Guerra de Ucrania – Día 261

La ciudad de Jersón ha sido retomada, mientras el Ejército ruso ha dinamitado los puentes viario y ferroviario de Antonovsky, así como los pasos sobre la presa de Nova Kakhovka, separando físicamente ambas orillas del Dniéper. En la televisión del país se piden cabezas, siendo la de Shoigú la más obvia, mientras se lanzan mensajes contradictorios desde las instituciones y se espera que de una forma u otra Rusia lance ataques de represalia contundentes en las próximas horas y días que obliguen a Ucrania a negociar y que permitan una salida digna para el Kremlin de un conflicto que en ningún momento ha sido el que esperaban de inicio.

Hoy la jornada gira en torno a Jersón, de una forma u otra y a las consecuencias de lo que estamos viendo en las últimas horas. Durante la madrugada llegaban las primeras pruebas de que Rusia había volado por los aires el puente ferroviario que conectaba ambas orillas del Dniéper al este de la ciudad. Posteriormente, se hablaría de tiroteos, acciones partisanas -que adelantamos ayer-, unidades SOF en las afueras de la ciudad.

Con el paso de las horas, comenzarían a verse banderas ucranianas en distintos puntos de la ciudad y lo más significativo: los últimos soldados rusos cruzando el río a pie en dirección sur por el puente de de barcazas colocado en paralelo al puente de Antonovsky. Poco tiempo después, la recuperación de la ciudad por parte de las tropas ucranianas era un hecho, celebrándolo los habitantes de Jersón que se habían negado a ser evacuados.

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El destino de Nova Kakhovka, aunque se da por hecha la retirada rusa, todavía no se conoce. En cualquier caso, las tropas rusas han retirado los puentes portátiles que habían colocado tras los ataques ucranianos con HIMARS, dejando los pasos impracticables. Lo más cerca por el momento que habrían llegado las Fuerzas Armadas ucranianas del norte de la presa, sería a la localidad vecina de Berislav, aunque es posible que completen la toma para mañana.

La semana que viene hay una nueva reunión en «formato Ramstein», aunque será virtual. En ella se decidirán muchas cosas. Por el momento no queda claro si Ucrania va a recibir presiones reales para llegar a un acuerdo con Rusia o si las presiones se limitarán únicamente a conseguir que el país se siente en la mesa de negociaciones, una diferencia importante.

Sin duda, en vista de las carencias rusas, costará obligar a Ucrania a acatar condiciones dolorosas, como la renuncia a territorios en la ribera oriental del Dniéper. De hecho, si algo puede provocar la derrota rusa en Jersón –porque esto no es una retirada rusa sino la constatación de su incapacidad para mantener una cabeza de puente al norte del río– es lo contrario, que Ucrania trate de imponer condiciones inaceptables para Rusia, lo que es como decir que no quiere negociar mientras intenta seguir recuperando su territorio.

Además, la posición oficial tanto en los EEUU como en la UE es que no pueden imponer a Ucrania la vuelta a las negociaciones, por más que luego, tras las bambalinas, la situación sea otra y las presiones lo habitual. Incluso Macron se ha pronunciado en este sentido, una vez más. Ocurra lo que ocurra en este sentido, se espera que en las próximas horas y días Rusia lleve a cabo una campaña de ataques de represalia, posiblemente de nuevo contra las infraestructuras críticas ucranianas.

El problema es que, como está ocurriendo en más de una ocasión con este conflicto, nos encontramos una vez más en terra ignota. Simplemente no se pueden valorar los efectos de dejar a Ucrania al completo o al menos a la mayor parte del país, sin electricidad, en caso de triunfar los ataques estratégicos rusos. Los ejemplos históricos, como la Segunda Guerra Mundial, Vietnam o Yugoslavia, fueron muy diferentes y nunca se ha dejado a un país completamente a oscuras.

El de las infraestructuras no es el único problema a superar. La ayuda internacional sigue afluyendo a Ucrania, contribuyendo a cubrir unos gastos de guerra que podrían superar los 7.000 millones de dólares al mes –frente a los hasta 27.000 millones que podrían suponer para Rusia-. Sin embargo, es posible que haya un límite al envío de municiones de precisión a Ucrania, lo que podría condicionar cualquier ofensiva por parte de sus fuerzas armadas. Como muestra, los Estados Unidos han iniciado conversaciones con Corea del Sur para adquirir allí municiones que luego enviar a Ucrania.

Ocurra lo que ocurra, está claro que la guerra ha entrado en una fase, que en realidad se inició no con el anuncio de la retirada rusa de Jersón, sino seguramente con la respuesta de los Estados Unidos y la UE a las amenazas nucleares por parte de Rusia. Ocurriese lo que ocurriese en las conversaciones mantenidas por Shoigú con sus homólogos occidentales a finales de octubre, está claro que la respuesta obtenida debió ser todavía más contundente que mensajes como el de Borrell diez días antes y que dicha respuesta está detrás de la decisión rusa de abandonar el norte del Dniéper a sabiendas de que el chantaje nuclear –sin mucho respaldo técnico-, no iba a funcionar.

Mientras tanto en Rusia, aunque las encuestas hablen de una mínima pérdida de popularidad por parte de Putin, la situación es cuanto menos, tensa. Los medios más afines a Putin -teniendo en cuenta que hablamos de un régimen iliberal sin libertad de prensa-, exigen una cabeza de turco, que no puede ser otra que Shoigú, enfrentado a Prigozhin y Kadyrov, entre otros. Se trata en cualquier caso de mantener a Putin a salvo de la ira popular, mientras el líder ruso se aísla cada vez más. Eso sí, los más radicales hablan sin sonrojarse de una futura invasión total de Ucrania por parte rusa, lo que en vista de lo ocurrido hasta ahora, es un auténtico delirio.

Aun así, hay periodistas que se han atrevido a hablar a las claras de la enorme contradicción que supone retirarse de Jersón, cuando hace apenas unas semanas se reconocía su pertenencia a Rusia y, lo que es mejor, de lo que implica en términos legales la crítica.

Sobre el terreno, durante la jornada las tropas rusas han atacado en la zona de Svatove, tratando de avanzar sobre Kizemivka, Stel’makhivla y en dirección a Makiívka como parte de sus intentos constantes por evitar que Ucrania se acerce al borde del valle.

En dirección a Bakhmut, las tropas rusas, Wagner, los voluntarios chechenos y la milicia han intentado acciones sobre Bilohorivka, hacia Vesele, en Soledar y hacia el este de Bakhmut. En ningún caso han tenido éxito. Además, por sólidas que sean las defensas estáticas ucranianas en la zona, ahora que han liberado el equivalente a varias brigadas que antes luchaban en Jersón, sin duda trasladarán refuerzos a la zona. Concretamente artillería, cuyo déficit era una de las carencias crónicas por parte de los defensores, lo que podría dar un vuelco a la situación, especialmente si las municiones guiadas hacen su trabajo sobre las líneas rusas.

En Donetsk, hoy ha sido un día de combates generalizados, extendiéndose a Avdiívka, al norte, a Nevels’ke y Permovais’ke, a Krasnohorivka y a Niu-York, sin que se hayan reportado avances rusos y milicianos. La situación más curiosa se da en Pavlivka, en donde siguen produciéndose ataques rusos a pesar de que como vimos ayer, afirmaban tenerla bajo su control basándose en una bandera en las afueras de la ciudad.

Respecto a Jersón y Nicolaiev, aunque oficialmente han vuelto a poder ucraniano, todavía quedarían localidades por retomar -es decir, en los que no han entrado las Fuerzas Armadas ucranianas-, así como soldados rusos en la zona vestidos de civiles o puede que incluso en grupos aislados que se hayan quedado atrás. Tampoco hay todavía un recuento consistente del material abandonado por estos, aunque a tenor de algunas imágenes podría ser cuantioso, parte del cual habría sido destruido por los propios rusos para evitar su captura.

Mapa de situación actualizado a 11 de noviembre de 2022. Autor – David Batashvili.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

A nivel institucional y diplomático, la llamada del día podríamos decir que ha sido la del presidente Zelenski con el canciller alemán Olaf Scholz. Además de que Zelenski haya agradecido la “gran contribución” de Alemania para la defensa de sus cielos y fronteras, y Scholz haya manifestado que apoya la continuación de la Iniciativa de Granos, la gran noticia ha sido otra. 

Alemania ha decidido asignar 1.030 millones de euros adicionales de su presupuesto de 2023 para apoyar a Ucrania que se destinarán a la defensa contra los ataques cibernéticos rusos y a la recopilación de pruebas de los crímenes de guerra cometidos en territorio ucraniano. 

Dmytro Kuleba, ministro de Exteriores de Ucrania, por su parte ha informado de la preparación de proyecto trilateral con Camboya y Japón que facilite el desminado del país. Cabe recordar que otros países como Canadá y Croacia también han confirmado que apoyarán a Ucrania en estas tareas bien sea a través del envío de equipos y/o a través de especialistas. 

Mientras tanto la plataforma gubernamental ucraniana United24 ha lanzado la campaña de recaudación de fondos “Army of Drones project” con el propósito de crear la primera flota naval de drones del mundo para proteger las aguas ucranianas y las ciudades de los misiles de crucero lanzados desde buques rusos, aunque no han explicado todavía bien cómo y el único ejemplo hasta la fecha es el ataque a Sebastopol. Asimismo, consideran que la flota de drones ayudará a desbloquear el corredor para los barcos civiles que transportan cereal ucraniano.

La semana que viene, además, tendrá lugar la séptima reunión bajo el formato de Ramstein, pero en esta ocasión será de manera virtual auspiciada por Estados Unidos. Durante su encuentro continuarán representantes de casi 50 países continuarán discutiendo los esfuerzos para proporcionar a Ucrania los medios para defenderse de la agresión rusa. Semana que, como hemos venido comentando se presentará ajetreada tanto a nivel de la UE por las reuniones que hay programadas, como por la Cumbre del G20 en Bali, pero sin olvidar que debe tomarse una decisión por parte de Rusia y Ucrania sobre la prórroga de la Iniciativa de Granos. 

Al respecto sí podemos comentar que cuatro barcos más han zarpado hoy de los puertos de Odesa, Chornomorsk y Pivdenny cargados con 120.000 toneladas de productos agrícolas ucranianos. Esto eleva a 442 el total de buques que han permitido dar salida a 10.300.000 toneladas de exportaciones ucranianas desde el 1 de septiembre. 

Por otro lado, Hungría estaría bloqueando la nueva ayuda macrofinanciera por valor de 18.000 millones anunciada por la Comisión Europea. La razón estribaría en que la Comisión Europea mantiene en paralelo una disputa con Hungría sobre el Estado de derecho, lo que llevó a la congelación de fondos europeos a Budapest. De esta forma, al no permitir que se logre la unanimidad para aprobar la ayuda a Ucrania estaría presionando a Bruselas, una situación que -salvando las distancias- ya vivimos con las negociaciones para los fondos de recuperación tras la pandemia de covid-19.

La actitud de Hungría está siendo vista por algunas capitales como una táctica de chantaje y algunas han empezado a alzar la voz. Por ejemplo, la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock: 

“Nuestro apoyo financiero y humanitario [a Ucrania] en el marco de la ayuda de invierno no es un asunto europeo normal donde la gente juega al póquer y negocia de un lado a otro sobre los recursos financieros.”

Cambiando de tercio, Rafael Mariano Grossi, director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA), ha comunicado los resultados de la misión de expertos que se ha llevado a cabo esta semana en el Instituto de Tecnología de Járkov (KIPT). Durante su declaración ha señalado que, aunque los niveles de radiación se mantienen normales, la extensión del daño que ha sufrido esta instalación de investigación nuclear es “dramática e impactante, incluso más de lo esperado”. En contraposición, tras la visita a la instalación de gestión de desechos radioactivos RADON también en Jersón han podido concluir que hasta ahora permanece intacta. 

Para concluir, de un lado, Ucrania ha decidido construir un muro de hormigón armado y otras fortificaciones en su frontera con Bielorrusia. El asesor de la Presidencia Kyrylo Tymoshenko, ofreció algunos detalles, por ejemplo, respecto de la región de Volyn en la que se ha levantado un muro de 3 kilómetros con alambre de púas.  

De otro, Rusia ha decidido prohibir la entrada a 200 ciudadanos estadounidenses, entre los que figuran la hermana y hermanos del presidente Joe Biden, el marido de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nanci Pelosi, o la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.  Según reza el comunicado, esta sería la respuesta recíproca de Rusia a las “nuevas sanciones individuales que la administración de Biden impone continuamente no solo a funcionarios rusos, los funcionarios públicos y de negocios y las figuras culturales, sino también a aquellos que por una u otra razón no agradan a Washington”. 


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