Cuando se cumplen 240 días de guerra en Ucrania, y por primera vez desde mayo, el Secretario de Estado de los EEUU y el Ministerio de Defensa ruso han hablado por teléfono para tratar, entre otros temas, sobre la propia guerra. Mientras tanto, los vuelos de Il-76 rusos desde Irán continúan, al igual que la ofensiva ucraniana o los ataques rusos sobre Bakhmut, aunque en ningún caso se han producido avances perceptibles desde hace días.
Lo más significativo de los últimos días es, como hemos ido comentando en recientes informes, es el cambio de estrategia ruso, confiando en los drones iraníes -a los que se unirán misiles en breve- en detrimento de sus propios misiles de crucero, demasiado caros y escasos. Según parece, los vuelos de aviones de transporte estratégico Il-72 entre Irán y Rusia han seguido produciéndose e incluso aumentando, lo que augura si no un incremento en los ataques, sí al menos que estos se produzcan de forma sostenida.
No es cuestión baladí. Si como se asegura cada drone Saheed-136 cuesta del orden de 20.000 dólares, eso significa que por apenas 50 millones de dólares Rusia se haría con 2.500 de estos ingenios. Por el contrario, de apostar por los misiles Kh-101 autóctonos, por ejemplo, apenas podría hacerse con un puñado de ellos. Es decir, que por poco más de lo que cuesta un único bombardero táctico Su-34, Rusia puede atacar con precisión una gran cantidad de objetivos a lo largo y ancho de Ucrania, país que todavía no cuenta con los medios necesarios para hacer frente a esta amenaza.
Con la ofensiva ucraniana detenida en los últimos días y sin que la llegada de los reservistas movilizados haya supuesto todavía un cambio importante en el frente, serán la guerra de salvas y la capacidad de su infraestructura y su economía para encajar los daños -así como la voluntad nacional- lo que determinará que la guerra siga hasta que se implementen contramedidas efectivas. Para ello, además de ayuda militar, necesitará cada vez más de ayuda financiera, pues las cuentas del Estado estarían acumulando un déficit del orden de 5.000 millones de dólares al mes.
Mientras tanto, pese a que la línea de frente esté ciertamente parada, los combates continúan. En Járkov, en dirección a Svatove y Kreminna, Rusia estaría retomando en parte la iniciativa, como hemos venido contando. Si bien los ucranianos continúan firmemente instalados al oeste de Svatove, a unos 10-15 kilómetros, en los últimos días no han logrado avances, pero sí que han tenido que defenderse de los ataques rusos.
Estos se han concentrado en la zona más meridional de la línea Kreminna-Svatove, con movimientos en dirección a Tors’ke y Terny, localidades en las que los ucranianos parecen aguantar sin mayor problema. También desde Lysychansk hacia Bilohorivka y hacia Verkhn’okam’yanske, en donde los ucranianos también han estado activos las pasadas semanas, después de meses de ataques rusos infructuosos, como recordarán nuestros lectores y en un lugar en el que la defensa rusa está conformando un curioso saliente.
Lo más interesante es, quizá, que finalmente las tropas rusas sí lograron establecer una línea defensiva en la zona que determinamos en septiembre, cuando los ucranianos lograron cruzar el río Oskil y que se acerca bastante a la línea roja que hemos trazado en el mapa y que combinan en parte con una defensa móvil.
En la zona de Bakhmut, se ha seguido el guión de las semanas previas, con intentos rusos y aliados dirigidos contra Soledar, el este de la propia Bakhmut, Opytne, odradivka y Ozarianivka. No se han reportado cambios y, a tenor del número de posiciones defensivas ucranianas es difícil que se produzcan, salvo sorpresa. No olvidemos que es una zona en la que los ucranianos han tenido tiempo para prepararse, lo que les permite además destinar un número relativamente escaso de unidades.
Lo mismo podría decirse de Donetsk, en donde hoy las tropas rusas y milicianas habrían intentado una vez más avanzar por el sur de Pisky hacia Permovais’ke, así como hacia Mariínka y Pobjeda, sin lograr resultados.
Respecto a la situación en el sur, lo primero a señalar es que Ucrania ha vuelto a atacar el puente de Antonovsky en Jersón, alcanzando el puente de pontones que corre en paralelo a la base del anterior –y hundiendo uno de los segmentos-, segando además la vida de varios reporteros rusos.
Más allá de lo anterior, resultan interesantes los registros del sistema FIRMS de la NASA, pensado para detectar incendios y como sabemos muy útil para determinar dónde se producen los bombardeos -entendiendo siempre que factores como el meteorológico pueden dar impresiones equivocadas-.
En el siguiente mapa, en el que hemos marcado con flechas azules las GLOC ucranianas y en rojo las rusas, se puede ver cómo muchas de las concentraciones de fuego se localizan en puntos de paso importantes o en zonas de posible acumulación de tropas, material y plataformas, como ocurre en Novotroistke.
En el caso ucraniano, ocurre lo mismo con los puntos que conducen a los pasos sobre el Dniéper, caso de Dnipró y Zaporiyia, así como Krivói Rog. Además, en estos últimos casos, hay que sumar los ataques contra la infraestructura eléctrica, de los que hemos hablado en informes anteriores.
Por último, la mayor concentración de fuegos sigue produciéndose, lógicamente, allí en donde está la línea de frente entre rusos y ucranianos en la zona de Mylove-Borozenske, al norte del Dniéper.
Lo más curioso del caso es que algunas de las zonas que podrían haber sido atacadas por Ucrania en los últimos días, como precisamente las que rodean a Novotroitske, quedan fuera del alcance oficial (70 km) e incluso del extraoficial (100-105 km) de los cohetes guiados GMLRS que emplean los M142 HIMARS y M270 MLRS utilizados por las Fuerzas Armadas ucranianas.
De hecho, como hemos marcado en el siguiente mapa, estarían dentro del alcance de la variante de alcance extendido (GMLRS ER), que llegaría a los 150 km, pero que oficialmente todavía no está en servicio, aunque ha sido probado con éxito en los Estados Unidos por parte de su fabricante, el gigante de la defensa Lockheed Martin.
Por supuesto, algunos de los incendios podrían ser fortuitos o incluso agrícolas -aunque por la estación es cada vez más difícil- y los ucranianos podrían haber empleado, en caso de ser ataques reales, drones, por ejemplo. Aun así, resulta significativo que estén logrando alcanzar tales distancias sin recurrir a misiles como los Tochka-U, que por otra parte, carecen de una precisión aceptable.
Por último, antes de terminar, dos comentarios breves. En primer lugar, continúan los rumores y desmentidos acerca de una futura e hipotética intervención de Bielorrusia en el conflicto. Como explicamos en los informes anteriores, el Estado Mayor ucraniano concede cada vez más visos de credibilidad a esta opción, aunque no parece que estén destinando demasiadas tropas a reforzar la frontera norte del país en previsión de un ataque.
En relación con esto, todavía no hemos visto en acción muchos de los carros de combate polacos enviados a Ucrania, por ejemplo, así como de otros sistemas de armas. Decimos esto, porque día sí día también los rumores sobre una futura ofensiva ucraniana sobre Zaporiyia, en dirección a Tokmak o incluso Melitópol, siguen reproduciéndose. La impresión, a falta de datos que lo confirmen, es que Ucrania mueve de forma cíclica algunas de sus unidades por la parte oriental del país, entre la propia Zaporiyia y las inmediaciones de Vuhledar, más al este y ya cerca de Donetsk, tratando de fijar tropas rusas lejos de Jersón y de paso confundiendo al Estado Mayor ruso sobre sus intenciones.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Conviene comenzar la sección institucional y diplomática de la jornada de hoy comentando que el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, ha hablado con su homólogo ruso, Sergei Shoigu. Pocos detalles se conocen de la conversación si bien Austin le habría insistido a Shoigu en la importancia de mantener las líneas de comunicación abiertas.
Resulta interesante señalar que la última conversación que mantuvieron fue el 13 de mayo, ya que fuentes de Defensa estadounidenses afirman que Rusia no ha respondido a los esfuerzos de Estados Unidos para agendar llamadas entre ambas partes.
No obstante, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, ha reiterado que “Putin, de hecho, ha estado abierto a las conversaciones desde el principio” y “el propio presidente lo ha dicho repetidamente”.
Acto seguido, Austin ha conversado con el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, para reiterarle “el compromiso inquebrantable de Estados Unidos de apoyar la capacidad de Ucrania para contrarrestar la agresión de Rusia”. Del mismo modo, el Secretario americano ha subrayado el continuo apoyo de la comunidad internacional no solo a corto plazo, sino especialmente a largo. También se han comprometido a mantener un contacto estrecho.
A esto se suma que el presidente Zelenski se ha reunido con miembros de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense en Kiev a quienes ha informado que “Rusia ha incrementado su terror” en los últimos días y que necesitan la cantidad necesaria de sistemas de defensa aérea que permitan crear un escudo aéreo sobre Ucrania para proteger tanto a la población civil como la infraestructura crítica.
A nivel de la UE, y bien entrada la madrugada de ayer, los dirigentes de los 27 Estados miembros lograron un acuerdo sobre la cuestión energética pese a las discrepancias previas a la entrada a la reunión con el objetivo de conseguir: precios más bajos, garantizar la seguridad del suministro y seguir trabajando para reducir la demanda. De manera más concreta, el Consejo Europeo ha encargado al Consejo y Comisión -nuevamente- que presenten “urgentemente decisiones concretas” relativas a las siguientes medidas:
Relacionado también con la energía, los 27 han condenado los actos de sabotaje contra infraestructuras críticas, refiriéndose expresamente a los daños causados al Nord Stream, y afirman que “La UE enfrentará cualquier interrupción de infraestructuras críticas u otras acciones híbridas con una respuesta unida y decidida”.
Pero más interesante resulta que el Consejo Europeo en sus Conclusiones ha invitado a la Comisión Europea a que presente opciones en línea con el Derecho internacional y de la UE, con el fin de utilizar los activos congelados para apoyar la reconstrucción de Ucrania.
De hecho, en las Conclusiones del Consejo Europeo los dirigentes también han enfatizado la importancia de adoptar prácticas comunes en la UE en lo relativo a la expedición de visas Schengen solicitadas por nacionales rusos.
Antes de que finalizase la sesión, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, tuvo ocasión de intervenir y aprovechó para subrayar que Ucrania ha ofrecido su ayuda en forma de exportación de electricidad a la UE para que todos los socios puedan pasar “este invierno juntos en mejores condiciones”. De hecho, considera que las exportaciones de electricidad ya realizadas han contribuido de manera significativa a la estabilidad energética y de precios de Europa.
No obstante, la situación ya no es la misma tras los ataques rusos con misiles y drones iraníes que, recordemos, habrían destruido más de un tercio de su infraestructura eléctrica. Por tanto, ya no pueden exportar electricidad y continuar contribuyendo a la estabilidad del mercado.
Por otra parte, Zelenski advirtió a los Estados miembros de la nueva ola migratoria de población ucraniana con dirección a la UE provocada por Rusia. De hecho, defiende que “el terror ruso” contra las instalaciones energéticas ucranianas tiene por objetivo “crear tantos problemas como sea posible con la electricidad y la calefacción para Ucrania este otoño e invierno para que la mayor cantidad posible de ucranianos se trasladen a sus países”. Asimismo, enfatizaba que “nunca más el sistema energético de ningún país debe convertirse en un campo de batalla”, agregando que “el terror ruso debe perder, Ucrania y toda Europa deben ganar” y, para ello, la respuesta necesaria pasaría por:
- Suministrarle más sistemas de defensa aérea y antimisiles.
- Imposición de nuevas sanciones “potentes” contra Rusia e Irán “por colaboración con el estado terrorista”. Recordemos que durante la jornada de ayer en el Consejo Europeo adoptó sanciones contra 3 personas y 1 entidad iraní, Shahed Aviation Industries.
Por supuesto, Zelenski ha hecho mención a Bielorrusia dejando claro que por su parte están “haciendo todo lo posible para evitar que el pueblo de Bielorrusia se involucre en una guerra contra nuestro estado [Ucrania]”.
Por su parte, el presidente Lukashenko ha comentado que Bielorrusia no necesita la guerra:
“No vamos a ir a ninguna parte hoy. No hay guerra por ahora. No la necesitamos. Tenemos que calmarnos. Todos debemos ocuparnos de nuestros propios asuntos si no queremos una guerra.”
Además, tampoco podía faltar la referencia a la situación en la central hidroeléctrica de Kahkovka, pues defiende que cuentan con toda la información de que “Rusia ya ha preparado todo para llevar a cabo este ataque terrorista”. En este sentido, las autoridades ucranianas temen que la planta nuclear de Zaporiyia deje de recibir agua para enfriar llegado el caso.
Otro tema que no debemos pasar por alto es el de la reconstrucción de Ucrania. El presidente Zelenski ha comentado que no hace falta esperar a la Conferencia de Recuperación de Ucrania que tendrá lugar en Alemania el próximo 25 de octubre, para ayudarles a implementar su Plan de Recuperación Rápida. Los ucranianos necesitarían 3.500 millones de euros este año y aproximadamente 14.000 millones de euros el próximo año, aunque por el momento no han recibido “nada de estos fondos”.
A colación, el presidente Zelenski se ha reunido hoy con la presidenta del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) para discutir sobre estas cuestiones.
No es un problema baladí, pues según la Kiev School of Economics los daños causados por los ataques rusos a la infraestructura ucraniana ascienden ya a 127.000 millones de dólares. Concretamente, 135.800 edificios civiles han sido destruidos dejando a su paso daños por valor de 50.500 millones. De otro lado, las pérdidas causadas a las carreteras, vías férreas, puentes y otra infraestructura crítica de Ucrania ascienden a 35.300 millones de dólares mientras que las pérdidas comerciales se registran en 9.900 millones de dólares.
Sobre Irán, puede destacarse que, tras la imposición de sanciones por su implicación en el conflicto a través de la entrega de drones a Rusia, el Ministerio de Exteriores ha comunicado:
“Debido a la escalada militar en Ucrania, se recomienda encarecidamente a todos los iraníes que se abstengan de viajar a Ucrania. Además, se recomienda a los iraníes que viven en Ucrania que abandonen el país por su propia seguridad”.
Por último, en línea con lo que comentábamos ayer sobre la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN, Recep Tayyip Erdoğan, presidente de Turquía, se reunirá con el nuevo primer ministro sueco, Ulf Kristersson para discutir la incorporación de Estocolmo a la Alianza y sobre el memorando relativo a la extradición de personas que Ankara identificó como terroristas (esto es, militantes kurdos y personas acusadas de participar en un intento de golpe de Estado en 2016).
Sin perjuicio de que esta reunión se haya programado, Estocolmo ya habría enviado una carta a Ankara en la que se detallan 14 ejemplos de acciones emprendidas por Suecia para demostrar que “está totalmente comprometida con la implementación” del acuerdo.
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