Los acontecimientos se han acelerado en las últimas horas en Ucrania, especialmente en el área operacional de Jersón. La superioridad local conseguida por Ucrania al noreste de Járkov ha permitido avanzar decenas de kilómetros en apenas 24 horas en toda la anchura del frente, recuperando incluso la localidad de Davydiv Brid, que llevaba meses disputada. El Ejército ruso, carente de medios, municiones y cobertura artillera y aérea se ha replegado a una nueva línea, sin que esté por el momento claro cómo puede evolucionar la situación, mientras Ucrania continúa atacando con los HIMARS los dos únicos pasos posibles sobre el Dniéper.
Si a lo largo del día de ayer las Fuerzas Armadas ucranianas ya habían logrado dar un importante zarpazo al Ejército ruso en diferentes puntos del país, hoy se ha confirmado la gravedad de la situación en la zona de Jersón que ocupa la parte norte del río Dniéper. Los rumores, desde hacía horas, apuntaban a la llegada de las tropas ucranianas a las inmediaciones de la localidad de Dudchany, como explicamos en el informe de ayer. No obstante, faltaban las imágenes que lo confirmasen, y estas han ido llegando en cascada a lo largo del día, desvelando avances mucho más profundos y sólidos de lo que se podía pensar a priori.
El día comenzaba, una vez más, con rumores en canales y cuentas prorrusos relativos a una retirada o reagrupamiento del Ejército ruso en Mylonove, una localidad al suroeste de Dudchany. También con referencias a una acumulación de tropas ucranianas en Zaporiyia para un futuro ataque sobre Melitópol, que desde luego, todavía no se ha iniciado, aunque sí que se atacó el área de Tokmak con artillería durante la noche, lo que podría indicar una intención ucraniana de atacar en el futuro en este eje, al ser una acción preparatoria, o bien ser una distracción.
Mientras tanto, llegaban noticias del norte, de Járkov, en donde las AFU recuperaban la población de Bohuslavka, además de la de Andriivka. En la práctica, estos últimos avances en Járkov significan que las tropas ucranianas que han ascendido por la ribera oriental del Oskil y las que han descendido desde Kupiansk han enlazado ya y pueden dirigirse hacia Svatove con cierta seguridad. Es decir, que han logrado unir las tres cabezas de puente en la zona llegando además a la altura de la P-66. Respecto a Svatove, tal y como se rumoreaba, parece que está siendo evacuada, con lo que es posible que el Ejército ruso se retira a las alturas al este de la misma, abandonando el valle.
Las noticias más impactantes, en cualquier caso, llegarían del sur, aunque toca recapitular brevemente. Primero saltaba la noticia de la toma de Shevchenkika, población situada algo hacia el interior, que creíamos servía para proteger un avance ucraniano por la carretera T0403. Sin embargo, no ha sido así. El avance ucraniano lejos de seguir una única línea, ha sido en tres o cuatro ejes, en dirección noreste-suroeste y ha barrido todo el dispositivo defensivo ruso en la zona. Además, atacaban también desde el norte, retomando Davydiv Brid y ampliando de paso la cabeza de puente sobre el río Inhulets.
Desde fuentes prorrusas se quejaban de que los ucranianos habrían empleado vehículos con marcas «Z»y «V» como las empleadas por el Ejército ruso, así como tácticas de decepción, para adentrarse tras las líneas rusas creando el pánico, lo que a la postre costaría la retirada. Es posible que en parte haya sido así, pero es mucho más factible que las tropas rusas, superadas y sin las necesarias coberturas aéreas y artilleras (dada la falta de suministros), se hayan visto desbordadas y hayan emprendido la huída, pues apenas hay testimonio de combates.
Esto último es significativo, ya que en otras zonas de Jersón los combates -y las bajas, incluidas las ucranianas- han sido cuantiosas. Aquí, sin embargo, las tropas rusas parecen haber abandonado una vez más gran cantidad de material, incluyendo al menos una docena de vetustos T-62, dejando sus posiciones con cierta prisa ante lo que se venía encima. Así las cosas, el avance ucraniano ha sido fulgurante, lo que habla también de la escasa resistencia de unas tropas rusas que posiblemente se hayan replegado a una línea entre Borozhenke y Mylove. De esta forma, y en el plazo de unas pocas horas han llegado documentos que probaban la presencia ucraniana en Velyka Oleksandrivka, Novopetrivka, Starolsiya, Petropavlivka o en la propia Dudchany, entre otros. El avance, sin embargo, era más extenso, tal y como se puede apreciar en la siguiente imagen.
Las dudas ahora son acerca de lo que pueda ocurrir en los próximos días. Las tropas rusas al este del Inhulets tratarán de hacerse fuertes alrededor de Nova Kakhovka en previsión de un hipotético repliegue al sur del Dniéper. Por lo que se ha visto, las defensas finalmente no tenían densidad suficiente y han perdido parte de su material, con lo que es posible que estén en una situación precaria. Por supuesto, en los canales prorrusos se fantasea con la idea de que es un repliegue premeditado, previo al lanzamiento de un arma nuclear. También con un futuro ataque ruso en profundidad desde Járkov o incluso Sumy que trate de cortar en dos Ucrania, logrando lo que no consiguieron al inicio de la invasión.
Sin embargo, la cruda realidad para los uniformados rusos al norte del Dniéper es que están cada vez más aislados y que su Ejército y su Fuerza Aérea no pueden proporcionarles los medios necesarios para aguantar de forma indefinida. De hecho, el propio Ejército ruso está en franca descomposición y necesitará cuando la guerra termine, incluso aunque terminase con una victoria, de una profunda revisión doctrinal, orgánica y en cuanto a material. Además, los últimos ataques ucranianos han vuelto a alcanzar Nova Kakhovka y el puente Antonovsky. Este último, según algunos canales rusos, habría quedado completamente destruido, lo que interpretamos como que una de las secciones habría terminado por derrumbarse, aunque todavía no hemos visto pruebas de ello.
Respecto a la zona al oeste del Inhulets, por el momento allí las tropas rusas están aguantando con entereza, aunque es de suponer que el colapso sea inevitable si los suministros no llegan. La evacuación podría ser un infierno, lo mismo que una situación de combate urbano a ultranza, si las tropas rusas se ven obligadas de aquí a un tiempo a resistir en una ciudad convertida en ratonera.
Por supuesto, todo lo anterior no es lo único ocurrido en Ucrania durante la jornada. En Bakhmut las tropas rusas y aliadas han proseguido con sus ataques hacia Ivano-Dariv’ka, hacia Vyimka, Bakhmuts’ke, Pokrov’ske, Zaitseve, Ozarianivka o hacia la otra Zaitseve, en este caso cercana a Gorlóvka. Un esfuerzo vano del que ya no se entiende la razón, vista la necesidad que tiene Rusia de reforzar o bien Járkov, o bien Jersón. Lo mismo es aplicable a Donetsk, en donde continúan desgastándose en dirección a Permovais’ke o a Novomykhailivka sin que se entienda bien las razones.
Hablando de desgaste, hoy se ha confirmado visualmente la que sería la pérdida con la que Ucrania hace el centenar de aparatos aéreos de todo tipo, incluyendo aviones de ala fija y rotatoria, así como drones. Además, en el caso ruso, son ya al menos 1.250 los carros de combate perdidos en lo que va de guerra, es decir, más del 50% de los que tenían en servicio (no en reserva) antes del inicio de la invasión. Por supuesto, salvo para los más recalcitrantes, está claro que Rusia ha perdido en estos meses no solo carros T-72 de las variantes más antiguas, sino muchos carros de primera línea, sufriendo un desgaste terrible que a la postre ha llevado, junto con las pérdidas humanas, a la situación actual.
Por otra parte, y aunque excede a la guerra, queremos hacer hincapié en que algunas de las noticias publicadas por los medios sensacionalistas españoles necesitados de clickbait hablando sobre un supuesto «arma del fin del mundo» y similares, en referencia al torpedo nuclear «Poseidón» ruso, deben tomarse con mucha cautela o directamente escepticismo. Dejamos en este enlace un artículo en abierto y en profundidad en el que se explica con detalle cómo el Poseidón/Status-6/Kanyon es un sistema en desarrollo y que genera muchas dudas, pues algunos de los requisitos técnicos son imposibles de superar a día de hoy. También dejamos este otro sobre el submarino nodriza «Bélgorod», una plataforma también en pruebas.
En efecto, el «Poseidón» es un arma de tercer ataque, cuyo uso no tendría sentido en el actual contexto de guerra en Ucrania. El uso de armas nucleares tácticas, como hemos explicado en alguna ocasión, por el contrario, sí es cada vez más probable y lo seguirá siendo si el Ejército ruso no es capaz de enderezar la situación en los próximos meses. En ese caso, es factible que se sigan los pasos que hemos ido plasmando en estos informes y que también explicamos aquí. También es importante entender que el uso de armas nucleares, incluso un intercambio nuclear, no implica automáticamente el uso de armas estratégicas, ni represalias a gran escala ni, por supuesto, el fin del mundo. Sucede que estamos en una época de transición en la que algunos viejos supuestos han quedado en entredicho y en el que las armas nucleares lejos de utilizarse para la disuasión defensiva, se emplearán cada vez más para la disuasión ofensiva, como sería el caso ruso. Es decir, para evitar que nadie interfiera en los planes -en este caso de Putin- de anexionarse una parte sustancial de otro Estado, lanzar un ataque o lo que se tercie. En cualquier caso, por el momento no parece haber indicios de preparación en este sentido.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
A nivel institucional y diplomático la llamada del día ha sido la del presidente ucraniano, Volodímir y su homólogo estadounidense, Joe Biden, quien le ha comunicado que Washington destinará 625 millones de dólares adicionales ayuda militar a Kiev.
En particular, este paquete incluiría:
En resumen, desde que comenzase la invasión el pasado 24 de febrero, EE. UU. ha comprometido más de 16.800 millones de dólares en asistencia de seguridad a Ucrania.
Ha sido también el Tesoro de Estados Unidos quien ha señalado que las sanciones del G7 atacarán al petróleo y productos rusos en tres fases intentando limitar el daño económico no deseado. En primer lugar, las sanciones del G7 y la UE cuya entrada en vigor se prevé el próximo 5 de diciembre se centrarán en el crudo, en una segunda fase estarán destinadas al diésel y en una última etapa tendrán como destinatario otros productos derivados del petróleo.
Asimismo, esta semana en la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Praga se espera que los líderes discutan, entre otras cuestiones, sobre la limitación de los precios del petróleo ruso.
No obstante, cabe destacar novedades respecto de la ayuda financiera. De un lado, Ucrania recibirá 529,9 millones de dólares adicionales por parte del Banco Mundial para cubrir necesidades urgentes y ayudar a preservar la eficacia y estabilidad del sistema de administración público ucraniano. Este préstamo estaría avalado por el Reino Unido y Dinamarca contando un periodo de reembolso de 19 años y 5 años de gracia, y una tasa de interés del 0,25% anual. Con esta medida se tratará de hacer frente al pago de salarios, apoyo a las familias de bajos ingresos, niños con discapacidad, desplazados internos, servicios médicos y, por supuesto, pago de pensiones, entre otros; una cuestión en la que se ha venido insistiendo en reiteradas ocasiones por el gobierno ucraniano.
De otro, ya se ha completado la firma del Memorando de Entendimiento (MoU) y el Acuerdo de Préstamo entre Ucrania y la UE para que Kiev pueda recibir la ayuda macrofinanciera excepcional por importe de 5.000 millones de euros. Pese a que este octavo programa de asistencia se propusiera en septiembre, no será hasta la mitad del mes de octubre cuando finalmente podrán recibir la primera parte de este préstamo. Las dos partes restantes se espera que se entreguen como tarde a finales de este año 2022.
Por otro lado, Zelenski ha conversado con el primer ministro de India, Narendra Modi, sobre la importancia de fortalecer la asociación entre ambos países en el contexto de la agresión rusa, así como de la celebración de los referéndums en las cuatro regiones ucranianas que posteriormente Rusia se ha anexado, de la cuestión alimentaria y también energética sobre la que hablaremos posteriormente.
Asimismo, el propio líder ucraniano le ha traslado a Modi que “en tales condiciones, Ucrania no llevará a cabo ninguna negociación con el actual presidente de la Federación Rusa” y ha señalado que Ucrania “siempre ha estado comprometida con un arreglo pacífico a través del diálogo”. En este sentido, Zelenski subraya que están listos para trabajar con sus socios en la “fórmula de paz” que expuso ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Esto último ya lo avanzamos ayer, pero lo interesante es resaltar que ha sido puesto por escrito en una decisión del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania con el objetivo de “reconocer la imposibilidad de mantener negociaciones con el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin”.
En lo que concierne a la energía, las autoridades ucranianas están sopesando reiniciar la planta nuclear de Zaporiyia a fin de poder preservar su seguridad tras haber tenido que cerrar el último de los seis reactores el pasado 11 de septiembre ante los temores de un desastre por emisión de radiación. De otro lado, se ha confirmado que el director de la central nuclear, Ihor Murashov, ha sido puesto en libertad y ha regresado sano y salvo con su familia.
Por último, la misión de Rusia ante Naciones Unidas en Ginebra ha promovido la “Declaración conjunta sobre la rusofobia” en el debate durante el 51º periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos que ha sido suscrita además por Bielorrusia, Bolivia, Porcelana, Etiopía, Irán, Corea del Norte, Birmania, Nicaragua, Siria y Venezuela.
En dicho documento se destaca la preocupación “por la escala y profundidad sin precedentes de la discriminación desatada” contra los rusos y las personas de habla rusa en los últimos meses citando casos de acoso, agresión física y verbal, o daños a la propiedad. En particular, subrayan que “al más alto nivel político hay llamamientos a excluir la cultura rusa del patrimonio mundial” o, lo que es lo mismo, introduciendo la “cultura de la cancelación”. Asimismo, ponen de manifiesto que la imposición de restricciones de expedición de visados a ciudadanos rusos atenta contra las obligaciones de tales estados en virtud del derecho internacional y consideran que podría “constituir un castigo colectivo”.
La Declaración finaliza con un llamamiento a los gobiernos para que se detenga de inmediato la “histeria rusofóbica” y vuelvan a cumplir de manera responsable con sus compromisos de derechos humanos en la esfera de la lucha contra la discriminación.
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