En las últimas horas la Unión Europea ha aprobado un nuevo paquete de sanciones a Rusia que afectará hasta a 121 personas y entidades. Los Estados Unidos han vuelto a denegar por el momento el envío de cazabombarderos F-16 a Ucrania. Macron, por su parte, ha anunciado un viaje a China en abril, en el que sin duda debatirá sobre la propuesta de paz hecha por el Gobierno de este país hace unas horas, un plan que Biden rechaza. Un buen reflejo de las disputas en torno al grado de apoyo a Ucrania entre los distintos socios, así como a la confianza respecto a su capacidad para lograr una victoria militar. En el campo de batalla, mientras tanto, la ofensiva rusa continúa adelante, con especial intensidad en Bakhmut.
Hoy, además de hablar sobre la actualidad del conflicto, nos vamos a permitir contestar a algunas de las preguntas que nos hacen recurrentemente los lectores, así como a algunas de las dudas que nos plantean o incluso de las acusaciones que nos hacen. Todas ellas las leemos con atención -y cariño, incluso las más críticas- aunque por distintas razones no siempre podamos contestar de forma individualizada.
La primera, es la relativa al apoyo a Ucrania desde esta publicación y la falta de objetividad. Bien, aquí lo primero es distinguir entre objetividad y cercanía, preferencias o como quieran llamarse. En esta guerra, independientemente de las ideologías, hay un agredido y un agresor, que para más inri ha actuado en ocasiones de forma bárbara. Además, como hemos explicado en diversas ocasiones, no es una guerra por unos territorios, sino que como dejó claro el propio Putin, es una guerra existencial, entre dos formas opuestas de ver el mundo.
Así pues, es difícil no sentir simpatía por un país como Ucrania y un pueblo como el ucraniano que se está defendiendo a costa de enormes pérdidas (y el número no se conocerá hasta dentro de mucho tiempo, independientemente de lo que digan las estimaciones de tal o cual país o servicio) y que está siendo invadida por querer ligar su futuro al de la Unión Europea y la OTAN, pero especialmente como consecuencia de una serie de cambios tectónicos en los que no tiene papel alguno, lo que hace la guerra si cabe más injusta. Respecto a la UE y a la OTAN (recurrentemente hay quien nos acusa de cobrar de ellas, lo que es gracioso pues las cuentas de las empresas son de acceso público), son organizaciones por las que se podrá sentir simpatía o abierto odio, pero que agrupan a democracias, esto es, a sistemas de gobierno que con todos sus fallos son la menos mala de las soluciones y, por supuesto, mucho mejores para sus propios ciudadanos que cualquier régimen iliberal, caso de Rusia, o dictadura, como son muchos de los socios que apoyan a este país (y sin que esto quiera decir que sean organizaciones perfectas y con un historial impecable, ni mucho menos).
Dicho esto, sentir una simpatía natural por Ucrania, no nos impide ni denunciar la corrupción rampante, ni la necesidad de adoptar estándares democráticos, ni los problemas que representan ciertos grupos o ideologías que por más que minoritarios, son una lacra, ni tampoco los crímenes de guerra ucranianos cuando se han producido o los castigos contra civiles sin juicio previo, como cuando al inicio de la guerra eran atados a farolas desnudos por robar.
Mucho menos nos impide evaluar la guerra de Ucrania como lo que es: una guerra proxy (por delegación), en la que Kiev está siendo en buena parte instrumento de sus socios frente a Rusia, pues como hemos explicado líneas atrás, no se lucha por el Donbás o por Crimea, sino contra una Rusia que ha planteado (de hecho quedó clara en la propuesta de una nueva arquitectura de seguridad hecha días antes del inicio de la guerra) un órdago total al equilibrio de poder en el continente, algo que nos afecta a todos. Que como reacción a la invasión los Estados Unidos o el Reino Unido estén aprovechando la guerra para perseguir sus intereses (algo que todos los Estados hacen) no supone en ningún caso que ellos iniciasen el conflicto (solo hay un responsable y la excusa de «me obligaron» que tanto gusta esgrimir a los defensores de Putin no se sostiene). Solo limitan a aprovechar una oportunidad en un sistema internacional anárquico por naturaleza y en el que prima el interés nacional, algo que deberíamos aprender los europeos continentales (y los españoles en particular), dejando de lado un idealismo que es contraproducente.
No son los únicos que se aprovechan de la situación, no hay más que ver el uso que algunos socios de Ucrania están haciendo de la guerra para favorecer a sus industrias, como cuando se conceden créditos al país para adquirir determinados equipos militares (por más que lo entendamos y sea lo más habitual en todo tiempo y lugar). Lo mismo, pero por otros motivos, podría argüirse en el caso de Turquía, la República Popular de China o India, que son algunos de los estados más beneficiados, así como Noruega. Y así va a seguir siendo e incluso podría decirse que así debe ser. Incluso en el caso de España el país debe decidir siempre en función de sus propios intereses y no únicamente de las simpatías o como respuesta a la presión de los socios.
Siguiendo con el argumentario, sentir cierta simpatía por Ucrania tampoco nos impide exponer los logros rusos, ni sus adaptaciones ante las nuevas exigencias del campo de batalla, lo cerca que han estado de hacer colapsar a Ucrania con sus oleadas de misiles o la forma en la que han conseguido salvar el efecto de las sanciones, desviar su producción a otros países, etc. Ni siquiera dejar claro que Rusia sigue teniendo opciones de lograr un resultado aceptable. Como tampoco nos hemos privado de exponer los errores ucranianos cuando los han cometido, o los de sus aliados. Y es que la guerra no ha terminado aunque los objetivos iniciales rusos sean ya inalcanzables, pues es un proceso en marcha, dinámico y con un resultado abierto. Tanto que es posible, como hemos explicado en días anteriores, que no se cierre sino en falso.
Y todo esto lo hemos hecho con una convicción clara: la honradez por encima de todo. Algo que implica poner desde el primer momento las cartas sobre la mesa, dejando claro que tenemos nuestras preferencias, pero que estas no son un impedimento a la hora de exponer los hechos, pues estos son los que son. Además, sería muy estúpido negarlos, máxime en un tiempo en el que todo queda en la hemeroteca y en el que cada verdad que se oculta termina saltando a la luz horas o días después. Por eso cada vez que planteamos una posibilidad que no está totalmente verificada o que unas cifras nos parecen endebles, lo advertimos, sea respecto a la hipotética toma de una localidad, a una estimación de bajas hecha por tal o cual país o servicio de inteligencia o la posición de tal o cual actor. Porque nosotros no estamos ni para hacer política, ni para adoctrinar vendiendo tal o cual idea, ni para convencer a nadie de tal o cual cosa.
Nosotros estamos aquí para exponer hechos (y lo más importante para que el análisis sea veraz pasa por no engañarse respecto a los propios sesgos), para analizar y compartir conclusiones (sabiendo que no son perfectas), pero especialmente para dar a nuestros lectores material y herramientas (de ahí el énfasis en los enlaces, la geolocalización y las pruebas gráficas) a través del cual informarse, que les permita cuestionarse las cosas, pensar por sí mismos y sacar sus propias conclusiones, aunque estas sean totalmente opuestas a las nuestras en algunas o en muchas ocasiones.
Dicho todo lo anterior, vamos con lo ocurrido hoy en el campo de batalla, en otra jornada particularmente intensa en la que la presión rusa ha seguido aumentando en distintas zonas del frente. Al norte, en el área de Kupyansk, las tropas rusas han vuelto a atacar en la zona de Dvorichna, concretamente hacia Masyutivka. También, ya al suroeste de Svatove, hacia Nevs’ke. En la zona de Kreminna, por su parte, la situación es la misma que en días anteriores, con las tropas aerotransportadas rusas intentando progresar desde Dibrova y Kreminna hacia el oeste y el sur, así como de tomar Bilohorivka, por el momento sin éxito.
Algo mejor les van las cosas en el área de Bakhmut, en donde especialmente los mercenarios de Wagner Group están haciendo un gran esfuerzo en los últimos días por asegurar el control de las carreteras M03 al noroeste y T-0504 al suroeste de la urbe, buscando así estrangular la logística de los defensores y que estos se retiren de la ciudad evitando así una lucha calle por calle que está siendo demasiado costosa. En relación con esto, la visita hoy a esta zona del jefe de la Fuerza Terrestre ucraniana podría ser un anticipo de una posible retirada, aunque fuese parcial por ahora al oeste del río Bakhmutkova. Además de esto, hoy Rusia ha atacado en dirección a Orihovo-Vasylivka, Fedorivka y Berkhivka (casi por completo en su poder, como Yahidne) al norte, así como contra Ivanivske al sur y por supuesto, hacia Bakhmut.
En Donetsk se ha seguido combatiendo en los alrededores de Avdiivka, al noroeste de la capital, así como en dirección a dicha localidad, con intentos rusos y milicianos sobre Permovais’ke, Vodyane o Nevels’ke, como viene siendo habitual. También en Mariinka se ha seguido combatiendo, con pequeños avances rusos en el centro de la localidad. Además de lo anterior, y un día más, se han vuelto a registrar enfrentamientos en Vuhledar, aunque sin el componente mecanizado de días previos.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Abrimos esta sección con la noticia del día más destacada a nivel institucional y diplomático: la aprobación del 10º paquete de sanciones de la Unión Europea contra Rusia.
Los 27 han logrado llegar a un acuerdo y hoy las nuevas sanciones de la UE contra Moscú han sido aprobadas basándose en la propuesta presentada por la Comisión Europea. Más concretamente, el nuevo paquete incluye las siguientes prohibiciones:
- Exportaciones de tecnología crítica y bienes industriales
- Importación de asfalto y caucho sintético
- Suministro de capacidad de almacenamiento de gas a los ciudadanos rusos, con la excepción de la parte de las instalaciones de GNL
- Tránsito a través de Rusia de bienes y tecnología de doble uso exportados por la UE.
A estas prohibiciones se suman las medidas que se enumeran a continuación:
- Suspensión de las licencias de emisión de RT y Sputnik en árabe
- Restricción de la posibilidad de que los ciudadanos rusos ocupen cualquier cargo en los órganos de gobierno de las infraestructuras y entidades críticas de la UE
- Introducción de nuevas obligaciones de presentación de informes para garantizar la eficacia de las prohibiciones de congelación de activos.
- Imposición de sanciones adicionales contra 87 individuos y 34 entidades, incluidos los encargados de la toma de decisiones clave, líderes militares, comandantes militares del grupo Wagner y fabricantes de drones (incluidas por primera vez 7 entidades iraníes).
El Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, también ha puesto el acento en sus comentarios sobre la adopción de las nuevas sanciones en que se ha incluido en la lista a personas responsables de la deportación y adopción forzosa de al menos 6.000 niños ucranianos. Una cuestión que poco a poco está situándose más en el foco de atención y sobre la que más socios y aliados de Ucrania están mostrando su predisposición para ayudar.
Al respecto, el presidente Zelenski ha comentado que la presión sobre Rusia debe aumentar y que desde Ucrania esperan pasos decisivos contra Rosatom y la industria nuclear rusa, pero también sobre el Ejército y el sector bancario. Precisamente, la inclusión de sanciones contra Rosatom era uno de los mayores reclamos de Ucrania, aunque por el momento no se ha visto satisfecho por las distintas opiniones dentro de la UE.
En esta línea, Mikhailo Podolyak, asesor de la presidencia de Ucrania, sostiene que “Las sanciones a Rusia tienen que ver con el dolor económico real, no con la declaración de dolor”. De ahí que esperen que se adopten medidas restrictivas contra Rosatom y la industria nuclear, pues además considera que funcionarían con mayor eficacia.
Cambiando de tercio, el presidente Zelenski quiere mantener una reunión con su homólogo chino, Xi Jinping. Esto no es sino la reacción a la propuesta de China para poner fin a la guerra en Ucrania al tiempo que Zelenski “quier[e] creer que China no suministrará armas a Rusia”. El Ministerio de Exteriores de Rusia por su parte ha elogiado la propuesta de Beijing enfatizando que comparten sus puntos de vista.
A colación, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado que irá a China a primeros de abril para tratar de poner fin a la guerra de Ucrania. Así, ha comentado:
“El hecho de que China participe en los esfuerzos de paz es algo bueno. China debe ayudarnos a presionar a Rusia para que nunca use armas químicas o nucleares, (un esfuerzo) que China ya ha hecho, y que detenga su agresión como condición previa para las conversaciones”.
Finalmente, la reunión de los ministros de Finanzas y gobernadores de los Bancos Centrales del G20 ha concluido sin una declaración conjunta unánime sobre la guerra de Ucrania como si la hubiese en la anterior cumbre en Bali en noviembre de 2022. China y Rusia se han opuesto a la inclusión de los dos párrafos siguientes en los que se condena la invasión de Ucrania, si bien han sido acordados por el resto de los países participantes:
En un vídeo difundido por el Ministerio de Exteriores de Ucrania subrayan además que Ucrania tiene 603.628 razones para luchar y ganar, cifra que se corresponde con cada kilómetro de territorio ucraniano. En este sentido, reafirman que “No hay media paz, ni media libertad”.
Mientras tanto en Nueva York, Dmytro Kuleba, ministro de Exteriores ucraniano, se ha reunido con su homólogo de Ecuador, Juan Carlos Holguin, para discutir vías para el desarrollo de las relaciones entre ambos países. De otro lado, ha tenido ocasión de conversar con el ministro de Exteriores de Guatemala, Mario Adolfo Búcaro Flores. Han discutido sobre los esfuerzos conjuntos para lograr la rendición de cuentas por parte de Rusia y Guatemala se unirá al Grupo Principal sobre el Tribunal Especial para enjuiciar el crimen de agresión en Ucrania. Es más, Guatemala ha sido el primer país de Latinoamérica que se involucrará en el Grupo.
De igual modo, ha mantenido un encuentro con la ministra de Exteriores de Eslovenia, Tanja Fajon, quien le ha informado de los detalles del nuevo paquete de asistencia de seguridad de Liubliana a Kiev. Asimismo, han discutido sobre la asociación y cooperación de ambos países dentro de las organizaciones internacionales.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha anunciado que enviarán 4 carros de combate Leopard 2 adicionales a Ucrania junto con un vehículo blindado de recuperación y más de 5.000 proyectiles de artillería de 155 mm. En total, Canadá contribuirá a la “coalición de carros” con 8 unidades. Asimismo, han impuesto sanciones adicionales contra 192 individuos y entidades rusas adicionales. Noticias se unen a la que hizo ayer la ministra de Exteriores, Mélanie Joly, y en virtud de la cual Ottawa destinará más de 32 millones a la seguridad y resiliencia de Ucrania.
En Lituania han logrado recaudar 14 millones de euros en 4 semanas para adquirir radares para Ucrania, una cifra nada desdeñable y que demuestra la importancia e impacto de las campañas de crowdfunding. De hecho, la idea inicial de la campaña RADAROM era recaudar 5 millones de euros para adquirir radares por valor de aproximadamente 1 millón la unidad.
De otro lado, el presidente de Estados Unidos Joe Biden en una entrevista con ABC News ha descartado la transferencia de F-16 a Ucrania en el marco de su asistencia de seguridad. Más concretamente, la respuesta a si Ucrania necesita aviones de combate ahora ha sido “No, no necesita F-16 en este momento”.
No obstante, el presidente Zelenski sigue defendiendo que necesitan aviones de combate y que la predisposición de algunos socios para comenzar los entrenamientos de los pilotos ucranianos es un paso importante para que el país acabe recibiendo los aparatos.
Con el último paquete de asistencia de seguridad anunciado ayer, la ayuda militar de Estados Unidos a Kiev se sitúa ya en más de 31.700 millones de dólares desde que comenzó la invasión el 24 de febrero de 2022. No obstante, desde el inicio de la Administración Biden esta cifra asciende hasta los 32.400 millones de dólares.
Por último, un día después de la llegada de los primeros cuatro carros de combate Leopard 2A4PL a Ucrania, Rusia ha dejado de enviar petróleo a Polonia a través del oleoducto de Druzhba, pese a ser una de las excepciones en la aplicación de las sanciones a la UE. El propio CEO de la refinería polaca PKN Orlen, Daniel Obajtek, ha señalado que estos envíos únicamente suponían el 10 por ciento de sus importaciones de crudo y que será reemplazado por otras fuentes, aunque las entregas de gasolina y diésel no cesarán.
Deja una respuesta