La sorpresa del día ha llegado de la mano de Vladímir V. Putin, quien ha ordenado un alto el fuego unilateral de 36 horas coincidiendo con la Navidad ortodoxa, una propuesta que ha sido recibida con frialdad desde Kiev, lo mismo que en Washington o en la mayoría de capitales europeas. Además, Putin ha mantenido una conversación telefónica con el presidente turco, Erdogan, en la que ha vuelto a asegurar que está listo para conversaciones sobre Ucrania si Kiev acepta las «nuevas realidades territoriales», posición totalmente opuesta a la «fórmula de paz» propuesta por Zelenski. Mientras tanto, sobre el terreno los efectivos de Wagner continúan logrando progresos a norte y sur de Soledar, en un día en el que desde Estados Unidos se habla del envío de medio centenar de vehículos de combate de infantería Bradley así como Marder por parte alemana.
La jornada de hoy, contra todo pronóstico, se ha presentado intensa desde el punto de vista informativo. La noticia más relevante del día es, sin duda, el alto el fuego temporal ordenado por Putin. Este entraría en vigor mañana viernes día 6 al mediodía y se mantendría durante 36 horas hasta las 24 horas del día 7, coincidiendo con la Navidad ortodoxa.
La propuesta, que cuenta con el apoyo se la Iglesia Ortodoxa rusa, sería según algunos un intento del Kremlin por «tomar oxígeno» como ha afirmado el presidente estadounidense Joe Biden. Eso o bien, tal como aseguran desde Berlín una propuesta que no traerá «ni libertad ni seguridad a las personas que viven con miedo a diario bajo la ocupación rusa», pues «si Putin quisiera la paz, traería a sus soldados a casa y la guerra terminaría».
A falta de más datos, resulta difícil interpretar las razones de Putin para dar un paso semejante, más allá de ser una muestra de buena voluntad. Una idea que se entiende mejor si ponemos la propuesta de alto el fuego temporal en contexto. Especialmente a tenor de la reciente conversación telefónica entre el presidente ruso y Erdogan, buscando una vez más que Turquía medie no solo frente a Ucrania, sino frente a esta y sus aliados.
Otro punto a tener en cuenta es lo que está ocurriendo con el ataque ucraniano sobre la escuela Nº 19 de Makiivka, utilizada por las tropas rusas como depósito de municiones y también como alojamiento. El Ministerio de Defensa ruso ha reconocido ya oficialmente que a consecuencia de la explosión de los cohetes GMLRS se han producido no decenas, sino varios centenares de bajas. En pocas horas los canales rusos han cargado contra los mandos militares e incluso contra el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, pero como es habitual, sin que en ningún caso se cuestione la figura de Putin. Esto, según algunos, podría apuntar a que el Kremlin pretende utilizar el incidente para canalizar la ira de la población contra Ucrania en una futura movilización, algo a lo que conviene estar atentos.
Atentos no solo porque es algo que se viene sospechando desde hace semanas por parte ucraniana, como hemos comentado alguna vez, sino porque: 1) el alto el fuego; 2) los intentos de que Turquía medie y; 3) los ataques cada vez más intensos en el área de Soledar son escalones lógicos antes de lanzar una escalada horizontal y terminar de arrastrar al país a la guerra, toda vez que los ucranianos parecen poco dispuestos a aceptar las «nuevas realidades territoriales» de las que habla Putin y sus aliados no flaquean en su apoyo. Hasta el punto de que incluso Turquía, pese a mediar, apoyaría la fórmula de paz de Zelenski.
A tenor de lo anterior, así como de la situación sobre el terreno amén de otros factores, podría decirse que el alto el fuego temporal es en realidad un rinoceronte gris, más que una sorpresa. Recapitulemos…
Ucrania no está en la mejor de las posiciones ahora mismo, con problemas para aguantar las líneas en partes del área operacional de Bakhmut, como hemos visto a propósito de Soledar e incapaz de romper las defensas rusas en Dibrova (aunque se sigue esperando que retomen la ofensiva con la bajada de temperaturas). Además, visto el ingente esfuerzo hecho por Rusia de cara a la fortificación y a la reconstitución de su Ejército, así como por dotarse de nuevas armas, adaptar las tácticas, formar a parte de los movilizados a medio plazo, poner su industria al servicio de la guerra, reorientar sus exportaciones o el sacrificio de Wagner, las posibilidades de reeditar éxitos como los de Járkov parecen cada vez más difíciles (que no imposible) para Ucrania. Situación a la que debemos sumar que el país tiene una importante presión para lograr avances, lo que forzará a Kiev a intentar una ofensiva tarde o temprano con el consiguiente riesgo de acumular bajas sin ganancias acordes al sacrificio.
Desde el Kremlin saben todo esto, pero sin duda son conscientes también de lo complicada que es su propia situación. Su economía se tambalea y resulta difícil que puedan sostenerla durante 2023 de la misma brillante forma en que lo han hecho durante el pasado año. Los límites de su poder convencional han quedado claros, tanto materiales como doctrinales y humanos. Además, Ucrania no deja de recibir ayuda militar, cada vez más importante; se enviarán más antiaéreos Patriot, IFV Marder y Bradley, AMX-10RC franceses y puede que también «tanques» (para quien nos siga las redes sociales, es el término del día) desde el Reino Unido en los próximos meses, entre otras cosas. Esto, unido a la ventaja en términos de inteligencia y reconocimiento que acumula Ucrania gracias a sus aliados hace que cualquier ofensiva rusa tenga pocas probabilidades de alcanzar éxitos cruciales. Ni siquiera una movilización es garantía de una solución militar a la fallida «operación militar especial». Por lo tanto, aunque el anuncio del alto el fuego ha podido sorprender, no es en absoluto ilógico.
Con estos mimbres, lo más probable ahora mismo es que: 1) la guerra siga estancada en términos generales (pese a ganancias puntuales de unos y otros a un gran coste); 2) siga siendo una guerra de desgaste en la que uno caiga por agotamiento; 3) el conflicto termine por enquistarse, pues a Rusia tampoco le interesa una paz en la que Ucrania quede definitivamente ligada a Occidente y sea un Estado viable y fuerte, sino que prefiere un país dividido y fallido que actúe de colchón aunque esto suponga un despliegue permanente.
Dicho todo lo anterior, las noticias llegadas hoy desde el terreno son las siguientes: comenzando por el norte de la línea de frente, coincidiendo con la zona entre Troits’ke y Kreminna, se han registrado ataques rusos en dirección a Kupiansk y Stel’makhivka, mientras que los ucranianos han intentado progresar un día más hacia Kuzemivka, al noroeste de Svatove. Respecto a los intentos ucranianos hacia Kreminna, lo que observamos en los últimos días es silencio informativo que, interpretamos como incapacidad de romper las líneas rusas. Dicho de otra forma, el ataque lanzado días atrás se habría agotado, aunque estarían intentando retomar los avances una vez las temperaturas permitan una mayor movilidad.
En el área operacional de Bakhmut, se ha combatido en las inmediaciones de Vyimka, en Soledar, en dirección a Krasna Hora, Pidhorodne, Bakhmut y entre Kurdyumivka y Klishchivka. Lo más preocupante para los ucranianos es que Soledar está quedando cada vez más aislada tanto en el flanco norte como en el sur. Sin duda, Wagner está sufriendo enormes pérdidas, pero ese es su papel y una vez allanen el camino, aunque queden laminados, seguramente sean las unidades VDV movidas a la zona las que continúen el trabajo.
Respecto a Donetsk, hoy se han registrado ataques rusos en dirección a Krasnohorivka, a Opytne, en Mariínka (en donde se han vuelto a emplear armas incendiarias) y hacia Pobjeda. No hay cambios de posición en las últimas horas.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Esta sección, a pesar de que el tema lo hayamos tratado en el apartado anterior, no puede sino comenzar con la decisión del presidente ruso Vladímir V. Putin de ordenar un alto al fuego de 36 horas a partir de mañana debido a la Navidad ortodoxa. En palabras del presidente de Rusia, tras el llamamiento a una tregua navideña por parte del líder de la Iglesia Ortodoxa rusa, Cirilo I:
“Partiendo del hecho de que un gran número de ciudadanos que profesan la ortodoxia viven en las zonas de hostilidades, pedimos a la parte ucraniana que declare un alto el fuego y les permita asistir a los servicios religiosos en Nochebuena, así como el día de Navidad.”
En Ucrania el anuncio no ha sido tomado como algo serio, sino como otra treta rusa. Myjailo Podolyak, asesor de la presidencia de Ucrania, decía al respecto:
“La Iglesia Ortodoxa Rusa no es una autoridad para la ortodoxia global y actúa solo como «propagandista de guerra». La Iglesia Ortodoxa Rusa ha pedido el genocidio de los ucranianos, ha alentado los asesinatos en masa e insiste en una militarización aún mayor de la Federación Rusa. Por lo tanto, la declaración de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre la «tregua navideña» es una trampa cínica y un elemento de propaganda.”
Además, ha reiterado que es “absolutamente inaceptable” que Rusia se apodere de territorios extranjeros, así como “registrar la ausencia de consecuencias legales por asesinatos en masa en territorio extranjero”. De hecho, ha precisado que esto es lo que Rusia ofrece a Ucrania y al mundo como “negociaciones”.
Sin embargo, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, ha comentado que para Moscú es difícil juzgar si la opinión de Podolyak representa el punto de vista del presidente Zelenski.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, ha hablado con el presidente Putin hoy y le ha trasladado que los esfuerzos de paz deberían estar respaldados por un alto el fuego unilateral y una “visión para una solución justa”. El presidente ruso por su parte ha hecho hincapié en el “papel destructivo de los países occidentales que han estado suministrando armas y equipo militar al régimen de Kiev, además de proporcionarle información operativa y asignarle objetivos”. No obstante lo anterior, “Putin ha reiterado que Rusia está abierta a un diálogo serio, dado que las autoridades de Kiev cumplen con las demandas que se han presentado repetidamente, teniendo debidamente en cuenta las nuevas realidades territoriales”.
El presidente Zelenski, al igual que el primer ministro Shmyhal y el ministro de Defensa Reznikov, no se ha pronunciado aún sobre la orden de Putin, aunque en su discurso de anoche fue tajante al afirmar que “debemos poner fin a la agresión rusa este año y no posponer ninguna de las capacidades defensivas que pueden acelerar la derrota del estado terrorista”. Así pues, ha reiterado que “Los modernos vehículos blindados occidentales, los carros de combate de tipo occidental, son solo una de estas capacidades clave”.
Precisamente, también el presidente ucraniano ha hablado con su contraparte turca, a quien le ha informado sobre los riesgos de una escalada en el frente, así como sobre la necesidad de un mayor fortalecimiento del ejército ucraniano. Asimismo, han abordado la cuestión de la seguridad nuclear y, en especial, la situación en la central de Zaporiyia. Adicionalmente, han discutido el intercambio de prisioneros bajo la mediación turca y Zelenski ha señalado la predisposición de Turquía a participar en la implementación de la Fórmula de Paz propuesta por el líder ucraniano. Sobre el “corredor de granos”, Zelenski y Erdoğan están de acuerdo en lograr un mayor funcionamiento y expansión del mismo.
Esta además no ha sido la única llamada telefónica del día pues Zelenski ha hablado con el presidente de España, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Croacia, Andrej Plenković. Durante la llamada con el dirigente español, Zelenski ha puesto de manifiesto los desafíos en el frente y las necesidades de defensa de Ucrania. Además, el presidente ucraniano ha destacado que sigue consolidando el apoyo de los socios antes de la próxima reunión bajo el formato de Ramstein. De otro lado, con el primer ministro croata ha acordado decisiones específicas para fortalecer la defensa de Ucrania, aunque sin ofrecer más detalles al respecto, y también acerca de la realización de una conferencia internacional sobre desminado. También han abordado el papel de Croacia en la Fórmula de Paz.
Desde Estados Unidos el presidente Joe Biden ha comentado lo siguiente:
“Soy reacio a responder a cualquier cosa que diga Putin. Me pareció interesante que estuviera dispuesto a bombardear hospitales y guarderías e iglesias… el 25 y el Año Nuevo. Quiero decir, creo que está tratando de encontrar algo de oxígeno.”
Asimismo, a raíz de su llamada con el canciller alemán Olaf Scholz, Biden ha confirmado el envío de IFV M2 Bradley como parte del próximo paquete de asistencia de seguridad a Ucrania. Por su parte, Scholz ha aseverado que Alemania tiene la intención de proporcionar a Ucrania IFV Marder. Noticia que llega tras el anuncio no exento de polémica del presidente Macron de suministrar vehículos blindados AMX-10RC.
Aunque Scholz no se ha pronunciado sobre la tregua propuesta, la ministra de Exteriores Annalena Baerbock sí. En particular, ha señalado que, si “Putin quisiera la paz, llevaría a sus soldados a casa y la guerra terminaría. Pero aparentemente quiere continuar la guerra después de un breve descanso”. A esto ha añadido que “un supuesto alto al fuego no brindará ni libertad ni seguridad a las personas que viven con miedo a diario bajo la ocupación rusa. Es por eso que continuaremos apoyando a los ucranianos, para que puedan vivir en paz y autodeterminación”.
Mientras tanto el Asesor de Seguridad Nacional americano, Jake Sullivan, ha conversado con el Jefe de la Oficina de la Presidencia de Ucrania, Andriy Yermak, sobre una mayor coordinación para garantizar la seguridad energética ucraniana.
De otro lado, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha dado la bienvenida a la tregua propuesta, pero no reemplaza “una paz justa de acuerdo con la Carta de Naciones Unidas y el derecho internacional”. También hoy ha comunicado la suspensión de la misión de investigación de la ONU del ataque perpetrado en Olenivka en julio y a raíz del cual murieron más de 50 prisioneros debido a la imposibilidad de desplegarse en la zona.
Sobre la ayuda a Ucrania, también debe destacarse que Noruega ha anunciado la entrega de 10.000 proyectiles de artillería de 155mm adicionales a Ucrania que podrán ser usados, por ejemplo, por los obuses autopropulsados M109. Junto con el anuncio el ministro de Defensa Bjørn Arild Gram ha reiterado que Oslo continuará apoyando a Ucrania en 2023 y durante el tiempo que sea necesario pues consideran fundamental “para la seguridad de Europa y Noruega que Ucrania logre repeler el ataque infundado de Rusia”. En este sentido sí ha precisado que desde el Gobierno analizarán “aún más a fondo” lo que pueden donar directamente de los stocks de sus Fuerzas Armadas o mediante adquisiciones de la industria de defensa, así como a través de una combinación de ambas fuentes.
Por último, dos datos interesantes. De un lado, el Ministerio de Economía de Ucrania estima preliminarmente la caída del PIB en 2022 en un 30,4 por ciento, lo que supone una mejora respecto de las estimaciones anteriores. De otro, y sobre las exportaciones de cereal ucraniano, sí hay que resaltar que en el marco de la iniciativa Grano de Ucrania el Programa Mundial de Alimentos ha comprado otras 60.000 toneladas de productos para enviarlos a Etiopía. Por el momento, la iniciativa ha recaudado aproximadamente 200 millones de dólares.
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