Durante la noche y la mañana, la actualidad relativa a la guerra ha seguido marcada por la caída de un misil -que habría resultado ser ucraniano como planteábamos ayer-, en territorio polaco, matando a dos personas. Finalmente Polonia ha terminado por retractarse y por desconvocar la invocación del Art. 4 del Tratado del Atlántico Norte, aunque al igual que los países bálticos, siguen acusando a Rusia de ser la responsable última, pues sin el lanzamiento de misiles sobre Ucrania, este país no tendría que utilizar sus sistemas antiaéreos. Además de esto, hoy se ha producido una nueva reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, que se compromete a seguir enviando ayuda al país.
Las últimas horas han sido de una tensión inusitada, por un hecho que tal y como explicamos ayer, en realidad tenía muy poco recorrido. Incluso aunque se hubiese tratado de un misil ruso, al no haber intencionalidad, difícilmente podría haber pasado del terreno diplomático al militar. La invocación del Art. 4 del Tratado del Atlántico Norte por parte de Polonia, no era, por más que cierta prensa se empeñe, un preludio de ninguna guerra y, como dijimos, había precedentes de hechos similares e incluso más graves, que apuntaban a una resolución por los canales diplomáticos.
Finalmente parece bastante claro que el misil caído en Polonia había sido lanzado por un sistema antiaéreo ucraniano que trataba de derribar un misil ruso, uno de entre las varias docenas lanzadas. Ucrania así lo habría reconocido, según funcionarios estadounidenses, aunque recientemente Zelensky se ha reafirmado en que no fue un misil ucraniano y dice confiar en sus subordinados. En cuanto a Polonia, que cuenta con medios importantes de detección en la zona, pudo haber confundido la traza del misil ucraniano con la del misil que pretendía derribar o cualquier otra cosa, en un ambiente de tensión y nervios y (posiblemente) de cierta beligerancia, extensiva a algunos países vecinos.
Eso se desprende de los cambios de versión sucesivos y de las declaraciones encontradas entre las diferentes instituciones polacas y del hecho de que un avión de la OTAN había seguido la traza del misil, por lo que había información bastante fidedigna sobre la procedencia del mismo. Sea como fuere, lo que está claro es que al poco de producirse el accidente, el Ministerio de Exteriores polaco llamaba a consultas al embajador ruso en el país, lo que indica que al menos creían tener muy claro lo ocurrido y que responsabilizaban a este país, mientras que desde Presidencia se mostraban más cautos.
Posteriormente irían apareciendo informaciones, como imágenes de los restos, que parecían corroborar que se trataba de un misil antiaéreo. Finalmente, desde la Presidencia del país han terminado por reconocer que no se trataba de un ataque, sino de un accidente. Por supuesto es posible que alguien mintiese, se confundiese o que hubiese un malentendido o un error de comunicación entre las distintas instancias e instituciones implicadas. En cualquier caso, es un tema a investigar.
Mientras tanto Polonia y los Estados Bálticos han criticado duramente a Rusia, a la que acusan de ser la responsable última. Al fin y al cabo, si no hubiese atacado a Ucrania y no hubiese comenzado la guerra, este tipo de hechos no se producirían, según afirman. Desde la OTAN, Stoltenberg ha trasladado sus condolencias y reiterado tanto su solidaridad con Polonia, como el apoyo al derecho de Ucrania a la autodefensa.
Sin embargo, difícilmente la cosa quedará aquí y lo más probable, además de que Polonia aumente el nivel de alerta de sus tropas -lo que a su vez provocará más tensión con Rusia y Bielorrusia- es que se promuevan nuevas sanciones y aumente un punto más, si cabe, el volumen de ayuda que este país ofrece a Ucrania. Queda para la especulación el «qué hubiera pasado sí…». A nuestros juicio, y como dijimos ayer, nada. O al menos, nada mucho más allá de declaraciones, sanciones y un reforzamiento de las fronteras orientales de la OTAN. No perdamos de vista el papel estabilizador que han jugado los EE. UU. en todo momento en esta crisis, algo sobre lo que abundaremos un poco más adelante.
Respecto al efecto de la oleada de misiles rusos, parece haber sido menor de lo esperado, a tenor de las escasas informaciones sobre impactos –apenas han trascendido vídeos o imágenes a diferencia de otras ocasiones– y también del hecho de que de los 10 millones de consumidores que ayer se habían quedado sin suministro eléctrico, 8 lo habían recuperado ya durante esta mañana.
Hay que entender que buena parte de los cortes de luz derivados de los ataques no son porque los daños sean grandes, sino por precaución, de ahí que el restablecimiento sea relativamente rápido. Sin embargo, que los daños no se extiendan en el tiempo es significativo, ya que indica que elementos cruciales como los grandes transformadores no habrían sido alcanzados.
En cualquier caso, todo esto nos habla de la eficacia de los sistemas antiaéreos enviados a Ucrania que, según fuentes estadounidenses -aunque no aportan más pruebas-, sería del cien por cien en el caso de los NASAMS. De otros sistemas no hay datos por el momento, aunque a tenor de lo publicado ayer por Ucrania y aún asumiendo que las cifras pueden estar hinchadas para ofrecer una imagen de seguridad a la ciudadanía, deben ser también bastante aceptables.
Más interesante que todo lo anterior, aunque apenas hay datos al respecto todavía, son los rumores en torno a que Putin estaría buscando la forma de entablar negociaciones directas con Zelensky. Recordemos que Rusia lleva un tiempo señalando que está dispuesta a negociar, tema que hemos abordado en diversas ocasiones estas últimas semanas. Lo sabremos con certeza dentro de mucho tiempo, pero parece claro que las conversaciones directas entre los EE. UU. y Rusia de días atrás han dado algunos frutos, del mismo modo que el mensaje claro de Occidente relativo a la respuesta que encontraría un ataque nuclear, habría convencido a Rusia -salvo que la situación en el campo de batalla de un giro a su favor, algo que parece difícil- de que toca buscar otras vías de poner fin a un conflicto que cada vez más amenaza su economía. No todo es negativo para el Kremlin, pues desde los EE. UU. reconocen que hay una probabilidad bastante baja de que Ucrania pueda expulsar por completo a Rusia de su territorio, lo que puede ser una buena base para futuras negociaciones.
En nuestra opinión -y aquí admitimos estar especulando, por lo que rogamos lo toméis con precaución-, las conversaciones directas entre EE. UU. y Rusia han sido fructíferas y se está escenificando una rebajada de tensión después del punto álgido de las amenazas nucleares hace unas semanas. Se ha tenido que dar algún tipo de garantías a Rusia aunque sea únicamente sobre Crimea y, pongan o no fin a la guerra en breve, al menos lo que quede de esta se llevará a cabo dentro de ciertos márgenes. Este nuevo clima se habría dejado sentir entre ayer y hoy a propósito del misil caído en Polonia, una crisis en la que el papel de los EE. UU. ha sido todo el tiempo de agente estabilizador, buscando rebajar la tensión y asegurando que el misil podía no ser ruso antes incluso que los propios polacos, algo bastante chocante por muchos medios de que dispongan.
Lo que cuesta ver es cuál es realmente la estrategia de salida del conflicto, si es que la hay. Es decir, si Rusia y los EE. UU. -obviamente con Ucrania- van a buscar algún tipo de acuerdo que asegure la paz en la región satisfaciendo tanto las aspiraciones de seguridad rusas como el deseo ucraniano de salir de su órbita integrándose en Occidente, o si bien la guerra de Ucrania se va a cerrar en falso (con acuerdos tipo Minsk), lo que inevitablemente producirá inestabilidad y llevará en el futuro a reabrir las hostilidades. Eso, suponiendo que no sea un intento ruso de paralizar el conflicto, evitando nuevos avances ucranianos y de forma que su ejército pueda recuperarse en lo posible de cara a organizar una nueva ofensiva en el futuro. Toca esperar.
Respecto a lo ocurrido sobre el terreno, hoy las novedades han sido escasas. En Svatove y alrededores se han producido combates, con los ucranianos presionando en la zona de Ploschanka, además de hacia Kreminna, mientras los rusos hacían lo propio hacia Bilohorivka. Pese a ello, no hay avances constatables y la intensidad de los enfrentamientos estaría decreciendo, bien por el invierno, bien por otras razones.
En el caso de Bakhmut, no se han reportado ataques, salvo un intento ruso de avanzar más al norte, hacia Vesele. La situación sigue siendo igual de estable.
En Donetsk, la mayor parte de los combates se han producido en la zona de Pisky. Allí, rusos y milicianos habrían intentado progresar hacia el norte por Opytne y Vodiane, hacia Permovais’ke por la E50 y hacia Nevels’ke, más al sur. De esta zona han llegado vídeos de combates de lo más vistosos, dentro de lo trágica que es la situación. Lo más chocante es que algunos de ellos se siguen produciendo en el puente en construcción al suroeste de Pisky, en donde se combate desde hace meses. Además de ahí se ha combatido al sureste de Avdiívka y un día más en Pavlivka. No hay avances.
Respecto al sur, no hay más noticias de combates. Sí de movimientos ucranianos al sur del Dniéper pero confirmando en el mejor de los casos lo que hemos dicho estos días, que se trata de unidades SOF en reconocimiento, de un poco de propaganda y poco más, ya que se trata de una zona vacía. Mientras eso ocurre, Rusia sigue construyendo más y más defensas por ejemplo en la zona de Chkalove y también en torno a Melitópol. De una forma u otra, el Ejército ruso se está preparando para aguantar a cualquier precio en el pasillo terrestre a Ucrania, lo que es indicativo de su posición de cara a futuras negociación, que han dejado clara más de una vez, como hemos ido compartiendo.
Por último, hoy se han conocido datos oficiales de bajas publicados por la autoproclamada República Popular de Donetsk, admitiendo 3.746 muertos en lo que va de año, así como 15.974 heridos. El líder checheno Ramzán Kadyrov, por su parte, ha asegurado que más de 20.000 combatientes chechenos habrían tomado parte en la guerra, de los cuales actualmente habría 9.000 sobre el terreno.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como no podía ser de otro modo, la jornada de hoy a nivel institucional ha estado marcada por las declaraciones sobre sucedido ayer en Polonia, así como la séptima reunión de Ramstein.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha hablado por teléfono con su homólogo polaco, Andrzej Duda, para trasladarle sus condolencias por “la muerte de ciudadano polacos a causa del terrorismo con misiles rusos”. Informa además que han intercambiado toda la información disponible y que están aclarando todos los hechos, asunto que se ha tratado en la primera sección de este informe. Durante su conferencia de prensa, Duda ha recalcado que tanto Polonia como Estados Unidos tendrían que aceptar que Ucrania participe en la investigación.
Por su parte, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha hablado con el secretario de Estado americano, Antony Blinken, a quien le ha subrayado que “la respuesta a lo que ha sucedido en Polonia debe ser rígida y basada en principios”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha sido claro también al afirmar tras la reunión del Consejo del Atlántico Norte que “se está llevando a cabo una investigación sobre este incidente y debemos esperar su resultado” y ha añadido además que “no tenemos indicios de que esto haya sido el resultado de un ataque deliberado”. No obstante, sí ha hecho hincapié en que este incidente es fruto de la guerra de Rusia contra Ucrania por lo que “Esto no es culpa de Ucrania, Rusia tiene la responsabilidad final mientras continúa su guerra ilegal contra Ucrania”.
Además, en la madrugada de ayer los dirigentes de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, los Países Bajos, España, el Reino Unido y los Estados Unidos, junto con la Comisión Europea y el Consejo Europeo condenaron en una declaración “los bárbaros ataques” de Rusia contra ciudades e infraestructuras en Ucrania y también mostraron su solidaridad con Polonia.
En la misma declaración han reafirmado su firme apoyo a Ucrania y al pueblo ucraniano, así como su disposición para responsabilizar a Rusia “por sus descarados ataques contra las comunidades ucranianas, incluso mientras el G20 se reúne para tratar los impactos más amplios de la guerra”.
Hablando de declaraciones, sí conviene destacar que en la Cumbre del G20 en Bali la mayoría de los miembros han apoyado una Declaración en la que se condena la guerra de Rusia en Ucrania.
Pasando a la séptima reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania o de Ramstein, en esta los representantes de alrededor de 50 países han acordado “dar un paso adelante y proporcionar defensa aérea y otros sistemas de armas muy necesarios”. Según la ministra de Defensa de Países Bajos, ayudarán a Ucrania a “tener éxito este invierno y estar lista para la primavera”.
En el mismo sentido se ha pronunciado el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anfitrión de la reunión, dejando claro durante su intervención que el Grupo va a mantener el impulso durante todo el invierno para que Ucrania pueda continuar consolidando ganancias y tomando la iniciativa en el campo de batalla. En relación con esto último, también han discutido sobre cómo pueden entrenar y preparar mejor a las Fuerzas Armadas de Ucrania.
De otro lado, junto con los Directores Nacionales de Armamentos han discutido iniciativas clave de base industrial, aunque por el momento no han trascendido más detalles. De igual forma, no se han anunciado nuevos paquetes de ayuda militar más allá del de Suecia.
Desde Suecia se ha hecho el anuncio sobre el nuevo paquete de ayuda militar que se venía esperando desde hace semanas -también condicionado por el cambio de gobierno- de manos del primer ministro Ulf Kristersson, el Ministro de Defensa Pål Jonson y el Ministro de Ayuda y Comercio Exterior Johan Forssell. En particular, el montante del nuevo envío de ayuda ascenderá a 287 millones de dólares e incluirá sistemas de defensa aérea junto con municiones y otras armas solicitadas por Ucrania. No obstante, no se han ofrecido más detalles al respecto.
En palabras del primer ministro Kristersson:
“Se trata de un lote de ayuda militar mayor que los ocho paquetes anteriores juntos. Es lo más grande que hemos hecho hasta ahora, y estamos siguiendo estrictamente la lista de prioridades ucranianas de lo que ellos mismos creen que necesitan en este momento.”
Paquete de ayuda militar que ha sido agradecido por el ministro Reznikov señalando que los sistemas de defensa aérea, vehículos y el equipamiento de invierno ayudarán a los soldados y apoyarán la lucha de Ucrania.
Alemania, por su parte, ha publicado el listado actualizado de la ayuda militar enviada en el que se incluyen los cambios con respecto a la semana pasada, y en el que destaca el envío de munición para los MLRS MARS II. A modo de recordatorio, Ucrania cuenta en estos momentos con 5 MARS II sobre el terreno.
Asimismo, en el apartado del apoyo militar “en planificación o ejecución” han sumado 6 sistemas de limpieza de minas móviles que se suman a los 4 ya comprometidos.
De otro lado, ha sido el ministro Reznikov quien ha anunciado que la Cámara de Diputados del Parlamento de Chequia se ha unido a Ucrania, Letonia, Estonia, Polonia y la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y ha reconocido al actual régimen ruso como terrorista.
Por el momento los socios y aliados de Ucrania no están dando pasos en este sentido, aunque la petición de Ucrania ha sido una constante desde hace meses. Igual lo está siendo la de crear un tribunal especial para los crímenes de agresión contra Ucrania y deberemos esperar a que se presente y vote la propuesta en Naciones Unidas.
Cambiando de tercio, hoy ha dado comienzo la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) en la que su director, Rafael Mariano Grossi, ha informado a los gobernadores de los resultados de la COP27 y las áreas en las que la Agencia puede colaborar: apostar por la energía nuclear para mitigar el cambio climático y contribuir a la adaptación con la ciencia nuclear y la tecnología.
Respecto del tema que nos ocupa, ha reiterado que la Agencia cuenta con un equipo que está continuamente presente en la central nuclear de Zaporiyia y que, además, están enviando misiones a otras centrales de Ucrania según lo solicite el país. De igual modo, ha reiterado la importancia de establecer urgentemente una zona de seguridad y protección en Zaporiyia. Lo cierto es que tras el viaje de Grossi a Ucrania y Rusia y de nuevo a Ucrania poco se ha sabido sobre los avances en este sentido.
A nivel humanitario podemos comentar que Ucrania ha decidido donar 27.000 toneladas de cereal a Etiopía. En septiembre ya anunciaron que enviarían 50.000 toneladas tanto a Etiopía como a Somalia.
El primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, ha confirmado durante su participación en la Cumbre del G20, y más concretamente en un panel sobre materias primas, que Ucrania está lista para unir sus esfuerzos con la UE para lograr la independencia total de los recursos rusos. De igual modo, ha reafirmado el compromiso de Ucrania con lograr los objetivos establecidos en el Pacto Verde (Green Deal).
Por último, podemos comentar que el director general del Servicio de Seguridad (MI5), Ken McCallum, ha informado que la expulsión de más de 400 presuntos espías rusos de toda Europa “ha asestado el golpe estratégico más significativo” contra Moscú en la historia reciente y esto habría tomado por sorpresa a Putin.
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