Continúan los combates al norte del Oskil, en el recodo del Donets y en Bakhmut, en donde hoy ha sido destruido el puente sobre el canal por el que pasa la carretera entre esta ciudad y Konstiantynivka. Además de esto, el ataque ruso, utilizando un drone de superficie, contra el vital puente de Zatoka, en la región de Odessa, deja claro que a pesar de todos los problemas a los que se enfrenta, Rusia está haciendo un importante esfuerzo de adaptación para imponerse en un conflicto para el que Ucrania sigue reclamando más y más ayuda militar.
Cuando terminábamos de hacer la promoción del informe de ayer en las redes sociales, llegaron las primeras imágenes del ataque ruso al puente de Zatoka, en la región de Odessa, utilizando para ello un USV, es decir, un buque de superficie no tripulado cargado de explosivos y que, con una gran precisión, logró detonar bajo una de las plataformas de metal del citado puente. Por el momento no ha trascendido el grado de destrucción causado, pues la única imagen que se ha publicado ha resultado ser una de las que se tomaron en Zatoka en mayo, tras un ataque ruso con misiles de crucero.
Lo interesante del caso, es que demuestra una vez más la voluntad rusa de adaptarse y cómo la guerra, que ha pasado a ser una guerra de desgaste, podría llegar a beneficiarle a largo plazo, si antes los ucranianos no consiguen alguna victoria importante que pueda hacer que se sienten en una posición favorable en una hipotética mesa de negociación.
Aunque se está especulando al respecto, lo cierto es que nadie sabe por ahora si el drone naval que vimos explotar bajo el puente de Zatoka es: 1) un desarrollo autóctono ruso en el que ya estaban trabajando; 2) una adaptación que han hecho tras estudiar el drone ucraniano que quedó varado en la península de Crimea meses atrás o; 3) una cesión de tecnología iraní, país que lleva años probando ingenios de este tipo, que ha desarrollado una interesante doctrina y que hace tan solo unas horas ha estado realizando pruebas con uno de sus desarrollos.
Sea como fuere, este ataque, al igual que el uso de drones Shahed-131/136 o la mejora experimentada en los Lancet de diseño ruso, los cambios tácticos, la dispersión de su logística y el establecimiento de los depósitos de suministros a mayores distancias del frente, el uso de Wagner para desgastar a Ucrania sin que sufra el Ejército y otros tantos cambios, nos dicen más de la voluntad rusa de prevalecer que cualquier declaración política. Así las cosas, entre las adaptaciones rusas, cabe destacar las siguientes:
- Cambio de estrategia: Rusia ha pasado a imponer una guerra de desgaste, a sabiendas que esto a largo plazo podría beneficiarle, dada su mayor capacidad de asumir bajas y la posibilidad de movilizar su economía y sociedad en favor del esfuerzo bélico, algo que difícilmente podrían hacer los aliados de Ucrania, que pese al esfuerzo, continúan salvo excepciones sin introducir cambios en su industria de defensa para multiplicar la producción de elementos clave como los recambios o la munición.
- Cambios tácticos: Hablamos de ello días atrás, al explicar cómo las unidades rusas evitaban en lo posible (aunque lo ocurrido recientemente en Vuhledar en parte lo desmiente) lanzar grandes columnas mecanizadas o motorizadas para pasar a confiar en la infantería ligera, aun asumiendo grandes bajas. Esta, además, como hemos visto en el caso de los mercenarios de Wagner Group, no entablan combate hasta que están a distancias mínimas de los militares ucranianos, buscando así que la artillería de las AFU pierda la oportunidad de abrir fuego por el miedo a las bajas propias.
- Cambios técnicos: Podrá argüirse que la utilidad de muchas de las mejoras introducidas por Rusia en sus carros de combate y blindados en los últimos meses es apenas marginal, dada su impotencia contra las armas contracarro modernas o la artillería de precisión. Ahora bien, en ningún momento han dejado de intentar adaptarse a las nuevas amenazas, introduciendo en la medida en que su industria puede producirlos, nuevos carros de combate y blindados (no olvidemos que Rusia habría perdido ya alrededor de la mitad de sus carros de combate disponibles). Cuando no ha sido posible, han tratado de mejorar los disponibles con rejillas, blindaje ERA en distintos formatos, camuflaje más elaborado, nuevas ópticas, municiones, protecciones, etc. Las mejoras en sus drones han sido constantes, como la rápida diseminación de otros COTS, como los DJI, muy demandados por las fuerzas rusas. Incluso a través de crowdfunding, como han hecho los ucranianos. Hasta el uso de drones para lanzar granadas no solo con explosivo, sino más recientemente con cloro –algo de lo que ambos bandos se acusan– supone una innovación a efectos de esta guerra, mucho más dinámica en ambos bandos de lo que tiende a creerse.
- Construcción de defensas estáticas. Tal y como se puede ver en el mapa incluido en el siguiente tuit, el Ejército ruso ha venido construyendo en los últimos meses centenares de puestos fortificados, trincheras y otro tipo de construcciones destinadas a retardar cualquier intento de ofensiva ucraniano, especialmente en dirección a Tokmak, como puerta de acceso a Melitópol, el auténtico nudo logístico que une el territorio ruso con Crimea a través del pasillo terrestre al sur de Ucrania. Además de las líneas de trincheras, se han esparcido una gran cantidad de minas y también de obstáculos de todo tipo para dificultar el paso de las unidades mecanizadas y motorizadas ucranianas. Junto a lo anterior, es de esperar que se hayan ido anotando toda una serie de puntos en las cartillas de tiro de los artilleros rusos, en tanto todas estas construcciones tienen también como objetivo canalizar al enemigo hacia determinadas avenidas, fáciles de alcanzar por los proyectiles rusos.
Pese a lo anterior, es igualmente cierto que Rusia afronta enormes problemas y desafíos, algunos estructurales y de muy difícil solución como la falta de transparencia y la cultura del engaño (en muchos casos, autoengaño):
- Dependencia del extranjero: Aunque mucho menor que la ucraniana, dado que Rusia es mucho más autosuficiente en todos los aspectos, no debemos olvidar que ha tenido que recurrir a Corea del Norte o Bielorrusia para abastecerse de munición, a la República Popular de China para algunos componentes, incluidos recambios para los antiaéreos S-400 –y para evadir las sanciones-, por supuesto, al mercado gris y negro para hacerse con elementos clave como los microchips.
- Luchas intestinas: La más reciente, que ha enfrentado por una parte al Ministerio de Defensa con Serguéi Shoigú y Valery Guerásimov a la cabeza, con el trío formado por Prigozhin, Surovikin y Kadírov, parece haberse solucionado a favor de los primeros, después de que Surovikin fuese degradado, Prigozhin haya quedado en una posición comprometida y Kadírov haya decidido pasar a segundo plano un tiempo.
- Injerencia política en el planeamiento militar: En este caso, parece que el propio Putin es quien intenta dirigir las operaciones militares con un detalle que ni el mismísimo Hitler (y el resultado, especialmente cuando las metanfetaminas hicieron su efecto, es de todos conocido), fijando fechas y objetivos irrealizables y, en relación con el punto anterior, utilizando los equilibrios de poder y las luchas internas en beneficio propio, pero en detrimento de la efectividad de sus ejércitos.
- Problemas tácticos, técnicos y doctrinales: Lo visto en los últimos días en Vuhledar, en donde las columnas rusas quedaron detenidas, sufriendo un gran número de bajas, por la acción de la artillería ucraniana (que además de obuses con HE o HE-FRAG ha utilizado proyectiles RAAM que diseminan minas contracarro), da una idea de las limitaciones que debe superar el Ejército ruso. Los errores tácticos son una constante, lo mismo que los problemas de material, a pesar de que estén intentando equipar a sus hombres con mejores armas y protecciones. También el pobre desempeño tanto de la tropa, deficientemente entrenada, como de los jefes en todos los niveles tácticos, con escasa imaginación y capacidad de reacción. No se entiende por ejemplo que sigan enviando columnas de vehículos bajo la observación de los drones ucranianos, que rápidamente proporcionan datos a la artillería, situada en algunos casos a más de 30 kilómetros de distancia. Así pues, aunque se cree que están tomando medidas contra problemas como este último, lo mismo que aprovechando la cada vez más baja barrera de entrada que tienen las armas de precisión, para aprovechar sus ventajas, queda mucho por hacer. Así las cosas, la artillería convencional utilizada por Rusia en Vuhledar, aunque sirve momentáneamente para neutralizar a los defensores, que no pueden salir de sus refugios para combatir, no puede evitar que los drones detecten los movimientos rusos y que la artillería ucraniana, con mayor alcance y precisión, cause estragos. No son los únicos problemas, aunque no podemos extendernos mucho más en un informe diario y las lecciones aprendidas quedarán para los próximos libros sobre la guerra. También podría hablarse del reducido uso que Rusia ha hecho de la Guerra Electrónica -contra todo pronóstico– o de los problemas relacionados con las comunicaciones -muchas de ellas todavía a día de hoy sin encriptar- y en general con todo lo que engloba el Mando y Control.
Dicho todo lo anterior, que ampliaremos en futuros libros, pasamos a lo ocurrido en las últimas 24 horas sobre el terreno, que no ha sido poco. Comenzando por la parte norte lo primero, que cabe señalar es que Ucrania, con una munición merodeadora, ha destruido la antena de un puesto fronterizo ruso en la región de Bélgorod, concretamente en la localidad de Shebekino. Respecto a los combates, hoy la acción se ha centrado en el área de Kreminna. Allí, las tropas rusas siguen intentando alcanzar el río Sherebets con ataques en dirección a Zarichne. Al mismo tiempo, intentan alejar al máximo a los ucranianos de Dibrova y expulsarlos de Bilohorivka, en busca del control del recodo del Donets.
En la zona de Bakhmut, los puntos calientes están al norte, en Krasna Hora, en donde elementos de Wagner estarían en posiciones céntricas de la localidad, pero no la tendrían totalmente controlada dado que sigue habiendo ucranianos en las alturas. Además de allí, también se habría combatido al noreste de Bakhmut, en Opytne y, especialmente, en las inmediaciones de Ivanivske, al suroeste. En este caso, han aparecido imágenes de un puente sobre el que pasa la carretera que une Bakhmut con Konstiantynivka derruido, aunque no está claro si han sido los ucranianos, buscando retardar el avance ruso o si ha sido a consecuencia de algún ataque artillero ruso (menos probable esto último). Más allá de esto, el Jefe del Estado Mayor ucraniano ha hablado hoy de estabilización del frente en esta zona, resumiendo en parte la conversación mantenida con su homólogo estadounidense, Milley.
Respecto a Donetsk y Zaporiyia, no hay movimientos aparentes. Prosiguen las discusiones relativas a la responsabilidad de la debacle rusa en Donetsk, especialmente en los canales rusos, en donde se acusa al mando militar de ocultar el estado de preparación de las tropas. Sigue en discusión la posesión de algunas de las islas del Dniéper al sur de la ciudad de Jersón, pues parece que sigue habiendo presencia rusa en la zona. Además, la defensa antiaérea ucraniana asegura haber derribado una veintena de drones Shaheed lanzados contra Ucrania de madrugada, sin que se hayan dado cifras de impactos.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Cuando faltan apenas unos días para el primer aniversario de la invasión de Rusia a Ucrania, Naciones Unidas ha preparado un proyecto de resolución para hacer un llamamiento al restablecimiento de la paz y garantizar la “soberanía, independencia, unidad e integridad territorial” de Ucrania.
Sin embargo, el borrador del documento que llevaría por título “Principio subyacentes a una paz integral, justa y duradera en Ucrania” y que estaría en poder de todos los países a excepción de Rusia y Bielorrusia sería “más amplio y menos detallado” que la Fórmula de Paz de 10 puntos del presidente Zelenski. Aunque esta resolución se debatirá, al igual que las anteriores, en la Asamblea General para evitar el veto de Rusia, el mismo día 24 de febrero el Consejo de Seguridad tiene previsto realizar una reunión ministerial.
Una Rusia que, al respecto, se ha mostrado hoy dispuesta a entablar negociaciones con Ucrania siempre que esta no imponga condiciones iniciales, lo que equivaldría para Kiev algo parecido a una rendición, algo a lo que no parecen demasiado dispuestos. Así lo ha afirmado el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Verchinin, quien ha explicado que: “Todos los conflictos terminan con conversaciones y, por supuesto, como hemos dicho antes, estamos listos para tales conversaciones, pero solo si son conversaciones sin condiciones previas, conversaciones que estarían basadas en la situación real».
Volviendo sobre el Presidente ucraniano, tras su regreso al país, Zelenski ha mantenido una reunión calificada como “clave” con miembros senior de JP Morgan, y en la que estaban presentes 200 corporaciones, inversores y entidades financieras, para discutir sobre la creación de una plataforma para involucrar al capital privado para reconstruir Ucrania.
Ha sido en este encuentro en el que ha comentado que quieren ser miembros de la UE en el plazo de dos años y de la OTAN “después de la victoria”.
Sobre la reconstrucción, el primer ministro Denys Shmyhal también comentó ayer que atraerán una nueva subvención a través de un fondo de donantes por un total de 6.000 millones de dólares procedente de Estados Unidos que se destinará a programas sociales, educación y salud. Además, este Fondo también proporcionará una subvención de 165 millones de dólares de varios países europeos.
En esta línea, Shmyhal ha enfatizado que desde que ha comenzado el año 2023 los socios internacionales de Ucrania ya han proporcionado 4.200 millones de dólares, si bien para financiar el déficit presupuestario de este año necesitan 38.000 millones de dólares.
Otra de las iniciativas que se están promoviendo es la creación de un centro de desminado humanitario en Ucrania que sirva como secretaría y centro analítico para recopilar y resumir información sobre las necesidades de desminado de distintos órganos administrativos estatales y regionales. El desminado humanitario es precisamente la primera etapa en la restauración de los territorios ocupados para que posteriormente puedan reedificarse tanto viviendas como infraestructura crítica. Según el primer ministro ucraniano Shmyhal la necesidad de desminado está creciendo a medida que se logra la liberación de más territorios ucranianos.
Por ofrecer algunas cifras, el Servicio de Emergencias Estatal de Ucrania asevera que el 30 por ciento de la superficie total del país está contaminada mientras que el Ministerio del Interior completa la información señalando que desde el inicio de la invasión se han retirado cerca de 500.000 proyectiles y explosivos.
Respecto a la ayuda militar, hoy no hay demasiadas novedades y cabría esperar que hasta la próxima reunión de Ramstein no lleguen los próximos anuncios. Además, el día 20 de febrero, en vísperas del aniversario, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viajará a Polonia para reunirse con el presidente Duda y con los aliados de Europa del Este, volviendo a dejar claro que Estados Unidos “seguirá apoyando a Ucrania todo el tiempo que sea necesario”.
Aun así, hoy el ministro de Defensa Lituania, Arvydas Anušauskas, ha anunciado que ya han llegado a Ucrania cañones antiaéreos L-70.
Desde Eslovaquia estarían dispuestos a entregar los aviones de combate MiG-29 a Ucrania, aunque para que la decisión sea definitiva tendrían que llevar a cabo negociaciones dentro del país, con la Comisión Europea y con Ucrania. Según ha informado el primer ministro del país, Eduard Heger, Ucrania ya ha realizado una solicitud oficial a Eslovaquia para que se le transfieran estos aparatos. Heger ha destacado especialmente que “Son estos MiG dados de baja los que pueden salvar vidas en Ucrania”, dado que Eslovaquia no puede usarlos y que “Cada ayuda que brindamos de esta manera se paga con el Fondo Europeo de Ayuda a la Paz”. Es decir, que se pasaría la factura de la ayuda que, posteriormente y tras ser analizada la petición, le podría ser reembolsada al donante, en este caso, Eslovaquia.
Por último, tras la reunión virtual de la que informamos ayer y que contó con la presencia de Zelenski, ya son 35 países, incluidos Estados Unidos, Reino Unido, Polonia, los países nórdicos, Alemania, Estonia y Australia, los que se han posicionado en contra de la participación de los atletas rusos y bielorrusos en los próximos Juegos Olímpicos.
No obstante, el ministro de Deportes de Polonia, Kamil Bortniczuk, dijo que en estos momentos no hay un boicot sobre la mesa aunque “La mayoría de las voces, con la excepción de Grecia, Francia y Japón, estaban en esta línea [prohibición de participación]”. Además, ha comentado que la creación de un “equipo de refugiados” que incluya a participantes rusos y bielorrusos disidentes podría ser una solución de compromiso.
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