La guerra de Ucrania ha vivido hoy una jornada casi carente de información. En el campo de batalla no se han producido movimientos de consideración, siendo lo más destacable el papel de la Legión Internacional en Bakhmut, llevando a cabo acciones que tienen cierto eco de las que la misma unidad protagonizase en Severodonetsk el pasado mes de junio, laminando a los chechenos, pero retirándose finalmente con importantes bajas, tras la caída de esta ciudad. En el plano diplomático, las discusiones del día giran en torno a las declaraciones de Vladímir V. Putin sobre la voluntad negociadora de Rusia.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha vuelto a hablar hoy sobre los intentos occidentales por dividir a Rusia en fragmentos, justificando la invasión de Ucrania por la necesidad de unificar al pueblo ruso protegiendo sus intereses. Además, y según el mandatario ruso, Kiev y sus aliados occidentales «se niegan a dialogar» , afirmación que hizo antes de asegurar que está «dispuesto a negociar con todos los participantes en este proceso para [obtener] resultados aceptables» . Así, según él, «Siempre hemos tratado de garantizar que todas las disputas que surjan se resuelvan por medios pacíficos, a través de negociaciones«.
El problema de las palabras de Putin, más allá de que haya sido Rusia quien ha lanzado la invasión, lo que contradice por completo muchas de sus afirmaciones, es que nadie parece tomarse en serio estas declaraciones. Desde la inteligencia estadounidense, al igual que desde Kiev, siguen pensando que la única intención de Putin es la de ganar tiempo, sin una voluntad real de llegar a ningún acuerdo, salvo que sea según las condiciones rusas.
Esto implicaría para Ucrania aceptar la situación sobre el terreno, como hemos comentado en alguna ocasión, algo que para Kiev y sus aliados es un completo sinsentido, en tanto el Ejército ruso viene de sufrir importantes reveses militares y el diferencial de poder entre ambos se ha recortado notablemente desde el inicio del conflicto, como se puede ver en el siguiente gráfico (aunque por supuesto hay opiniones muy opuestas, en especial en lo relativo a las bajas).
Por otra parte, llegados a este punto la división entre Rusia y Ucrania es, en muchos aspectos irreconciliable, hasta el punto de que las diferencias se extienden no solo al plano político, sino al idiomático y, cada vez más, al religioso. Puede parecer una cuestión baladí, pero el hecho de que cada vez más ucranianos opten por celebrar la Navidad el día 25 de diciembre en lugar del 7 de enero, siguiendo el calendario juliano y la tradición ortodoxa, es muy significativo. Una muestra más de la elección occidental que han hecho los ucranianos y que es imposible de aceptar para el gobierno ruso por muchas razones.
Hablando de religión, hoy se ha pronunciado en su tradicional discurso, el Papa Francisco, quien ha evitado una vez más nombrar de Putin o denunciar las barbaridades cometidas por Rusia, en una actitud que ha vuelto a indignar a millones de católicos de todo el mundo, que no entienden el papel que la Iglesia católica está jugando respecto a la guerra. La única alusión ha sido criticando a los que «quieren devorar al prójimo», lo que es todo menos una condena directa que muchos esperan, pero que difícilmente llegará en tanto intenta mantener una posición neutral, quizá por si en algún momento puede jugar un papel de intermediario.
Más allá de esto y pasando a lo ocurrido en el terreno puramente militar, hemos de comenzar haciendo una pequeña aclaración: en las últimas horas han salido publicadas imágenes de los carros de combate T-14 Armata rusos evolucionando en un campo de entrenamiento. En muchas ocasiones nos preguntan, especialmente a través de Twitter y Facebook, cuándo vamos a ver estos carros en acción en Ucrania, si es que este día llega. Lo cierto es que es indiferente.
En primer lugar, Rusia no tiene nada que ganar y sí mucho que perder si los lleva a Ucrania, ya que nada permite pensar que puedan soportar el impacto de un Javelin o un NLAW mejor que un T-90M o cualquier otro carro en servicio. De caer alguno, el descrédito sería enorme, algo que no conviene. En segundo lugar, Rusia ya tiene en servicio en Ucrania carros de combate más que aptos para hacer frente a cualquier medio acorazado que los ucranianos tengan en servicio. El T-90M que hemos mencionado es sin duda un buen carro, pero si las tripulaciones no están a la altura y la doctrina o no se aplica o no es la correcta, da igual si van montadas en un Armada o en un Sherman. Por último, Rusia ni tiene estos carros en servicio -salvo que hablemos de números testimoniales de carros de pruebas- ni resulta económico producirlos en comparación con otros como los T-90.
Pasando a lo ocurrido sobre el terreno, ha sido una jornada muy similar a las anteriores, con ataques rusos en dirección al noreste de Kupyansk,, así como a Novoselivke y Stel’makhivka, en la línea Troitske-Svatove-Kreminna. En esta última ciudad, o más bien en sus inmediaciones, se ha combatido en Ploshchanka y Chervonopopivka.
Entre Lysychansk y Bakhmut, rusos y ucranianos se han enfrentado hoy en los alrededores de Yakolivka, en Soledar y Bakhmutske, al este de Bakhmut, en dirección a Klishchiívka y en Kurdyumivka, estas dos localidades ya al sur. Además, en Gorlóvka habrían intentado avanzar un día más hacia Druzhba sin resultados.
Lo más interesante de este área operacional es, por un parte, el papel que está teniendo del lado ucraniano la Legión Internacional, utilizada en muchas ocasiones como punta de lanza y encargada en los últimos días de hacer frente a Wagner, como en junio hicieran con los chechenos de Kadírov en Severodonetsk. Está por ver si en esta ocasión el resultado es igual de bueno o si el flujo de voluntarios a Wagner es suficiente como para cubrir las pérdidas y seguir avanzando.
Respecto a Donetsk, los combates reportados hoy se habrían producido en Krasnohorivka y Vesele, así como en Mariínka, sin novedad en cuanto a cambios de posiciones.
Más allá de esto, hoy Rusia habría llevado a cabo tres ataques con misiles sobre Kramatorsk, a la espera de que ponga en servicio los hasta 1.700 drones iraníes que se asegura que habrían adquirido. Algo que de ser cierto no tardaremos mucho en comprobar.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como era previsible, ya que la actividad institucional en buena parte del mundo prácticamente se detiene por estas fechas, apenas se han producido novedades más allá de las declaraciones de unos y otros protagonistas.
Así, durante la jornada de hoy el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha vuelto a pronunciarse sobre las negociaciones con Ucrania, como hemos explicado al inicio. Moscú estaría listo para negociar “con todos los involucrados sobre soluciones aceptables, pero eso depende de ellos, no somos nosotros los que nos negamos a negociar, son ellos”. Así pues, no solo considera que Ucrania no quiere negociar, sino que tampoco lo querrían hacer sus socios.
Rusia ya ha hecho referencia en varias ocasiones a que no acepta la Fórmula de Paz de Ucrania basada en 10 puntos y el propio Putin haciendo alusión a “soluciones aceptables” estaría opinando en el mismo sentido. Cabe recordar que uno de los puntos de dicha Fórmula establece la retirada total de tropas rusas de territorio ucraniano, incluyendo Donbás y Crimea.
En paralelo, ha subrayado que eliminarán al 100 por cien todos aquellos sistemas Patriot que Estados Unidos envíe a Ucrania. Sostiene que se trata de un sistema “bastante obsoleto” y, por tanto, “encontrará un antídoto” para hacerles frente.
En respuesta, Mikhailo Podolyak, asesor de la Presidencia de Ucrania, ha comentado que “Putin necesita volver a la realidad” señalando dos pasos esenciales:
- Rusia atacó sin ayuda a Ucrania y está matando ciudadanos. No hay otros “países, motivos, geopolítica”.
- Rusia no quiere negociaciones, pero trata de evitar la responsabilidad. Esto es obvio, por lo que nos trasladamos al Tribunal.
En lo que ha calificado “lógica navideña” ha subrayado que acelerar el suministro de armas a Ucrania es igual a acelerar el final de la guerra, entendido como la derrota de Rusia. Esto a su vez reduciría la influencia de Rusia en el terrorismo lo que implicaría reducir el número de armas de la Federación a regímenes agresivos (más allá del caso de los Su-35 a Irán) y, en consecuencia, se devolvería la civilización a la ley internacional y propiciaría vivir en condiciones seguras.
Desde la Unión Europea, el vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans ha comentado que Rusia se ha convertido en un auténtico paria a nivel internacional y que Putin ya ha perdido la guerra. No obstante, señala que la guerra está lejos de terminar y que “Putin puede causar mucho caos durante mucho tiempo” por lo que: Europa debe mantener “sus filas cerradas, mantener un frente con los estadounidenses y continuar apoyando financiera y militarmente a Ucrania”.
El ministro de Exteriores de China, Wang Yi, por su parte continúa defendiendo la “posición de imparcialidad” de su país en la guerra comentando que Beijing a profundizará sus lazos con Moscú en 2023: “China profundizará la confianza mutua estratégica y la cooperación de beneficio mutuo con Rusia”. Sobre la guerra ha precisado:
“Con respecto a la crisis de Ucrania, hemos defendido consistentemente los principios fundamentales de objetividad e imparcialidad, sin favorecer a un lado o al otro, ni echar leña al fuego, y mucho menos buscar ganancias egoístas de la situación.”
Cambiando de tercio y para concluir, tres trabajadores del Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania han perdido la vida mientras realizaban labores de desminado en el óblast de Jersón.
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