Jornada marcada por el ataque ucraniano a la Armada rusa tanto en las inmediaciones de Sebastopol, en Crimea, como en el interior de la propia base, utilizando tanto drones de superficie como seguramente aéreos. Aunque se desconoce la magnitud de los daños, se cree que han alcanzado al menos una fragata y un cazaminas, provocando de paso que Rusia abandone el acuerdo de exportación de granos desde puertos ucranianos. Además de esto, se han producido movimientos sobre el terreno, tanto en Járkov, como en Zaporiyia.
La noticia del día es, sin duda, el ataque ucraniano con drones a la base naval de Sebastopol y a unidades de superficie rusas navegando fuera de esta. La acción, que recuerda poderosamente a Scapa Flow o a las llevadas a cabo por la X MAS italiana ha sido ejecutada mediante un número indeterminado de sistemas autónomos tanto de superficie como aéreos –según Rusia 7 y 9 respectivamente-. Que se sepa, han logrado alcanzar al menos a una fragata y un cazaminas ruso, además de instalaciones en tierra.
Desde Rusia han definido la acción como un «ataque terrorista masivo» y, más sorprendente, han llegado a afirmar que se habría llevado a cabo con participación directa de especialistas británicos, una vez más sin aportar pruebas y, por supuesto, sin declarar inmediatamente la guerra al Reino Unido. Curiosamente, la afirmación ha provocado críticas entre los propios partidarios de Rusia, que no han podido evitar preguntarse, si tanta información tenía Rusia sobre el ataque com para acusar a los británicos, por qué no se habían tomado las medidas necesarias para evitarlo. Por supuesto, los británicos han negado la mayor.
Sin embargo, la cuestión no es tan sencilla. No respecto a la participación británica, que corresponde a Rusia demostrar, sino a los intentos rusos por frenar el ataque. Lo cierto es que los vídeos demuestran que Rusia sí ha tomado medidas y que una vez conocido el inicio del ataque, incluso desde helicópteros han tratado de destruir los drones, algo que en algún caso habrían logrado, pues los cortes en los vídeos hacen pensar que el drone que deja de grabar lo hace porque ha quedado detenido seguramente por alguna ráfaga de ametralladora.
El problema es que resulta muy difícil protegerse de este tipo de amenazas, que han sido empleadas anteriormente, pero que están sofisticándose en gran medida. En este caso concreto, se trata de drones de superficie (USV) con casco en fibra de vidrio, de apenas 4 o 5 metros de eslora, propulsados por un waterjet y con poco más que un enlace de comunicaciones, una cámara para que el operador pueda guiarlo, el explosivo y una espoleta de presión a proa.
Embarcaciones que apenas ofrecen superficie de reflexión al radar, ya que el francobordo es de centímetros y el material de construcción tampoco ayuda a su localización. Embarcaciones que pueden alcanzar velocidades de 50 nudos, con una manga minúscula y, como demuestran los vídeos, muy maniobrables. Con estos mimbres, es muy complicado no solo la localización sino, una vez se es consciente del ataque, su neutralización, al menos por ahora.
Así pues, puede sorprender que los rusos, toda vez que se sabía de la existencia de estas embarcaciones de ataque, no hayan podido hacer frente a la amenaza con eficacia -y aun así han neutralizado varias embarcaciones-. Sin embargo, igualmente hay que decir que a día de hoy prácticamente nadie está verdaderamente preparado para enfrentarse a algo así, si está bien organizado y coordinado.
Ataques que por muy poco dinero (a lo sumo centenares de miles de euros), pueden enviar a pique buques de centenares de millones y que obligarán a tomar medidas radicales tanto en la arquitectura de las flotas, como en la defensa de las bases navales. España, por cierto, debería tomar nota, dada la distancia de algunas de nuestras principales bases respecto a las potenciales amenazas y el escaso o nulo tiempo de preaviso.
La principal consecuencia del ataque, además de aumentar el descrédito de la Armada Rusa una vez más, ya que han golpeado el interior de la que hasta ahora era su principal base en el mar negro, o de los daños a los buques, es la decisión rusa de suspender el acuerdo de exportación de granos desde puertos ucranianos. Y lo de menos es el propio acuerdo, pues Rusia ya estaba buscando razones para no renovar como forma de presionar a Ucrania y a sus aliados y parecía evidente que iba a terminar cancelándose.
Lo relevante es que para que Rusia impida que los buques graneleros abandonen Odessa en dirección a aguas de los estados OTAN y de ahí al Mediterráneo, tendrá que arriesgarse a sacar su flota de puerto, acercándose a las costas bajo el control de Ucrania y, por ende, asumiendo la posibilidad de que algún misil Harpoon o Neptune hagan blanco.
Por supuesto, puede optar por utilizar aviones con misiles antibuque o por minar los puertos ucranianos mediante submarinos. Incluso podría atacar con torpedos alguno de los buques, como advertencia. El problema es que todas estas acciones, que serían de negación y no de control positivo del mar, supondrían nuevas sanciones contra Rusia y una muestra más de debilidad. Al fin y al cabo, se trata de buques civiles que deberían ser detenidos y en su caso inspeccionados por los trozos de abordaje de embarcaciones de superficie, algo que Ucrania tratará de evitar por todos los medios. En resumen, una situación complicada.
Más allá del ataque a Sebastopol, han ocurrido varias cosas hoy sobre el terreno, que también hemos de comentar. Comenzando por Járkov, allí ucrania ha retomado la localidad de Stelmakhivka, muy cercana a la P-07 al noroeste de Svatove, confirmando algunas de las sospechas de los últimos días sobre los movimientos ucranianos en la zona.
Además, hoy se ha sabido que Rusia ha relevado del mando finalmente al coronel general Lapin, que ha sido la cabeza de turco tras la retirada que siguió a la ofensiva rusa en la zona y que ha pagado por no poder gestionar una situación en la que en realidad tenía muy pocas opciones dada la falta de personal. O más bien, su cabeza ha sido entregada a sus críticos, como Ramzán Kadyrov, quien la había pedido públicamente en alguna ocasión.
Curiosamente, de donde no hemos tenido noticias hoy ha sido de la zona de Bakhmut. Es posible que Rusia haya intentado atacar en los ejes habituales a norte y sur de la localidad, pero por las razones que sea, no ha trascendido. En cualquier caso, dado que es un frente estable desde hace meses, difícilmente se habrán producido novedades.
En el caso de Donetsk, en las últimas 24 horas se han reportado intentos rusos por avanzar tanto en dirección a Vodyane desde Pisky, como hacia Nevels’ke, al sur de esta misma localidad. También sobre Kam’yanka, desde la zona de Vasilivka. También han aparecido informaciones que hablaban de un ataque ruso en dirección a Vuhledar.
Al sur del país, Rusia habría atacado con drones la infraestructura eléctrica de Zaporiyia, provocando cortes del suministro. Además de esto, no se han reportado cambios en la línea de frente. También se habla de combates intensos en Zaporiyia, en dirección a Yasylivka, cerca del Dniéper y clave para llegar a Melitópol o Tokmak, aunque se desconoce si es el inicio de la ofensiva ucraniana que los rusos llevan tiempo anticipando o si es algo puntual.
La única otra información relevante tiene que ver con el abandono ruso de las posiciones en el aeropuerto de Chornobaivka, lo que no implica que vayan a dejar la ciudad sino que, ante los continuos ataques y dado que está al alcance de la artillería ucraniana, el mando ruso ha juzgado prudente retroceder a posiciones menos descubiertas.
Por último, una jornada más, se han registrado ataques ucranianos al puente de Antonovsky, en Jersón, que se han producido hace escasos minutos. Por el momento se desconoce si el objetivo era el propio puente o el puente de pontones paralelo al mismo.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La noticia más relevante en esta sección durante la jornada 248ª del conflicto no puede ser otra que la suspensión de la Iniciativa de Grano o Acuerdo de Estambul por parte de Rusia.
“Teniendo en cuenta el acto de terrorismo cometido por el régimen de Kiev con la participación de especialistas británicos el 29 de octubre de este año contra los buques de la Flota del Mar Negro y los buques civiles que participan en la seguridad del corredor de cereales, Rusia suspende su participación en la aplicación de los acuerdos sobre la exportación de productos agrícolas de Ucrania».
Ministerio de Defensa de la Federación Rusa
Un acuerdo cuya firma se logró el 22 de julio gracias a la mediación de Naciones Unidas y Turquía y que Ucrania y Rusia firmaron con los mediadores, respectivamente, dando como fruto un “acuerdo espejo”. Desde su entrada en vigor el 1 de agosto 397 barcos han podido acceder a los puertos ucranianos de Odesa, Chornomorsk y Pivdenny y dar salida a 9 millones de toneladas de productos agrícolas ucranianos que han sido exportados a países de África, Asia y también Europa.
Ucrania, no obstante, ante los recientes acontecimientos había venido advirtiendo sobre los planes de Rusia de “arruinar” el acuerdo. Ante esta decisión Dmytro Kuleba, ministro de Exteriores de Ucrania, ha declarado que ahora Moscú “utiliza un pretexto falso para bloquea el corredor de cereales que garantiza la seguridad alimentaria de millones de personas” y realiza un llamamiento a todos los Estados para que exijan a Rusia “que detenga sus juegos del hambre y vuelva a comprometerse con sus obligaciones”.
Un acuerdo que recordemos expiraría el próximo 19 de noviembre y que cuya prórroga, como hemos venido comentando, se estaba negociando. Sin embargo, la cuestión de los ataques de Rusia con drones iraníes Shahed-136 a Ucrania y, en consecuencia, el nuevo frente que se ha abierto a nivel diplomático era otro factor a tener en cuenta a la hora de lograr la renovación del acuerdo. Por ejemplo, la UE ha impuesto sanciones a Irán por el suministro de armamento y Rusia, a su vez, había instado al secretario general de Naciones Unidas que se abstuviesen “de participar en cualquier investigación ilegítima” sobre el empleo de drones iraníes o tendrían que reevaluar la cooperación de Moscú.
También, por supuesto, que Rusia consideraba que no se habían visto satisfecho las promesas que le habían realizado al suscribir el acuerdo y, fruto de ello, ya estaban ocasionando demoras en la gestión de las exportaciones de productos agrícolas ucranianos a través de su participación en el Centro de Coordinación Conjunto sito en Estambul.
Sea como fuere, la suspensión del acuerdo nos devuelve a la casilla de salida en lo que a las exportaciones de productos agrícolas se refiere y acrecienta la crisis alimentaria global en ciernes. Además, no solo eso pues deja entre 160-170 buques que se dirigían a los puertos ucranianos para cargar el grano, o que ya habían zarpado y habían puesto rumbo al país de destino, formando una cola cerca del Estrecho del Bósforo. Ante esta situación habrá que estar atentos a cómo se tratan de incrementar las exportaciones de cereal a través de corredores terrestres en Europa.
Mientras se han escrito estas líneas Rusia habría solicitado una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el lunes 31 de octubre para explicar su retirada del Acuerdo, por lo que esta cuestión dará mucho que hablar en los próximos días.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores de Rusia ha anunciado que está considerando “pasos prácticos con respecto a la participación de especialistas británicos en los preparativos para el ataque terrorista en el Mar Negro el 29 de octubre y el entrenamiento del ejército ucraniano”.
Asimismo, la portavoz Maria Zakharova ha aprovechado la ocasión para reiterar que los países occidentales han tratado de ocultar la participación de especialistas británicos en los “ataques terroristas” contra los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en el Mar Báltico. Concretamente, sostiene que Rusia ha pedido repetidamente una investigación conjunta y que los “países occidentales rechazaran esta propuesta demuestra que tienen algo que ocultar” enfatizando que “ahora entendemos [Rusia] qué es exactamente lo que están ocultando”.
El Ministerio de Defensa de Reino Unido no ha dudado en arremeter contra su contraparte rusa afirmando:
“Para restar valor a su manejo desastroso de la invasión ilegal de Ucrania, el Ministerio de Defensa ruso está recurriendo a vender afirmaciones falsas de una escala épica. Esta historia inventada dice más sobre los argumentos que ocurren dentro del gobierno ruso que sobre Occidente”.
Por otro lado, el asesor de la presidencia de Ucrania, Mikhailo Podolyak, ha insistido en que precisamente el chantaje nuclear, el terror energético, el bloqueo de las exportaciones de cereal, etc. demuestran una vez más que las negociaciones con la Federación Rusia son “una pérdida de tiempo”. En su declaración hace hincapié en que “Putin ha convertido la comida, el frío y los precios en armas contra el mundo” librando una guerra híbrida contra Europa y tomando como rehenes a África y Oriente Medio.
Cambiando de tercio, Eslovenia ha enviado los 28 carros de combate M-55S que prometió a Ucrania gracias al acuerdo firmado con Alemania en septiembre y, en virtud del cual, recibirán a cambio equipos por parte de Berlín. En particular, el ejército esloveno recibirá 35 camiones pesados y 5 aljibes. Además, previamente Liubliana había enviado 35 vehículos blindados de transporte de personal M-80A a Ucrania.
De otro lado, el Ministerio de Defensa de Lituania ha comunicado que reparará 12 obuses PzH 2000 para Ucrania y dos unidades más han sido reparadas y entregadas al ejército ucraniano esta semana. La reparación de material también supone un aspecto importante de la ayuda que están prestando los socios de Ucrania. Concretamente, el ministerio lituano señala que uno de los obuses que se están reparando y su software han sido entregados a Ucrania por Alemania y Países Bajos y supone un coste de casi 2 millones.
Por último, pero no menos importante, durante la jornada se ha producido un nuevo intercambio de prisioneros que ha sido anunciado por Andriy Yermak, jefe de la Oficina de la Presidencia ucraniana. En esta ocasión, 52 prisioneros ucranianos han sido liberados entre los que se encuentran 12 soldados de la Guardia Nacional -incluidos 2 del regimiento Azov-, 18 de la Armada, 8 del Servicio Estatal de Guardia de Fronteras, 9 de las Fuerzas de Defensa Territorial, 3 soldados de las Fuerzas Armadas y 2 civiles.
Además, hace tres días se produjo otro intercambio que permitió la liberación de 10 prisioneros, entre ellos un oficial y nueve soldados rasos y sargentos.
El intercambio de hoy se convierte en el vigésimo noveno desde que comenzó la invasión que han tenido como resultado la liberación de un total de 1.030 prisioneros ucranianos, incluidos 101 civiles.
Deja una respuesta