Un día más, los cambios sobre el terreno brillan por su ausencia, mientras el número de bajas se mantiene alto y las luchas en torno a Bakhmut centran la atención. Ucrania continúa castigando la logística rusa en Zaporiyia y Crimea con HIMARS y drones, mientras Rusia trata de golpear con su artillería las probables acumulaciones de tropas ucranianas más allá de la línea de frente. La noticia del día, en cualquier caso, se ha producido en Bruselas, en donde los Estados miembros de la UE han logrado desbloquear el paquete de ayuda financiera a Ucrania por valor de 18.000 millones de euros, saltándose el veto húngaro.
La guerra de Ucrania, como toda guerra de desgaste -y como toda guerra en realidad-, es un enfrentamiento totalmente supeditado a la logística. Del lado ruso, la efectividad de su Ejército y del resto de fuerzas que luchan de su lado, dependen esencialmente de la artillería. Requieren pues de decenas de miles de disparos de 152 mm y 122 mm al día para desgastar a las AFU, batir sus posiciones y ofrecer cobertura a su infantería, posibilitando así los asaltos.
Es la razón por la que los M142 HIMARS, M270 y demás sistemas de largo alcance ucranianos se concentran en los nodos logísticos principales, como es el caso de Melitópol, atacada hoy. También en los puntos de concentración de personal movilizado, como el que han atacado en la península de Crimea, posiblemente utilizando para ello un drone.
Del lado ucraniano, la capacidad de romper las líneas rusas, requiere de ser capaces de concentrar un buen número de tropas en el este del país. Tropas que se mueven en su mayoría en un área concreta, que se ve en el mapa que podéis encontrar a continuación. De ahí que Rusia trate de golpear también algunas localidades concretas, que son prácticamente de paso obligado, ya que carece de capacidades ISR como para localizar una a una las unidades ucranianas y batirlas desde la distancia.
También que sigan atacando de forma recurrente ciudades como Odesa, pues no se trata solo de castigar a la población ucraniana y minar el apoyo a Zelensky, sino de dificultar los movimientos de material a Ucrania por un punto de paso fundamental. Además, como algunas de las ciudades alejadas del frente, caso de Leópolis, Zhytomir o Vinnytsia, parte de las reparaciones de material o incluso de la fabricación, se acomete allí, con lo que sin electricidad, toda esta actividad se ralentiza.
Además de lo anterior, y en relación con la logística, está el tema de la capacidad productiva. Ambos estados deben hacer frente al enorme desgaste acumulado en estos meses, que se cifra en miles de vehículos y sistemas de todo tipo. Rusia lucha contra las sanciones y sus propios problemas industriales para poder reconstituir su ejército de cara a primavera, mientras trata de impedir que Ucrania haga lo propio.
En el caso ucraniano, sin embargo, de la capacidad industrial del país depende solo una fracción del suministro de nuevos carros de combate, IFVs, APC, etcétera, corriendo gran parte de este a cargo de sus aliados. En este caso, resulta interesante analizar cuál es el proceso de toma de decisiones en algunos de estos, como los EE. UU. para entender que frente a la voluntad decidida de apoyar a Kiev, deben responderse antes de enviar cualquier nueva ayuda a una serie de cuestiones bastante complejas, pero inevitables.
Un proceso enrevesado, que implica a docenas de especialistas en campos como la táctica, la logística, la industria o los Estudios Estratégicos y que debe servir para dilucidar si: 1) se tiene inventario suficiente como para enviar tal o cual material; 2) cómo lo va a usar Ucrania; 3) existe alguna alternativa más adecuada; 4) el precio es asumible; 5) se puede asegurar su mantenimiento mientras esté en servicio con Ucrania; 6) su pérdida o caída en manos del enemigo puede suponer un problema; 7) existe munición suficiente para abastecerlo… así ad infinitum.
Todo para poder mantener el ritmo en un campo de batalla que se reduce en las últimas semanas a un área de entre 125 y 350 kilómetros cuadrados en torno a Bakhmut -por ponerlo en contexto la ciudad de Madrid tiene una superficie de 604 kilómetros cuadrados- zona en la que se están librando los combates más cruentos, los intercambios artilleros son más intensos y el número de bajas por ambas partes, a tenor de los documentos y declaraciones que llegan, aterrador. Una zona en la que todo vale con tal de rellenar filas y alimentar la «picadora de carne».
Esto nos lleva a lo ocurrido sobre el terreno. Al norte, entre Troits’ke y Kreminna, los combates siguen centrándose en esta última localidad, que los ucranianos intentan aislar por el norte tomando Zhytlivka y por el sur intentando avanzar por los bosques en el recodo del Donets. Los rusos por su parte lanzan ataques en dirección a Nevs’ke y Bilohorivka. La situación por ahora sigue sin cambios.
En el área operacional de Bakhmut, los combates siguen en Yakolivka, Bakhmuts’ke y Soledar, Bakhmut, Opytne y Kurdyumivka. En Opytne e Ivanhrad, y según algunas fuentes, las tropas rusas habrían logrado algunos avances, progresando en el cerco de la ciudad desde el sur.
En Donetsk los combates se han circunscrito a Nevels’ke, al noroeste -mientras en las redes se vive una agria polémica entre quienes creen que la situación ucraniana en la zona de Pisky / Permovais’ke es muy comprometida y quienes creen, a tenor de los últimos vídeos, que Ucrania está recuperando terreno– y a Mariínka, al suroeste. Más allá de las desavenencias, que pueden enturbiar el análisis, en las últimas 24 horas no se habrían registrado cambios o no habrían trascendido.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La noticia de la jornada 290 ha sido que el Consejo de la Unión Europea ha logrado dar luz verde a la ayuda macrofinanciera por valor de 18.000 millones euros para Ucrania en 2023. Por tanto, a pesar del veto húngaro del pasado día 6, el Consejo en su formación de Economía y Finanzas (ECOFIN) ha encontrado una solución para resolver la situación y poder seguir apoyando a Ucrania.
En palabras del ministro de Hacienda de República Checa -quien ostenta la presidencia del Consejo hasta el 31 de diciembre-:
“Ucrania puede contar con la UE. Seguiremos apoyando a Ucrania, también en términos financieros, todo el tiempo que sea necesario. La legislación que hemos adoptado hoy supone que Ucrania puede contar con ayuda financiera periódica de la UE a lo largo de 2023.”
A modo de aclaración sobre cómo se ha sorteado el bloqueo por parte de Hungría, la propuesta inicial de la Comisión Europea requería que la decisión se adoptase por unanimidad, ya que la ayuda implicaba que las garantías de préstamo se cubriesen por el presupuesto de la UE. Por tanto, si Hungría finalmente no opta por unirse a este proceso, las garantías serán asumidas por los Estados miembros de la UE a nivel individual y no sería necesaria la unanimidad.
Como recogimos en nuestro informe del día 3 de diciembre, el primer ministro húngaro Viktor Orban defendió que no estaba a favor de este enfoque porque no desean que “la UE se convierta en una comunidad de estados endeudados, en lugar de una comunidad de estados miembros cooperantes”, pero sí predispuesto para proporcionar ayuda Ucrania a nivel bilateral.
El próximo paso es remitir el texto acordado al Parlamento Europeo para su adopción, previsiblemente la semana que viene.
Por otro lado, Estados Unidos finalmente anunció ayer su próximo paquete de asistencia militar a Ucrania por valor de 275 millones de dólares. En total, han comprometido más de 19.300 millones de dólares desde el 24 de febrero.
Tanto el presidente Zelenski como el ministro Reznikov han agradecido nuevamente el apoyo estadounidense. En particular, el paquete incluye:
En suma, EE. UU. ha comprometido el envío de la siguiente ayuda:
Además, están preparando el envío de 100 equipos de zapadores para la remoción de minas en Ucrania para la próxima primavera. De hecho, Estados Unidos ha asignado 91,5 millones de dólares para capacitación, equipos y garantizar el trabajo de desminado en el territorio ucraniano.
En las próximas semanas Ucrania también recibirá más armas antiaéreas y más misiles de defensa aérea de corto alcance por parte del Reino Unido. El primer ministro Rishi Sunak podría estar refiriéndose al envío de 125 sistemas de defensa antiaérea junto con otro armamento anunciado durante su visita a Kiev en noviembre. Desde el Ministerio de Defensa británico también han confirmado la entrega del siguiente material invernal:
De otro lado, Alemania enviará 470 generadores eléctricos de diferentes tipos de potencia a Ucrania por valor de 19,5 millones de euros. 150 unidades ya estarían en Ucrania y el resto se entregarán al operador de la red estatal ucraniana Ukrenegro, así como a los óblasts de Odesa, Jersón y Nicolaiev.
Por razones obvias no solo hay que restaurar la infraestructura energética de Ucrania, sino también otras instalaciones como las médicas. Sobre esto último, el Ministerio de Salud ucraniano asevera que Ucrania necesita al menos 1.000 millones de dólares para restaurar las instalaciones médicas en las condiciones en las que se encontraban antes de que comenzase la guerra. Sin embargo, si el objetivo es construir instalaciones modernas al menos necesitarán 14.000 millones de euros. En total, los ataques rusos han destruido 144 hospitales y clínicas y dañado más de 1.000, concentrándose las mayores pérdidas en las regiones de Donetsk, Járkov, Jersón, Nicolaiev y Kiev.
Desde Rusia, el presidente de la Duma estatal, Vyacheslav Volodin, defiende que Alemania y Francia son quienes deben pagar una compensación a los residentes del Donbás “por los ocho años de genocidio y daños infligidos” subrayando que “esto es solo el comienzo”. Esta no es sino otra reacción más a las declaraciones de la excanciller alemana Angela Merkel sobre los acuerdos de Minsk.
Asimismo, el representante permanente de Rusia ante Naciones Unidas, Vasily Nebenzya, durante la reunión del Consejo de Seguridad mantenida ayer expresó que están registrando “escrupulosamente todas las acciones criminales de Estados Unidos y sus aliados, y tendrán consecuencias legales concretas para todos los involucrados”. Es decir, advierten de que habrá consecuencias por los envíos de asistencia militar a las Fuerzas Armadas ucranianas.
Mientras tanto en respuesta a las últimas sanciones a 33 individuales y 6 entidades impuestas por Canadá, Rusia ha prohibido la entrada en el país a 200 ciudadanos canadienses.
En relación con el plano humanitario, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, la situación en Ucrania plantea una “emergencia de derechos humanos” ya que alrededor de 17,7 millones de ciudadanos necesitan ayuda humanitaria.
A su vez, la policía ucraniana ha registrado ya un total de 47.000 crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas, entre los que se encuentran casos de tortura, agresión sexual y asesinatos de civiles.
Por último, Bielorrusia ha mostrado su predisposición ante Naciones Unidas para permitir el tránsito de cereal ucraniano sin condiciones previas a través de su territorio para exportarlo desde puertos de Lituania. No obstante, el viceministro de Exteriores bielorruso, Yury Ambrazevich, “reiteró [al secretario general Antonio Guterres] las solicitudes de su gobierno para poder exportar sus propios productos fertilizantes que actualmente están sujetos a sanciones”.
El presidente de Lituania, Gitanas Nausėda, sostiene que la oferta de Bielorrusia “es una trampa” y que simplemente está realizando esta oferta como medio para evitar futuras sanciones.
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