano de Ucrania” se han logrado entregar otras 30.000 toneladas de trigo a Yemen, uno de los países más afectados por la inseguridad alimentaria consecuencia de la guerra en Ucrania. Por el momento más de 30 países y organizaciones internacionales se han sumado a la iniciativa, entre los que se cuentan a los Estados miembros de la UE, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, Corea y Catar, y han recaudado 200 millones de dólares.
Por otro lado, siguiendo la estela de Polonia, Hungría y Eslovaquia, Bulgaria está planteándose prohibir también las exportaciones de grano ucraniano debido a los efectos que está causando su entrada en el mercado local.
Sin embargo, hoy Varsovia ha llegado a un acuerdo con Kiev para reanudar a partir del viernes 21 de abril el tránsito de cereal ucraniano por su territorio. Pese a ello, los problemas persisten a nivel local pues las autoridades polacas alegan que no solo los silos de cereales están repletos, sino también aquellos de casi todos los productos de consumo diario como frutas, verduras y azúcar, o incluso la miel y el vino. Por el momento la Comisión Europea no se ha pronunciado si bien los países afectados enviaron una carta solicitando una reunión para atajar las consecuencias derivadas del establecimiento de los “corredores solidarios” para facilitar el tránsito del cereal ucraniano.
Para concluir, a nivel humanitario también hay que destacar que el presidente Zelenski ha confirmado que desde el 24 de febrero de 2022 han logrado que 2.235 ucranianos sean liberados del cautiverio ruso. Así, insiste en que llevarán de vuelta a Ucrania a todos y cada uno de los ucranianos que aún están en manos rusas. No obstante, no ha especificado cuántos prisioneros rusos se han liberado en total tras los sucesivos intercambios realizados.
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