Mientras se disipan los rumores de avances ucranianos en la región de Zaporiyia, continúan los combates en Bakhmut, en donde Wagner sigue logrando constantes pero magros avances. Al mismo tiempo, continúa la polémica en torno a las declaraciones de su fundador, Yevyeniy Prigozhin, relativas a lo que debería ser el futuro de la «Operación Militar Especial». En el plano internacional, a su vez, el tema candente en las últimas horas sigue siendo la forma en la que el grano ucraniano está inundando los mercados de algunos Estados de la UE, lo que está forzando vetos al mismo como forma de proteger a los productores locales.
Ayer cerramos la parte militar del informa haciendo referencia a unas declaraciones del fundador de Wagner, Yevyeniy Prigozhin, que mucho interpretaron como una quiebra del apoyo de este a la continuación de la «Operación Militar Especial». Nada más lejos de la realidad, a tenor del mensaje del propio Prigozhin en el que se basaban estas ideas.
En más de una ocasión hemos señalado que, precisamente Prigozhin, era parte del ala más dura dentro de la élite rusa. Una élite que no es solamente política, sino que constituye una amalgama un tanto extraña de políticos -tanto nacionales como regionales, puestos estos últimos por Moscú-, oligarcas, banqueros, personal procedente de las Fuerzas Armadas o del Servicio Federal de Seguridad y tipos como Prigozhin, que tienen más de señor de la guerra, que de empresario o político al uso.
El caso es que Prigozhin lo que muestra en el mensaje que hemos enlazado anteriormente no es su oposición a la continuación de la «Operación Militar Especial», sino más bien su enfado porque buena parte de esa élite a la que hacíamos referencia parece estar dispuesta a abandonar la lucha, congelando la guerra de Ucrania y buscando un acuerdo con Ucrania y los Estados Unidos.
Buena parte de quienes defienden esta opinión procedería del propio Ministerio de Defensa, con Serguéi Shoigú a la cabeza (recordemos que es el enemigo por antonomasia de Pigozhin y que representan posiciones totalmente opuestas en muchos aspectos), más propensos a tomarse el conflicto de Ucrania como un problema a resolver de forma racional, al considerarla más un cálculo de costes-beneficios que una cuestión de supervivencia nacional.
En este caso, en vista de la oposición interna, los problemas industriales, la amenaza de la futura ofensiva ucraniana, etcétera, serían más proclives a la negociación, dando lo ganado como una victoria, de ahí las referencias de Prigozhin a que debería decretarse el final de la «Operación Militar Especial», en realidad una forma de mofarse de quienes mantienen dicho punto de vista.
Esta es una solución que en nada satisface a un Prigozhin que: 1) no quiere verse desplazado en las luchas internas rusas; 2) no quiere perder lo que está siendo un lucrativo negocio para su organización, por muchos muertos -o precisamente por- que ponga sobre la mesa en lugares como Bakhmut y que; 3) muy posiblemente crea a pies juntillas tanto en la necesidad de continuar la lucha, como en que lo que Wagner Group ha venido haciendo en Bakhmut tiene sentido estratégico.
Esto último es importante, pues buena parte de la diatriba de Prigozhin gira en torno a la idea de que Wagner Group habría conseguido (recordemos la polémica hace unas semanas relativa a las opiniones de analistas como Rob Lee y Michael Kofman) básicamente sola ejercer un gran desgaste a las Fuerzas Armadas ucranianas (Prigozhin dice que tendrían 200.000 hombres preparados para la ofensiva).
Más importante si cabe: Prigozhin deja caer que lo ocurrido en Bakhmut estaría dificultando las tareas ucranianas de generación de la fuerza y demás, relacionadas con la futura ofensiva, imponiendo sucesivos retrasos a esta y, en definitiva, contribuyendo a que no se produzca o a que, cuando llegue, lo haga en condiciones desfavorables.
Dicho esto, hay que aclarar que son las declaraciones de Prigozhin, ni más ni menos. Es decir, que incluso siendo abiertamente opuestas a las que podrían hacer dentro del Kremlin elementos con otras sensibilidades, no se apartan demasiado del relato oficial ruso sobre Bakhmut, por ejemplo (tampoco, y es una buena a referencia a Putin, sobre los planes anglosajones de romper a Rusia).
En cualquier caso, la realidad sobre el efecto que esta batalla haya tenido o no sobre las Fuerzas Armadas ucranianas tardaremos mucho tiempo en conocerla. Eso incluso aunque la ofensiva ucraniana fracase, pues se trata de una operación tan compleja y con tantos retos e interrogantes por sí misma, que llegado el caso a lo ocurrido en Bakhmut y al desgaste sufrido no podría achacarse más que una parte de la responsabilidad dentro de un todo en que el intervienen muchísimos otros factores.
Respecto a lo ocurrido sobre el terreno, al norte de la línea de frente prácticamente se ha repetido lo ocurrido ayer, en el sentido de que los enfrentamientos han vuelto a afectar a las áreas en torno a Kreminna y a Bilohorivka. En este último caso, las tropas ucranianas habrían logrado avanzar algunos metros en dirección sureste en la zona de la cantera, a costa de la milicia de Lugansk. Además, han trascendido algunos detalles sobre el ataque de los M142 HIMARS ucranianos sobre Rubizhne, localidad en la que habría sido alcanzado un centro logístico utilizado por el 41 CAA ruso.
En cuanto a Bakhmut, los combates habrían afectado hoy a Khromove, así como al centro de la localidad, en la que tanto Wagner como las tropas rusas controlarían aproximadamente el 80% de su superficie, lo que no quiere decir que su toma vaya a ser fácil, dada la elevación de la zona bajo control ucraniano.
Más al sur, en torno a Avdiívka, los combates han afectado tanto a esta ciudad, como a Severne. Lo único interesante respecto a lo que ocurre en esta localidad tiene que ver con el alto desgaste ruso y con el hecho de que, semanas después de sus frustrados ataques, parecen estar más lejos de alcanzar su objetivo que antes de iniciarlos. También se ha luchado en Mariínka.
Por último, en referencia a los rumores sobre localidades tomadas por las Fuerzas Armadas de Ucrania en las dos jornadas previas en la región de Zaporiyia, cabe decir que se han ido disipando y que la única referencia hoy, llegada de Telegram, ha tenido que ver con un bombardeo ruso sobre Malinivka. En cualquier caso, sí que se estaría produciendo actividad en este área.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La jornada de hoy tanto para Ucrania como para Rusia ha estado marcada por la Pascua de Resurrección ortodoxa. En su mensaje emitido a la población, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha destacado que celebran la Pascua con “fe en la irreversibilidad de esta victoria” donde “el cielo ve nuestra fe y firmeza” y “el mundo ve valor e invencibilidad”.
Un mensaje que ha sido compartido por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea acompañado del siguiente mensaje: “Feliz Pascua para el pueblo ucraniano. Como la luz vence a la oscuridad, vosotros prevaleceréis. Os apoyaremos todo el tiempo que sea necesario”.
Por su parte, el primer ministro Denys Shmyhal también ha compartido su felicitación de Pascua mediante vídeo, una vía de comunicación poco empleada por el dirigente en lo que va de guerra. De otro lado, la viceprimera ministra de Exteriores, Emine Dzheppar, ha destacado que hoy los “terroristas rusos atacaron y destruyeron iglesias en Ucrania”. Más concretamente, los ataques se han producido en las regiones de Zaporiyia y Donestk, y en el óblast de Nicolaiev 2 adolescentes han muerto como resultado de un bombardeo por parte de las tropas rusas. Insiste así en que “Matar y destruir son las únicas cosas ‘sagradas’ para el estado agresor”.
El ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, además de emitir su propio mensaje de felicitación al pueblo ucraniano en las últimas horas ha confirmado que Costa Rica se unirá al “Grupo Principal sobre el Tribunal Especial para el crimen de agresión contra Ucrania”. De este modo, ya son 34 estados los que apoyan la iniciativa. Además, durante la llamada con su homólogo Arnoldo Tinoco han discutido distintas vías para impulsar aún más la cooperación bilateral.
Hoy 130 prisioneros ucranianos están regresando en varias fases a sus hogares en lo que ha sido calificado como “el gran intercambio de Pascua”. Según el jefe de la Presidencia de Ucrania, Andriy Yermak, “La esperanza es la quintaesencia de las vacaciones” refiriéndose a la Pascua y destacando que es este sentimiento lo que han podido sentir las familias de los prisioneros tras tanto tiempo esperando. Sin embargo, no se ha especificado el número de prisioneros rusos que habrían sido liberados.
Mientras los prisioneros vuelven a sus hogares, los menores ucranianos de la ciudad de Enerhodar han comenzado a ser deportados ilegalmente a Rusia según ha informado Energoatom, la operadora de energía nuclear ucraniana.
En otro orden de cosas, hoy el periódico italiano La Repubblica ha publicado un artículo en el que se afirma que Roma ha entregado docenas de obuses autopropulsados M109L a Ucrania. Asimismo, indican que según algunas fuentes Italia estaría planeando transferir un total de 60 unidades “en un futuro cercano”. No obstante, habrá que esperar a que esta información se confirme por el gobierno de Giorgia Meloni si bien hay que tener presente que Italia ha sido uno de los países más opacos en lo que a la publicación de la ayuda enviada a Kiev se refiere tal y como ponemos de manifiesto en nuestro segundo libro sobre la guerra de Ucrania.
Moviéndonos al lado de Rusia, el recién nombrado ministro de Defensa de China, Li Shangfu, ha elegido Moscú como su primer viaje al exterior y donde se ha reunido con el presidente Putin. Durante su encuentro han elogiado la cooperación militar entre Rusia y China, y han declarado una asociación “sin límites”. El presidente Putin ha declarado al respecto:
“Estamos trabajando activamente a través de nuestros departamentos militares, intercambiamos regularmente información útil, trabajamos juntos en el campo de la cooperación técnico-militar y realizamos ejercicios conjuntos.”
A lo anterior acabe añadir que el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, ha vuelto a pronunciarse sobre vías para poner fin a la guerra en Ucrania. En esta ocasión, ha propuesto crear un “G20 político” basado en una mediación conjunta y que ya habría sido discutida con China y Emiratos Árabes Unidos durante las visitas oficiales efectuadas a sus territorios recientemente. Asimismo, Lula ha afirmado que ya ha discutido esta iniciativa con el presidente americano, Joe Biden, el canciller alemán Olaf Scholz, el presidente francés Emmanuel Macron y otros líderes de países de América Latina. En sus propias palabras:
“El presidente Putin no está tomando ninguna iniciativa para detener la guerra. Zelensky de Ucrania no está tomando ninguna iniciativa para detener la guerra. (…) Europa y Estados Unidos continúan contribuyendo a la continuación de la guerra. Así que tienen que sentarse alrededor de la mesa y decir: ‘Es suficiente’. (…) El G20 se formó para rescatar la economía [mundial] que estaba en crisis. Ahora es importante crear otro tipo de G20 para acabar con esta guerra y establecer la paz. Esta es mi intención y creo que lo lograremos.”
De cara a la próxima semana, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, iniciará mañana su viaje a Brasil, Venezuela, Nicaragua y Cuba. Visitas que le ocuparán hasta el viernes día 21 de abril y en las que se espera que se reúna con los dirigentes de estos países, así como con sus homólogos. Según informa el Ministerio de Exteriores el objetivo clave del viaje es el de fortalecer la cooperación en beneficio muto entre los países en distintos ámbitos como el político, comercial, económico, humanitario y cultura, entre otros.
Por último, y en el caso de su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, este llegará mañana a Bagdad donde se reunirá con su homólogo iraquí, Fuad Hussein, y el primer ministro Mohammad Chia Al-Soudani para discutir el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre Ucrania e Iraq y “realizar consultas sobre varios temas y discutir los desafíos regionales e internacionales”. La visita llega tras la conversación telefónica de hace apenas unos días entre el primer ministro Chia y el presidente Zelenski.
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