La última jornada de guerra de Ucrania nos ha dejado una reanudación de la ofensiva ucraniana al sur, en Jersón. Por el momento no hay datos fiables, más allá de la intensidad de los combates. Las tropas ucranianas estarían tratando de romper la línea Mylove-Borozens’ke después de varios días de bombardeos, sin que por el momento se hayan constatado avances. El otro punto caliente del día es Bielorrusia, en donde han llegado los primeros trenes con el material y las tropas rusas que participarán de la nueva fuerza conjunta.
Las últimas 24 horas han sido relativamente tranquilas. Es cierto que ha sido noticia la llegada de los primeros escalones rusos a Bielorrusia, donde han arribado trenes cargados de carros de combate, blindados y pertrechos. Una vez en el país, tanto las tropas como el material pasarán a formar parte de la nueva Fuerza Conjunta Ruso-Bielorrusa que, más allá de las funciones oficiales, tiene como cometido fijar tropas ucranianas en las regiones más septentrionales en previsión de una posible invasión desde Bielorrusia. También, muy probablemente, asegurar a Lukashenko en el poder, por si volviese a haber manifestaciones o altercados que pusiesen en jaque su continuidad.
También, por supuesto, es parte de la profundización en los lazos de dos países y dos líderes que han unido su futuro y sirve para ampliar el glacis defensivo ruso a Bielorrusia -aunque esto último no estaba en duda, ya que llevaban tiempo manteniendo fuerzas allí y colaborando en aspectos como la defensa aérea, entre otros-. Curiosamente, se lanza esta fuerza en un momento en el que Rusia necesita cuantos más uniformados, mejor, en Ucrania, por lo que en cierto sentido está limitando sus posibilidades de imponerse en el campo de batalla al desviar tropas a Bielorrusia.
Más allá de Bielorrusia, en esta última jornada se han registrado nuevos ataques rusos contra infraestructuras ucranianas relacionadas con la electricidad. Todo pese al anuncio de Putin de cesar la campaña de bombardeos estratégicos. Además, se han vuelto a lanzar misiles de defensa costera Bastion-P desde Sebastopol contra objetivos en tierra -recordemos que tiene una función secundaria de ataque a tierra, al igual que los antiaéreos S-300-. Con todo, según el Gobierno ucraniano, en las últimas horas habrían logrado restablecer el suministro eléctrico en casi 4.000 asentamientos, lo que supondría devolver el acceso a al electricidad a millones de habitantes.
Por otra parte, se ha empezado a especular con el supuesto interés ruso en adquirir drones kamikazes «Arash», con 1.700 kilómetros de alcance -algo inferior al Shaheed-136-, pero con una cabeza de guerra más potente, el punto débil del anterior. Es interesante, pues Rusia está tratando de adaptarse a las nuevas formas de lucha y a la guerra de salvas acudiendo a Irán, pero también poniendo en servicio soluciones propias, como los drones merodeadores «Lancet», que estarían dando buen resultado. Respecto a los «Arash», saldremos pronto de dudas, pues Irán continúa enviando material militar a Rusia, a pesar de que oficialmente su política es la de no enviar armas a ninguna de las partes en conflicto en esta guerra, como ha afirmado el jefe de la diplomacia iraní ante el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, hace unas horas.
Del lado ucraniano, desde Kiev confían en la llegada de sistemas antiaéreos para hacer frente a la amenaza de los drones de largo alcance y los misiles de crucero, objetivos por definición lentos y que vuelan a baja altura, por lo que deberían ser fácilmente derribados incluso por sistemas tan antiguos como los Hawk que enviará España. Claro está, la relación entre el coste de los misiles antiaéreos y el de los drones a derribar no es la más favorable a Ucrania, pero al menos permitirá proteger algunas zonas sensibles. Además, hoy han recibido, como era de esperar, buenas noticias por parte de SpaceX y Elon Musk, pues el multimillonario ha cambiado de opinión y seguirá proporcionando acceso a la red Starlink a Ucrania. Se desconoce el trasfondo de la decisión, pero seguro que las llamadas del Departamento de Defensa de las que hablamos ayer, han tenido mucho que ver.
Cambiando de tercio, y antes de pasar al análisis de los movimientos militares, cabe señalar que Igor Girkin «Strelkov», se ha presentado voluntario y tomará parte en la guerra de Ucrania. Se desconoce el trasfondo de la situación, aunque podría tener que ver con las presiones y amenazas a algunos conocidos propagandistas y periodistas rusos, muchos de ellos del ala más dura, por parte del Gobierno ruso. En el caso de Girkin no será ni mucho menos su primera guerra, pues además de su participación en la guerra de Bosnia y en Chechenia, fue el máximo responsable de la toma de Sloviansk en 2014 y uno de los responsables del derribo del avión de las línea aéreas malayas.
Respecto al campo de batalla, ha sido un día relativamente tranquilo. Al norte, en la zona de Svatove, los ucranianos habrían rechazado dos intentos rusos de llegar a la zona de Nevs’ke, Terny y Novosadove mientras continúan tratando de cruzar la P66 y la P07 tanto hacia Svatove como en dirección a Nyzhnua Duvanka al norte y a Miluvatka al sur. En Lysychansk, curiosamente, en las últimas horas se ha podido ver a efectivos de Wagner cavando trincheras, lo que dice mucho sobre las previsiones del Estado Mayor ruso acerca de posibles combates en la ciudad en las próximas semanas y meses. Por otra parte, los ucranianos habrían seguido atacando Bélgorod, tanto depósitos de combustible, como centros de movilización de reservistas, en un ataque en el que habrían fallecido al menos 11 militares rusos.
En la zona de Bakhmut, la situación sigue igual que en días anterior, con las tropas rusas presionando en toda la anchura del frente. Así, desde la zona de Spirne e Ivano Darivka al norte, desde Berestove hacia Vyimka, desde Vasylivka hacia Vesele, así como hacia Yakolivka, Soledar y Bakhmuts’ke, la propia Bakhmut –sobre la que Rusia habría empleado municiones incendiarias– y también hacia Opytne se han lanzado ataques. Con todo, el frente sigue prácticamente estático. De hecho, si hacemos cálculos, en más de 230 días de guerra Rusia apenas ha logrado avanzar poco más de 60 kilómetros en esta zona de Ucrania, lo que nos dejaría una media de 230 metros al día. Avances de los cuales la mayoría se produjeron en periodos muy concretos y que parece difícil que puedan reeditar a corto plazo.
Algo similar ocurre en Donetsk. Allí los intentos rusos y milicianos se han producido en dirección a Krasnohorivka, al norte, a Permovais’ke y Nevels’ke y también hacia Mariínka y Novomykhailivka, ya al sur, en todos los casos sin cambios.
Respecto al sur, allí Ucrania habría reanudado su ofensiva en el este de la parte de Jersón al norte del río Dniéper. Tras varios días de bombardeos sobre la línea Mylove-Borozens’ke, en las últimas horas se habrían lanzado de nuevo al ataque en dirección a Sukhanove, Chervonyi Yar y Novokairy. Se habla de choques entre carros de combate y de enfrentamientos intensos, pero lo cierto es que por el momento no hay información confiable, más allá de la constatación de un aumento en los bombardeos, como recoge FIRMS (mapa sobre estas líneas) y de testimonios de unidades sobre el terreno.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
A nivel institucional y diplomático lo cierto es que la actividad ha ido disminuyendo considerablemente los fines de semana desde que comenzó la invasión. De hecho, hoy ha sido prácticamente nula. También es cierto que tras una semana de reuniones de alto nivel suele venir la calma que, a su vez, anticipa el ajetreo que previsiblemente llegará en los próximos días.
Por ejemplo, la Comisión Europea presentará la semana que viene el paquete detallado de medidas energéticas que deberán aplicar los Estados miembros -una vez lo aprueben sus líderes- para reducir el consumo de electricidad, entre otras cuestiones. Asimismo, el lunes se reunirán los ministros de Exteriores y se espera que den luz verde a la misión de entrenamiento de 5.000 militares ucranianos en el territorio de la UE. A esto se añade que estamos a la espera de la aprobación del siguiente tramo de ayuda militar a través del Fondo Europeo de Ayuda a la Paz y de la Cumbre ahora sí formal del Consejo Europeo los días 20 y 21.
Por supuesto, como cada día, ha habido declaraciones llamativas en redes sociales como las que vienen siendo costumbre del asesor de la presidencia ucraniana, Mikhailo Podolyak que comentaba hoy:
“Rusia puede, debe y tiene que perder. Y perderá…Recomiendo a los socios que eventualmente acepten este axioma. Esto acelerará y facilitará dramáticamente todos los procesos necesarios”.
Desde Washington ya se ha confirmado el último paquete de ayuda militar por un importe de 725 millones de dólares que tendría como fin el de satisfacer las necesidades críticas de seguridad y defensa de Ucrania. El secretario de Estado, Antony Blinken, ha sido el encargado de hacer el anuncio y subrayaba que “las capacidades que ofrecemos están cuidadosamente calibradas para marcar la mayor diferencia en el campo de batalla de Ucrania”. En particular, el envío incluirá:
En total, Estados Unidos ha comprometido aproximadamente 17.600 millones de dólares desde que comenzó la invasión el 24 de febrero. Si bien, como hemos señalado en anteriores ocasiones esta ayuda es mucho mayor si se tiene en cuenta que EE. UU. lleva brindando asistencia de seguridad desde 2014 por lo que, en total, ascendería a 20.300 millones de dólares.
Por su parte, el presidente Zelenski ha acogido con beneplácito el anuncio señalando que es un regalo maravilloso para Ucrania con ocasión del Día de los Defensores que se celebró ayer.
Continuando con la ayuda, Arabia Saudí ha anunciado que enviará asistencia humanitaria a Ucrania por valor de 400 millones de dólares. Asimismo el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, en su llamada de ayer con el presidente Zelenski le reafirmó la disposición del Arabia Saudí para continuar con los esfuerzos de mediación y apoyar todo lo que contribuya a la desescalada. De manera complementaria, han acordado “interactuar en la liberación de prisioneros de guerra ucranianos”. Recordemos que Arabia Saudí ya medió en la liberación de 10 prisioneros de guerra extranjeros el pasado septiembre.
Relacionado con la ayuda militar, el ministro de Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, ha enfatizado “que la República Islámica de Irán no ha suministrado ni suministrará ningún arma para ser usada en la guerra de Ucrania”, dado que creen que “el hecho de armar a cada parte de la crisis prolongará la guerra”. Del mismo modo, en una conversación mantenida ayer con el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, Amir-Abdollahian le reiteró la posición oficial de neutralidad de su país ante el conflicto:
“Cooperamos con Rusia en materia de Defensa, pero nuestra política en cuanto a la guerra de Ucrania consiste en no enviar armas a las partes en conflicto, en detener la guerra y poner fin al desplazamiento de personas”.
Esta llamada habría llegado en un momento en el que la UE ha puesto sobre la mesa la imposición de sanciones a Irán precisamente por el envío de drones Shahed-136. De hecho, como comentamos ayer, esta será otra de las cuestiones que abordarán el próximo lunes los ministro de Exteriores de los 27.
Cambiando de tercio y a modo de seguimiento de la cuestión, por el momento no ha trascendido que ningún otro país vaya a declarar a Rusia como estado patrocinador del terrorismo más allá de los casos que ya conocemos, el de Lituania, Letonia y Estonia. No obstante lo anterior, por ejemplo la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE por sus siglas en inglés) sí ha adoptado una resolución en la que se califica a Rusia como tal. Al comunicar esta noticia, el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal afirmaba que “es imposible negociar con este régimen, creerles”. Esto último ha sido una constante desde que ambas partes estaban negociando sobre todo a nivel técnico pues al fin y al cabo las negociaciones se basan en la confianza mutua.
Por último y sobre la cuestión energética, de un lado, podemos comentar que Ucrania ha logrado reestablecer el suministro eléctrico en casi 4.000 asentamientos y para millones de consumidores. Así, Shmyhal señala que la red eléctrica está funcionando con normalidad y que no han pedido ninguna ayuda de emergencia a los países vecinos europeos, subrayando que no experimentan una escasez de capacidades. Sin embargo, se muestra franco al comunicar que no embellecen la verdad y que el próximo invierno será un desafío, alentando a la población a prepararse cuidadosamente a través del almacenamiento de artículos básicos como ropa de abrigo, velas, linternas, etc.
De otro, las autoridades de Suecia aseveran que ya no hay fugas visibles en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en el Mar Báltico.
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