Las últimas 24 horas han estado plagadas de anuncios de nueva ayuda militar a Ucrania y de declaraciones en algunos casos altisonantes, con Alemania en el centro de las disputas. De una forma u otra, Ucrania recibirá en los próximos meses más de 500 sistemas de armas nuevos, incluyendo carros de combate, vehículos de combate de infantería, obuses autopropulsados y blindados de diversos tipos, a los que se sumarán cientos de misiles de distinto tipo. Pese a todo, siguen siendo varias las dudas sobre las posibilidades ucranianas a la hora de retomar el territorio usurpado por Rusia, en especial las relacionadas con la logística y con la necesidad de más masa humana. Desde Moscú, por su parte, vuelven a esgrimir una amenaza nuclear que cada vez menos toman en serio, con el consiguiente riesgo de escalada inadvertida, que siempre hay que tomar en consideración.
A lo largo del último día de guerra en Ucrania, se han sucedido los anuncios relativos a la entrega de nuevos equipos militares a Ucrania. Entre ellos cabe destacar: 1) el anuncio británico del envío de 600 misiles aire-tierra Brimstone; 2) el de Suecia, país que enviará 50 IFV CV90, obuses autopropulsados Archer de 155mm y misiles contracarro NLAW; 3) el de Estonia, que ha aprobado un nuevo paquete de ayuda de 113 millones de euros, el mayor hasta la fecha de esta república báltica, elevando el total a más de 400 millones o, lo que es lo mismo, el 1,1% de su Producto Interior Bruto; 4) el de Dinamarca, que enviará a Ucrania todos y cada uno de sus 19 obuses autopropulsados CAESAR de 155mm.
En total, se espera que Ucrania reciba en los próximos meses más de 500 carros de combate, vehículos de combate de infantería, blindados de transporte y obuses autopropulsados, entre otros, en muchos casos bastante modernos. Esto podría, junto con el material que han ido reuniendo en los meses pasados, ser quizá suficiente para intentar una gran ofensiva, teniendo siempre en cuenta el constante caos logístico y que antes de eso se espera que sea Rusia la que ataque, toda vez que Putin habría dado supuestamente como margen a Guerásimov hasta marzo para tomar el Donbás.
Hacerlo posible implicará, no obstante, la necesidad de superar la incapacidad ucraniana para funcionar en el nivel operacional de la guerra y, posiblemente, una nueva leva para reclutar un ejército mayor, lo que a su vez incrementará el número de bajas, que sigue en cifras altísimas a tenor de los datos oficiales ucranianos (como siempre, cuestionables).
El foco de atención, no obstante, sigue puesto sobre la cuestión de los Leopard 2. Alemania ha evitado hacer anuncios hoy, esperándose que la decisión llegue mañana. No obstante, desde Francia se ha dicho que han llegado a valorar el envío de carros de combate Leclerc –el país está inmerso en un programa de modernización que afectará a 200 unidades, habiendo retirado del servicio varias decenas- aunque consideran que la logística sería difícil de resolver, como explica Sébastien Lecornu en el siguiente vídeo y el hilo de Twitter que lo acompaña.
Por la misma razón, hay quien pregunta por qué los EEUU no envían Abrams. Ciertamente, costaría poco a los Estados Unidos enviar un buen número de Abrams de las variantes más antiguas. Incluso algunos M-60 de las versiones más modernas podrían ofrecer un buen rendimiento en unidades ucranianas de segunda línea. Ahora bien, en el caso particular del Abrams, es un carro con unas servidumbres logísticas exageradas, tanto por el tipo de combustible utilizado, como especialmente por su alto consumo. Además, en buena lógica en los Estados Unidos piensan que deben «nadar y guardar la ropa», como se dice vulgarmente, conservando en lo posible sus stocks con la vista puesta en su verdadero rival, China y la amenaza que se cierne sobre Taiwán.
Por otra parte, el envío de Leopards por parte de los estados europeos contribuiría desde el punto de vista de Washington a implicar a estos más si cabe en la ayuda a Ucrania y, por qué no decirlo, a seguir aumentando la brecha entre los más pro-atlantistas (Europa del Este, repúblicas Bálticas y países nórdicos, aunque algunos de estos lo sean «de nuevo cuño») y el resto, especialmente aquellos que viven entre dos aguas, como Alemania.
La alternativa lógica es el Leopard 2, tanto por el número de ellos que hay en Europa, como por la disponibilidad de piezas de recambio y talleres de mantenimiento en estados cercanos a Ucrania, de ahí que siga aumentando la presión sobre Scholz, como explicaremos en la segunda parte de este informe, en algunos casos hasta poner en peligro las relaciones entre estados como Polonia y Alemania.
Mientras todo esto se dirime, Rusia, que ha situado un sistema antiaéreo Pantsir- S1 en el tejado de su Ministerio de Defensa seguramente como respuesta a los ataques ucranianos con drones Tu-141 Strizh contra bases aéreas en el interior del país, ha vuelto a esgrimir la amenaza nuclear, en reacción a los anuncios de material pesado a Ucrania.
Una amenaza que cada vez menos personas y gobiernos toman en serio, lo que podría tener consecuencias indeseadas a pesar de que la escalada se está gestionando de forma magistral y de que las declaraciones tanto de los Estados Unidos, como del Alto Representante de la UE meses atrás, frenaron en seco a Rusia. Y es que a riesgo de resultar repetitivos, lo que nos dice la ciencia es que, a pesar de todos los tabúes nucleares y el miedo a escaladas descontroladas, efectivamente las líneas rojas, por más que volubles, han de estar en algún punto (Crimea, p. ej.). Si dicho punto no está identificado claramente (y creemos que sí, de ahí nuestro análisis de ayer sobre lo que Occidente busca realmente), el peligro de escalada inadvertida deja de ser una quimera, para ser algo muy real.
Pasando ya a lo ocurrido sobre el terreno, comenzamos como siempre por la parte más septentrional de la línea de frente, coincidiendo con el sector Troits’ke-Svatove-Kreminna. Una zona en la que apenas se han reportado hoy movimientos, salvo por los combates e intercambios de artillería y drones habituales en torno a esta última localidad y la cercana Dibrova y los intentos de avance ucranianos desde Novoselivs’ke, en donde sus posiciones han sido atacadas por Rusia con armas termobáricas.
En la zona de Bakhmut, se ha combatido en las direcciones habituales. Así pues, los efectivos de Wagner han intentado avanzar hacia Terny, Verkhn’okam’yans’ke, Soledar, Sil, Krasna Hora, el noreste de Bakhmut y Klishchiivka. Precisamente en esta última localidad es desde donde más noticias enfrentadas llegan, con los medios rusos asegurando que las posiciones ucranianas han sido completamente sobrepasadas y que la localidad ha sido tomada, mientras que muchos otros sostienen que las alturas al oeste del pueblo, el punto fundamental, siguen bajo poder de las Fuerzas Armadas ucranianas.
Respecto a Donetsk, se ha seguido la tónica de días anteriores, con ataques milicianos sobre Vodyane, Mariinka y Pobjeda. Las tropas rusas reclaman haber entrado en esta pequeña villa, muy cercana a Mariinka, sin que por el momento esté claro si han traspasado la carretera 00532 que cruza también esta última localidad.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La jornada 330 como ya ha podido inferirse de la sección anterior ha estado fuertemente marcada por los nuevos anuncios de ayuda militar a Ucrania. A diferencia de las reuniones anteriores del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, en las que la mayor parte de los nuevos paquetes de asistencia militar se anunciaban tras terminar el encuentro o en los días inmediatamente posteriores, en esta ocasión está siendo lo contrario.
Es más, la única decisión que resta por saber es aun la que tomará el canciller alemán Olaf Scholz, quien a medida que ha ido acercándose la reunión de Ramstein ha estado sometido a más presión por sus socios y por Instituciones como el Parlamento Europeo o el propio presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El ambiente generalizado es también más tenso y prueba de ello son las últimas declaraciones del primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, quien afirma que están listos para entregar 14 carros de combate incluso sin contar con la autorización de Berlín, lo que podría abrir una brecha entre ambos estados, máxime cuando Varsovia es cada vez menos dependiente de Alemania tanto para su defensa como para la adquisición de material militar.
Por otra parte, hoy ha tomado posesión del cargo el nuevo ministro de Defensa alemán y posteriormente se ha reunido con el secretario de Defensa americano, Lloyd Austin. Sin embargo, en la rueda de prensa posterior no ha hecho ninguna referencia a los Leopard, aunque sí a otro material entregado por Berlín como los sistemas antiaéreos IRIS-T SLM.
Mañana será el día decisivo y, además, esta decisión se tomará en una reunión al margen de la principal en la que participarán “10 países y subiendo”, según ha informado el Departamento de Defensa americano.
De otro lado, el Ministerio de Exteriores, Dmytro Kuleba, y el ministro de Defensa, Oleksii Reznikov, en un hecho poco usual, han firmado una declaración conjunta sobre la urgencia de fortalecer las capacidades de defensa de Ucrania. Un documento que se publica antes de la reunión de mañana y en el que, en esencia, se insta a que los socios y aliados incrementen sus contribuciones haciendo especial hincapié en el envío de carros:
“Hacemos un llamado a todos estos y otros países que poseen las capacidades apropiadas para que se unan a la iniciativa sobre el establecimiento de una coalición internacional de tanques en apoyo de Ucrania y hagan sus contribuciones prácticas a esta causa.”
Por tanto, si al inicio de la guerra las miradas estaban puestas en Alemania ahora lo están más aún. Es cierto que ha adoptado grandes decisiones y que es el país de la UE que provee a Ucrania más ayuda militar, pero, aun así, no está ejerciendo el papel de liderazgo que cabría esperar del país más fuerte de la UE en términos de población y PIB; tampoco Francia, dicho sea de paso.
Si algo está claro es que el canciller alemán se encuentra en una encrucijada, pero al igual que en su día -y salvando las distancias- decidió la cancelación del Nord Stream hoy toca decidir sobre el envío de carros de combate. O, cuanto menos, de conceder el permiso a aquellos países como Polonia y Finlandia que sí han expresado abiertamente que están dispuestos a suministrar este armamento.
Respecto a los anuncios de nueva ayuda militar a Ucrania, hoy ha sido el turno de Estonia, Suecia, Dinamarca, países a los que Zelenski trasladó pública y abiertamente lo que esperaba de ellos en las próximas semanas y meses en la última reunión de los líderes de la Fuerza Expedicionaria Conjunta (JEF) en Riga. Además, el Reino Unido ha realizado su segundo anuncio en lo que va de semana.
Desde Tallin han impulsado el mayor paquete de asistencia militar hasta la fecha por un importe de 113 millones de euros. Esto supone nada más y nada menos que Estonia ha destinado en total en ayuda militar a Ucrania más del 1 por ciento de su PIB. El nuevo envío contendrá precisamente lo que Ucrania solicitó: obuses, lanzagranadas y municiones.
La primera ministra Kaja Kallas ha instado a los socios y aliados de Ucrania a que analicen sus existencias y se aseguren de que la industria “produzca más, más rápido”. De igual modo, ha sido bastante franca al afirmar que “La agresión rusa tiene un precio para todos nosotros, un precio que pagamos en euros pero que Ucrania paga en vidas humanas”.
Por su parte, el ministro de Defensa estonio, Hanno Pevkur, ha hecho hincapié en que “Las batallas más duras están por venir. Nosotros y nuestros aliados tenemos un impacto directo en la capacidad de combate de los soldados ucranianos, y esto es muy valorado en Ucrania. Por lo tanto, es importante dar ejemplo y motivar a otros aliados para que brinden asistencia”. Al igual que la primera ministra también ha sido franco al aseverar que “Si todos los Estados miembros de la UE hacen lo mismo [que Estonia] nuestra ayuda a Ucrania podría ser de aproximadamente 150.000 millones de euros”.
Las autoridades ucranianas, desde el presidente Zelenski al primer ministro Shmyhal, pasando por los ministros Reznikov y Kuleba han agradecido a Estonia y, en especial, a la primera ministra Kallas, esta decisión.
Tras llevar semanas anunciando que estaban preparando su nuevo paquete de asistencia -y con el relevo de la presidencia del Consejo de la UE también este contexto- Suecia ha confirmado que enviará hasta medio centenar de IFV CV90, misiles NLAW. Además, finalmente han dado el paso para el envío de obuses autopropulsados Archer de 155mm.
A lo anterior se suma que el gobierno de Mette Frederiksen ha decidido que Dinamarca transferirá todos los obuses autopropulsados CAESAR de que dispone a Ucrania, esto es 19 sistemas. El país nórdico parece considerar que ante la ausencia de amenazas inmediatas por tierra a su seguridad, dichos obuses servirán mejor a su defensa allí en donde hay una amenaza real a la seguridad europea, o eso se deduce de las declaraciones de sus políticos, que explicamos a continuación.
Dmytro Kuleba también ha hablado con su homólogo danés, Lars Løkke Rasmussen, a quien le ha agradecido que hayan hecho “este movimiento tan esperado y sobre el que hemos trabajado extensamente”. Asimismo, han discutido “más pasos para fortalecer la capacidad de Ucrania para defender Europa”. El ministro de Defensa danés, Jakob Ellemann-Jensen ha comentado que es ahora cuando han recibido un amplio apoyo del parlamento para “donarlos a la lucha por la libertad de Ucrania”.
Por su parte, el Reino Unido tras anunciar que enviaría 14 carros de combate Challenger 2 está planeando el envío de 600 misiles Brimstone a Ucrania. El secretario de Defensa Ben Wallace no se ha limitado únicamente a anunciar esta ayuda, sino que ha comentado que “Si el presidente Putin está confiando en que nos aburriremos este año, está equivocado. Planificaremos para este año y el próximo, y el año siguiente y más allá”.
El Parlamento Europeo hoy ha seguido con el impulso que ya contábamos en el informe de ayer. Así pues, ha respondido a la petición del ministro de Exteriores de Ucrania de que se adoptase una resolución que respalde la creación de un tribunal especial sobre el crimen de agresión contra Ucrania. Una Resolución que ha visto luz verde con 472 votos a favor, 19 en contra y 33 abstenciones.
En palabras de la eurodiputada lituana Rasa Juknevičienė “La coalición de los dispuestos [coalition of the willing] a llevar a Rusia ante la justicia está en formación y seguramente puede contar con el apoyo del Parlamento Europeo”.
Cambiando de tercio, Charles Michel ha viajado sin preaviso a Kiev donde se ha reunido con el presidente Zelenski y el primer ministro Shmyhal. Los temas principales de discusión han girado en torno al fortalecimiento de las sanciones de la EU contra Rusia, los pasos para la implementación de la Fórmula de Paz, así como sobre la cooperación bilateral con la UE y el proceso de integración de Ucrania en la Organización. Sobre la Fórmula de Paz el presidente Zelenski sí considera que la “Unión Europea puede convertirse en uno de los líderes poderosos y ayudar a expandir el círculo de socios”. Es uno de los temas que por obvios que sean no suelen comentarse, también en línea con lo expresado por el ministro de Defensa estonio, hay que tener en cuenta la capacidad de arrastre que tiene la UE como bloque, así como algunos de sus socios individualmente considerados. Al fin y al cabo, el fin último es el de lograr la mayor ayuda y apoyo posible, por lo que la influencia a ejercer sobre otros Estados miembros, así como terceros estados no debe darse ni por sentada ni obviada.
Para concluir, el presidente Zelenski también se ha reunido hoy con Rafael Mariano Grossi, el director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) en Kiev tras el despliegue de la nueva misión en Rivne esta semana. De su encuentro lo más destacable es que Grossi le ha confirmado al presidente ucraniano el establecimiento de las misiones de apoyo y asistencia en todas las centrales nucleares de Ucrania”. Asimismo, han continuado las discusiones sobre el establecimiento de la zona de protección y seguridad en Zaporiyia, un objetivo que la IAEA no logró alcanzar para finales de 2022 como esperaban.
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