Guerra de Ucrania – Día 4

La cuarta jornada de combates de la guerra de Ucrania ha venido marcada por cuatro hechos relacionados: 1) el revés sufrido por los rusos en Járkov, tras intentar otra arriesgada operación durante la noche y la madrugada; 2) el «signalling» ruso, con el anuncio por parte de Putin de que las Fuerzas de Disuasión entraban en estado de alerta; 3) el inicio de conversaciones entre Rusia y Ucrania para una posible paz y; 4) el convencimiento de que, tras las graves pérdidas sufridas, la única opción rusa pasa por avanzar más despacio, haciendo un uso intensivo de la artillería, con la consiguiente destrucción y pérdida de vidas si esto llega a pasar.

A primera hora de la mañana despertábamos con imágenes de tropas rusas avanzando por el interior de Járkov y demostrando una notable tranquilidad. Pelotones de blindados Tigr-M y camiones, con la infantería a pie acompañándolos, daban la falsa impresión de que el control de la ciudad era un hecho. Error. Esta nueva aventura rusa terminó en un descalabro monumental, con varios vehículos atacados y un buen número de soldados muertos y capturados, tras dispersarse como buenamente pudieron. Como contestación, el fuego de MLRS no se hizo esperar. La impresión, más allá de que la estrategia seguida por los rusos en sus intentos de infligir el menor daño posible no era la adecuada una vez fracasado el intento inicial de hacer caer al Gobierno ucraniano, es que tampoco a nivel táctico los cuadros medios están a la altura. Ni los soldados individualmente parecen estar lo suficientemente entrenados para este tipo de escenarios. Siendo justos, es todavía demasiado pronto para saber si lo que está ocurriendo es un fallo de estrategia, un fallo de ejecución o, lo que es más probable, la suma de ambos. El análisis será apasionante, aunque preferiríamos no tener que hacerlo.

Por otra parte, seguimos sorprendiéndonos por la incapacidad rusa para controlar por completo el espacio aéreo ucraniano. Hoy se ha reportado un ataque con un drone de diseño turco TB-2 sobre una concentración de vehículos y soldados rusos, cuando durante años han ganado experiencia contra estos drones en Libia o Siria, es difícil de entender. Sospechamos que la cantidad de datos ISR proporcionados por los países occidentales tienen mucho que ver en las constantes emboscadas y ataques sufridos por los rusos. No obstante, es más difícil demostrarlo que decirlo, aunque los vuelos de drones y otros aparatos continúan y los satélites sin duda hacen su trabajo.

Sea como fuere, el número de bajas ruso sigue creciendo, aunque es posible que nos estemos llevando una impresión distorsionada del volumen real de muertos. Estamos hablando, según el Ministerio de Defensa ucraniano (con buenos motivos para hinchar las cifras), de alrededor de 4.500 fallecidos. Si atendemos a los cálculos sobre unidades movilizadas previos a la guerra (sin contar los chechenos que hayan podido llegar, o los proxies de Donetsk y Lugansk), se llegó a hablar de hasta 150.000 uniformados rusos prestos para invadir Ucrania. Incluso aunque la cifra de bajas dada por Ucrania fuese real, el porcentaje de muertos, vista la intensidad de los combates, no es tan abrumadora como pudiera parecer (curiosamente no se informa sobre el número de heridos, que en principio siempre excede al de muertos). Estamos hablando además de una movilización de miles de vehículos de todo tipo, de los que solo hemos visto unas docenas destruidos, por espectaculares que sean las imágenes. Aun así, la mala impresión general que están dando los rusos y su pobre desempeño son una realidad. Mientras tanto, los heridos de los que no se habla siguen llegando a Gomel, en Bielorrusia. Del lado ucraniano, cero datos, más allá de alguna información esporádica sobre civiles muertos. No nos engañemos, es muy posible que se estén llevando la peor parte. Sucede que a ellos no les interesa difundirlo, para que no decaiga la moral y a los rusos tampoco, para no parecer todavía más criminales, ni exacerbar el nacionalismo ucraniano, al que llevan cuatro días alimentando con los mejores argumentos.

En el plano internacional, tampoco van bien las cosas para Vladímir Putin. La noticia más sorprendente del día, es el giro radical del Gobierno alemán, cuyo Canciller, Scholz, anunciaba un fondo especial de 100.000 millones de euros destinado a revitalizar y renovar sus Fuerzas Armadas y comprometerse a cumplir con el 2% anual de inversión en defensa que recomienda la OTAN. Las cifras no son baladíes. Alemania pasaría en breve a ser, con un gasto anual de 76.000 millones de euros, el tercer país del mundo por gasto en defensa, solo por detrás de Estados Unidos y China y superando a Rusia o India. Además, países como Suecia o Dinamarca van a enviar material de defensa y armamento a Ucrania. Incluso España ha anunciado el envío de material, aunque no armas, en los próximos días.

Las sanciones de la Unión Europea están siendo más contundentes de lo esperado. Lo que es más alentador: las decisiones se están tomando a una velocidad inusitada para lo que acostumbra la pesada burocracia bruselense. La expulsión de los bancos rusos del sistema de intercambio bancario SWIFT, el cierre del espacio aéreo europeo a los vuelos comerciales rusos o la prohibición de operar para los medios de (des)información rusos, son medidas importantes. Pero hay más, y es que por primera vez se va a utilizar el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (Peace Facility) para adquirir armamento que se enviará a Ucrania.

La situación, en resumen, sigue sin ser halagüeña. Putin está atrapado en una situación en la que solo puede huir hacia adelante (salvo que el Patriarca Cirilo pueda obrar algún milagro), escalando en la guerra convencional mediante el uso de medios más y más destructivos que sean capaces de compensar la incapacidad de sus oficiales. De ahí el anuncio de la puesta en alerta de sus Fuerzas Estratégicas o fuerzas de disuasión, que no son solo nucleares, sino también convencionales, en un claro aviso a navegantes. Recordemos que la doctrina rusa no considera las armas nucleares como una herramienta exclusivamente de represalia, sino que son un medio más a emplear en un claro esquema de escalada. No queremos con esto decir que vaya a emplear armas estratégicas convencionales y posteriormente nucleares, no hay por qué llegar ahí. Simplemente está enviando el mensaje de que los puntos marcados en su discurso, que ya hemos compartido en días anteriores, son vitales para Rusia y que hará lo que sea necesario para alcanzarlos, no permitiendo ninguna injerencia de terceros. El peligro está en la potencial espiral escalatoria. Mientras tanto, se rumorea (ayer circuló un rumor similar, por lo que habría que poner la noticia en cuarentena ya que hoy ha estado reunido con Putin y con Shoigú) que la guerra de Ucrania ya se ha cobrado su primera baja en la cúpula militar rusa. Ni más ni menos que Valery Guerásimov, el general que en realidad nunca creó una doctrina.

Con estos mimbres, se ha llegado por mediación al parecer del Presidente Bielorruso, Lukashenko, a fijar una reunión cerca del río Pripyat en el que la delegación ucraniana y la rusa intentarán buscar un acuerdo de mínimos que permita al menos una tregua. No parece que tenga demasiadas posibilidades de prosperar, toda vez que el propio Zelensky ha dicho que no confía en ello, pero que hay que intentarlo. Además, tiene motivos para recelar, pues cualquier pausa podría dar tiempo a Rusia para replantear su estrategia, movilizar tropas de refresco, situar unidades pesadas alrededor de los puntos de mayor resistencia, etc.

Una vez analizado el cuadro general, pasamos como cada día al terreno militar, repasando lo ocurrido por frentes, como en otras ocasiones:

  • Norte: La situación en Kiev está estancada. Se han reportado combates en el interior de la ciudad y en distintas poblaciones de los alrededores, incluyendo la voladura de un puente entre Bucha e Irpin. En cualquier caso, el asedio ruso sigue consolidándose y más y más unidades intentan seguir completando el cerco de la ciudad. Veremos si la destitución de Guerásimov y siempre que las conversaciones fracasen, no nos sitúan en el peor de los escenarios, un Grozni 3.0 que nadie desea. Más allá de la capital, en el área de Chernigov siguen produciéndose combates, aunque no parecen de la misma intensidad que en días anteriores y hay un constante movimiento por parte rusa. No obstante, la ciudad aguanta.
  • Noreste: La batalla de Kharkov pasará a la historia de la incompetencia militar. Entrar en una ciudad que no se controla y que está llena de enemigos posiblemente armados con Javelin y NLAW es demencial. Máxime si lo haces con infantería ligera y blindados como los Tigr-M. El resultado, pese al castigo sufrido por la ciudad en días anteriores y a lo largo de la noche a manos de la artillería y la aviación rusas, era de esperar. Finalmente se consumó en un desastre, en el que al menos dos de las columnas rusas fueron emboscadas en el centro de la ciudad y una tercera hubo de retirarse como pudo. En Sumy, aunque se veía patrullar a los rusos por algunas cosas, tampoco parecía que el control de la urbe fuese completo a tenor de las imágenes de combates. Aun así, no todo son fracasos y en localidades como Kupiansk -la tercera en importancia de la región-, a falta de que la noche pueda deparar sorpresas, el control ruso parece total e incluso se habrían anunciado patrullas conjuntas entre ucranianos y rusos para mantener el orden (por confirmar). Otro detalle curioso: Parece que en Járkov intentaron negociar por su cuenta días atrás con las fuerzas rusas para evitar una masacre.
Esquema de la batalla de Járkov. Fuente – Telegram.
  • Este: Los proxies rusos de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, cariñosamente conocidos ya en Twitter como «Minions» no parecen haber seguido avanzando después de dos jornadas de expandir sus conquistas. Seguramente los ucranianos siguen con su retirada escalonada, por lo que no han trascendido enfrentamientos de importancia, aunque sí se han visto imágenes de vehículos ucranianos, incluyendo carros de combate T-64BV, completamente destruidos, seguramente ayer.
Un mapa curioso que nos han hecho llegar y que, aunque lleva el emblema oficial de la empresa ferroviaria ucraniana, no hemos podido cotejar. En él se muestran las estaciones de tren en servicio (o más bien bajo control) de la empresa. Es muy ilustrativo, al menos en algunas partes del país.
  • Sur: Un día más, el frente sur sigue siendo el más favorable a los rusos, que han seguido consolidando el cerco a Mariupol (las últimas informaciones son de combates muy intensos), golpeando Nikolayev y también Ochakov, en el caso de las localidades al este de Jérson. Allí también se ha seguido luchando, pero los rusos siguen sin mostrar ninguna voluntad de tomar la ciudad al asalto, por lo que se conforman con proteger sus vías de comunicación en dirección al resto de objetivos. A estas horas se está disparando desde el sur del Dniéper, en concreto desde la localidad de Novaya Kakhovka hacia el norte, al poblado de Kozats’ke, al otro lado de la presa. Si logran imponerse, tendrían una nueva ruta por la que llegar hasta Nikolayev y por la que reforzar el cerco de Jérson o bien avanzar hacia localidades como Krivói. Al este, se ha tomado definitivamente Berdyansk, en donde se ha visto a los rusos incluso demasiado relajados y los combates en Mariupol continúan, según algunos reportes, a la desesperada. La curiosidad del día, aunque ya casi no sorprende, ha sido el aviso de un supuesto desembarco anfibio ruso en esta ciudad (y van cuatro) que, por supuesto, nadie ha logrado confirmar.
Disparo de MLRS desde Novaya Kakhovka

En resumen, el cuarto día de enfrentamientos ha sido de relativo estancamiento, seguramente condicionado por las negociaciones, de las que nada sabemos todavía. En las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad se reune de forma extraordinaria para tratar la guerra de Ucrania, sin que se prevea nada que Rusia o pueda vetar.

Mientras se resuelven las negociaciones, el problema sigue siendo el mismo de ayer. Los rusos tienen enormes ventajas y están teniendo éxito en el sur, pero están cometiendo errores básicos y demostrando poca competencia táctica. Hay demasiadas cosas que no se entienden. Sin ir más lejos, la multitud de vídeos e imágenes de convoyes, tanto de unidades de combate como logísticas, con los vehículos a una distancia mínima unos de otros, esperanzo quizá facilitar la labor a los ucranianos. La solución sigue pasando por una estrategia más conservadora, con todo lo que ello supone.


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